Ruth recogiendo trigo

La Justicia con Compasión: Un Camino Equilibrado

Las Escrituras nos aseguran que cuando practicamos la justicia con compasión, podemos hacer grandes cambios y recibimos bendiciones.

Es fácil considerar la Justicia como algo frío y estricto, que está basada solo en leyes y normas. Sin embargo, las Escrituras nos enseñan que la verdadera Justicia debe ir acompañada de compasión. Yehováh mismo modela este equilibrio perfecto. En Éxodo 21:1-24:18, el Todopoderoso establece instrucciones para el pueblo de Israel, muchas de las cuales protegen a los más vulnerables, como los siervos, las criadas, los esclavos, los huérfanos y las viudas. Tales leyes no solo aseguran justicia, sino también reflejan la misericordia de nuestro Padre.

Un ejemplo claro de esta combinación entre justicia y compasión se encuentra en la historia de Ruth y Noemí, y cómo Boaz actuó con ellas. Ruth era una viuda moabita que decidió quedarse con su suegra Noemí, también viuda y sin hijos. Su situación era difícil, pues en la antigüedad, las viudas sin apoyo familiar estaban en una posición muy vulnerable. Sin embargo, Rut demostró amor y lealtad, diciéndole a Noemí:

Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
Ruth 1:16

Ruth estaba dispuesta a sacrificar su seguridad por cuidar de su suegra.

Al llegar a Belén, Ruth comenzó a recoger espigas en los campos de Boaz, un hombre rico y respetado que también era pariente de Noemí. La ley permitía a los pobres recoger lo que quedaba en los campos después de la cosecha (Levítico 19:9-10). Boaz podía haber seguido la ley de forma estricta, sin hacer nada más, pero en cambio, eligió mostrar compasión. No solo permitió que Ruth espigara (recogiera espigas), sino que también ordenó a sus siervos que a propósito dejaran más grano para ella (Ruth 2:15-16).

Más adelante, Boaz actuó como “pariente redentor” . La Torá establecía que un pariente cercano podía casarse con la viuda de un familiar fallecido para preservar su linaje y protegerla. Aunque Boaz podía haber dejado que otro pariente reclamara el derecho de redención, él eligió actuar con justicia y amor. Se casó con Ruth y juntos tuvieron un hijo, quien se convirtió en el abuelo del rey David (Ruth 4:13-17). Esta historia no solo muestra la fidelidad de Yehováh, sino también cómo la justicia con compasión puede traer grandes bendiciones.

Otro ejemplo poderoso es el de Yosef (José) en Egipto. Sus hermanos lo vendieron como esclavo, y él podría haber usado su posición de poder para vengarse cuando ellos llegaron buscando alimento durante la hambruna. Pero Yosef eligió el perdón y la restauración, diciéndoles:

Yosef (José) recibe y perdona a sus hermanos

Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien.
Génesis 50:20

Aunque Yosef podría haber hecho justicia castigando a sus hermanos, prefirió mostrar compasión y así salvó a su familia.

Entonces, ¿qué podemos aprender de estos ejemplos? La justicia por sí sola puede volverse dura y sin alma; por otro lado, la compasión sin justicia puede conducir a la impunidad.

Yehováh nos llama a buscar un equilibrio, actuando con rectitud pero también con amor. En nuestras vidas diarias, podemos aplicar esto en el trato con los demás. ¿Somos justos, pero fríos, con aquellos que nos fallan? ¿O sabemos perdonar y restaurar cuando alguien está arrepentido?

Las Escrituras nos aseguran que cuando practicamos la justicia con compasión, podemos hacer grandes cambios y recibimos bendiciones, como dice Proverbios 21:21:

El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la honra.

Tanto Boaz como Yosef, nos muestran que cuando equilibramos estos dos principios, Yehováh actúa poderosamente en nuestras vidas.

Reflexionemos: ¿Cómo podemos aplicar esta lección en nuestras familias, en nuestro trabajo y en nuestras relaciones? ¿Hay alguien a quien necesitamos perdonar o tratar con mayor compasión sin dejar de lado la justicia? Si seguimos este camino, veremos cómo la gracia de nuestro Padre transforma no solo nuestras vidas sino las de otros y todos seremos bendecidos.


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¿Está vigente el Diezmo?

Los seguidores de Yeshúa nunca le vieron pidiendo ó recogiendo ofrendas después de realizar sanidades y mucho menos después de alimentar a las multitudes.

Clases de diezmo y su destino

Los hijos de Leví fueron escogidos por Yehováh para atender las cosas relacionadas con el servicio a Él y para enseñar la Toráh al pueblo, donde quiera que estuviesen. Estos no tendrían herencia pues Yehováh era su herencia. Así fue que Dios mismo les concedió recibir parte de lo sacrificado como lo establece la Toráh, junto con las primicias de las cosechas para su sostenimiento.

El diezmo, la décima parte del producto del campo y de los ganados, estaba consagrado a Yehováh, pero tenía diferentes destinos:

  1. Según Levítico 27:32 y Números 18:8-24, el diezmo de los animales era presentado como ofrenda a Yehováh, mientras que la “ofrenda alzada” (diferente de los diezmos de las cosechas), fue designado para los Levitas. Pero también los Levitas entregaban el diezmo de los diezmos a los sacerdotes según la instrucción de Números 18:26. 
  2. Conforme a Deuteronomio 12:17, el diezmo de las cosechas era apartado para ser comido (por las mismas familias que lo colectaban), delante de Yehováh en las Festividades establecidas, y no era para ser entregado.
  3. Deuteronomio 14:28, enseña que cada tercer año, se apartaba un diezmo adicional con el propósito de sustentar a los levitas, al extranjero, al huérfano y la viuda. Era algo parecido a lo que hoy conocemos como Ayuda Social, solo que no era responsabilidad del gobierno sino de la gente.

Pero… ¿qué sucede en el Nuevo Testamento?

Al morir Yeshúa, abrió el camino para que todos pudiéramos tener acceso a nuestro Padre. De esta manera hizo de nosotros un pueblo de sacerdotes, es decir que todos los rescatados por Él tenemos acceso directo a nuestro Padre Yehováh y ya no hay necesidad de intermediarios ó sacerdotes humanos, para que nos representen ante Él y ofrezcan sacrificios en nombre nuestro. Por tal razón, el Templo desapareció y cambió el orden las cosas. En cierto sentido podríamos afirmar que hoy todos podemos “ofrecer sacrificios” (tarea de los sacerdotes), pero de alabanza y adoración:

Ofrezcamos siempre por medio de Él (Yeshúa), sacrificio de alabanza a Yehováh, es decir, fruto de labios que confiesan Su Nombre.  Hebreos 13:15

Entonces siendo que todos somos sacerdotes, ¿hay en el Nuevo Testamento siervos equivalentes a los Levitas? En cierto sentido, sí; pero sus funciones excluyen lo relacionado con los sacrificios en el Templo por razones obvias, y no están limitadas a la enseñanza de la Palabra. Yeshúa llamó a doce discípulos para que estuvieran con Él durante el tiempo de su ministerio y estos fueron invitados a dejarlo todo para convertirse en “pescadores de hombres”. Posteriormente ellos fueron confirmados como responsables de dirigir y expandir el mensaje entregado por Yeshúa: Las Buenas Noticias acerca de la proximidad del Reino de los Cielos.

Observamos que efectivamente éstos discípulos lo abandonaron  todo: amigos, socios, profesiones, negocios, tradiciones, etc. para seguir y servir al Mesías, quien cuando los envió en misiones locales les instruyó a no llevar nada consigo porque “el obrero es digno de su salario”; queriéndoles mostrar que Dios mismo se encargaría de hacer la provisión necesaria para ellos a través de la gente que ellos habrían de ministrar.

¿Y cómo se habrían de sostener en el futuro, cuando Yeshúa hubiese partido? El libro de los Hechos nos lo revela:

Todos los creyentes estaban unidos, y tenían en común todas las cosas. Vendían sus propiedades y sus pertenencias, y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno.  Hechos 2:44-45

Esto sucedió de manera espontánea. No parece que hubiese habido una reglamentación al respecto. La respuesta de los corazones transformados, fue el deseo de cuidar los unos de los otros para que nadie padeciera necesidad; después de todo, esa había sido la medida del mandamiento dado por Yeshúa:

Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como os amé. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:12-13

La medida de ese amor era lo nuevo, pues el mandamiento ya existía en la Toráh:

No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, YehováhLevítico 19:18

Vemos que Yeshúa llevó este mandamiento a otro nivel, al igual que hizo con otros que explicó a sus seguidores. Entonces, era natural que la nueva generación de discípulos siguiera Su ejemplo y quisieran compartirlo todo. Obviamente los apóstoles eran parte de esa comunidad.

Por esta razón, en las Escrituras Mesiánicas (NT) no hay un mandamiento respecto de entregar los diezmos a los apóstoles o a los líderes de las iglesias. Hubiera sobrado ordenar tal cosa, porque lo natural y espontáneo, era el fruto del Rúaj HaKodesh (Espíritu Santo) que habitaba en cada seguidor del Mesías, expresado en el deseo de velar por sus hermanos en necesidad y por aquellos que les servían enseñándoles y cuidándoles. Resalto la palabra servían, porque ese fue el modelo dejado por Yeshúa:

El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro servidor, así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino  para servir y dar su vida en rescate por muchos.  Mateo 20:28

Los seguidores de Yeshúa nunca le vieron pidiendo ó recogiendo ofrendas después de realizar sanidades y mucho menos después de alimentar a las multitudes. Claro esta que muchos pastores de hoy dirían: “Qué desperdicio! ‘Jesús’ perdió la oportunidad de enseñarles a ‘sembrar’ en su ministerio”.

Los siervos que hemos sido llamados al ministerio, no estamos para suplantar a Yeshúa como la cabeza de todo varón, ni para imponer nuestra autoridad manipulando y explotando económicamente a quienes desean acercarse al Padre, sino para servirles comunicándoles la Verdad, guiándoles a una comunión más íntima con Yehováh mediante Yeshúa y el caminar en obediencia a la Toráh. Es nuestra responsabilidad  ayudarles a desarrollar su fe porque así podrán ser luz en un mundo sumido en tinieblas; de manera que llegado el momento, sean capaces de sellar su testimonio entregando su vida si fuere necesario.

En resumen…

Quienes hemos sido llamados por Yehováh para servir a Él primero y luego a sus seguidores y discípulos, dedicamos nuestro tiempo, talentos, recursos, experiencia, relaciones y demás, a proclamar su mensaje, a amar, modelar, discipular, instruir, apoyar y amonestar a todos aquellos que desean marchar por la senda estrecha de la obediencia a Yehováh tal como lo hizo Yeshúa. Y si bien dependemos de la provisión de nuestro Padre, sabemos que ésta llegará de corazones que valoran lo que reciben de Él por medio de nosotros y que al igual que los primeros discípulos, espontáneamente desearán compartir de sus recursos para que no haya necesidad en sus hermanos.


Lider delegando

La Sabiduría de Delegar

Las Escrituras nos enseñan que delegar no solo es sabio, sino que también es una forma efectiva de cumplir con nuestras responsabilidades sin agotarnos.

En la vida diaria, muchas veces sentimos la necesidad de hacerlo todo nosotros mismos. Ya sea en el trabajo, en la familia o en cualquier responsabilidad que asumimos, nos cuesta confiar en otros para que nos ayuden. Sin embargo, las Escrituras nos enseñan que delegar no solo es sabio, sino que también es una forma efectiva de cumplir con nuestras responsabilidades sin agotarnos.

Uno de los ejemplos más claros de esto lo encontramos en la historia de Moisés y su suegro, Yitró. Moisés lideraba al pueblo de Israel y se encargaba de resolver todos los problemas y disputas. Sin embargo, esto le consumía mucho tiempo y energía. Entonces, Yitró le dio un consejo sabio:

“…no está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Yehováh estará contigo… Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Yehováh, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.
(Éxodo 18:17-19,21).

Moisés escuchó este consejo y estableció un sistema de liderazgo con jueces para que se encargaran de las causas más simples y solo las más difíciles llegaran hasta él. Gracias a esto, Moisés pudo concentrarse en guiar espiritualmente al pueblo y no agotarse con cada pequeño problema.

La Escritura está llena de ejemplos en los que delegar funciones trajo grandes beneficios. Veamos algunos de ellos:

1. Josué y los espías

Antes de entrar a la Tierra Prometida, Josué envió dos espías a Jericó para explorar la tierra y conocer a sus habitantes (Josué 2:1). No fue él mismo a espiar la ciudad, sino que confió en otros para que hicieran ese trabajo. Como resultado, los espías trajeron información valiosa y ayudaron en la conquista de Jericó.

2. Nehemías y la reconstrucción de Jerusalén

Cuando Nehemías regresó a Jerusalén para reconstruir los muros de la ciudad, no intentó hacerlo todo solo. Organizó a las familias y a los habitantes para que cada grupo trabajara en una parte del muro (Nehemías 3). Gracias a esta estrategia, terminaron la reconstrucción en solo 52 días (Nehemías 6:15).

3. Yeshúa y sus discípulos

Yeshúa envía a sus discípulos a predicar el mensaje del Evangelio

Yeshúa, podría haber llevado a cabo Su ministerio sin ayuda, pero decidió elegir a doce discípulos para que lo acompañaran y aprendieran de él. No solo los enseñó, sino que también les dio tareas específicas, como predicar, sanar enfermos y expulsar demonios (Marcos 6:7-13). Luego, antes de ascender al cielo, les confió la misión de llevar el evangelio al mundo entero (Mateo 28:19-20).

Beneficios de delegar funciones

A través de estos ejemplos bíblicos, podemos ver varios beneficios de delegar funciones a otros:

  1. Alivio de la carga personal: Cuando Moisés delegó, pudo enfocarse en lo más importante sin agotarse.
  2. Eficiencia y rapidez: Nehemías pudo reconstruir los muros en tiempo récord porque cada persona contribuyó.
  3. Formación de nuevos líderes: Yeshúa preparó a sus discípulos para continuar Su obra después de él.
  4. Unidad y colaboración: Cuando trabajamos juntos y compartimos responsabilidades, logramos más de lo que podríamos hacer solos.
  5. Mayor alcance: Josué no podía espiar toda la Tierra Prometida solo, pero al enviar espías, pudo obtener información estratégica.

Reflexión Final

Muchas veces, por orgullo, miedo o desconfianza, nos negamos a delegar tareas a otros. Sin embargo, la Escritura nos muestra que confiar en otros y darles oportunidades no solo es sabio, sino que también es la clave para el éxito en cualquier área de la vida.

Si Yehováh mismo, a través de Yeshúa, delegó funciones a sus discípulos, ¡cuánto más nosotros deberíamos aprender a compartir nuestras responsabilidades! Cuando delegamos, no solo aligeramos nuestra carga, sino que también damos a otros la oportunidad de crecer y contribuir.

Pregúntate hoy:

  • ¿Estoy sobrecargado porque no confío en los demás?
  • ¿Podría compartir algunas de mis responsabilidades con alguien más?
  • ¿Cómo puedo aplicar el principio de delegación en mi vida diaria?

Aprender a delegar es una decisión sabia y nos ayuda a vivir de una manera más equilibrada y productiva. ¡Anímate a ponerlo en práctica hoy mismo!

¡Shalom!

Los 10 Mandamientos

Vigencia de los 10 Mandamientos

Hoy más que nunca, el mundo necesita volver a los principios fundamentales que han guiado a la humanidad por siglos. Los Diez Mandamientos no son simples reglas antiguas, sino verdades atemporales que nos muestran cómo vivir con propósito, integridad y conexión con Dios.

1. Yo Soy Yehováh tu Dios

Vivimos en tiempos de relativismo, donde la moral parece ser una elección personal. Pero sin Dios como fundamento, los valores pierden sentido. Cuando el ser humano deja de reconocer a su Creador, se desconecta de su propósito y de su verdadera dignidad.

2. No a los Ídolos

Hoy en día, el éxito se mide por la riqueza y la fama. Admiramos más a quienes tienen dinero que a quienes tienen valores. Pero Yehováh nos llama a ponerlo a Él en el centro y no a dejarnos seducir por lo superficial.

3. No Usar el Nombre de Yehováh en Vano

Nada es más dañino que justificar el mal en nombre de Yehováh. La verdadera fe nunca aprueba el odio, la violencia ni la manipulación. Honrar Su nombre significa vivir con justicia y amor.

4. Un Día para Dios y para Ti – El Shabbat

El Shabbat (día de descanso) no es solo un mandato, ¡es un regalo! Es la oportunidad de desconectarnos del ruido del mundo para reconectarnos con Dios, con nuestra familia y con nosotros mismos. En un mundo lleno de distracciones, aprender a detenernos es esencial.

5. Respeto a los Padres

Hoy, la vejez es vista como una carga en lugar de un tesoro de sabiduría. Honrar a nuestros padres es un principio que nos enseña gratitud y humildad. Quienes nos dieron la vida merecen nuestro respeto y cuidado.

6. No Asesinarás

El mandamiento no solo habla de quitar una vida físicamente, sino de cualquier forma de violencia o injusticia que destruye a otro ser humano. Respetar la vida es un principio que protege a la humanidad de su propia autodestrucción.

7. Fidelidad y Compromiso – No adulterarás

En una cultura que glorifica el placer sin compromiso, el valor del matrimonio y la fidelidad ha sido minimizado. Pero la verdadera felicidad no se encuentra en la infidelidad o el placer momentáneo, sino en el amor basado en respeto y entrega.

8. No Robarás

Robar no es solo tomar lo ajeno, sino también ser deshonesto en el trabajo, engañar o no cumplir con nuestras responsabilidades. La integridad es clave en una sociedad que busca justicia.

9. No Mentirás

Las palabras tienen poder. La mentira, el chisme y la difamación pueden destruir vidas. Elegir la verdad y hablar con honestidad es un reflejo del carácter de Dios en nosotros.

10. No Codiciarás

La envidia nos hace sentir que nunca tenemos suficiente. Pero la clave de una vida plena no está en tener más, sino en aprender a valorar lo que ya tenemos y confiar en que Yehováh proveerá lo necesario.

Los Diez Mandamientos no son solo normas, son principios que nos llevan a una vida mejor, tanto a nivel personal como espiritual. Son la base de una sociedad justa y de una relación sana con nuestro Creador y con los demás.

Y tú… ¿Vives de acuerdo a estos principios?

Moises seleccionando lideres

¿Serías Digno? Las 4 Cualidades que Dios Busca en un Líder

ser veraz es mucho más que no decir mentiras. Es ser de una sola palabra; es mantener las promesas aún en daño suyo;

Leemos en Éxodo 18:13-24, que Yitro – Jetro, el suegro de Moshé, llegó al campamento trayendo consigo a la esposa de este y sus dos hijos. 

Al día siguiente Yitro se puso a observar lo que su yerno hacía, y luego de ver lo poco práctico que era, decidió darle una recomendación, a pesar de que Moshé no se la pidió.

escoge tú mismo entre todo el pueblo a hombres de valor, temerosos de Dios, hombres veraces, aborrecedores del lucro, y ponlos por príncipes de miles, príncipes de cientos, príncipes de cincuenta y príncipes de diez.
Y juzguen así al pueblo en todo tiempo. Y sucederá que todo asunto grave lo traerán a ti, pero todo asunto sencillo lo juzgarán ellos. Aligera así la carga sobre ti, y que la compartan contigo.
Exodo 18:21-22

Vale la pena comentar que esta organización sugerida por Yitro fue provisional, porque más tarde Yehováh instruiría a Moshé a nombrar 70 líderes escogidos que se convertirían en un cuerpo cuya responsabilidad sería interpretar y aplicar la Toráh para el pueblo. Este grupo llegó a ser conocido como El Sanhedrín.

Por ahora, Yitro le dio algunas pautas de suma importancia para que Moshé llevara a cabo la selección pertinente. Veamos las condiciones de los elegidos:

  1. Hombres de valor
  2. Temerosos de Yehováh
  3. Veraces
  4. Aborrecedores del lucro

Curiosamente, el apóstol Shaúl en sus cartas a Timoteo y a Tito, hace una lista de requisitos para los líderes de las asambleas, que incluyen estas mismas características además de otras que él consideró pertinentes. Veamos por qué esas característica son importantes:

Personas Valientes

Ser obediente a la Toráh, demanda valor porque, los parámetros establecidos por ella van diametralmente en contra de los estándares de las mayorías. De manera que para ser diferente se requiere la capacidad de soportar las críticas, las burlas, los desplantes y aún el abandono de quienes rodean a quien se decide por el camino angosto.

Yeshúa  afirmó que el Reino de los Cielos sufre violencia y solo los violentos lo arrebatan. Esto se refiere a la necesidad de violentarnos a sí mismos para renunciar a todo aquello  que sea de nuestro agrado, pero que se opone a la Toráh de Yehováh.

Temerosos de Yehováh

Esta expresión no se refiere al miedo, el cual resulta ser una emoción negativa y frustrante y paralizante. Se refiere mas bien al respeto que merece Yehováh porque Él es el Creador, Sustentador y Juez Supremo ante quien un día habremos de comparecer para dar cuenta de lo que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo sea bueno o sea malo.

Es Yehováh quien determina el estado eterno de las personas y ante sus juicios justos no hay apelación. Una persona que teme a Yehováh, es consciente de Su Omnipresencia; es alguien que no necesita estar siendo observado por otros para hacer lo que la Toráh define como correcto. Es una persona consciente de que lo  que siembra es lo que se cosechará y por tanto cuida su camino, sus acciones, actitudes, sus intenciones y motivaciones porque los ojos de Yehováh se pasean constantemente por la tierra para examinar a todos los hijos de los hombres y al final dará su pago justo a cada quien.

Personas Veraces

Este mundo (kosmos – sistema) se halla bajo el maligno, quien es mentiroso y padre de mentira. Desde entonces la mentira ha sido la herramienta más utilizada para alcanzar los propósitos más egoístas y perversos. Yehováh en su esencia es la Verdad. Todo lo opuesto. Entonces, ¿aquellos que han de interpretar la Toráh para juzgar las acciones de otros no deben ser veraces en su esencia también? Por supuesto que si! 

Pero ser veraz es mucho más que no decir mentiras. Es ser de una sola palabra; es mantener las promesas aún en daño suyo; es ser íntegro (sin faltantes); es ser sincero manteniendo una sola faz y una sola posición ante los hechos. Una persona veraz, está fundida de manera sólida con la Toráh de Yehováh en todos los sentidos.

Aborrecedores del Lucro

La filosofía circundante del presente nos grita a voces que lo que debemos perseguir es la riqueza, porque poseyéndola, lo tendremos todo: respeto, poder, placeres, salud y en general una vida fácil. Nada más falso! Quienes hacen de las riquezas el objetivo de sus vidas, están vendiendo su alma y haciéndose esclavos de todo lo que el mundo ofrece.

Es muy común la frase: “todo el mundo tiene su precio”, cuando los corruptos tratan de sobornar a otros para lograr sus propósitos:

Los regalos abren paso al hombre, y lo conducen ante la presencia de los grandes. Proverbios 18:16

Sin embargo, quienes nos declaramos hacedores de la Toráh y seguidores de Yeshúa, debemos aborrecer el lucro, es decir, las ganancias como lo más importante en la vida. ¿En que sentido? ¿Es malo hacer negocios? No. Pero cuando el lucro, se convierte en la motivación de las relaciones, de los servicios, o de las actividades en general, entonces nuestro corazón está manchado y ya no podremos actuar desinteresadamente, porque el afán de ganancia cegará nuestros ojos impidiéndonos hacer un buen juicio de las personas y los hechos.

Para Moshé no debió ser fácil hallar personas con tales características, pero seguramente pudo hacerlo. El punto final de todo esto es:

Si tú hubieras estado entre el pueblo de Yisrael en aquellos días, ¿habrías sido seleccionado?

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El impacto del Exilio Asirio

Había una gran cantidad de idolatría que se estaba volviendo cada vez más común, y esto desencadenó la ira divina. Los reyes tampoco pudieron mantener la estabilidad y la paz en sus territorios.

El exilio de Israel por los asirios fue un evento histórico significativo que tuvo lugar en el siglo VIII a.C. e inicios del siglo VII a.C. Fue un capítulo oscuro en la historia de Israel que tuvo un impacto duradero en su cultura y religión.

Para entender completamente el exilio asirio, es necesario conocer el contexto histórico en el que se desarrolló. Israel estaba dividido en dos reinos después de la muerte del rey Salomón, con el Reino de Israel en el norte y el Reino de Judá en el sur. Tanto el norte como el sur estuvieron implicados en conflictos políticos y religiosos. Había una gran cantidad de idolatría que se estaba volviendo cada vez más común, y esto desencadenó la ira divina. Los reyes tampoco pudieron mantener la estabilidad y la paz en sus territorios.

Y los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Yehováh su Dios, edificándose lugares altos en todas sus ciudades…y levantaron estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso, y quemaron allí incienso en todos los lugares altos, a la manera de las naciones que Yehováh había traspuesto de delante de ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a Yehováh. Y servían a los ídolos, de los cuales Yehováh les había dicho: Vosotros no habéis de hacer esto” 2 Reyes 17:9-12.

Todo esto sucedió mientras que los asirios, un imperio bélico y en expansión, estaban conquistando y sometiendo diferentes regiones alrededor de su territorio. Los líderes de Israel estaban preocupados por la amenaza que representaba el imperio asirio, pero en lugar de buscar la ayuda de Yehováh, solicitaron ayuda de otros países para luchar contra el enemigo. Esto finalmente llevó a la caída del Reino del norte de Israel y al exilio de muchos israelitas.

“Mas el rey de Asiria descubrió que Oseas (rey de Israel) conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no pagaba tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año… Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años…y llevó a Israel cautivo a Asiria…” 2 Reyes 17:4-6.

Las causas del exilio asirio fueron varias. Para empezar, hubo mucha desobediencia a Dios por parte del Reino de Israel. La idolatría se había convertido en una práctica común, y muchos hebreos habían abandonado la fe en Yehováh. El pueblo de Israel había perdido su conexión con la voluntad divina y había comenzado a adorar a otros dioses. Además, había una corrupción política y una debilidad militar en el Reino de Israel. El liderazgo del país estaba fracturado y no había una visión clara de cómo manejar la amenaza asiria.

La duración del exilio asirio no se sabe con certeza, aunque se cree que la mayoría de los hebreos del norte se quedaron exiliados. Aquellos que no fueron deportados, tuvieron que manejar un cambio significativo en su cultura y religión, ya que los asirios impusieron su propio estilo de vida y costumbres.

Las condiciones del exilio no eran favorables para los hebreos. Fueron tratados de manera cruel y sufrieron bajo el dominio de los asirios. Los hebreos quedaron obligados a aceptar la cultura y las tradiciones de los asirios, y esto los obligó a perder gran parte de su identidad. Como resultado, muchos hebreos se vieron alienados de las creencias y prácticas religiosas de sus antepasados.

Sin embargo, aunque las condiciones eran difíciles, algunos profetas como Amós y Oseas predicaron la palabra de Dios al pueblo de Israel. A pesar de la situación en el exilio, estos profetas ofrecieron una visión de restauración a través del amor y la justicia divina, que dio esperanza a aquellos que habían perdido todo.

La consecuencia más significativa del exilio asirio fue el fin del Reino de Israel. Los asirios repoblaron los territorios del norte de Israel con personas de otras áreas de su imperio, lo que significó que la mayoría de los hebreos del norte perdieron sus raíces culturales y su fe. Esto condujo a la diáspora de los israelitas, separando a su pueblo en diferentes regiones alrededor del mundo, lo que sigue siendo tangible hasta el presente.

Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades” 2 Reyes 17:24.

Además, la influencia asiria en la cultura hebrea tuvo un impacto duradero. Los hebreos se vieron obligados a adoptar la cultura y las tradiciones de los asirios, (al menos los que sobrevivieron al exilio) lo que a su vez influenció el desarrollo de la religión hebrea después del exilio. La adopción paulatina de un nuevo estilo de vida hizo emerger una nueva forma de comprender la relación con Dios, la cual sería claramente diferente a la que existía antes del exilio asirio.

En resumen, el exilio asirio fue un evento desafortunado en la historia y tuvo un impacto hasta nuestros días tanto en la cultura como en la fe de Israel. La diáspora y el cambio cultural tuvieron un efecto duradero en torno a la relación con Dios. El exilio asirio es un recordatorio de que la obediencia y la lealtad a Yehováh es lo más importante, ya que el quebrantar sus mandamientos provoca la ruptura del pacto y por ende la protección del Altísimo se aparta de su pueblo.