Yehováh deseaba encontrar un pueblo que quisiera conocerle, para hacerlo suyo y establecer una relación que mostraría a las naciones restantes de la tierra, el carácter del Dios Todopoderoso, Justo y Verdadero. Todo comenzó con Avraham de cuya descendencia surgen las doce tribus de Israel, a quienes luego de liberarlos de la esclavitud en Egipto, los condujo hasta el Monte Sinai donde les dio la Torá (sus Instrucciones) y luego de haber un pacto con ellos, vino a morar en una tienda en medio de ellos.
De esa manera, el pueblo de Israel se convierte en una nación singular que tiene una relación particular con Yehováh su Creador y Libertador. Este hecho, sería una sombra profética que anunciaba al Mesías quien nacería durante esta celebración en una sucá y de esa forma vendría para habitar en un tabernáculo, un cuerpo similar al nuestro. Una vez cumplida su misión, enviaría al Ruaj Kodesh (Espíritu Santo) para que habitara en aquellos que le reconocerían como el Mesías enviado por Yehováh.
Aún queda una sombra por cumplirse, y esta será una realidad, cuando Yehováh establezca cielos nuevos y tierra nueva y descienda para habitar en la Nueva Jerusalén en medio de Su pueblo, eternamente.