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Parashá Metzora – Purificación y Redención
Levítico 14:1 – 15:33

Metzora, es el nombre de la porción semanal de la Torá que se encuentra en el libro de Levítico (Vaykrá), específicamente en los capítulos 14 y 15 y significa: “el que tiene lepra”. Esta parashá trata principalmente sobre las leyes relacionadas con la purificación de personas y objetos afectados por la tzaráat, una enfermedad de la piel que se traduce comúnmente como “lepra” en la Biblia, aunque su significado exacto es incierto.

El contexto de la porción Metzora se centra en las prescripciones detalladas para tratar con la tzaráat tanto en las personas como en las casas. Describe los rituales de purificación que deben seguir aquellos que han sido afectados por esta enfermedad, así como las acciones que deben llevar a cabo los sacerdotes para purificar a los enfermos y limpiar sus pertenencias.

Además de las leyes sobre la tzaráat, también se abordan las leyes de purificación relacionadas con la emisión seminal, las menstruaciones y otros tipos de flujo corporal.

Metzora nos ofrece una poderosa reflexión sobre la importancia de la pureza, tanto física como espiritual, en nuestras vidas. A través de la narrativa de la purificación del leproso, encontramos un llamado a examinar nuestras propias impurezas y a buscar la restauración tanto del cuerpo como del alma. En este sentido, la figura de Yeshúa emerge como el paradigma máximo de purificación, ofreciendo no solo sanidad física, sino también redención espiritual. Su vida y enseñanzas nos recuerdan la conexión intrínseca entre la limpieza física y la pureza del corazón, invitándonos a buscar no solo la cura de nuestras enfermedades físicas, sino también la renovación interior que solo puede venir a través de la gracia y el perdón.

Al contemplar Metzora a la luz de la figura de Yeshúa, somos desafiados a reconocer que la purificación de nuestros cuerpos físicos es solo el primer paso en el camino hacia una verdadera transformación espiritual. Así como el leproso debía ser purificado para ser reintegrado a la comunidad, nosotros también debemos buscar constantemente la purificación de nuestras almas, liberándonos del pecado y el egoísmo. En Yeshúa encontramos el ejemplo perfecto de cómo la curación física y la redención espiritual van de la mano, recordándonos que nuestra salud física está intrínsecamente ligada a la salud de nuestro espíritu. Que podamos, como el leproso purificado, experimentar la plenitud de vida que viene al ser restaurados en cuerpo y alma por la gracia de Aquel que es la fuente misma de toda pureza y sanidad.

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¿Cuál es nuestra vibración?

Cortesía del Club de Patrocinadores

Sabemos que por la Palabra de Yehováh todas las cosas fueron creadas. Dicho de otra manera, la palabra de Yehováh emitió una vibración buena, creadora, y que trajo vida.

¿Sabía usted que todo en la Creación emite una vibración? Justo desde su inicio vemos como todo estaba en desorden y el Espíritu de Yehováh se movía sobre las aguas emitiendo un tipo de vibración.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Génesis 1:2.

El término que se tradujo como “movía” en Génesis 1:2, es la palabra hebrea ‘rahap’ que significa revolotear, mover, agitar, vibrar. Miremos por un momento las siguientes imágenes para entender mejor el concepto de vibración en la Creación:

En esta imagen podemos ver a un joven con una vara en su mano, una lámina negra de cartón, y arena esparcida desordenadamente sobre el mismo. El joven frota la vara contra la cartulina, y emite una vibración con una cierta frecuencia. En la segunda imagen se puede apreciar que el resultado de dicha vibración fue la formación precisa de figuras.

Sabemos que por la Palabra de Yehováh todas las cosas fueron creadas. Dicho de otra manera, la palabra de Yehováh emitió una vibración buena, creadora, y que trajo vida. En nuestro caso, la pregunta que planteo es: ¿qué tipo de vibración está transmitiendo usted? Es importante que emitamos una vibración buena que construya y que esté acorde al diseño del Altísimo. 

Una y otra vez vemos ejemplos acerca del poder de la vibración en el transcurso de las Escrituras. Quizás, uno de los mejores ejemplos que encontramos es el episodio de Josué cuando Yehováh le ordenó al pueblo marchar por siete días alrededor de las murallas de Jericó. Fue tal la vibración que se provocó a causa del ruido y el estruendo de la bulla provocada por las trompetas, shofares y gritos del pueblo, que las murallas de Jericó se derrumbaron (Josué 6).

Otro ejemplo que encontramos en las Escrituras es el caso del Rey Saúl. En el libro de 1 Samuel 16 dice que el Rey Saúl estaba siendo atormentado por un espíritu malo que venía de parte de Yehováh. Sin embargo, sus siervos encontraron la manera de traer alivio a Saúl al invitar a David para que tocara el arpa. La melodía de la música de David producía una cierta vibración que provocaba que el espíritu malo se apartara del rey, y de esta manera le traía sanidad (1 Samuel 16:23).

Todo emite una vibración, de ahí la importancia de cuidar nuestras palabras ya que las mismas tienen el poder de crear y traer vida o de destruir. Demos un vistazo a la sabiduría que encontramos en los proverbios con respecto al poder de nuestras palabras:

“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos” Proverbios 18:20-21.

La Torá nos enseña que debemos ministrar a nuestros hijos con las palabras que el Altísimo nos dijo que les habláramos diariamente. ¿Cuáles son estas palabras? ¿Cuál es la vibración que deberíamos de estar emitiendo a nuestros hijos?

“¡Escucha oh Israel! Yehováh nuestro Elohim, Yehováh uno es. Y amarás a Yehováh con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes” Deuteronomio 6:4-8.

Si todo emite una vibración, ¿qué tipo de vibración emiten los animales, principalmente aquellos con los que nos alimentamos? ¿Será por eso que Yehováh le dijo a Israel qué animales podía comer y cuáles no?

Finalmente, las plantas también emiten una vibración que nosotros hoy en día llamamos “propiedades curativas”. Resulta muy interesante que la Torá es comparada con un árbol que da vida:

“Ella (la sabiduría = Torá) es árbol de vida a los que de ella echan mano; y bienaventurados son los que la retienen” Proverbios 3:18.

¿Desea emitir la vibración correcta? ¡Comamos de ese árbol de vida, y seamos agentes de cambio trayendo sanidad a las naciones!

¡Shalom!


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Parashá Tzav – Los Sacrificios y la Pureza Ritual
Levítico 6:8 – 8:36

La parashá de esta semana lleva por nombre “Tzav” que significa “ordenanza” y contiene enseñanzas que pueden tener varias aplicaciones prácticas en nuestra vida cotidiana que veremos más adelante. 

Aunque los rituales y los sacrificios ya no se llevan a cabo debido a la falta del Templo en Jerusalén, y la inactividad del servicio sacerdotal en Israel, esta porción de la Escritura puede inspirarnos a buscar disciplinas significativas en nuestra propia vida, como la oración diaria, la observancia del Shabat y la participación en las Fiestas del Todopoderoso, entre otros mandamientos. 

El principio de generosidad y caridad también es importante resaltarlo. El concepto de sacrificio y servicio a los demás puede inspirarnos a extenderle una ayuda a aquellos que están más necesitados. Esto refleja el valor de nuestra fe de ayudar a los menos afortunados y a construir una comunidad más solidaria y compasiva.

¡Un llamado a la devoción! 

Tzav resalta la importancia de la devoción y el servicio a Yehováh. Esto puede ser una motivación para que busquemos formas para mejorar nuestra relación personal con nuestro Padre a través del estudio de la Escritura, la reflexión personal y el servicio a los demás.

La limpieza espiritual es un aspecto importante a rescatar en esta lectura semanal, ya que las leyes de pureza ritual nos hacen recordar la importancia de mantener una pureza espiritual y moral en nuestras vidas. Esto puede implicar acciones importantes como hacer introspección, arrepentirnos de nuestras faltas y buscar el perdón para mantener una relación sana primeramente con nuestro Creador y con los demás.

Reflexión: Si bien es cierto que esta porción destaca la importancia de la observancia de ciertos mandamientos y preceptos de Yehováh en torno a los sacrificios y a la pureza ritual, hay que recordar que la obediencia es primordial para Yehováh, tal como el profeta Samuel se lo dijo al rey Saúl cuando desobedeció la orden directa de Yehováh de acabar con Agag rey de Amalec y a todos los amalecitas, “el obedecer es mejor que los sacrificios”. 1 Samuel 15:22

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Parashá Vayak’hel – Construyendo el Tabernáculo Éxodo 35:1 – 38:20

Desde tiempos antiguos, Yehováh ha mostrado un gran deseo de estar cerca de su pueblo, Israel. Cuando los israelitas anduvieron por el desierto, después de haber sido liberados de Egipto, el Altísimo les dio instrucciones detalladas para construir un lugar especial donde Él pudiera habitar entre ellos. Este lugar era el tabernáculo, una especie de santuario portátil, que simbolizaba la presencia continua de Dios en medio de su pueblo. La idea era que, a pesar de estar en un viaje largo y difícil, los hijos de Israel siempre tendrían al Todopoderoso cerca, guiándolos, protegiéndolos y bendiciéndolos.

El Tabernáculo era más que una estructura; era un signo palpable del deseo de nuestro Padre de vivir en medio de su pueblo, de estar accesible para ellos. Este deseo se extendía más allá de simplemente ser adorado desde lejos; implicaba una relación cercana y constante con Israel. 

Incluso, siglos más tarde, este deseo divino de cercanía se reiteró a través de las palabras del profeta Ezequiel. En el capítulo 37, Yehováh promete que establecerá su santuario entre su pueblo para siempre, diciendo:

mi santuario estará en medio de ellos; Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.

Esta promesa era una afirmación poderosa del compromiso eterno del Todopoderoso con Israel. A través de Ezequiel, Dios estaba recordando a su pueblo que, sin importar el tiempo o las circunstancias, su deseo de vivir en medio de ellos nunca cambiaría.

Tanto en esta sección del libro de Éxodo como en los Evangelios, se enfatiza la importancia de la generosidad y la colaboración comunitaria. En esta parashá, vemos cómo el pueblo de Israel se une en un mismo espíritu para sacar este proyecto adelante: El Tabernáculo. Esto va de la mano con las enseñanzas de Yeshúa durante su ministerio relacionadas con la instrucción del pueblo acerca de la importancia de compartir con los demás, especialmente con los más necesitados.

Una figura del Mesías: Esta porción nos hace recordar también que El Tabernáculo es un tipo de Yeshúa ya que era el lugar donde la presencia del Altísimo se manifestaba a su pueblo Israel. De la misma manera, el Padre manifestó su Presencia divina cuando…

“el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Juan 1:14

Además, la promesa que encontramos en el libro de Ezequiel no sólo reafirma la relación especial entre Yehováh e Israel, sino que también apunta hacia un futuro donde la presencia del Todopoderoso será aún más directa y personal para todas las generaciones venideras a través de la figura del heredero al trono: Yeshúa el Mesías.

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¿Fue realmente Yehováh, quien endureció el corazón del Faraón?

Está claro que Dios puede entenebrecer nuestro entendimiento para que no comprendamos cosas, tal como en el caso de la rebeldía del pueblo de Israel en tiempos del profeta Isaías…

…¿Acaso Dios no respeta nuestro libre albedrío?

 

Cortesía del Club de Patrocinadores

Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. Éxodo 7:3

Previo a la celebración de Pésaj y la Fiesta de Panes sin Levadura, encontramos un detalle muy interesante en el relato bíblico acerca de cómo Yehováh le avisa con anticipación a Moisés que Él “endurecerá el corazón de Faraón” antes de que el pueblo de Israel pueda caminar libre de la tierra de Egipto.

Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Yehováh lo había dicho. Éxodo 7:13

Para ser específicos, ocho veces se nos dice que fue Yehováh quien endureció el corazón de Faraón, seis veces el corazón de Faraón se endureció sin una explicación de quién lo hace y finalmente tres veces Faraón endureció su corazón por cuenta propia. 

De esta manera vemos como una y otra vez se nos dice que Dios endureció el corazón de Faraón, razón por la cual no permitió que el pueblo de Israel saliera a celebrarle Fiesta y adorar al Altísimo (Ex 9:13). Pero, ¿es esto posible?, ¿puede Dios intervenir en nuestras decisiones de esa manera?, ¿acaso Dios no respeta nuestro libre albedrío?

Veamos un ejemplo al inicio del Génesis que nos puede ayudar a responder ese interrogante. En la historia de Caín y Abel sabemos que ambos trajeron una ofrenda a Yehováh; sin embargo, Yehováh no miró con agrado la ofrenda de Caín, y esto provocó eventualmente que Caín tomara la vida de su hermano. ¿Endureció Yehováh el corazón de Caín para que él presentara una ofrenda no agradable y luego matara a su hermano? Miremos por un momento la narración:

Entonces Yehováh dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” Génesis 4:6-7

En la lectura anterior está claro que Caín tuvo la oportunidad de escoger entre hacer lo bueno o lo malo y cualquiera que fuera su decisión, tendría una consecuencia. ¿Por qué a Faraón no se le dio la misma oportunidad de escoger? ¿Acaso Yehováh no es un Dios justo? Está claro que Dios puede entenebrecer nuestro entendimiento para que no comprendamos cosas, tal como en el caso de la rebeldía del pueblo de Israel en tiempos del profeta Isaías, el cual hizo enojar a Yehováh al punto que expresó su enojo al profeta diciéndole:

Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. Isaías 6:10

En el caso de Faraón, lo que ocurrió fue algo distinto. Está claro que Yehováh respeta nuestra libre elección, por lo que no puede ser posible que Él haya “endurecido el corazón de Faraón”, sin embargo, lo que sí es posible es que Yehováh haya permitido que sucedieran cosas (circunstancias) que provocaran que el corazón de Faraón y sus siervos se endureciera.

Muy posiblemente la razón por la cual el corazón de Faraón se endureció fue por el hecho de haber sido expuesto y desafiado por Moisés y Aarón al ellos llevar a cabo señales y maravillas que sus magos y hechiceros no pudieron replicar, al punto que no permitió que Israel saliera de Egipto sino hasta después de haber experimentado las famosas diez plagas. Fue en ese momento que su orgullo fue quebrado, sin olvidar por supuesto que Yehováh tomó lo más preciado de su ser, su primogénito, tal como lo había prometido desde un principio (Éxodo 4:23).

El libro del profeta Samuel nos brinda otra referencia que demuestra que tanto Faraón como los egipcios fueron los que decidieron endurecer su corazón (1 Samuel 6:6).

Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Yehováh nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón… Salmo 95:6-8

Shalom!

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Parashá Beshalaj – El Cruce del Mar Rojo
Éxodo 13:17 – 17:16

La Parashá Beshalaj narra uno de los episodios más destacados en la historia del pueblo de Israel: la liberación de la esclavitud en Egipto y el milagroso cruce del Mar Rojo.

La narrativa comienza con la descripción del camino que toma el pueblo de Israel al salir de Egipto. En lugar de llevarlos por la ruta más directa a la Tierra Prometida, Yehováh guía a los israelitas hacia el desierto para evitar posibles conflictos con otras naciones. Pronto, el faraón se arrepiente de haber liberado al pueblo y persigue a los israelitas con su ejército. Veamos algunos aspectos importantes de esta parashá que nos dejan una enseñanza valiosa para nuestro diario vivir. 

Parashá Beshalaj

La parashá destaca el canto de triunfo de Moisés y los hijos de Israel, conocido como el “Shirat HaYam” o el Canto del Mar, que celebra la liberación milagrosa. El relato aborda la provisión divina de maná y codornices para alimentar a la nación en el desierto, así como la importancia de guardar el Shabat.

Beshalaj es una parashá rica en enseñanzas sobre la confianza en Yehováh, la gratitud por sus milagros y la importancia de obedecer sus mandamientos. Este relato sigue siendo una fuente de inspiración y reflexión para los hijos de Israel y ofrece lecciones muy valiosas sobre la fe y la redención.