Hamán, un personaje que odia a los judíos, es nombrado primer ministro del imperio Persa. Mordekhay (Mardoqueo), el líder de los judíos, desafía la orden de éste y se niega a postrarse ante él. Hamán se enfurece y convence al rey para que decrete el exterminio de todos los judíos en el día 13 de Adar, que corresponde al último mes del año en el calendario bíblico. Mordekhay y todos los judíos que escuchan el decreto, entran en duelo, ayuno y gran lamento, cubriendo sus cuerpos con vestiduras de luto (tela de costal) y colocando ceniza sobre sus cabezas en señal de tristeza.
Con la finalidad de arruinar el plan, Ester, una judía de nombre Hadasa, quien había llegado a ser reina, tuvo que arriesgar su propia vida acercándose al rey sin invitación – una acción que se castigaba con la muerte. Gracias a su valor, el rey le concedió a Ester su petición. Este acto heroico acto de la reina, hizo posible que el rey diera a los judíos la oportunidad de defenderse de sus enemigos, a la vez que Hamán fue colgado en su propia horca.