Emblemas de las Doce Tribus: Fila superior: Dan, Naftali, Yahudáh, Leví, Shimeon, Rubén Fila inferior: Benjamín, Yosef, Asher, Gad, Zebulún, Isacar

Las Bendiciones para las 12 Tribus de Israel

Sin duda alguna José recibe la mayor de todas las bendiciones por parte de su padre Jacob.

“Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros”.

De esta manera inicia el capítulo 49 del libro de Génesis, donde el patriarca Jacob está próximo a morir, pero no sin antes de profetizar sobre sus hijos lo que ha de acontecer en los últimos días. Demos un vistazo de cerca a las palabras pronunciadas por el patriarca hacia los hijos de Israel, las cuales tienen relevancia hasta nuestros días.

Las primeras palabras son para Rubén, el primogénito de Jacob. “Rubén tu eres mi primogénito, mi fortaleza y el principio de mi vigor” (Gen 49:3). Sin embargo, debido a que Rubén se acostó con Bilha, una de las concubinas de su padre, no llegó a ser “el principal” (Gen 49:4). Hay que recordar que el rol del primogénito es enseñar la rectitud y la justicia (la Torá) al resto de sus hermanos, y lamentablemente Rubén no logró ese objetivo.

En seguida tenemos las palabras para Simeón y Leví: “armas de iniquidad… porque en su furor mataron hombres” (Gen 49:5-6). Esto se debió al hecho de que Simeón y Leví tomaron venganza cuando su hermana Dina fue deshonrada por Siquem, hijo Hamor.

Judá es el siguiente en la lista. “Te alabarán tus hermanos… lo hijos de tu padre se inclinarán a ti” Gen 49:8. Judá tiene un liderazgo que lo distingue de sus hermanos, y por el contexto bíblico sabemos que de Judá viene el rey de Israel, ¡el Mesías!

A Zabulón se le profetizó que “habitaría en puertos de mar” (Gen 49:13). Resulta interesante que hay historiadores que se inclinan a pensar que descendientes de Zabulón se establecieron en los territorios que hoy en día se conocen como los Países Bajos. Holanda es un centro comercial y a través de sus puertos, es un punto de entrada para toda Europa.

La tribu de Isacar se ocupó de estudiar la Torá y entender los tiempos (1 Cr 12:32). La Torá es una medicina sanadora para todas las personas. Se cree que descendientes de Isacar se ubicaron en las naciones que hoy se conocen como Suiza y Finlandia. Tanto los suizos como los finlandeses tienen logros en investigación. Suiza es un centro internacional para investigadores. Tradicionalmente, muchos ganadores de premios Nobel, etc. viven en Suiza, aunque no hayan nacido allí. Suiza también es conocida por sus centros médicos e innovaciones pioneras en ciertos campos de la curación.

 

Emblemas de las Doce Tribus: Fila superior: Dan, Naftali, Yahudáh, Leví, Shimeon, Rubén. –  Fila inferior: Benjamín, Yosef, Asher, Gad, Zebulún, Isacar

 

Dan juzgará a su pueblo… tu salvación esperé oh Yehováh” (Gen 49:16,18). Sansón, uno de los jueces de Israel, era de la tribu de Dan y trajo salvación a Israel de sus enemigos. Curiosamente, el ejército israelí maneja una última estrategia de guerra llamada la “La opción de Sansón”, la cual es descrita en el libro de Seymour Hersh, que lleva por nombre el mismo título. En él se habla acerca del programa de armamento nuclear de Israel que se utilizaría en última instancia, y salvaría a Israel de un ataque devastador de parte de sus enemigos.

Historiadores judíos encuentra un paralelismo entre Gad y Elías, ya que piensan que Elías proviene de la tribu de Gad, y Elías apunta hacia la redención de Israel, así como a la restauración del corazón de los hijos hacia sus padres (Malaquías 4:5-6).

“El pan de Aser será substancioso” (Gen 49:20). El nombre Aser en hebreo puede sugerir una afirmación que es lo que recibimos cuando nuestras oraciones son respondidas. “Aser” también connota bendición y felicidad.

Neftalí, cierva suelta, Que pronunciará dichos hermosos” (Gen 49:21). Dichos hermosos significan palabras agradables que aclaran el juicio y establecen un consejo.

Sin duda alguna José recibe la mayor de todas las bendiciones por parte de su padre Jacob. Hay pensadores judíos que identifican a José hoy en día principalmente con los pueblos angloparlantes de ascendencia británica. Esto incluye a Norteamérica. Estos pueblos no siempre son tan buenos como les gustaría que los describieran. De hecho, son criticados de muchas maneras, sin embargo, el elemento de justicia existe entre ellos. Asumen que las cosas deben ir en un cierto orden de acuerdo con principios establecidos.

Y por último, aparece Benjamín, el hijo menor de Jacob. Existe una bendición conocida como “Oh Jerusalén” la cual se asemeja a Benjamín en el sentido de que su porción fue a ocupar la mayor parte de Jerusalén. Hoy en día Benjamín se identifica en gran parte con Judá, muy posiblemente con la sección asquenazí asociada con los judíos que se establecieron en Alemania. Jerusalén es la ciudad santa, la ciudad principal de las tribus israelitas y la futura capital mundial.
Estas son las doce tribus de Israel y sus respectivas profecías por parte de Jacob su padre, para los días que han de acontecer.
¡Shalom!

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Génesis 12:1-17:27

La historia de Abram comienza cuando habitaba en tierra de los caldeos. De allí fue llamado por Yehováh para salir en pos de Él, a una tierra que le sería mostrada. Sin embargo, fue su padre Taré quien tomó la iniciativa de arrancar en ese viaje llevando consigo a Abram, a su esposa y a Lot que era hijo de Harán, quien murió a edad temprana en Ur. Su primera estación fue en un lugar llamado Harán y allí se quedó Taré hasta el día de su muerte, pero Abram continuó su camino para llegar a la tierra de Canaán.

Esta porción (Parashá) de la Escritura, nos permite dar un vistazo al peregrinar de nuestro padre Abram, para quien no fue nada fácil dejar atrás la estabilidad que representaba permanecer asentado en un solo lugar rodeado de toda su familia.  

Al concluir esta lectura, hallamos a Abrampadre exaltado, transformado en Abraham padre de multitudes. Al leer con atención, descubriremos los cambios en el carácter de Abraham a lo largo de su jornada.

Abraham fue el primer hebreo (palabra hebrea que viene de: heber y que significa: cruzar al otro lado), figura viene a ser para nosotros un modelo. Quienes conocemos a Yehováh y su Torá, estamos llamados a “cruzar al otro lado”, es decir a salir del sistema del mundo para introducirnos en el Reino de los Cielos gobernado por Él.

Resulta desafiante la obediencia decidida y diligente de Abraham, porque tan pronto recibió la orden de la circuncisión como señal del pacto, ese mismo día la llevó a cabo: Génesis 17:23.

Esta es la clase obediencia que estamos llamados a vivir: con decisión, diligencia y voluntad firme a pesar lo difícil que esto pueda ser; pues tomando esta última señal del pacto como ejemplo, una cosa sería circuncidar a los niños al 8º día; y otra muy distinta (y dolorosa por cierto), circuncidar a hombres adultos y en edad mayor.


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Pozos de Agua vs. Cisternas Rotas

¿Cuántas veces hemos estado en situaciones donde gente allegada no comparte nuestra fe e incluso han deseado anularla aislándonos al punto que nos hemos quedado callados temiendo persecución o maltrato?

En la parashá Toldot (Génesis 25:19 – 28:9),  encontramos una tremenda enseñanza acerca de cómo Isaac el hijo de la promesa encontró la clave para ser temido por sus enemigos y convertirse en un bendecido de Yehováh.

Las Escrituras nos dicen que en aquel entonces hubo hambre en la tierra, era un tiempo difícil e Isaac tenía que tomar una decisión que iba a determinar el destino de él y su familia. Para entonces ya él y su esposa Rebeca eran padres y lógicamente buscaban lo mejor para sus hijos.

Isaac estaba deseando cumplir lo que se consideraba en aquel momento “el sueño americano” que era viajar a Egipto, una tierra próspera donde los mercaderes del mundo se enriquecían del comercio. No obstante Yehováh tenía un plan diferente para Isaac.

“Y se le apareció Yehováh, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré… por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” Génesis 26:2,3-5.

A causa de la obediencia de su padre Abraham, Isaac próspero en gran manera.

“Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Yehováh. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso” Génesis 26:12-13.

Ciertamente Isaac había prosperado pero sus problemas no habían terminado ahí. Gerar, el sitio donde se había establecido, estaba poblado de pastores de la zona los cuales empezaron a reunir con los siervos de Isaac.

Pozo seco en el desierto

Se nos dice que Isaac volvió a abrir los pozos de agua que habían cavado en los días de Abraham su padre y que los filisteos los habían cegado después de la muerte de Abraham. ¿Por qué habrían de cegar los pozos de agua? ¿qué había de malo en aprovechar esas aguas? Aquí hay una aplicación espiritual para nuestras vidas. ¿Qué simbolizan los pozos de agua? El profeta Jeremías le reclama a Israel el haber cometido dos males:

“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” Jeremías 2:13.

El pozo de agua viva representa la presencia de Yehováh, específicamente la fe original del patriarca Abraham. Se podría decir que Isaac encontró oposición ya que los habitantes de esta zona quisieron en repetidas ocasiones cegar esa fe del dios verdadero la cual es figura de los pozos de agua, tal como ocurre en nuestros días.

¿Cuántas veces hemos estado en situaciones donde gente allegada no comparte nuestra fe e incluso han deseado anularla aislándonos al punto que nos hemos quedado callados temiendo persecución o maltrato?

Isaac le ocurrió algo parecido, se tuvo que apartar de ahí debido a los altercados hasta que Yehováh mismo se le apareció y le afirmó diciendo “…no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré…” (Gen 26:24).

Esto ocurrió porque Isaac decidió permanecer en la fe de su padre y se mantuvo firme en su entendimiento de que Yehováh es Dios y que fuera de él no hay otro.

Sigamos el ejemplo de Isaac y seamos testigos de cómo las naciones reconocerán que Yehováh es Uno y dirán “sabemos que Yehováh está con ustedes…” Zacarías 8:23.

¡Shalom!

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Génesis 6:9-11:32

La historia de Noé es una de las más míticas en toda la Torá. Noé fue el décimo desde Adán y el mundo ya se había corrompido y olvidado de su propósito. Toda la Creación sería destruida, retornaría a un estado de pureza y experimentaría un nuevo comienzo por medio de Noé y sus descendientes.

La historia del Diluvio, y la respuesta a si realmente ocurrió o no, es uno de los principales marcadores que separan a aquellos que creen en la historia bíblica de aquellos que creen en la teoría de la evolución.

A pesar de que no todos están de acuerdo con las conclusiones de Ron Wyatt y las autoridades turcas, no hay dudas de que este descubrimiento sirvió como un disparador para ponernos a pensar, tanto creyentes como no creyentes, acerca de la veracidad de las historias bíblicas y la manera en que pudieron haberse desenvuelto.

Te animo a complementar tus estudios bíblicos con el contexto histórico de cada época, descubrimientos arqueológicos y material extra bíblico para poder conseguir una perspectiva más abarcativa de las historias que constituyen nuestra fe.

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¿Cómo surgieron las divisiones de la Parashá?

Cada siete años durante la Fiesta de Sukot del año Sabático, todo el pueblo de Yisrael era convocado para ser educado por los sacerdotes y levitas.

Los libros sagrados del Pueblo Hebreo fueron considerados siempre patrimonio de toda la comunidad de Yisrael. Nunca fueron posesión de una élite privilegiada, como sucediera a menudo con los textos sagrados de otras comunidades. Si bien es cierto que a los sacerdotes y a los levitas, se les encomendó la custodia de los libros sagrados, también se les confió la responsabilidad de enseñar la Toráh – Instrucciones de Yehováh al pueblo, sin que esto significara que ellos tuvieran el dominio exclusivo del estudio y conocimiento de ella.

La clave de la supervivencia del pueblo hebreo ha dependido de la fidelidad en el cumplimiento de esta misión. Por esta razón, la ignorancia de la Toráh es imperdonable en el pueblo hebreo, aparte de que la misma Toráh hace esta demanda en forma reiterada. El propio Moshé señaló este camino al enseñarla al pueblo:

“Y tomó (Moshé) el Libro del Pacto y leyó a oídos del pueblo” Exodo 24:7 

 Una de las disposiciones de la Toráh exige específicamente la lectura de todo el libro de Deuteronomio ante el pueblo reunido:

Y Moshé les mandó, diciendo: Al fin de cada siete años, en el tiempo señalado del año de remisión, en la solemnidad de los Tabernáculos (Sukkot), cuando todo Yisrael vaya a presentarse ante Yehováh tu Elohim en el lugar que Él haya escogido, leerás esta Toráh delante de todo Yisrael a oídos de ellos.

Congregarás al pueblo, hombres, mujeres y niños, y a tu extranjero que está en tus puertas, para que escuchen y aprendan, y teman a Yehováh vuestro Elohim, y guarden las palabras de esta Toráh para cumplirlas.

Y para que los hijos de ellos que no la conocen, escuchen y aprendan a temer a Yehováh vuestro Elohim, todos los días que viváis sobre la tierra adonde vais, pasando el Yardén, para tomar posesión de ella. Deuteronomio 31:12 

Así sucedía que cada siete años durante la Fiesta de Sukot del año Sabático, todo el pueblo de Yisrael era convocado para ser educado por los sacerdotes y levitas, quedando claro desde el principio de su existencia como nación, que eran el pueblo elegido por Yehováh para desarrollar esa identidad única, razón por la cual los libros sagrados nunca fueron documentos secretos, sino patrimonio de toda la comunidad.

La tradición atribuye a Moshé la práctica de leer públicamente porciones de la Toráh en Shabbat, en las Festividades de Yehováh y en Rosh Jodesh (Luna Nueva). Sin embargo la lectura por porciones, como la conocemos hoy, data de la época del cautiverio en Babilonia (siglo IV AC).

Maimónides, el rabino que propuso la división de la lectura anual, entre los años 1170 y 1180

Al principio no hubo un orden establecido para la lectura pública de la Toráh. Con el tiempo, la lectura sistemática de la Toráh en cada Shabbat y en los Días Festivos cobró más importancia logrando así una significativa influencia sobre el pueblo. La Toráh no sólo debía ser leída, sino también comentada y explicada para facilitar su aplicación, de lo cual da testimonio la siguiente porción del libro de Nehemías:

 Y los levitas Jesuá, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la Toráh, y el pueblo permanecía atento en su lugar. Y leían en el Rollo de la Toráh de Dios explicando y aclarando el sentido, de modo que entendieran la lectura. Nehemías 8:7-8

Cuando el pueblo hebreo retornó del exilio en Babilonia, cosa que relatan los libros de Esdras y Nehemías, había dejado de hablar la lengua hebrea, debido a que en ese reino el idioma común era el arameo. Entonces se hizo necesario traer una persona para traducir en voz alta cada frase a medida que se hacía la lectura.

Posteriormente, El Talmud registra el establecimiento de la práctica llevada a cabo por los Rabinos, de explicar ampliamente el sentido del texto leído.  Ellos utilizaban parábolas para presentar las verdades y facilitar su aplicación a la vida cotidiana. Así se originó el “sermón”, tradición establecida entre los judíos desde hace mucho tiempo, y cuya finalidad era tanto explicar la Toráh, como enseñar el judaísmo al público congregado, lo cual no ha cambiado hasta el presente.

En vista de que los lunes y jueves eran los días de mercado, cuando los campesinos llegaban a las ciudades para vender sus productos y hacer sus compras, surgió una excelente oportunidad para reunir al pueblo por unas horas esos días, a fin de enseñarle algo de la Toráh. Pero como los comerciantes urbanos estaban ocupados atendiendo a los campesinos que venían en estos días, y no podían asistir a tales reuniones, se estableció para beneficio de ellos la lectura adicional de la Toráh el Shabbat por la tarde.

La porción de la Toráh que se lee semanalmente se denomina en hebreo:  Parashat ha-Shavua, pero es más conocida simplemente como Parashá (o Parshah) y también recibe el nombre de Sidra (o Sedra).

Cada Parashá, toma su nombre de alguna de las primeras palabra del texto hebreo de la porción en cuestión, a menudo del primer verso.

Cuando se inició esta práctica, la Toráh fue dividida en 155 porciones, lo que requería de tres años para su lectura completa. A principios del siglo XIX y XX, tanto las sinagogas reformadas como también algunas conservadoras mantuvieron este ciclo trienal; pero esta costumbre fue siendo reemplazada poco a poco por el ciclo anual que sigue la mayoría hoy día.

¿Son mandatorias las divisiones?

Es muy importante ser conscientes de que ni la división anual, ni la trienal para la lectura de la Toráh, son ordenadas por nuestro padre Yehováh y por tanto no es mandatorio seguir una de ellas. Pero es indudable que para el propósito de familiarizarnos y profundizar en la comprensión de la Toráh y su papel como fundamento del resto de las Escrituras, es muy conveniente mantenernos leyéndola de forma permanente.

¿Y qué de cuándo comenzar?

Tampoco existe un mandato respecto a cuándo empezar a leer la Toráh. Pudiera ser en cualquier fecha y si alguien desea y puede leerla toda de una vez, sería grandioso! Pero como somos una sociedad con tiempo muy limitado, es conveniente establecer un orden; y comprometiéndonos con nuestro Padre, podemos determinar cuándo y cómo realizar tal lectura-estudio; así cuando tengamos la oportunidad de reunirnos con otros hacedores de la Toráh, podremos tener verdades frescas para compartir con los ellos conforme vamos descubriendo los tesoros que hay en ella y que seguramente están transformando nuestra vida.

Si hemos de afirmar nuestra identidad como Pueblo de Yehováh, necesitamos mantenernos sumergidos en su Palabra, porque de otra manera no seremos capaces de discernir la Verdad, entre la multitud de voces y mensajes que llegan cada día a nuestros oídos. El camino es angosto y mantenerse dentro de él requiere de toda nuestra atención a las Instrucciones -Toráh que nuestro Padre nos ha proporcionado.