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Shalom (שָׁלוֹם) – Más que un saludo

Por: Tzvi ben Daniel   –

Una de las palabras hebreas más conocidas entre la gente que no conoce mucho hebreo es “shalom”. La palabra shalom se utiliza en el hebreo moderno como saludo, tanto para decir “hola” como “chau” y también es utilizada para desear “shabat shalom”. El significado más básico de la palabra es “paz”. Pero en realidad, va mucho mas allá…

La palabra shalom (שָׁלוֹם) viene del verbo shalem (שָׁלַם) que significa: “completar”“hacer que algo se llene o complete”. También es utilizado para referirse a “pagar” o “restituir”, ya que cuando pagamos por algo estamos en realidad dando una contraprestación por un bien o servicio recibido. Es decir, estamos dejando un balance “completo”.

El dueño de la cisterna pagará (ieshalem – יְשַׁלֵּם) el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.” (Éxodo 21:34)

En este, así como en muchos otros casos, vemos como el acto de pagar tiene que ver con una restitución por algo que se debe.

Resulta muy interesante que la palabra shalom también se utilizaba en tiempos bíblicos para saludar, pero esto se perdió en la traducción:

“Entonces les preguntó Yosef cómo estaban” (Gen 43:27)

En hebreo dice: Yosef les pregunto por su shalom, lo cual es mucho más profundo y significativo que el simple “¿cómo estás?”. Tiene que ver con el bienestar, la salud y la cualidad de estar ‘completo’ de un ser humano.

Por consiguiente, ahora puede usted tener un significado que abarca mucho más, cuando lea estas palabras en las escrituras; en especial con relación al concepto de “paz”. Y de la misma manera cuando “ore por la paz de Jerusalén”, podrá comprender que significa mucho más que la simple ausencia de guerra; oramos más bien por esa restauración, aquel momento en que todo sea cumplido o “completo”, y podamos al fin vivir en shalom.

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…Yeshúa mirándole, le amó

Marcos 10:17-31
Semana 62

Por: Harold Calvo   –

“Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” le preguntó un joven rico a Yeshúa y él le respondió: “Guarda los mandamientos”. Resulta muy interesante que  Yeshúa no le citó mandamientos relacionados con guardar el Shabat, las Fiestas del Señor, o la dieta del Creador (los cuales quizás requieren tener una mayor revelación de la Toráh de Yehováh) sino que le citó mandamientos universales, que cualquier persona común y corriente puede guardar independientemente de su conocimiento bíblico:

“No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre” Marcos 10:19.

A pesar de que Yeshúa no entró en tecnicismos con el joven rico, aún así, éste le respondió diciendo que él ya cumplía con todos esos mandamientos desde joven:

“El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud” Marcos 10:29.

Y es aquí donde una vez más podemos ver la misericordia y el amor del Padre reflejado a través de Yeshúa, cuando se nos dice que “Yeshúa mirándole entonces, le amó”. Observe que el pasaje no dice que Yeshúa haya cambiado su discurso diciendo: “esta bien, no hay problema, puedes heredar la vida eterna, nos vemos en el Reino”. ¡No! Se nos dice que Yeshúa mirándole le amo y le dijo:

“Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme…” Marcos 13:21.

Puedo imaginarme a Yeshúa como un padre amoroso, revelándole a este joven uno de los secretos más valiosos del Reino: “Puedes guardar todos los mandamientos que haya, pero mientras pongas tu confianza en tus riquezas, no entraras en el Reino de los Cielos”.

¿Dónde está puesta nuestra confianza?

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El Propósito de los Sacrificios

La Toráh tiene el propósito de despertar del letargo religioso a los hijos de Yehováh, para romper así las rutinas y hacerlo consciente de su relación viva con Él.

La porción de la Toráh de esta semana nos introduce en el tema de los sacrificios. Los seres humanos tendemos a adormecernos, a volvernos rutinarios y a bajar nuestros estándares morales y espirituales. Nuestros padres, los israelitas no estaban exentos de estos riesgos por lo cual Yehováh estableció mecanismos que habrían de ayudarles a tomar conciencia de ese problema. Así cuando un israelita había caído por negligencia y se había acomodado a un mundo de fantasías que le permitía vivir mediocremente, necesitaba despertar.

La Toráh tiene ese propósito. Mediante la práctica de los sacrificios busca despertarlo. Le exige llevar un becerro al Templo de Yerushalayim, donde él deberá degollar, cortar y observar cómo queman lo queman hasta que quedan sólo sus cenizas. De esta forma, el oferente obtendrá una imagen clara y nítida de la fragilidad de la vida. Y quizás esta experiencia logre sacudirlo de su apatía inmoral. Si Yehováh se lo permite, logrará entender que la vida es corta, que hay mucho que hacer en este mundo, y que no puede permitirse vivir para siempre en un estado de letargo.

Shaúl en Romanos 12 nos instruye a presentar nuestros cuerpos como “un sacrificio” que nos ha de evitar caer en la mediocridad y apatía espiritual:

Así que, hermanos, os exhorto por la gran misericordia de Elohim a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Yehováh , que es vuestro culto racional. No os adaptéis al mundo, sino sed transformados por la renovación de la mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Elohim: Lo bueno, lo aceptable y lo perfecto.  Romanos 12:1-2

Las ofrendas no fueron designadas para compensar a Yehováh de manera alguna, ni para hacer reparación por pecados cometidos intencionalmente.

Entender esto es de suma importancia porque nos demuestra que la Toráh no fue dada para alcanzar salvación; la evidencia de esto es que no hay provisión (sacrificio) para los pecados que se cometen deliberadamente.

La idea de que Yehováh no se complace en las ofrendas, tanto como en la obediencia, es evidente cuando Shemuel reprende a Shaúl a causa de su desobediencia diciéndole:

Se complace Yehováh tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las Palabra de Yehováh ?  Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.  1 Samuel 15:22


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Yeshua y el Divorcio

Mateo 19:1-12

Semana 62

 

Por: Harold Calvo   -

¿Acaso no es cierto que en la ley de Moshé le está permitido al hombre divorciarse de su mujer? Algo similar a esto fue lo que le preguntaron a Yeshúa unos fariseos que vinieron para tentarle:

“Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?… Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moshé dar carta de divorcio, y repudiarla?” Mateo 19:3,7.

En primer lugar, es importante aclarar que las palabras “ley de Moshé” se utilizan solo para referirse a la Toráh de Yehováh la cual fue recibida por Moshé en el Monte Sinaí.

“Y habló Yehováh todas estas palabras, diciendo…” Éxodo 20:1.

En otras palabras, a Moshé no se le ocurrió decir “estas palabras”, él simplemente fue el instrumento que Yehováh utilizó para hacernos llegar el mensaje de la Toráh.

En segundo lugar, la razón por la que estos fariseos tientan a Yeshúa, es porque ellos habían inventado maneras para “librarse” de los mandamientos de la Toráh, con el propósito de justificarse respecto al adulterio. El tema aquí en cuestión era el de volverse a casar por segunda o tercera vez de una manera premeditada, divorciándose con el “respaldo de la ley” con el fin de casarse con otra mujer (más bonita o más joven), y despreciando y dejando desampara a la primera esposa.

Pero, ¿a que se referían los fariseos cuando dijeron que mandó Moshé dar carta de divorcio, y repudiarla?”. Esa referencia se encuentra en Deuteronomio 24:1-2:

“Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre”.

Es aquí donde la sabiduría y el entendimiento de Yeshúa vuelve una vez más a dejar sin palabras a los fariseos de la época cuando les explica el espíritu mismo de la Torah con respecto al divorcio:

“Por la dureza de vuestro corazón Moshé os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así” Mateo 19:8.

¡Yeshúa les estaba diciendo que el divorcio se estableció por culpa de la dureza del hombre; la voluntad del Padre siempre ha sido y será que el hombre permanezca al lado de su mujer, respetándola, amándola y cuidándola  ya que esto es una figura de Yeshúa amando y cuidando a su amada Israel!

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Nétzer (נֵצֶר) – El vástago

Por: Tzvi ben Daniel   -

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago (nétzer – נֵצֶר) retoñará de sus raíces. (Isaías 11:1)

La agricultura era algo con lo que no solamente cada persona en Israel estaba familiarizada, sino también aquello en torno a lo cual la vida entera de la población de Israel se regía y organizaba. La agricultura está presente en la Torá y en las fiestas, las ofrendas en el Templo, las parábolas de Yeshúa, y también en las imágenes y visiones enseñadas a los profetas hebreos de la antigüedad.

Esta profecía mesiánica de Isaías contiene bastante simbolismo mesiánico, y está basada también en principios agriculturales.

Un nétzer, o vástago es un brote que sale de un árbol. Hay una palabra parecida en relación con el mesías utilizada por los profetas, que es tzémaj, traducida al español como renuevo, que es otra palabra para brote. Por ejemplo en Jeremías 23:5:

He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (tzémaj) justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.

Hay una diferencia interesante entre nétzer y tzémaj, y es que un nétzer no es cualquier tipo de brote, sino un brote que sale de la tierra aparentemente independiente del tronco original, como un nuevo árbol, pero en realidad este brote está unido con el tronco original por debajo de la tierra.

¿Cómo se aplica este peculiar simbolismo al mesías?

Usted sabrá que la familia (o el tronco) del Mesías proviene de Beit Léjem (Belén), allí es donde vivió Isaí, el cual es citado en Isaías 11:1. Allí también nació Yeshúa. Sin embargo, la familia de Yeshúa viajo allí sólo circunstancialmente, ya que vivían en la ciudad de Nazaret, o Natzéret. Cuando Yeshúa se dio a conocer, lo hizo en Galilea. Nadie sospechaba sobre su conexión con la familia del rey David, hijo de Isaí, ya que esta era una región alejada de Judea. Yeshúa “brotó” en un lugar lejano del tronco original (Beit Léjem), pero perteneció a ese mismo tronco, tal como un nétzer.

Es muy interesante que la misma ciudad de Natzéret (Nazaret) debe su nombre a la palabra nétzer (nuestro ‘vástago’ de Isaías 11). Se podría sospechar que los descendientes de Isaí se establecieron en esta región y llamaron proféticamente a este pueblo con el nombre que Isaías designó para llamar al Mesías que habría de revelarse en tiempos futuros.

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Ivrí (עִבְרִי) – hebreo

Por: Tzvi ben Daniel  - 

El hebreo es la lengua de la Torá, pero también es la manera en que se denomina al pueblo de Yehováh. ¿Quién es un hebreo, y qué es un hebreo?

A pesar de que al pueblo del Eterno se lo conoce como Israel, recuerde que Israel fue el nombre que recibió Ya’akov luego de luchar con el ángel. Pero el título de hebreo, o Ivrí (עִבְרִי) precede a Ya’akov por varias generaciones.

La primera persona en ser llamada hebreo en las escrituras fue Avraham, en Genesis 14:13:

Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Avram el hebreo (Ivrí), que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Avram.

 Posteriormente, Yosef es llamado un hebreo en Mitsráyim (Egipto) y todos los hijos de Israel son llamados de esa manera a lo largo del libro de Éxodo, tal como en el siguiente ejemplo:

Entonces Yehováh dijo a Moshé: Entra a la presencia de Faraón, y dile: Yehováh, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. (Éxodo 9:1)

 La palabra Ivrí, hebreo, viene original y lingüísticamente del nombre Ever (Heber), quien fue el nieto de Shem (Gen 10:21). Ever significa literalmente “más allᔓdel otro lado”.

La tradición asocia esto y, posteriormente el nombramiento de Avraham como un Ivrí con “el otro lado” del río Eufrates. La región de Mesopotamia de donde vinieron nuestros patriarcas a la tierra prometida.

En un sentido espiritual, el cruzar “al otro lado” tiene que ver con dejar la vida de esclavitud a la carne en pos del servicio a nuestro espíritu y a Yehováh.

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Y aconteció que mientras iban, ¡fueron limpiados!

Lucas 17:11-18:14
Semanas 58-61

En la lectura de hoy nos encontramos con otra enseñanza preciosa de parte del maestro. Se nos dice que Yeshúa va de camino a Jerusalén, pasando por Samaria y Galilea. Estas ciudades eran conocidas por que ahí habitaban gentiles.

Cuando Yeshúa entró en una de estas aldeas, diez leprosos le salieron al camino y clamaron:

“¡Yeshúa, Maestro, ten misericordia de nosotros!”
Lucas 17:13.

(Estos diez leprosos podría ser una representación de las diez tribus de la Casa de Israel, que se gentilizó, 1 Reyes 11:31).

Yeshúa les ordena a ir a presentarse delante del sacerdote en el Templo, para dar testimonio de su sanidad, y para cumplir así el mandamiento prescrito en la Toráh:

“Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote…”
Levítico 14:2.

Lo más interesante aquí es que Yeshúa no había proclamado una sanidad sobre ellos, sino que la sanidad se manifestó a medida que los leprosos obedecieron y fueron al Templo:

“Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.
Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados
Lucas 17:14.

Hermanos, es mi oración que nuestra fe sea como la de estos diez leprosos, que sin haber visto aun su sanidad, creyeron a la palabra del Maestro, y entonces ¡fueron limpiados!

Davar

Davar (דָבָר) -La Palabra

Por: Tzvi ben Daniel   -

Lo más fascinante sobre la palabra דָבָר  es que es utilizada no solo para decir “palabra”, sino también para decir “cosa”. Esto tiene perfecto sentido cuando tomamos en cuenta que cada cosa (davar) en este universo fue creada a través de la palabra (davar). ¡Fascinante! ¿No?

Observe el siguiente verso:

Después de estas cosas (d’varim) vino la palabra (davar) de Yehováh a Abram en visión.
Genesis 15:1

Aquí pueden verse ambas acepciones siendo utilizadas. En el primer caso: cosas, es d’varim en lugar de davar por estar en plural.

Y hablando de la palabra “d’varim”, esta es la misma palabra que le da nombre al libro de Deuteronomio, ya que cada libro en la Toráh recibe su nombre de una de las palabras que se encuentran en el primer verso de cada libro. Y así comienza el libro de Deuteronomio:

Estas son las palabras (d’varim) que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto.
Deuteronomio 1:1

Por lo cual, leyéndolo en hebreo, si prestó atención a este artículo, comprenderá que este último versículo podría bien traducirse como estas son las cosas que habló Moisés”. Como ve, en la riqueza de la lengua hebrea tenemos a menudo varios significados para una sola palabra, por lo cual no es asunto de culpar al traductor por elegir una de las definiciones, ya que esta es la única manera de llevar a cabo la tarea de traducción, pero sí es importante estudiar la lengua original de las escrituras para poder enriquecernos de tantas otras dimensiones de entendimiento del mensaje comunicado por el Creador.

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Tradiciones vs. Sentimientos

Por: Miguel Forero

Esta época nos da la oportunidad de plantearnos la siguiente pregunta: ¿Son malas las tradiciones? No todas, sería la respuesta correcta. Sin embargo los seguidores de Yeshúa el Mesías, tenemos la responsabilidad de evaluar cuidadosamente, tanto las enseñanzas que hemos recibido en el pasado, como las tradiciones que las acompañan y que hemos heredado. No en vano, el profeta Jeremías declara:

Oh! Yehováh, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en tiempo de adversidad, a ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra y dirán: “nuestros padres heredaron engaños, cosas que son inútiles y sin valor”
Jeremías 16:19

Seguir a Yeshúa implica movimiento; ir de un lugar a otro porque Él no es estático. Yeshúa no es una imagen fría asentada en un pedestal o colgada en una cruz. Yeshúa vive y nos llama a ir en pos de Él, camino a Yehováh quien es nuestro destino final. Vivir como Él anduvo, significa renunciar, desacomodarse, cambiar, violentarse a sí mismo para ser transformado y convertirse en un portador de la Luz que deshace las tinieblas y que evidentemente es diferente en su manera de vivir, porque percibe el mundo de la forma que Yehováh lo hace.

Sin embargo, la fuerza de la costumbre, manifestada en los sentimientos que traen los recuerdos, muchas veces puede más que la razón que nos dicta lo que es correcto hacer. Fue el caso de nuestros ancestros cuando habiendo salido de Egipto, se consideraron abandonados por Moshé cuando se tardó en el Monte Sinay, y decidieron seguir su tradición aprendida en Egipto haciendo un becerro en representación de Yehováh para adorarlo.

Pudo más la fuerza de los recuerdos y de los sentimientos, que el mandamiento recientemente entregado. Ganó la tradición sobre el conocimiento; ganaron de nuevo los sentidos sobre la obediencia, tal como en el caso de Eva en el Edén. Querían “ver, palpar, oler, saborear, escuchar” un “dios” que se acomodara a sus caprichos.

Quienes afirman que ahora somos mejores que nuestros ancestros, están en un grave error. Han evolucionado el conocimiento, la ciencia y la tecnología; pero la moralidad sigue su camino hacia atrás. ¿Acaso no son estos mismos argumentos los que presentamos hoy para desechar el conocimiento que nos ha dado Yehováh, con el fin de hacernos libres de las tradiciones que hemos heredado?

Y sigue siendo así, porque nos puede más la fuerza de la costumbre y los tiernos recuerdos de la niñez, que la Verdad revelada, probando así que en nada hemos evolucionado para ser mejores que aquellos que perdieron su vida en el desierto a causa del becerro de oro.

¡Yehováh quiere que seamos libres! La posibilidad de dejar atrás todo aquello que nos esclaviza está ante cada uno de nosotros. Pero nadie puede decidir en nuestro lugar. Es una decisión personal que cada uno debe tomar: Salir de Egipto (Mitsráyim) dejando atrás todo lo que conocemos y heredamos, o permanecer allí pensando que es más seguro seguir en esclavitud y satisfacer los sentidos. ¿Vas a correr el riesgo de una vida de libertad en dependencia de Yehováh?

Sea este el momento para evaluar tus tradiciones y tus argumentos. Estarás ante dos caminos: Continuar abrazado a la tradición, o renunciar a ella y experimentar el significado de la obediencia a las Instrucciones (Toráh) de Yehováh.

…habéis invalidado la Palabra de Yehováh por vuestra tradición.
Mateo 15:6

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¡Este hombre hace muchas señales!

Juan 11:17-53, Semana 55

¡En esta ocasión, se les presenta un gran problema a los principales sacerdotes y fariseos! Tienen delante de ellos a un hombre que “¡hace muchas señales!” (Juan 11:47). Pero ¿cuál era el problema? Ellos temían que si no hacían nada con respecto a Yeshúa, todo el pueblo creería que él era el Mesías prometido para Israel y esto se convertiría en un caos para ellos por varias razones. Veamos:

Si Yeshúa era proclamado el Mesías:

  1. Los romanos vendrían a destruir el Templo y a la nación por completo, ya que la figura de un mesías sería una amenaza política para el César. En otras palabras, no puede haber dos autoridades al frente de Israel (Juan 11:48).
  2. La secta de los saduceos estaba a cargo del Sanedrín y del servicio del Templo. A pesar de que esta secta no creía ni enseñaba las enseñanzas de los profetas, eran conocidas en Israel las profecías acerca de la venida del Adon, del Señor de Israel (Miqueas 5:2) que vendría a reinar una vez desde el trono de David (Ezequiel 37:25). Esto era una amenaza para el sacerdocio ilegítimo que regía en Israel en aquellos días.

Lo que es impresionante de este relato es que Caifás, el sumo sacerdote ilegítimo de ese año, se levantó e hizo una proclama que nunca se imaginó que vendría a tener una relevancia a nivel profética:

“Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Yeshúa había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos
Juan 17:49-52.

Ciertamente era necesario que Yeshúa muriera por la nación de Israel, y pudiera restaurar así lo que una vez había sido quebrantado a causa de nuestra desobediencia al pacto y a los mandamientos de Yehováh, permitiendo también el regreso de Efraín (los dispersos de Israel) a la casa de su Padre:

“Así ha dicho Yehováh el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos…  Mi siervo David será rey sobre ellos…” Ezequiel 37:21-22, 24.