Yeshua en el desierto

Si en verdad eres hijo de Dios…
Ataque a la identidad

La estrategia del oponente no ha cambiado. Como hizo con Yeshúa, hoy tú y yo, seguimos siendo probados respecto a nuestra identidad.

Cuando hablamos de la identidad de una persona, no solo nos referimos a su documento de identificación; hablamos de quién es ella. Asociadas a la identidad se hallan cosas como nuestra cultura, que proviene del país donde crecemos, nuestra herencia familiar, nuestras creencias, las experiencias que hemos vivido y la lengua que hablamos,  entre otras cosas.

Yehováh creó al ser humano con la capacidad de desarrollar la diversidad de culturas que conocemos hoy, y estas permanecerán una vez que el Reino del Mesías sea establecido, pues el libro del profeta Zacarías nos dice:

…sucederá que todos los que sobrevivan de las naciones que vinieron contra Jerusalem, subirán de año en año a postrarse ante el Rey, ante Yehováh Sebaot, y a celebrar la solemnidad de los Tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no suban a Jerusalem para postrarse ante el Rey Yehováh Sebaot, no vendrá lluvia sobre ellos. Zacarías 14:16-17

El pasaje claramente nos da a entender que las naciones, con todo lo que a ellas las identifica, seguirán existiendo, pues sus rasgos que han desarrollado no riñen con el Reino del Mesías.

Sin embargo, en el presente como nunca antes, la identidad tanto nacional como personal se encuentran siendo cuestionadas, despreciadas, y atacadas en general por los múltiples movimientos que están en desarrollo: diversidad, inclusión, globalismo, agenda climática, etc.

También la familia está bajo ataque como nunca antes; y con estrategias como la eliminación de las diferencias de género, el feminismo, la redefinición de la sexualidad y mucha otras cosas se busca su desintegración. También se quieren eliminar las fronteras de los países, para poder establecer un documento de identidad universal; y ya estamos en camino a unificar la economía y a tener una moneda única. 

De la misma manera hay un gran esfuerzo por agrupar a todas las religiones bajo una sola, con la premisa de que: es más lo que nos une que lo que no separa. Y finalmente, en aras de la salud y la seguridad, se quieren establecer múltiples formas de control de la población, incluyendo la unificación de la dieta, los medios de transporte, las cosas que podríamos adquirir y en general los bienes de consumo, con la disculpa de “proteger el planeta del calentamiento global”!

De manera que mientras Yehováh está despertando un pueblo a su verdadera identidad, el mundo y el sistema están forzándolo a perder tal identidad.

Yehováh ha iniciado lo que pareciera ser la ejecución de la última fase de su plan eterno con miras al establecimiento del Reino del Mesías, el cual no tendrá fin. Pero tal empresa no será fácil y nosotros que hemos sido llamados a formar parte del pueblo de Israel, a pesar de estar en la dispersión y contra toda posibilidad, hemos sido despertados a nuestra verdadera identidad.

Por todas estas amenazas, se requiere de nosotros una toma de conciencia activa para mantenernos alerta y no dejarnos arrebatar lo que hemos recibido: nuestra herencia. 

El ataque frontal del Satán a Yeshúa, tuvo que ver con su identidad: Si eres hijo de Dios… di que estas piedras se conviertan en pan. Ya que eres hijo de Dios, échate abajo! El Satán sabía muy bien que si lograba hacer dudar a Yeshúa de su identidad todo estaba ganado.

Y su estrategia no ha cambiado. Hoy tú y yo, seguimos siendo probados respecto a nuestra identidad. O acaso, cuando llegan las dificultades, no vienen a nuestras cabeza pensamientos como: ¿Será que en realidad he sido aceptado por Dios? ¿Habré perdido mi derecho a estar dentro de la familia de Dios? etc.

Si damos paso a estos pensamientos, estaremos derrumbados. Nuestra seguridad se basa en que entramos en un Pacto con nuestro Padre Yehováh, quien nunca faltará a tal pacto, independiente de nuestros sentimientos o emociones porque Su honor está de por medio. Afirmémonos pues en Sus promesas y cerremos los oídos a tales voces; porque tales amenazas, son precisamente la confirmación de que estamos en lo correcto.

Shalom! 


libre

Éxodo – reclamando nuestra libertad

Los seres humanos tenemos tan corta memoria que después de haber sido liberados, en el espacio de un año caemos nuevamente en los vicios y malos hábitos de los cuales habíamos sido librados.

Por cientos de años en la tradición del judaísmo algunos piensan, incluso desde tiempos del Segundo Templo, que ha existido un formato específico mediante el cual el jefe de familia recuenta los eventos que transcurrieron en tiempos del Éxodo, cuando el pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto. Este formato es llamado seder en hebreo. La palabra seder significa orden.

A pesar de que a muchos les cause tedio (ya que para el visitante desprevenido puede resultar una experiencia más prolongada de lo que pueden aguantar frente a una mesa sin comer), el contenido del material de lectura y las canciones de la Hagadáh tienen una profundidad que crece a medida que el Todopoderoso nos revela más y más año tras año. La palabra Hagadáh significa justamente ‘recuento’, y es el material didáctico/litúrgico que se lee la primera noche de Pésaj en los hogares judíos. Año tras año, una y otra vez, el Eterno desea que meditemos sobre estas cosas y se las enseñemos a nuestros hijos.

En resumen

Si hubiese que consolidar todo ese contenido de la Hagadáh, todos los pasajes citados de Éxodo, Números y Deuteronomio, todas las anécdotas rabínicas de tiempos del Segundo Templo y demás, la conclusión sería que todo ronda en torno a una idea, a una premisa: salir de la esclavitud hacia la libertad.

“Hemos sido esclavos del faraón”. Lo decimos en primera persona. Porque, ¿quién no fue esclavo del faraón? ¿Quién no estuvo bajo el yugo de algo o alguien en su vida? ¿De qué necesitamos ser liberados hoy?

Los seres humanos tenemos tan corta memoria que después de haber sido liberados, en el espacio de un año caemos nuevamente en los vicios y malos hábitos de los cuales habíamos sido librados. ¿Recuerda a los hijos de Israel habiendo salido de Egipto? ¿Cuánto tiempo les tardó hasta que dejaron de valorar la libertad que les fue regalada?

Lamentablemente esa generación pereció en el desierto. Sólo DOS personas entendieron la visión que Yehováh le había dado a Moshé.

¿Tenemos lo que se requiere?

Estas cosas me ponen a pensar… ¿seré yo una de las personas dispuestas a enfrentar el desafío de los 40 años en el desierto? ¿Tendré la determinación, paciencia y perseverancia de sobreponerme a cada obstáculo y de seguir adelante? Pues todavía mayor es la carga y la responsabilidad para los que tenemos una familia entera (y a veces muchos más), que dependen de nosotros como guías y ejemplos.

El camino no es fácil. Y nadie prometió que lo sería. El camino es angosto. Pocos lo encuentran. Pero al final de él hay libertad, vida eterna, fuentes de aguas vivas y todo por lo que vale la pena vivir. ¿Tiene precio todo eso?

Del otro lado está el gran Egipto con sus riquezas, su conocimiento, su cultura sofisticada, su abundancia de comida y de confort. Suena tentador… ¿O por qué crees que la gran mayoría de los judíos no quisieron retornar de Babilonia?

Pero a diferencia de Babilonia, Egipto era un lugar donde claramente el pueblo sufrió el abuso y la opresión de la esclavitud. Y pensar que todo estaba previsto, tal como Yehováh le dijo a Abraham (entonces Abram):

Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá á los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años.

Genesis 15:13

Fue tal el impacto que Yehováh quiso crear sobre el pueblo de Israel, que debieron pasar por la esclavitud para valorar lo que era la libertad, y Quien era su salvador.

Pero a Israel no le molestó ser siempre esclavo. Hubo un punto específico en la historia, en donde el pueblo dice “¡suficiente!” y se causa un punto de inflexión:

Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.

Éxodo 2:23

Tal como los hijos de Israel clamaron a Dios por motivo de su servidumbre, uno debe reconocer cuáles son las cosas en nuestra propia vida, que nos mantienen atrapados y que nos impiden desarrollar nuestro potencial a un 100%. Debemos “clamar” a Dios, reconociendo que necesitamos salvación de esas cosas, y Él escuchará nuestro clamor tal como escuchó a los hijos de Israel. ¿Pero acaso nos traerá un jet privado para llevarnos a la Tierra de Israel en primera clase? Mmmm, no creo. Habrá una larga caminata por delante. Probablemente no nos tardemos solo un día en llegar a donde nos dirigimos, pero no hay dudas de que vale la pena. Este Pésaj, reclamemos nuestra libertad y levantemos nuestra copa, por la redención.

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Parashá Beshalaj – El Cruce del Mar Rojo
Éxodo 13:17 – 17:16

La Parashá Beshalaj narra uno de los episodios más destacados en la historia del pueblo de Israel: la liberación de la esclavitud en Egipto y el milagroso cruce del Mar Rojo.

La narrativa comienza con la descripción del camino que toma el pueblo de Israel al salir de Egipto. En lugar de llevarlos por la ruta más directa a la Tierra Prometida, Yehováh guía a los israelitas hacia el desierto para evitar posibles conflictos con otras naciones. Pronto, el faraón se arrepiente de haber liberado al pueblo y persigue a los israelitas con su ejército. Veamos algunos aspectos importantes de esta parashá que nos dejan una enseñanza valiosa para nuestro diario vivir. 

Parashá Beshalaj

La parashá destaca el canto de triunfo de Moisés y los hijos de Israel, conocido como el “Shirat HaYam” o el Canto del Mar, que celebra la liberación milagrosa. El relato aborda la provisión divina de maná y codornices para alimentar a la nación en el desierto, así como la importancia de guardar el Shabat.

Beshalaj es una parashá rica en enseñanzas sobre la confianza en Yehováh, la gratitud por sus milagros y la importancia de obedecer sus mandamientos. Este relato sigue siendo una fuente de inspiración y reflexión para los hijos de Israel y ofrece lecciones muy valiosas sobre la fe y la redención.