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Lo valioso de la Soledad

Cortesía del Club de Patrocinadores

La soledad es un elemento vital para poder conocer de manera más íntima a nuestro Padre Eterno

La vida de Ya`akov (Jacob) constituye un modelo de experiencias variadas de las cuales podemos aprender muchas lecciones.

Conocemos la historia de este hombre, quien desde que estaba en el vientre de su madre Rivka (Rebeca) empezó a tener conflictos, pues lo compartía con su hermano mellizo Esav (Esaú) y reñían desde entonces.

Su vida estuvo llena de aventuras, de encuentros inesperados, de visiones y sueños sobrenaturales, de actividad física, sentimental y aún sexual, pues tuvo dos esposas y dos concubinas!

Sin embargo en medio de todo esto, llegó un momento crucial en su vida en el que tuvo que aislarse de todo eso, incluida su familia, para: “cruzar el arroyo” y estar en soledad.

 Así que los presentes cruzaron delante de él, y él mismo se quedó esa noche en el campamento. Esa noche se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y vadeó el Yabok. Los tomó y los envió al otro lado del arroyo, y luego envió sus posesiones al otro lado; y Ya’akov se quedó solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. Génesis 32:22-25

Sí. Los momentos de soledad son de suma importancia. Son aquellos en los que debemos separarnos de todo lo que nos rodea, aún de nuestros seres queridos, para buscar un contacto mucho más personal con Yehováh nuestro Padre. El relato nos informa que hubo una “lucha” cuerpo a cuerpo con un hombre, a quien podemos identificar como el Angel de Yehováh.

Ahora, resulta difícil especular y tampoco me atrevo a inferir qué clase de lucha fue esta. Lo único cierto es que fue un contacto más cercano de lo usual, y del cual resultaron varias cosas:

  • Ya’akov, recibe una confirmación del Plan Supremo de Yehováh para su vida y su descendencia.

  • Su nombre fue cambiado a Yisrael (Israel), poniendo en evidencia que ahora era una persona totalmente renovada.

  • Su cuerpo físico quedó con una marca de tal encuentro, que lo hizo inolvidable.

Toda esta situación nos conduce a ponderar la soledad como un elemento vital para poder conocer de manera más íntima a nuestro Padre Eterno. 

Somos seres sociales por naturaleza, y por esa misma razón sufrimos constantemente la influencia de quienes nos rodean, sea para bien o para mal. ¿Quién no ha tenido la experiencia de querer desarrollar una nueva idea o un proyecto novedoso, y que al ser comunicado a aquellos que están en su entorno, recibe generalmente un alud de comentarios de desánimo? 

Yehováh conduce a sus hijos por caminos fuera de las normas convencionales de la sociedad en que vivimos; Él no es predecible y nunca podremos encasillarlo diciendo que esta o aquella es su manera de obrar. Yehováh es enteramente soberano y siempre hace cosas nuevas.

En el caso de Ya’akov, ¿era recomendable aislarse? ¿no era mejor, desde el punto de vista humano, enviar a conseguir refuerzos para enfrentar a su hermano? ¿le funcionaría su estratagema de los regalos enviados por delante a Esau?

Afortunadamente, Ya’akov descubrió que la manera de superar este obstáculo sería yendo en busca de Yehováh, a solas. Había aprendido a ser diferente y a no dejarse influenciar por su entorno. Cuando vivió al lado de Labán, no aprendió sus costumbres, mas se mantuvo fiel a los principios que seguramente había aprendido de su padre Yitzjak y de su abuelo Avraham.

Tengamos en cuenta que la soledad nos permite conocernos a nosotros mismos al estar fuera del alcance de las críticas o adulaciones de quienes nos rodean. En la soledad solo está la voz de nuestra conciencia y la de Yehováh; desde luego no dejará de manifestarse la voz de perturbador; pero el discernimiento que nos da la presencia de Yehováh lo pondrá de manifiesto.

No temamos nadar en contra de la corriente; hoy más que nunca es imperioso aprender a hacerlo y mantener al firmeza y el valor que corresponde a los hijos de Yehováh, como discípulos de Yeshúa el Mesías, quien es nuestro mejor modelo.


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Yehováh le salió al encuentro para matarlo

Cortesía del Club de Patrocinadores

La carta de presentación de Yehováh delante de las naciones es Israel, por eso el comportamiento y el estilo de vida de Israel debe de ser ejemplar, intachable.

“Y aconteció en el camino, que en una posada Yehováh le salió al encuentro, y quiso matarlo” Éxodo 4:24.

¡Un momento! ¿Qué está pasando aquí? ¡Moisés acaba de hablar con Dios! Yehováh le ha dicho que él es el hombre indicado para liberar a Israel de las garras del Faraón. Moisés es ahora un experto haciendo milagros, convierte la vara en serpiente, sana su mano de lepra, convierte el agua en sangre ¡ah! y además de eso, Yehováh le garantiza que Él mismo le enseñará lo que habrá de decir delante del Faraón… Moisés está ahora listo para presentarse delante del rey de Egipto, pero en su regreso a Egipto, ¡Yehováh le sale al encuentro para matarlo!

¿Cómo es posible que Dios se le apareciera a Moisés justo después de haberlo ordenado como el profeta que liberaría a su pueblo Israel de la esclavitud de Egipto “para querer matarlo”? ¿cómo se explica esto? ¿Qué pudo haber provocado la ira de Yehováh para venir contra Moisés?

Conforme continuamos leyendo el texto, nos damos cuenta que Yehováh al que quiso matar no fue a Moisés, sino a su hijo el cual no estaba circuncidado. Séfora su madre, tuvo que intervenir tomando una piedra afilada para cortar el prepucio de su hijo salvándole así su vida. 

“Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo…”
Éxodo 4:25.

Con esto surgen otros interrogantes, ¿no se supone que Moisés debió haber circuncidado a su hijo al octavo día de nacido? ¿y qué hay de su madre? ¿cómo sabía ella que, al circuncidar a su hijo, lo salvaría de haber sido muerto por Yehováh mismo?

Volvamos al punto anterior. Recordemos que Yehováh desde tiempos muy antiguos, había hecho un pacto eterno con su amigo Abraham, el cual establece que toda la tierra, desde el Éufrates hasta el río de Egipto le pertenece a la descendencia de Abraham, y la señal de ese pacto es la circuncisión.

“Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros” Génesis 17:10.

Resulta interesante que antes de que Yehováh le saliera al encuentro para dar muerte la hijo de Moisés, ya le hubiera dicho que Él mataría al primogénito de Faraón si este no deja salir libre a su pueblo Israel.

“Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo (Israel), para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito” Éxodo 4:23.

Pero ahora, ¡el que se encuentra entre la vida y la muerte es el hijo de Moisés! Es tiempo para que Moisés se ponga en regla con el Altísimo. Yehováh va a matar al primogénito de Faraón por la dureza de su corazón, pero de la misma manera, Yehováh no tiene “problema” de matar al primogénito de Moisés por no tener la señal del pacto, demostrándole así a Moisés que a pesar de que él fue llamado por Yehováh (así como el rey Saúl), si no alinea a su hijo con sus mandamientos, no queda exento de sufrir las consecuencias, es decir, nadie está por encima de la Palabra de Yehováh: ni Moisés ¡ni su hijo!.

La reputación de Yehováh estaba en juego, ¿qué hubieran dicho los egipcios y el resto de las naciones si Yehováh mata al primogénito de Faraón y le perdona la vida al hijo de Moisés el cual ha quebrantado el pacto (Gn 17:14)? ¿Que el Dios de los hebreos es un Dios injusto? ¡Jamás podrán decir eso, sino todo lo contrario! Las naciones dirán “¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley?” (Dt 4:8).

La carta de presentación de Yehováh delante de las naciones es Israel, por eso el comportamiento y el estilo de vida de Israel debe de ser ejemplar e intachable. ¡Jamás Israel puede parecerse al resto de las naciones! El caminar de Israel ha de ser diferente, empezando por Moisés, la cabeza.

Finalmente, ¿cómo sabía Séfora lo que debía de hacer? Séfora era Madianita, los madianitas eran descendientes de Abraham (Gen 25:2), Abraham les enseñó acerca de la circuncisión (Gen 17:10), dado que eran parte de su simiente.

Young woman with raised arms in the water. Black and white.

¿Es lo mismo el bautismo que la t’vilá?

Si bien el bautismo cristiano y la tevilá hebrea son rituales que involucran la inmersión en agua, tienen diferencias significativas en términos de su origen, propósito y simbolismo.

No se puede afirmar que el bautismo cristiano y la t’vilá judía sean iguales. Si bien ambos rituales involucran la inmersión en agua, tienen diferencias significativas en términos de su origen, propósito y simbolismo.

El Bautismo Cristiano

Pastores bautizando a un varón en una piscina.

Según el cristianismo, el bautismo tal y como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en las enseñanzas y prácticas de Jesús (Yeshúa) y los primeros seguidores del cristianismo. Con la institucionalización de la iglesia, el bautismo llegó a ser considerado un sacramento que simboliza la fe en Jesús como el Mesías, el perdón de los pecados y la entrada en la comunidad de creyentes. El bautismo cristiano se basa en el mandato de Jesús a sus discípulos de

“…hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu

Mateo 28:19

La T’vilá Hebrea (Judía)

Por su lado, la t’vilá judía es un ritual que se remonta a las prácticas de purificación prescritas en la Toráh desde los tiempos de Moisés. La t’vilá se realiza como parte de la observancia de la ley y se lleva a cabo en una mikvé, piscina o lugar con aguas corrientes. Tiene como propósito la purificación ritual y es una figura o sombra de transformación espiritual; se realiza en varias situaciones, como antes de ciertos rituales religiosos o después de ciertos estados de impureza.

Una “Mikvé” (lugar para hacer un baño ritual en hebreo) utilizado por hombres y mujeres por separado para purificarse del pecado y la impureza

Mientras que el cristianismo considera el bautismo como un sacramento esencial para la salvación y una expresión externa de fe interna, el judaísmo actual considera la T’vilá como un ritual de obediencia a las leyes y mandamientos de las Escrituras, con el propósito de mantener la pureza ritual y de prepararse para prácticas religiosas específicas.

Un poco de historia

Hasta hace unos años, el cristianismo enseñaba que una persona solo debería ser bautizada una vez en su vida. Así que quienes nacieron o nacen dentro del Catolicismo, fueron y son bautizados al poco tiempo de haber nacido, para asegurar la eliminación del pecado original y evitar que el bebé fuera a parar al limbo en caso de que muriera y adicionalmente el bautismo era la forma oficial de ponerle el nombre a la criatura.

Con el surgimiento de las iglesias cristianas, a raíz de la Reforma protestante, surgieron los grupos Anabautistas (los que se bautizan de nuevo), quienes abogaban por un bautismo en la edad adulta, como resultado de la toma de conciencia del compromiso del individuo con Jesús. Era obvio que al bautizarse como adultos, estaban desconociendo su bautismo de niños, y estaban renunciando a someterse a la iglesia romana, lo cual desató su persecución por parte de las autoridades de la Iglesia Católica.

El ritual ha ido cambiando su significado poco a poco. En la actualidad a la gente se le demanda que se bautice cuando llega a una iglesia nueva, no importa que ya haya dado ese paso en otra iglesia o denominación. El bautismo se ha convertido en la puerta de entrada oficial a la congregación, que una vez cruzada, obliga al miembro a entregar sus diezmos y a asumir responsabilidades de diferentes clases.

Sin embargo quienes hemos dado el paso de redescubrir nuestras Raíces Escriturales, hemos entendido que la inmersión en agua, era lo que Yohanan (Juan) el bautista llamaba a la gente a hacer y tienen una connotación de compromiso con nuestro Yehováh nuestro Padre y con Yeshúa nuestro Mesías.

Y acudía a él Jerusalén y toda Judea, y toda la región en torno al Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando públicamente sus pecados

Mateo 3:5-6

En esencia significa que dejamos atrás nuestra forma de vida y que deseamos conducirnos por las leyes del Reino: La Toráh.

Así mismo, creemos que es no solo válido, sino necesario que a lo largo de nuestro caminar, realicemos tantas inmersiones como sean convenientes o necesarias, ya sea porque deseamos “actualizar” o “renovar” nuestro compromiso de obediencia y lealtad con nuestro Señor, o porque deseamos marcar etapas nuevas en nuestra vida cuando ya hemos superado debilidades que nos aquejan, o bien cuando nos comprometemos a luchar para superarlas.

En resumen: Si bien tanto el bautismo como la t’vilá involucran la inmersión en agua y conllevan un significado espiritual, difieren en sus orígenes históricos, interpretaciones teológicas y contextos culturales. Comprender los contrastes entre estas prácticas puede profundizar nuestra apreciación por las diversas tradiciones dentro del amplio panorama espiritual y ayudarnos a superar nuestra diferencias.

El poder de Dios

El (אֶל) – El Poder de Dios

Cortesía del Club de Patocinadores

La palabra hebrea EL es utilizada tanto para referirse al Dios de Israel como a otros dioses.

Títulos de Dios

A pesar de que Dios tiene sólo un nombre propio, Yehováh, existe una multiplicidad de títulos por los cuales el Creador es referido en las Escrituras. La mayoría de estos son títulos que nos revelan distintas características acerca de Dios y también acerca de cómo él era percibido en la sociedad del Medio Oriente en tiempos bíblicos.

En esta ocasión analizaremos el título: EL, en las Escrituras hebreas.

La palabra EL (אֶל) es la palabra que se traduce al español simplemente como “Dios”, al igual que Elohim. Note como EL son las primeras dos letras de Elohim; siendo El  la forma singular, y Elohim el plural mayestático. También existe Eloah, una forma aramea singular femenina de la misma raíz. Existe también el plural elim, que siempre se refiere a dioses paganos. Por el contrario, Elohim puede ser utilizado tanto para referirse al Creador, como a dioses (en plural) de otras naciones.

La palabra EL es también utilizada en conjunción con otros sustantivos para formar un término compuesto en referencia exclusiva al Dios de Israel. Ejemplos de esto serían EL Elión (Dios Supremo) y EL Shadai (traducido como Dios Todopoderoso, pero con un significado más profundo que analizaremos en un futuro artículo).

EL, no es una palabra exclusivamente hebrea

EL, también era el nombre de la deidad suprema de los cananeos. Pero esto no hace que la palabra “se vuelva pagana” de ninguna manera. Mas bien, debemos ahondar en el origen lingüístico de esta palabra que poseía un significado en la lengua cananea y que estaba ligado con la lengua hebrea. Muchas lenguas semíticas de la región estaban relacionadas y hasta tenían los mismos sistemas de escritura, lo cual permitía la comunicación entre las naciones vecinas, incluyendo a los hebreos, los cananeos, los fenicios y los moabitas.

Significado de la palabra EL

La manera más simple de entender el significado de esta palabra, tanto en el hebreo bíblico como en la lengua de Canaán / Fenicia, es comprender el significado pictográfico de las dos letras que componen esta palabra.

Aclaración: en los últimos años ha habido una gran cantidad de “maestros” mesiánicos que han desarrollado un sistema de interpretación del hebreo bíblico basándose en los significados primitivos de los caracteres. Como hebreo parlante y como alguien que ha enseñado hebreo bíblico por varios años, puedo decirle que la mayoría de estas interpretaciones son bastante ‘forzadas’, generalmente para hacer caber su propia teología dentro del hebreo y de la Biblia. Además, la mayoría de estas personas ni siquiera pueden leer hebreo de manera fluida. Yo no endoso tales “maestros” ni dicho tipo de interpretación. 

Habiendo hecho esta breve aclaración, permítame confirmarle que es cierto que cada letra en el alfabeto hebreo tiene un significado, y si lo analizamos de manera contextual con las escrituras y la teología hebrea y con integridad moral, podemos obtener una clara y simple revelación tal como la que veremos a continuación.

(EL) אֶל   

Dos letras hebreas son las que forman esta palabra. En la foto de arriba, dentro del recuadro se encuentra la palabra EL en la escritura paleo hebrea o proto cananea. La primera letra, álef (a mano derecha), representa la cabeza de un toro. De hecho, más allá de la escritura, la palabra álef tiene también ese significado de toro. De aquí se deriva la conexión con la fuerza y el liderazgo.

La segunda letra, la lamed, es la representación de un bastón de un pastor de rebaño, y el verbo lamad está relacionado con “enseñar”. En otras palabras, tanto el pastor del rebaño como aquel que enseña, están actuando a manera de guía. Alguien a quien debemos seguir.

Poniéndolo todo junto, EL, vendría a ser “un fuerte líder a quien seguir”. De aquí que los cananeos utilizaban la misma terminología, a pesar de que no seguían al mismo dios de los hebreos.

De aquí podemos comprender la lógica del pueblo de Israel construyendo un becerro (un pequeño toro) en la base del Monte Sinaí. Un líder visible a quien podrían seguir en la ausencia de Moisés.

Conclusión

La palabra hebrea EL es utilizada tanto para referirse al Dios de Israel como a otros dioses. Es pertinente comprender el significado hebreo, que se relaciona con la “fuerza” y el “liderazgo”. Cuando aplicamos estos conceptos al EL (Dios) de Israel, podemos entender la función crucial que Él cumple en nuestras vidas y caminar diario.