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El Octavo Día – Parashá Shminí
Levitico 9:1–11:47 

El nombre de esta parashá significa “octavo”, y se refiere al ‘día después’ de que Aarón y sus hijos completaron el proceso de inauguración de su sacerdocio por siete días… Interesante que se mencione este día ocho, ¿no? Siempre asociamos el ciclo de siete días con la cosmovisión bíblica, pero el ocho también tiene un papel especial. 

La aparición más prominente sea tal vez la del “octavo día”, después de los siete días de Sucot, lo cual, sin dudas, tiene un paralelo interesante con la consagración sacerdotal. Otra instancia es la del brit milá (circuncisión), que se realiza al octavo día de vida de todo varón en Israel, lo cual simboliza el ingreso al pacto de Abraham. A la luz de estas instancias es que podemos ganar más entendimiento acerca del significado del nombre de esta parashá.

Otras cosas importantes que suceden son la muerte de dos de los hijos de Aarón por ir a ofrecer un “fuego extraño”, mandamientos de pureza adicionales para los sacerdotes, y la lista oficial que indica la distinción entre animales limpios e inmundos.

Tanto las leyes establecidas para los sacerdotes, que debían tener un estándar superior de santidad, como las simples leyes dirigidas a todo el pueblo (como las leyes dietéticas), constituyen parámetros específicos establecidos por el Creador, acerca de lo que significa la pureza y la santidad para el Creador.

En tiempos en donde múltiples iglesias y denominaciones establecen parámetros de santidad subjetivos de acuerdo al tiempo y geografía en que se desarrollan, es imprescindible aprender aquellos mandamientos que el mismo Mesías nos confirmó; no pasarán hasta que pasen el cielo y la tierra.

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¿Cuál es nuestra vibración?

Cortesía del Club de Patrocinadores

Sabemos que por la Palabra de Yehováh todas las cosas fueron creadas. Dicho de otra manera, la palabra de Yehováh emitió una vibración buena, creadora, y que trajo vida.

¿Sabía usted que todo en la Creación emite una vibración? Justo desde su inicio vemos como todo estaba en desorden y el Espíritu de Yehováh se movía sobre las aguas emitiendo un tipo de vibración.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Génesis 1:2.

El término que se tradujo como “movía” en Génesis 1:2, es la palabra hebrea ‘rahap’ que significa revolotear, mover, agitar, vibrar. Miremos por un momento las siguientes imágenes para entender mejor el concepto de vibración en la Creación:

En esta imagen podemos ver a un joven con una vara en su mano, una lámina negra de cartón, y arena esparcida desordenadamente sobre el mismo. El joven frota la vara contra la cartulina, y emite una vibración con una cierta frecuencia. En la segunda imagen se puede apreciar que el resultado de dicha vibración fue la formación precisa de figuras.

Sabemos que por la Palabra de Yehováh todas las cosas fueron creadas. Dicho de otra manera, la palabra de Yehováh emitió una vibración buena, creadora, y que trajo vida. En nuestro caso, la pregunta que planteo es: ¿qué tipo de vibración está transmitiendo usted? Es importante que emitamos una vibración buena que construya y que esté acorde al diseño del Altísimo. 

Una y otra vez vemos ejemplos acerca del poder de la vibración en el transcurso de las Escrituras. Quizás, uno de los mejores ejemplos que encontramos es el episodio de Josué cuando Yehováh le ordenó al pueblo marchar por siete días alrededor de las murallas de Jericó. Fue tal la vibración que se provocó a causa del ruido y el estruendo de la bulla provocada por las trompetas, shofares y gritos del pueblo, que las murallas de Jericó se derrumbaron (Josué 6).

Otro ejemplo que encontramos en las Escrituras es el caso del Rey Saúl. En el libro de 1 Samuel 16 dice que el Rey Saúl estaba siendo atormentado por un espíritu malo que venía de parte de Yehováh. Sin embargo, sus siervos encontraron la manera de traer alivio a Saúl al invitar a David para que tocara el arpa. La melodía de la música de David producía una cierta vibración que provocaba que el espíritu malo se apartara del rey, y de esta manera le traía sanidad (1 Samuel 16:23).

Todo emite una vibración, de ahí la importancia de cuidar nuestras palabras ya que las mismas tienen el poder de crear y traer vida o de destruir. Demos un vistazo a la sabiduría que encontramos en los proverbios con respecto al poder de nuestras palabras:

“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos” Proverbios 18:20-21.

La Torá nos enseña que debemos ministrar a nuestros hijos con las palabras que el Altísimo nos dijo que les habláramos diariamente. ¿Cuáles son estas palabras? ¿Cuál es la vibración que deberíamos de estar emitiendo a nuestros hijos?

“¡Escucha oh Israel! Yehováh nuestro Elohim, Yehováh uno es. Y amarás a Yehováh con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes” Deuteronomio 6:4-8.

Si todo emite una vibración, ¿qué tipo de vibración emiten los animales, principalmente aquellos con los que nos alimentamos? ¿Será por eso que Yehováh le dijo a Israel qué animales podía comer y cuáles no?

Finalmente, las plantas también emiten una vibración que nosotros hoy en día llamamos “propiedades curativas”. Resulta muy interesante que la Torá es comparada con un árbol que da vida:

“Ella (la sabiduría = Torá) es árbol de vida a los que de ella echan mano; y bienaventurados son los que la retienen” Proverbios 3:18.

¿Desea emitir la vibración correcta? ¡Comamos de ese árbol de vida, y seamos agentes de cambio trayendo sanidad a las naciones!

¡Shalom!


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Los Sacrificios y la Pureza Ritual
Levítico 6:8 – 8:36 | Parashá Tzav

La parashá de esta semana lleva por nombre “Tzav” que significa “ordenanza” y contiene enseñanzas que pueden tener varias aplicaciones prácticas en nuestra vida cotidiana que veremos más adelante. 

Aunque los rituales y los sacrificios ya no se llevan a cabo debido a la falta del Templo en Jerusalén, y la inactividad del servicio sacerdotal en Israel, esta porción de la Escritura puede inspirarnos a buscar disciplinas significativas en nuestra propia vida, como la oración diaria, la observancia del Shabat y la participación en las Fiestas del Todopoderoso, entre otros mandamientos. 

El principio de generosidad y caridad también es importante resaltarlo. El concepto de sacrificio y servicio a los demás puede inspirarnos a extenderle una ayuda a aquellos que están más necesitados. Esto refleja el valor de nuestra fe de ayudar a los menos afortunados y a construir una comunidad más solidaria y compasiva.

¡Un llamado a la devoción! 

Tzav resalta la importancia de la devoción y el servicio a Yehováh. Esto puede ser una motivación para que busquemos formas para mejorar nuestra relación personal con nuestro Padre a través del estudio de la Escritura, la reflexión personal y el servicio a los demás.

La limpieza espiritual es un aspecto importante a rescatar en esta lectura semanal, ya que las leyes de pureza ritual nos hacen recordar la importancia de mantener una pureza espiritual y moral en nuestras vidas. Esto puede implicar acciones importantes como hacer introspección, arrepentirnos de nuestras faltas y buscar el perdón para mantener una relación sana primeramente con nuestro Creador y con los demás.

Reflexión: Si bien es cierto que esta porción destaca la importancia de la observancia de ciertos mandamientos y preceptos de Yehováh en torno a los sacrificios y a la pureza ritual, hay que recordar que la obediencia es primordial para Yehováh, tal como el profeta Samuel se lo dijo al rey Saúl cuando desobedeció la orden directa de Yehováh de acabar con Agag rey de Amalec y a todos los amalecitas, “el obedecer es mejor que los sacrificios”. 1 Samuel 15:22

Eclipse solar

Señales en los cielos


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Parashá Vaykra [cabecera]

Parashá Vaykrá – Adoración y Servicio a Yehováh
Levítico 1:1 – 6:7

Vaykrá, significa: Y Él llamó. El libro comienza con la letra vav, una conjunción que nos da la idea de continuidad con el relato del Éxodo. Para comprender este libro es importante entender el problema que se está tratando de resolver. La palabra hebrea para Ofrenda es korbán, cuya raíz es la palabra hebrea karav, que significa: acercarse. Es decir que una persona trae un korbán con el propósito de acercarse a Yehováh.

Tan solo imaginar el escenario donde se llevaban a cabo todos los sacrificios que vamos a estudiar, nos produce un rechazo inconsciente; pensar en los sacerdotes cortando la yugular del animal para recoger su sangre y luego abriéndolo para retirar sus órganos, y realizando todos los demás procedimientos, nos hace desear ir al Nuevo Testamento donde apreciamos que Yeshúa haya terminado con el sistema de sacrificios.

Si embargo, es muy importante descubrir que el propósito de Yehováh no era simplemente ordenar sacrificios para percibir el olor de la carne quemada, sino que por tal medio Él estaba mostrando al pueblo de Israel la necesidad de un Mesías que haría expiación por todos nosotros. Entonces comenzamos a entender que “el olor fragante”, era en cierto sentido una sombra del significado que la obra de Yeshúa representaría para el Padre, porque en él estaba reconciliando a su pueblo y rescatando lo que se había perdido.

No perdamos de vista, mientras iniciamos nuestra jornada a través de este libro, que independientemente de nuestras preferencias personales, lo que vamos a hallar son los procedimientos ordenados por Yehováh para relacionarnos con Él. Como podemos verificarlo desde los albores de la humanidad, Yehováh instruyó al ser humano para que le presentara ofrendas, tal y como lo vemos registrado en la historia de Caín y Abel. Posteriormente vemos que esta práctica se extendió conforme la humanidad se fue dispersando y generando civilizaciones y culturas que practicaron el ofrecimiento de sacrificios a sus deidades. Hoy no es posible presentar sacrificios de ninguna clase por cuanto no existe la Casa de Yehováh, y ni judíos ni cristianos pueden efectuarlos porque tal práctica resulta en una violación de la Toráh.

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La ‘levadura’ se infiltra sutilmente en nuestras vidas

La levadura nos engaña, porque hace que los panes luzcan enormes respecto a su tamaño original. 

¡No me digas que el pan de este encabezado no es apetitoso! Por supuesto que sí; está elaborado con una gran cantidad de ingredientes, para darle el volumen, la textura, los colores, los sabores, etc. Diríamos que es un pan que “entra por los ojos”.

Ahora veamos un pan sin levadura:

¡Diferente! ¿no es cierto? Quizás a esto ni siquiera lo llamaríamos “pan”, y por cierto no resulta para nada codiciable o deseable.

La levadura es el elemento clave en la preparación del pan, porque lo hace aparecer más grande de lo que realmente es. En otras palabras: si a la masa no se le añadiera levadura, el pan quedaría comprimido, apretado y sería difícil de comer.

Para decirlo claramente, la levadura nos engaña, porque hace que los panes luzcan enormes respecto a su tamaño original. 

Con razón, Yeshúa hizo mención de la levadura y la comparó con las enseñanzas de los maestros de la época, la mayoría de los cuales habían abrazado una “Toráh leudada”. Sí. La Palabra de Yehováh había sido sustancialmente modificada dando lugar a una religión humana, que en ese caso se llamó: El Judaísmo.

Pero años más tarde, cuando los seguidores de Yeshúa, que habían entendido claramente el celo de su maestro, y predicaban el mensaje del Reino invitando a arrepentirse, es decir a volverse a los parámetros del Reino de los Cielos (la Toráh), también fueron “infectados por la levadura”, pero esta vez la de los padres de la iglesia quienes eran de procedencia griega, y llegaron con sus propias adiciones y argumentos para invalidar una vez más la Toráh de Yehováh y dar lugar a lo que se conoció como: El Cristianismo, otra religión humana.

Siempre habrá levadura en nuestro camino

Cuando dejamos la lectura y la meditación en la Palabra de Yehováh, y cuando la vida de Yeshúa se convierte solo en una razón para celebrar la navidad, o en una historia trágica para recordar en la semana santa, es cuando seguramente estamos siguiendo a los hombres con sus tradiciones, enseñanzas, formas, protocolos y demás. Nos hemos tragado la levadura de turno y esto se evidencia porque entonces surgen las pasiones, el fanatismo, la religiosidad que mata, que divide, que menosprecia la Verdad revelada y que justifica cualquier atropello.

Necesitamos aprender a discernir la presencia de “la levadura que leuda (afecta) toda la masa”.

¿Sabías que para que una porción de masa se leude, no necesitas añadirle levadura? Cuando la usamos es porque deseamos resultados más rápidos. Pero aún si mojamos la harina con agua y la dejamos en reposo, ¡ella misma comienza a formar levadura! Lógicamente, este proceso requiere de más tiempo. Pero… ¿qué nos enseña esto?

Una lección sencilla: que aún cuando no nos expongamos a las “levaduras” de moda, es decir a las enseñanzas de diferentes líderes o maestros que pudieran estar contaminadas, nosotros mismos podemos llegar a generar creencias erróneas, doctrinas equivocadas, disciplinas crueles, fanatismo, pasiones y demás, cosas que surgen cuando nos volvemos pasivos y no nos acercamos diligente y celosamente a la Toráh sin añadiduras, para obedecerla y honrar así tanto a Yehováh nuestro Padre, como a Yeshúa. Piénsalo…

Tengamos en cuenta que de la misma forma que la levadura inflama el pan, las enseñanzas con “levadura” inflaman nuestro ego, haciéndonos creer mejores de lo que realmente somos. ¿Puedes identificar algunas de tales enseñanzas? Son todas aquellas que nos conducen a considerar a los demás como inferiores a nosotros en cualquier área de la vida, ya esta económica, intelectual, “espiritual”, física o cualquiera otra.

Cómo protegernos de la levadura

Yeshúa nos da instrucciones claras: Tened cuidado de la levadura de los escribas (maestros) y de los fariseos (líderes religiosos); por su parte  Shaúl (Pablo) le advirtió a Timoteo: Cuídate de ti mismo y de la doctrina…

Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” 1 Timoteo 4:13–16

Sí. Es indispensable mantenernos en guardia, más en estos tiempos cuando estamos sometidos a mensajes que apelando a todos nuestros sentidos, confunden nuestros pensamientos. Por tal razón, necesitamos detenernos en la carrera de la vida de cuando en cuando, para detectar el camino que puede estar usando la levadura para entrar en nuestro caminar, y deshacernos de ella.

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¿Cuál es el propósito de la Torá?

El propósito original de la Toráh es el de crear un marco de interacción entre las personas basado en un criterio universal de justicia.

Cuando analizamos la estructura de la sociedad en que vivimos, hay un elemento en particular que sobresale en lo que respecta a la organización y respeto mutuo de los individuos; las leyes.

Se puede aseverar que una sociedad que carece de leyes es caótica. Si no tenemos derechos como individuos entonces todo está permitido. Esta es una receta para el desastre. En nuestras naciones modernas, en las que los gobiernos están plagados de corrupción y el sistema judicial funciona más por conexiones y sobornos que por la defensa de la ley, podemos confirmar que las consecuencias sociales y económicas son calamitosas.

Criminales de ‘guante o cuello blanco’ caminan libres sin repercusiones, mientras que personas que violan inadvertidamente leyes inconstitucionales pagan desmesuradamente.

¿Cuál es el propósito de la Torá?

El objetivo principal de la Torá es el de establecer una estructura social basada en la justicia. A diferencia de muchas prédicas ultra-espiritualizantes de teólogos modernos y antiguos, el propósito de la Torá es el de crear un marco de interacción entre las personas basado en un criterio universal de justicia.

Tanto los Diez Mandamientos, como el resto de los 613 mandamientos que son detallados en las Escrituras, tienen como intención guiarnos en una vida de justicia y equidad. Muchos de ellos tienen que ver con las relaciones interpersonales, es decir, cómo yo me relaciono con mi prójimo, mientras otros tienen que ver con la relación entre el individuo y el Creador.

Lo interesante es que incluso aquellos mandamientos que expresan la manera de conectarnos y relacionarnos con nuestro Creador, están conectados también con la justicia social y la manera de relacionarnos con nuestro prójimo.

No puede haber Justicia en una sociedad sin Dios

Los primeros cuatro de los Diez Mandamientos no dicen nada acerca de la manera de relacionarnos con el prójimo, sino que se enfocan en nuestra relación con el Creador. Y aquí está el secreto de la Justicia. Es Justicia porque es ordenada por el Creador. Es decir, para determinar qué es justicia y qué no lo es, debemos poder establecer un concepto universal de la misma. De lo contrario, ¿qué constituye los parámetros subjetivos de una persona o grupo de personas como superiores a lo que un grupo diferente considera como justicia?

Es por esta razón que antes de lidiar con conceptos relacionados a la justicia entre individuos debemos establecer Quién es el Creador y qué lugar ocupa en nuestra vida. Debemos establecer que no podemos tener a otros Elohim (poderosos) frente a Él (primer mandamiento) y debemos otorgarle el respeto que Él se merece como el Creador del Universo y de todo lo que existe. Una vez establecido este principio, ahora sí, podemos continuar profundizando en qué es lo que Él requiere de nosotros en lo que respecta a nuestras interacciones como individuos.

El Rol de la Justicia en el Israel Antiguo

La justicia, solo la justicia seguirás

Deuteronomio 16:20

Esta exhortación para los hijos de Israel viene acompañada de mandamientos para instituir cortes judiciales enteras, junto con ejemplos y estatutos acerca de cómo administrar la justicia y advertencias acerca de no ceder a los sobornos o intereses personales y subjetivos, sino que debían observar un nivel de absoluta imparcialidad.

Un libro entero en el Tanaj está dedicado a los jueces, que lideraron Israel por varias generaciones antes de la institución de la monarquía. E incluso luego de la unción de los reyes, tenemos testimonios acerca de la ejecución de juicios justos del rey Salomón, quien por su parte consideró a la justicia mayor que los sacrificios:

Hacer justicia y juicio es a Yehováh Más agradable que sacrificio.

Proverbios 21:3