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Parashá Ha’azinu | El Legado de Moisés
Deuteronomio 32:1-52

En la Parashá Ha’azinu, nos encontramos con el poderoso cántico que Moisés recitó ante el pueblo de Israel antes de su entrada a la Tierra Prometida. 

Este cántico no es sólo un poema más, sino un testimonio profético que servirá como recordatorio para las futuras generaciones. En el capítulo anterior (Deuteronomio 31:21), Moisés había advertido que cuando Israel se aparte de Yehováh y enfrente calamidades, este cántico serviría como testigo en su contra, recordando su rebelión y la justicia divina. 

A través de Ha’azinu, Moshé deja un legado eterno que no será olvidado, pues cada palabra se grabará en la memoria colectiva del pueblo, recordándoles tanto las bendiciones de la obediencia como las consecuencias del alejamiento del Creador.

El Cántico de Ha’azinu no solo sirve como un recordatorio para el pueblo de Israel de su historia pasada y su futuro profético, sino que también nos desafía hoy a reflexionar sobre nuestra propia relación con el Creador. Nos invita a considerar las consecuencias de nuestras acciones y la importancia de la obediencia. 

A lo largo del ciclo de desobediencia, castigo, arrepentimiento y restauración, se revela el amor inquebrantable de Yehováh, quien, a pesar de la rebelión, siempre ofrece una vía de regreso. Este mensaje sigue siendo relevante, recordándonos que aunque podamos alejarnos, Yehováh siempre estará dispuesto a restaurarnos si volvemos a Él con un corazón arrepentido.

Preguntas para la Reflexión:

1. ¿Cómo puedo reconocer los ciclos de desobediencia y arrepentimiento en mi propia vida?

2. ¿Qué momentos en tu vida podrían haber sido advertencias de Dios, y cómo has respondido a ellas?

3. ¿Qué representa para ti la imagen de Dios como “Roca” en tiempos de incertidumbre o dificultad?

4. ¿Cómo puedes fortalecer tu relación con Yehováh para evitar los ciclos de desobediencia y arrepentimiento que se ven en la historia de Israel?

5. ¿De qué manera puedes enseñar a las generaciones futuras a recordar las lecciones que Yehováh ha enseñado a través de la historia bíblica?

Parashá NitzavimVayelej

Parashá Nitzavim – Vayelej | Libres para elegir lo bueno… o lo malo Deuteronomio 29:10 – 31:30

Parashot es el plural de Parashá. En esta ocasión veremos dos porciones de la Toráh: Nitzavim y Vayelej, porque tenemos un año de tan solo 12 meses lunares. Para los años en que se añade un mes, estas porciones se estudian individualmente una por Shabbat. Para más información sobre el calendario de Yehováh, haga clic aquí.


Yehováh nos dio las Escrituras como guía para que sepamos lo que es bueno y lo que es malo; sin embargo, depende de cada uno de nosotros vivir de acuerdo con la Palabra de Yehováh aceptando el bien y rechazando el mal, o vivir de acuerdo con los dictados de nuestro propio corazón y la perspectiva cultural actual o cosmovisión del mundo.

Aunque no es posible controlar todas las circunstancias que afectan nuestras vidas, podemos determinar cómo reaccionaremos ante ellas. Podría ser más fácil ser feliz o ser agradable cuando todo va bien, pero no hay garantía de que lo seremos igualmente en medio de los malos tiempos.

Del mismo modo, las circunstancias trágicas no tienen que sacudirnos de nuestra firme base para que perdamos la fe en Yehováh y nos volvamos miserables y amargados.

No somos mejores que nuestros padres en el desierto. Necesitamos aprender la importancia de la lealtad y fidelidad a Yehováh y a Su Palabra. Si tenemos presentes las tristes consecuencias que enfrentó el pueblo de Israel, decidiremos poner por obra Sus Palabras hoy y ahora.

Esforcémonos por pasar a nuestros hijos el testimonio que hemos recibido, porque ellos están en gran riesgo de irse en pos de otros dioses (entendiendo por “otros dioses” todo aquello alrededor de lo cual orbita su vida y que atrae poderosamente su atención).

Nuestro testimonio ha de ser claro, firme y comprometido, porque solo una vida auténtica podrá impactar positivamente a las nuevas generaciones; ellas necesitan modelos de vida que les ayuden a discernir la diferencia entre una vida sumida en las tinieblas y una que vive en la Luz verdadera.

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El Papel de las Fiestas Bíblicas de Otoño en el Libro de Apocalipsis


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Parashá Ki Tavo – Renovación del Pacto y Compromiso con la Torá
Deuteronomio 26:1 – 29:8

La parashá Ki Tavo es un momento clave en la historia del pueblo de Israel. Después de salir de Egipto y cruzar el desierto, los hijos de Israel se preparan para ingresar a la Tierra Prometida, de la mano de Josué. Moisés da instrucciones detalladas sobre lo que deben hacer cuando lleguen a esa tierra, empezando con el importante acto de ofrecer las primicias, los primeros frutos de sus cosechas como gesto de agradecimiento hacia Yehováh por haberles dado una tierra fértil y por todas las bendiciones recibidas. Será un recordatorio de que su éxito no es por su mano, sino por la bondad del Todopoderoso.

Además, Moisés explica las bendiciones que recibirán si siguen las instrucciones del Altísimo, pero también advierte sobre las graves maldiciones que enfrentarán si las desobedecen. Tales advertencias incluyen desde la pérdida de prosperidad hasta el exilio. La parashá nos invita a reflexionar sobre la importancia de la obediencia, la gratitud y la responsabilidad. Es un llamado a recordar que las acciones tienen consecuencias, y que al seguir el camino de la Torá, la vida puede estar llena de bendiciones.

Al final de esta porción, Moisés recuerda al pueblo todas las maravillas que Yehováh ha hecho por ellos, desde la liberación en Egipto hasta su sustento en el desierto. Narra cómo fueron testigos de señales poderosas, como las plagas, el cruce del Mar Rojo y el maná que descendía del cielo diariamente para alimentarlos, y destaca que a pesar de haber vivido todos estos milagros, el corazón del pueblo aún no había sido plenamente transformado. Solo ahora, después de años de viaje y experiencias, están comenzando a comprender la profundidad y la magnitud del pacto que han hecho con su Creador, reconociendo que no se trata solo de observar mandamientos, sino de internalizar una relación más cercana y consciente con Yehováh.

Es en este momento, justo antes de que entren a la tierra prometida, que se hace un llamado crucial a la renovación espiritual y al compromiso continuo con la Torá. El pacto no es un evento aislado del pasado, sino algo vivo y continuo que requiere constante reflexión y acción. Al estar a las puertas de una nueva etapa en su historia, el pueblo de Israel debe entrar en la tierra no solo con cuerpos libres, sino con corazones que comprenden y abrazan plenamente el propósito del Padre en sus vidas.

Preguntas para reflexionar:

    1. ¿A qué se refiere Moisés cuando le dice al pueblo que solo ahora están comenzando a entender el pacto con Yehováh, después de haber visto tantos milagros en el desierto?
    2. ¿Qué significa renovar nuestro compromiso con Yehováh? ¿Cómo podemos hacer eso en el presente?
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La Idolatría en días de los Jueces

En el relato de Jueces se puede ver cómo, una y otra vez se desarrolla un ciclo de apostasía y liberación.

El Libro de los Jueces nos cuenta la historia de Israel desde la muerte de Josué, hasta el llamado del profeta Samuel; y es fácil observar la idolatría y el anarquismo en que vivían los hijos de Israel en aquellos días. Algunas de estas historias son extrañas, trágicas, espantosas, así como el nivel de maldad al que llegaron. Sin embargo, vemos que la mano de Yehováh ayudó a Israel, a pesar de que la mayor parte del pueblo había decaído espiritualmente en ese momento.

Estatua de la diosa Inanna, o Ishtar o Easter. En la mitología egipcia, ella era la reina de los cielos, la diosa del amor, la belleza, la fertilidad, la guerra, la justicia y el poder político.

Después de que Yehováh trajo milagrosamente a los hijos de Israel a la tierra prometida, la figura de Josué no fue reemplazada por otro líder, puesto que su plan original era que los israelitas vivieran bajo Su gobierno, con la guía de los ancianos que Moisés y Josué habían establecido. El gobierno se descentralizó y se volvió tribal, sin embargo, ese sistema no dio buen fruto; además de eso Israel no expulsó a todos los cananeos y eso provocó que adoptara muchas de sus malas costumbres.

Los hijos de Israel perdieron su unidad y se mantuvieron divididos en tribus y familias. Evidentemente, en el relato de Jueces se puede ver cómo una y otra vez se desarrolla un ciclo de apostasía y liberación. Este ciclo comenzó cuando Israel se olvidó de Yehováh y se involucró en prácticas paganas tales como la idolatría de los cananeos. Una y otra vez los israelitas hicieron lo malo delante de los ojos de Yehováh por lo que Él los entregó en manos de sus enemigos. Israel perdió su protección de parte del Altísimo, y esto hizo que sus enemigos los oprimieran. El libro de los Jueces nos muestra la caída de Israel y su rebelión a medida que fallaba en cumplir su llamado a ser una nación santa.

Luego de la muerte de Josué, el pueblo, olvidándose de Yehováh y de lo que Él había hecho por ellos, se fue en pos de los baales.

“Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Yehováh, y sirvieron a los baales. 12 Dejaron a Yehováh el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Yehováh. 13 Y dejaron a Yehováh, y adoraron a Baal y a Astarot” Jueces 2:11-13.

A pesar de los múltiples casos de idolatría palpable relatados a lo largo del libro de los Jueces, nos enfocaremos en dos de ellos: Sansón y Micaía.

Cuando los israelitas se volvieron a adorar a Baal y Asera, Yehováh los entregó a los filisteos por cuarenta años. El ángel de Yehováh se le apareció a Manoa y le dijo que su hijo libraría a Israel de los filisteos.

Sansón destruye el templo de sus enemigos

Este fue el famoso Sansón, quien no debía cortarse el cabello porque su fuerza estaba asociada con él. Lo interesante de este relato es que el nombre Sansón se deriva de la palabra hebrea shemesh (שמש ) que significa “sol” y tan solo a tres kilómetros de su pueblo natal Zora, se hallaba la ciudad de Bet-Shemesh que significa casa o templo del sol, lo que hace probable que la familia de Sansón no estuviera exenta de la idolatría al dios sol.

El otro caso que llama mucho la atención es el de Micaía. Paradójicamente su nombre significa “¿Quién es semejante a Yah?”, sin embargo, la Escritura nos habla detalladamente de su pecado de idolatría. Micaía fue un efraimita que le robó un dinero a su madre y eventualmente se lo devolvió. Ella destinó parte del dinero para hacer ídolos y él dedicó a uno de sus hijos para que fuera sacerdote en su casa de ídolos además de hacer un efod y terafines.

“Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote” Jueces 17:5.

Lamentablemente la historia no termina ahí. Más adelante en el relato, se menciona que Micaía contrató a un levita desempleado para que fuera su sacerdote personal. De esta manera, él creía que el favor de Yehováh estaría con él. Posteriormente unos hombres de la tribu de Dan robaron el ídolo de Micaía, y construyeron un santuario para esta imagen de talla. Todo esto ocurrió mientras el Tabernáculo estuvo en Silo. Finalmente, como si todo esto no fuera suficiente, se nos dice que hubo israelitas que fueron sacerdotes de la tribu de Dan hasta el día del cautiverio (Jueces 18:30) alterando así el orden sacerdotal establecido en la Torá, de que los levitas eran los encargados de ministrar la presencia de Yehováh y no a los ídolos.

Estos son dos de los casos que ilustran la condición espiritual en la que vivían los hijos de Israel durante este período, cuando ciertamente “cada uno hacía lo que bien le parecía” Jueces 21:25.

Muchas lecciones podemos aprender de esta dramática época de los jueces de Israel, sin embargo, una de las más importantes es entender que los hijos de Israel decayeron en el momento que decidieron irse en pos de dioses ajenos alejándose de Yehováh, el único Dios verdadero, el Dios de sus padres que los había sacado con mano poderosa de Egipto con señales y prodigios. El libro de Jueces es un llamado a mantenernos firmes en pos de Yehováh y en obediencia a sus mandamientos, para no caer en la idolatría. ¡Shalom! 

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Parashá KiTetzé – Justicia y Compasión en Acción

Uno de los elementos más destacados de la Parashá Ki Tetze es su extensa lista de leyes (74 de los 613 para ser precisos) que abarcan desde la conducta en tiempos de guerra hasta qué debemos hacer con animales extraviados. Estas leyes incluyen, entre muchas más:

  • Los derechos de las mujeres cautivas (Deuteronomio 21:10-14)

  • El tratamiento de los hijos rebeldes (Deuteronomio 21:18-21)

  • Reglas sobre la propiedad perdida y encontrada (Deuteronomio 22:1-3)

  • Leyes sobre el trato justo a trabajadores y animales (Deuteronomio 24:14-15)

  • Dejar porciones de la cosecha para los pobres (Deuteronomio 24:19-22)

Si bien muchos de estos mandamientos conforman leyes sociales que no son aceptadas en nuestras sociedades modernas, debemos tener en cuenta siempre el contexto histórico de las sociedades del Antiguo Medio Oriente, en donde muchos de estos mandamientos significaron un avance en los derechos civiles de sectores débiles de la población, como las mujeres y los extranjeros. 

Estos mandamientos proporcionaban guía moral y ética a los israelitas al integrar la justicia y la compasión en las acciones diarias. Por ejemplo, las leyes que dictan el trato justo a los trabajadores y la necesidad de dejar parte de la cosecha para los pobres aseguran que estos grupos estén protegidos y cuidados.

 

El hijo contumaz y rebelde

Muchas personas que buscan desacreditar las Escrituras citan mandamientos como el de la pena de muerte al hijo rebelde, como muestra de que la Ley Mosaica es una ley anticuada y brutal que no tiene sentido utilizar en tiempos modernos. Es importante nuevamente, tal como fue mencionado arriba, que debemos contextualizar  todo lo que leemos dentro de su historia y cultura. En el contexto de toda la Torá, es claro que todos los casos eran decretados a través de un proceso legal judicial. Y no se tomaba a la ligera. Nos es dicho en tiempos mishnáicos, que una corte que decretaba UNA condena de muerte durante una generación entera (no relacionada sólo con este mandamiento del hijo contumaz, sino cualquier mandamiento cuyo castigo sea la pena de muerte) era considerada como una corte malvada. 

Preguntas para reflexión

  1. ¿Cómo puedo aplicar las enseñanzas de justicia y compasión de la Parashá Ki Tetze en mi vida diaria?
  2. ¿De qué manera podemos asegurar que nuestras prácticas comerciales y laborales reflejen los principios de equidad y trato justo establecidos en la Torá?
  3. ¿Qué acciones específicas puedo tomar para proteger y apoyar a los más vulnerables en mi comunidad, como los huérfanos y las viudas?

 

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Parashá Shoftim – Leyes Justas
Deuteronomio 16:18 – 21:9

Los capítulos de esta porción de la Toráh, nos invitan a reflexionar tanto en el carácter justo de Yehováh, como en lo que Él espera de su pueblo. Observemos la importancia de no comprometer, bajo ninguna circunstancia el juicio justo. El soborno, ya practicado en ese tiempo, no se debía aceptar porque tuerce el derecho, es decir hace que el juez pierda su objetividad.

Hoy, el soborno ha cambiado su nombre a “lobby” y los grandes empresarios e interesados emplean enormes sumas de dinero para influenciar las decisiones de los senadores encargados de aprobar nuevas leyes que están muy lejos de ser justas.

La justicia es la esencia de la prosperidad; su ausencia, el caos y la destrucción, que es lo que se aproxima sobre el mundo: un juicio del Legislador Soberano debido a la injusticia de los hombres.

Instrucciones para la guerra

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y veas caballos y carros y gente más numerosa que tú, no tengas temor de ellos, porque Yehováh tu Dios está contigo, el mismo que te hizo subir de la tierra de Egipto. Deuteronomio 20:1

En este capítulo se habla de guerras físicas, y Yehováh nos muestra un aspecto muy considerado y amoroso de su parte, al instruir cómo se debe ejecutar un guerra. Debemos tener claro que estas instrucciones no tienen que ver con la conquista de Canaán. Los siete pueblos que habitaban allí debían ser desarraigados completamente debido a sus prácticas ocultistas, pervertidas e idolátricas; pero cuando se iniciara un proceso de conquista de las naciones vecinas debido a la expansión natural que ocurriría por obedecer la Toráh, entonces se debería proceder de otra manera:

Hacer una propuesta de paz; si la aceptaban, serían tributarios y trabajadores para Israel. Mas si la rechazaban, la ciudad sería sitiada y una vez sucumbiera, darían muerte a todos los varones, pero tomarían las mujeres, los niños y el ganado. El botín de estos pueblos sería para Israel.

Estos versos nos muestran los términos en que Yisrael debería plantear la guerra a los pueblos distantes de su heredad. No era de manera cruel al estilo de los mercenarios (asesinos pagados como suele ocurrir en el presente). Habría propuestas y ante las negociaciones fallidas, actuarían sin reparo.

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Parashá Re-eh – La Bendición y la Maldición
Deuteronomio 11:26 – 16:17

La parashá Re’eh, que significa “ver” en hebreo, presenta un momento crucial en el discurso de Moisés al pueblo de Israel antes de entrar a la Tierra Prometida. En esta porción, Moisés pone ante el pueblo una elección clara y contundente: la vida o la muerte, la bendición o la maldición.

Este discurso sucede justo antes de que el pueblo de Israel cruce el Jordán y entre en la tierra de Canaán, en la llanura de Moab, en las proximidades del río Jordán, poco antes de la muerte de Moisés y la sucesión de Josué como líder del pueblo.

La elección no es un evento único, sino un camino que se recorre a lo largo de la vida. Cada día se presentan nuevas oportunidades para elegir entre lo bueno y lo malo, entre obedecer o transgredir los mandamientos de Yehováh.
Esta elección tiene profundas implicaciones para nuestra vida diaria. Al elegir la bendición, estamos eligiendo vivir una vida de propósito y de conexión con Yehováh y con los demás. Al elegir la maldición, estamos eligiendo un camino de aislamiento, sufrimiento y decadencia espiritual.

En Resumen:

La parashá Re’eh nos presenta un mensaje claro y contundente: el libre albedrío es un regalo divino y una responsabilidad ineludible. La obediencia a Yehováh conduce a la vida en plenitud, mientras que la desobediencia trae consigo consecuencias devastadoras. Este mensaje sigue siendo relevante hoy en día, y nos invita a reflexionar sobre nuestras propias elecciones y a construir una vida con fundamento en Su Palabra.

Preguntas para reflexionar: 

  1. ¿Cuáles son las dos opciones que le presenta Yehováh a los israelitas y qué significa cada una de ellas?
  2. ¿Por qué es importante ayudar a los menos favorecidos, como los huérfanos y las viudas, según la parashá Re’eh?
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La circuncisión para Abraham, para Josué y para mí

Para muchos que decidieron tomar este importante paso para acercarse al pacto de Abraham incluso sin convertirse a la religión judía, el tema de la circuncisión es bastante estresante.

Habiendo nacido judío, una de las cosas por las que estoy más agradecido es que no tuve que preocuparme por mi brit milá (circuncisión). Yo era un bebé cuando me fue realizado, y no tuve que pasar por el estrés de ‘imaginar’ qué sería lo que me iba a suceder o cuándo. Para aquellos que se convierten al judaísmo, e incluso para muchos que decidieron tomar este importante paso para acercarse al pacto de Abraham incluso sin convertirse a la religión judía, el tema de la circuncisión es bastante estresante.

¿Tenía Dios que confirmar este pacto con Abraham precisamente en ese lugar?

Hay una razón por la cual en su misericordia, el Creador estableció que este mandamiento sea hecho a los bebés varones cuando cumplen 8 días, ahorrándonos la preocupación de tener que hacerlo cuando somos adultos. Pero por el otro lado, tal como hay casos en la actualidad de adultos que deciden circuncidarse, también los hay en las Escrituras en puntos clave de la historia bíblica.

El Establecimiento del pacto de Abraham

Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.

Gen 17:9-14

Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24 Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 E Ismael su hijo era de trece años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio.

Gen 17:23-25

Hay que poner atención primero a la línea de tiempo de estos sucesos. Yehováh no le pidió a Abram que se circuncidara al tiempo en el que lo llamó a “irse de su tierra” (a la edad de 75 años). Más de 20 años pasaron hasta este momento. Abraham se circuncidó de anciano, ¡y su hijo tenía 13 años! El resto de sus sirvientes, presumiblemente eran de edades variadas.

Sólo a partir de ese momento es que cada bebé sería circuncidado a la edad de 8 días, incluyendo a su hijo por nacer unos meses más tarde; Itzjak (Isaac).

El punto principal aquí es que “sin importar la edad”, gente adulta tuvo que realizarse esta “intervención”, para demostrar su fidelidad al pacto de Abraham, especialmente en relación a la posesión de la tierra.

Más de 6 generaciones más tarde, esta difícil tarea recaería sobre Yehoshúa, Josué.

La entrada a la Tierra y la señal del Pacto

En aquel tiempo Yehováh dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. Y Josué se hizo cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot. Esta es la causa por la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el camino, después que salieron de Egipto. Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado. Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Yehováh; por lo cual Yehováh les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Yehováh había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel. A los hijos de ellos, que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el camino. Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento, hasta que sanaron. Y Yehováh dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy.

Josué 5:2-9

Justo antes de que los Hijos de Israel entraran a la Tierra Prometida, Josué recibió ordenes “especiales”. Recordemos que el pacto original dado a Abraham fue establecido exclusivamente en relación a esa Tierra. Entonces tiene sentido que al momento de ingresar haya habido una pausa para concentrarse en eso mismo.

Pero por el otro lado el tiempo era tan inapropiado… ¿Puede imaginarse cómo se siente uno antes de salir a la guerra? Los niveles de adrenalina, temor, preparación física y mental ¡Los hebreos estaban a punto de ir a atacar Jericó y finalmente ingresar a la Tierra Prometida! Pero hubo una pausa. Una pausa para recordar porqué están allí y porqué van a hacer lo que están a punto de hacer.

Cuando todos estaban concentrándose en la batalla inminente el Creador le dijo a Josué: “ellos van a tener que enfocarse en el pacto”. A sabiendas que para los enemigos de Israel este ritual no se veía más que como una mutilación corporal, que incluso les tomaría días recuperarse, para el Todopoderoso era un requisito indispensable para poder ingresar en la Tierra.

Con la misma determinación de Abraham, Yehoshúa hijo de Nun no dudo en poner “manos a la obra” para obedecer la voluntad del Creador y preparar a su pueblo no sólo para la batalla física, sino también para la espiritual.