El título de este tema podría corresponder a cualquiera de las parejas existentes, porque cada una constituye una combinación única de un hombre y una mujer únicos, que traen consigo herencias culturales y familiares únicas, cuya formación, carácter, personalidad, físico y demás características los hacen únicos y por tanto la familia que componen también lo será.
Avraham y Sarah son un buen modelo que nos enseña muchas cosas. Una de ellas y quizás la principal, es que la fe no ofrece soluciones rápidas ni fáciles a los problemas que surgirán en nuestro camino.
De Avraham se dice que enfrentó diez pruebas a lo largo de su vida, que fueron demandando un aumento y madurez de su fe, como cuando se afinan las cuerdas de una guitarra, hasta que al final dio el tono esperado por Yehováh.
Las diez pruebas de Abraham
1 – El llamado a salir de su tierra y de su parentela.
2 – El hambre en Canaán, que le obligó a descender a Mitsráyim (Egipto)
3 – El secuestro de Sarah en Mitsráyim
4 – La guerra con los cuatro reyes, para rescatar a su sobrino
5 – La larga espera por un hijo y su relación con Hagar
6 – El Mandamiento de La circuncisión a su edad
7 – El secuestro de Saráh por Abimelej
8 – El exilio de Hagar luego de que Sarah dio a luz a Yitsjak
9 – El exilio de Yismael
10 – El sacrificio de Yitsjak (Isaac)
La vida de Avraham no fue nada fácil y aunque podríamos describir en detalle cada una de las pruebas y lo que significaron para él, solo nos detendremos en aquellas que involucran directamente a Sarah.
Una relación de amor más allá del tiempo
Avram, atraído por la belleza exuberante de Saray, se une a ella y para su sorpresa resulta ser una mujer estéril. En la cultura oriental, esto se considera una señal de maldición; sin embargo Avram no la rechazó ni consiguió otra esposa, lo que hubiera sido lícito por tales circunstancias.
Más tarde al descender a Mitsráyim (Egipto), nos resulta un poco confuso que Avram le diera instrucciones a Saray para que se presentara como su hermana sin revelar que era su esposa, (la palabra “hermano/na era usada para designar otros parentescos como primos, sobrinos, etc), es seguro que él nunca pensó que esto resultaría en el secuestro de ella para ser llevada al harén del faraón.
Avram tuvo que haber pensado algo como: “por qué se me ocurrió tal locura?”, pues ¡más fácil hubiera sido orar o confiar en la protección de Yehováh! Pero su fe había fallado y el mal ya estaba hecho.
Imaginemos su situación: en Canaán, la vida se había vuelto difícil y comenzaban a pasar hambre; entonces Avraham desciende a Mitsrayim solo para perder a su esposa! Las cosas van de mal en peor. Sin embargo, su fe es llevada un peldaño más arriba, lo que suele suceder cuando en lugar de dar paso al resentimiento por los errores que cometemos, los llevamos a nuestro Padre y buscamos Su ayuda.
[Nosotros también] nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, y la paciencia, carácter aprobado, y el carácter aprobado, esperanza, y la esperanza no será avergonzada, porque el amor de Yehováh ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos 5:3-5
Así, sucedió que Yehováh, quien toma el matrimonio seriamente, se reveló a faraón para evitar que Saray cometiera adulterio con él y le instruyó para que la devolviera a su marido. Las cosas terminan bien: Saray retorna sana y salva y su esposo es compensado por el faraón a pesar del error.
Saray siente que es un obstáculo para Avram
Y dijo Saray y a Avram: Mira ahora, Yehováh me ha impedido tener hijos, te ruego que te llegues a mi sierva, quizás los obtenga de ella. Y oyó Abram la voz de Saray.
Bereshit (Génesis) 16.2
En vista de que los años pasaban y nada que Saray queda embarazada. ella de su iniciativa, incita a su esposo a tener relaciones con su sierva Hagar y de allí nace Yismael. Esto no debió ser fácil para ella, pero no estaba pensando en su bienestar solamente, sino en cómo ayudar “a su manera”, a que su esposo cumpliera la misión que le había sido encomendada. A pesar de que la sierva le dio el hijo que esperaba, Avram en ningún momento desplazó a Saray de su corazón, ni permitió tampoco que fuera desplazada de su lugar como señora de la familia.
La prueba del amor de Avram por su esposa, se mantiene aún cuando los años pasan y Saray se hace vieja. Cuando él completa 99 años, y ella 90, Yehováh interviene para cumplir su promesa de darles descendencia.
Entonces les da nuevos nombres para evidenciar el cambio que había sucedido en sus vidas. Avram (padre exhaltado) será llamado a partir de allí: Abraham (padre de multitudes) y Saray (princesa) se llamará: Sarah (mujer noble, reina). Así finalmente, Yehováh abre la matriz de Sarah, quien concibe y da a luz a Yitsjak (Isaac), cuyo nombre significa risa, pues afirma:
’Elohim me ha hecho reír. Todo el que lo oiga, reirá conmigo. Bereshit (Génesis) 21.6
Pasados cerca de 30 años, y luego de pasar la prueba de ofrecer a su hijo Yitsjak en sacrificio, Sarah fallece. Entonces aún en ese momento, Abraham demuestra su amor y respeto por su difunta esposa, pues compra una tumba digna de ella, donde la sepulta conservando un lugar a su lado para él en el futuro.
Esta es la historia de una vida, o mejor dos vidas, que se complementaron, que sufrieron juntos las pruebas que les trajo la vida, y que renunciando a sus propias complacencias, supieron afirmarse mutuamente, perdonándose sus errores, respetándose y acompañándose hasta que la muerte los separó.
Ese es el modelo que nos dejaron nuestros padres en la fe. No fueron perfectos, cometieron errores, pero ante todo fueron fieles a Yehováh y el uno al otro hasta el último día. Quiera Yehováh que podamos enfrentar con éxito la vida como lo hicieron ellos y quiera Yehováh que podamos modelar para nuestro descendientes, de manera que nuestras vidas les estimulen a imitarnos.