Sí, el Pésaj fue cumplido. El décimo día del primer mes, el mismo día en que el cordero pascual era seleccionado, Yeshúa entró Jerusalén montando sobre un pollino de asna. Este era el anuncio de que Yeshúa es El Cordero de Pésaj. Mientras toda la gente estaba seleccionando sus corderos pascuales, el Todopoderoso orquestó esta declaración de El Cordero Pascual.
Unos días más tarde, después de su cena con los discípulos, que sucedió en un día antes de que el cordero de Pésaj fuese sacrificado, Yeshúa fue arrestado. Durante todo el siguiente día, mientras la gente se preparaba para su cena de Pesaj esa noche, él fue cuestionado, golpeado, burlado, ridiculizado, y oficialmente declarado sin falta (Juan 19:6). Tal como el cordero de Pésaj debía ser sin defecto (Éxodo 12:5), así fue El Cordero, el Mesías, sin falta. Finalmente, la gente pidió la crucifixión de Yeshúa.
Mientras los corderos de Pésaj estaban siendo sacrificados, la tierra se oscureció. Yeshúa recitó el Salmo 22, y luego, mientras el cordero final estaba siendo sacrificado en el Templo, el gritó “¡CONSUMADO ES!,” inclinó su cabeza, y entregó su espíritu, pagando nuestra deuda. Por años, el sacrificio de corderos anunció la imagen de una sustitución por el precio que nosotros debíamos por haber transgredido el pacto de sangre con el Todopoderoso. Finalmente, el Mesías vino como LA sustitución, nos redimió, y renovó el pacto.