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Parashá BeHar – El Año Shmitá
Levítico 25:1-26:2

La parashá BeHar, que se encuentra en el libro de Levítico, significa “en la montaña”.

Todas estas instrucciones que comenzaron cuando Moisés subió al Monte Sinaí después de que el Creador declarara los Diez Mandamientos en Éxodo 20, continúan a través de todo el libro de Levítico, ya que los israelitas estuvieron más de un año acampando en la base del Monte Sinaí.

En esta porción se presenta uno de los conceptos más revolucionarios y espirituales de la Biblia: el Año Sabático o Shmitá, y el Año del Jubileo, o Yovel. Este mandato, Shmitá, que ordena dejar descansar la tierra cada siete años, no solo tiene implicaciones ecológicas, sino que también tiene profundas implicaciones en lo que respecta a la fe, la justicia social y la relación del ser humano con el Creador y Su creación.

El año de Jubileo anunciaba también el retorno de todos los habitantes a su tierra ancestral. Es decir, incluso si las tierras eran vendidas y acumuladas por ciertas personas o familias, al cabo de este período se efectuaba un “gran reinicio” o “reset”, en el cual todo era restaurado y un nuevo comienzo tomaba lugar. A través de estas acciones y observancias, los pobladores de la tierra debían reconocer Quien era el Verdadero Propietario de toda la tierra. 

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La Importancia de Ser Agradecidos

Cortesía del Club de Patrocinadores

La gente agradecida padece menos de estrés y depresión, mantienen una presión arterial saludable y tienen mejores niveles de energía. 

Robert E Emmons

“Aclamad a Yehová, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna” 1 Crónicas 16:34.

¿Qué es la gratitud y por qué es tan importante? ¿Realmente hace la diferencia que vivamos con una actitud que muestre agradecimiento a Dios por todo lo que Él nos ha dado e incluso por lo que no nos ha dado? ¿Cuál es el beneficio de ser agradecido?

Al estudiar las parashot semanales (las porciones de la Torá), podemos encontrar con facilidad que una y otra vez el pueblo de Israel mostró una actitud incorrecta delante de Yehováh desde que salió de la tierra de Egipto.

“Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: ¿Qué beberemos?…” (Ex 15:24), “Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y contra Aarón en el desierto” (Ex 16:2), “…y el pueblo se impacientó por causa del viaje. Y el pueblo habló contra Dios y Moisés” (Num 21:4-5), “Y murmuraron contra Moisés y Aarón todos los hijos de Israel…” (Num 14:2-3), “Y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: “Porque el SEÑOR nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos” (Deu 1:27). “Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos de Yehováh; y cuando Yehováh oyó, se encendió su ira, y el fuego de Yehováh ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento” (Num 11:1).

Los hijos de Israel mostraron su descontento durante su caminar en el desierto, omitiendo así cada una de las bendiciones que presenciaron sus ojos, desde las plagas, el cruce del Mar Rojo, hasta la provisión diaria, el maná que descendía del cielo, experiencias por la que solamente el pueblo de Israel puede estar agradecido y de las cuales puede dar testimonio:

“Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella. 33 ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer34 ¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos 36 Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego37 Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder38 para echar de delante de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como hoy” Deuteronomio 4:32-34,36-38.

A causa de la falta de agradecimiento y la continua murmuración de parte del pueblo de Israel hacia Moisés y hacia Dios mismo, el pueblo sufrió las consecuencias en diferentes ocasiones.

“Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos de Yehováh; y cuando Yehováh oyó, se encendió su ira, y el fuego de Yehováh ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento” (Num 11:1).

“25 Antes murmuraron en sus tiendas, Y no oyeron la voz de Yehová. 26 Por tanto, alzó su mano contra ellos para abatirlos en el desierto, 27 Y humillar su pueblo entre las naciones, Y esparcirlos por las tierras” Salmo 106:25-27.

Aprendamos de la experiencia vivida por Israel en el desierto para no cometer los errores que ellos cometieron. Por el contrario, busquemos razones por las cuales podemos estar agradecidos con el Creador. Despertar cada día con una actitud agradecida va a mejorar no solo nuestra condición espiritual, sino que también nuestra salud en todos los aspectos.

Incluso la ciencia así lo afirma. Un estudio citado por el autor Robert E Emmons en su libro “Gratitude Works!” demostró que la gente agradecida padece menos de estrés y depresión, mantienen una presión arterial saludable y tienen mejores niveles de energía. El mismo estudio menciona que estar agradecidos desacelera el proceso normal de envejecimiento del ser humano y al mismo tiempo nos ayuda a disminuir la absorción de grasas.

Los dos espías que trajeron un reporte positivo (Josué y Caleb), a diferencia de los otros diez, lograron entrar a la tierra prometida por el solo hecho de mostrar una actitud positiva y de agradecimiento al Todopoderoso por la tierra que les iba a entregar en sus manos, cumpliendo así la promesa que Yehováh le había dado a Abraham, Isaac y Jacob.

Sin importar la condición en que nos encontremos hoy, seamos agradecidos con Yehováh, y enseñémosles a nuestros hijos a dar gracias en todo momento porque Él ha sido bueno con nosotros, y porque ciertamente “nuevas son sus misericordias cada mañana”.

¡Shalom!


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Parashá Emor – Las Fiestas de Yehováh
Levítico 21:1-24:23

La parashá Emor se encuentra en el libro de Levítico (Lv 21:1 – 24:23) y se enfoca en las leyes y rituales relacionados con la santidad, la pureza y el servicio en el Tabernáculo. Emor, que significa “diles“, inicia con instrucciones específicas dirigidas a los sacerdotes sobre cómo mantener su consagración mientras llevan a cabo sus deberes sagrados.

Desde las restricciones sobre quiénes pueden oficiar en el servicio sagrado hasta las normativas sobre la pureza ritual y los días festivos, esta sección de la Torá establece las pautas para mantener la santidad, el orden y la conexión entre la práctica espiritual y la vida cotidiana en la congregación de Israel. 

Además, detalla las exigencias de integridad física y moral para aquellos que sirven como sacerdotes, subrayando la importancia de una conducta ejemplar en medio del  servicio del Santuario.

Emor” nos invita a reflexionar sobre la importancia de la integridad en nuestras vidas cotidianas. Las normas detalladas para los sacerdotes y las festividades nos recuerdan que, aunque nuestras vidas modernas son muy diferentes, la necesidad de vivir con principios elevados y una conducta ética sigue siendo fundamental. También, esta parashá nos desafía a considerar cómo podemos mantener nuestra propia “pureza” en un sentido contemporáneo, cultivando valores como la honestidad, la responsabilidad y el respeto hacia los demás. Al igual que los sacerdotes tenían un rol especial en su comunidad, cada uno de nosotros puede buscar maneras de contribuir positivamente a nuestra sociedad, infundiendo nuestras acciones diarias con un sentido de propósito y dignidad.

También, los sacerdotes actuaban como mediadores entre Yehováh y el pueblo, lo cual era una sombra profética del rol de Yeshúa, como nuestro Sumo Sacerdote. Los sacerdotes ofrecían sacrificios de sangre en el altar, esto prefiguraba el sacrificio de Yeshúa en el madero. La sangre purificaba y reconciliaba al pueblo con el Todopoderoso. Los sacerdotes tenían acceso al Lugar Santo y al Lugar Santísimo en el tabernáculo. Esto simbolizaba el acceso a la presencia del Altísimo. De la misma manera, Yeshúa abrió el camino para que ahora todos podamos “acercarnos confiadamente al trono de la gracia y alcanzar misericordia” (Heb 4:16). 

En resumen, las leyes para los sacerdotes apuntaban hacia Yeshúa como el Sumo Sacerdote perfecto, el cual cumplió con cada unos de los requerimientos y ¡nos reconcilió con nuestro Padre celestial!

Parashá Kadoshim [cabecera]

Parashá Kedoshim – Apartados
Levítico 19:1-20:27

La idea de santidad (separación), implica diferenciación: la dimensión de lo que es apartado está enteramente separada de lo que es común, de lo habitual, de lo profano. Lo apartado es singular, es único, inspira respeto (o temor) y aún llega a ser terrible o espantoso, porque su presencia pone de manifiesto lo imperfecto. Como El Apartado, Yehováh es distinto, sagrado, separado como el único de Su clase; por tanto Él es merecedor de la adoración y del culto porque es sin igual, sin rival y permanece como Dueño, Creador y Suprema Autoridad en relación con el mundo y sus criaturas.

Así las cosas, entonces ser apartados significa que nosotros debemos separarnos de todo lo que es mundano, banal, común o malo. En otras palabras, ser apartado significa absoluta bondad y perfección moral. Es imposible que Yehováh condone el pecado o la injusticia de cualquier clase y nivel, porque al hacerlo negaría la distinción entre lo kadosh (santo) y lo profano y por tanto minaría la naturaleza de la santidad misma. Lo apartado – kadosh- es lo opuesto a lo profano. Es lo mismo que la naturaleza de la luz disipa las tinieblas y no da lugar a ellas. No pueden coexistir de ninguna manera ni en ninguna proporción.

Al terminar la Creación, Yehováh apartó el día séptimo; no porque este tuviera algo de valor intrínseco en sí mismo que lo hiciera diferente de los demás días de la semana. No. Yehováh lo designó como el día de reposo, de descanso y lo apartó de los demás. ¿Se lo merecía el Shabbath? Desde luego que no. Fue en virtud de la decisión de su Creador que adquirió esa característica.

De manera similar, cuando nosotros somos “elegidos” por Yehováh, su propósito es que seamos apartados. Pero a diferencia del Shabbat que no tenía voluntad propia para aceptar o rechazar tal elección, nosotros sí la tenemos; y es nuestra decisión iniciar por ese camino o mantenernos como éramos antes.