1 Portada

Islam


PATROCINADORES EXCLUSIVOS

Para acceder a este contenido, debe ser miembro de Club de Patrocinadores o iniciar sesión.

Shot,Of,Young,Happy,Woman,Listening,And,Dancing,To,Music

Pureza no es lo mismo que Limpieza

Basado en “Eye of the Needle” de Yitzchak Coopersmith y enseñanzas del Rav Shraga Simmons.

En español, lo puro se asocia con lo impecable, lo limpio o lo inocente; mientras que lo impuro se define como corrupción, perversión, adulteración, hibridez. Sin embargo, en el contexto de la Torá, estos conceptos tienen un significado muy diferente.

Tahará y Tumá: ¿Impureza o algo más profundo?

La dificultad de traducir conceptos espirituales

Uno de los mayores desafíos al estudiar la Torá es la traducción de términos hebreos al español. Muchos de estos conceptos no tienen equivalentes exactos, ya que expresan realidades espirituales que no existen en la cultura occidental o latina.

Este es el caso de Tahará y Tumá, dos palabras que aparecen frecuentemente en la Torá y que juegan un papel central en la parashá de esta semana.

“Cuando una mujer conciba y dé a luz un hijo varón, quedará impura durante siete días, como en los días de su menstruación.”

Levítico 12:2

“El hombre que tenga emisión de semen lavará su cuerpo con agua y quedará impuro hasta el atardecer.

Levítico 15:16

“Si un hombre tiene relaciones con una mujer y hay eyaculación, ambos se lavarán con agua y quedarán impuros hasta el atardecer.”

Levítico 15:18

En muchas versiones, Tahará se traduce como “pureza” y Tumá como “impureza”. Pero estos términos pueden conducir a malentendidos.

En español, lo puro se asocia con lo impecable, lo limpio o lo inocente; mientras que lo impuro se define en el diccionario de la lengua española como:

    • corrupción, perversión.
    • adulteración, hibridez, hibridismo.

Sin embargo, en el contexto de la Torá, estos conceptos tienen un significado muy diferente.


Tahará y Tumá: presencia o ausencia de lo divino

La Torá nos enseña que Yehováh es uno, indivisible y absoluto. No existe fuerza alguna que opere fuera de Él. El ser humano, a través de su libre albedrío, puede elegir acercarse a Dios —al bien, a la verdad—, mientras que alejarse de Él es dirigirse hacia la ilusión y el vacío.

Cuando alguien elige acercarse a Dios, está eligiendo el bien. Si elige alejarse, está optando por el mal.

Pero el mal no es una entidad propia: es la ausencia del bien, la ausencia de la manifestación visible de Dios.

Aquí entran en juego Tahará y Tumá:

  • Tahará representa la presencia revelada de Dios.

  • Tumá representa la presencia oculta de Dios.

En otras palabras, Tumá no es “suciedad espiritual”, sino un vacío temporal de luz divina.


La muerte y el vacío espiritual

Este vacío puede afectar personas, animales e incluso objetos.

Por ejemplo, cuando un ser humano muere, el alma —la presencia divina— abandona el cuerpo, y este entra en un estado de Tumá.

Pero esto no significa que el cuerpo sea “inmundo”, sino que ha perdido su mayor expresión de espiritualidad: la vida.

Curiosamente, el cuerpo de un ser humano muerto tiene un nivel de Tumá mayor que el de un animal. ¿Por qué? Porque el alma humana porta un grado de Tahará más alto que cualquier otro ser viviente. Por lo tanto, su ausencia deja un vacío espiritual más “grande”.


¿Por qué una mujer que da a luz entra en Tumá?

El siguiente nivel de Tumá lo vemos en una mujer que da a luz (Levítico 12:2). Este estado tampoco es negativo. Durante el parto, se produce un vacío espiritual debido a la partida del alma que estaba en su interior: el bebé.

Incluso, cuando la mujer da a luz a una niña, su período de Tumá es el doble que si da a luz a un varón (Levítico 12:5). Esto se debe a que la mujer, al tenerr la capacidad de dar vida, contiene un grado aún mayor de Tahará (presencia revelada de Dios). Su partida, por tanto, deja un vacío espiritual mayor, y por eso el tiempo de recuperación es más largo.


Tumá y la pérdida de vida potencial

Otro tipo de Tumá ocurre cuando se pierde vida potencial. Esto afecta tanto a hombres como a mujeres:

  • Un hombre entra en Tumá al tener una emisión seminal (Levítico 15:16), porque pierde “material” que podría generar vida.

  • Una mujer entra en Tumá durante su menstruación (Levítico 15:19), porque ha perdido la posibilidad de una nueva vida.

Este estado tampoco es negativo. Es simplemente la manifestación de un descenso natural del nivel de Tahará.


¿Es inferior la mujer por entrar en estado Tumá?

Pensar que la mujer está en desventaja espiritual por entrar en Tumá —o que la sexualidad es sucia— es una grave distorsión.

La realidad es que la Torá no discrimina a la mujer, ni considera el cuerpo humano como impuro. La Tumá no es una señal de pecado ni de inferioridad. Es una forma de describir la dinámica espiritual que ocurre cuando la presencia de Dios se “retira”, aunque sea temporalmente.


En resumen

Tumá no es impureza, sino ausencia temporal de presencia divina.

No tiene nada que ver con limpieza física ni con moralidad. Tampoco se trata de una condición permanente o negativa.

Estos conceptos nos ayudan a entender que el cuerpo, la vida, la muerte y la sexualidad son profundamente espirituales, y que cada uno de estos estados refleja algo de la relación entre el ser humano y lo divino.


Las Fiestas de Yehováh

Las Fiestas de Yehováh

Levítico 23

Levítico 23 presenta el calendario sagrado establecido por Yehováh para su pueblo, detallando las Fiestas solemnes que deben ser observadas como tiempos apartados de adoración. El capítulo comienza con el Shabbat semanal y continúa con las Fiestas de Primavera: Pesaj (Pascua), Matzot (Panes sin levadura), la Ofrenda de las primicias, y Shavuot (Pentecostés); luego describe las Fiestas de Otoño: Yom Teruá (Día de Aclamación o Trompetas), Yom Kipur (Día de Expiación) y Sucot (Fiesta de las tiendas o Tabernáculos). Estos tiempos marcan “citas” divinas en esos tiempos señalados para reunirnos con el Creador, nuestro Padre, celebrando su fidelidad, recordando su provisión y reconociendo su santidad a través de actos concretos de adoración comunitaria.

En esencia, tenemos tres Fiestas: Matzot, Shavuot y Sukkot. Pero hay otras celebraciones anexas a estas, tal como se registra en el gráfico anterior.

Para mayor información visita el e-Book: Las Profecías de Yehováh en las Fiestas de Primavera, disponible para todos los miembros del Club de Patrocinadores.

Screenshot 2019-04-08 11.50.50

Por qué tú, debieras conmemorar Pesaj

Al igual que nuestros ancestros hebreos en Egipto, tú y yo éramos esclavos del temor, la culpa, la ira, los complejos, los celos, etc. llevando una vida sin sentido alejados de Yehováh.

¿Acaso alguien puede precisar con certeza, cuál fue el día que Yehováh lo rescató y le dio nueva vida? Si bien eso sucedió en algún instante de nuestra existencia tras haber reconocido que vivíamos sin Él y entonces nos volvimos en su búsqueda, ¿no fue con el paso de los días que nos dimos cuenta de que algo grandioso, sobrenatural había sucedido en nuestra vida? Fue cuando la gente alrededor nuestro nos dijo cosas como: “has cambiado mucho últimamente”, o: “te estás comportando de forma diferente” etc. y en efecto algo había sucedido que nos llevó a percibir la vida desde una perspectiva distinta y nuestras prioridades cambiaron, nuestras relaciones interpersonales fueron transformadas, y lo más grande de todo: ¡Comenzamos una relación real con Yehováh nuestro Padre, por medio de Yeshúa!

Pues bien, te preguntarás qué tiene que ver esto con Pesaj; y la respuesta es: ¡mucho! veamos:

Al igual que nuestros ancestros hebreos en Egipto, tú y yo éramos esclavos del temor, la culpa, la ira, los complejos, los celos, etc. llevando una vida sin sentido alejados de Yehováh; pero el día que Yeshúa entregó Su vida, lo hizo por todos nosotros a la vez y nos dio la posibilidad de elegir ser libres. El día que eso sucedió, lo podemos identificar sin problemas, porque fue precisamente la fecha de Pesaj; ese día se firmó la salida de la esclavitud para todo ser humano que en el futuro decidiera hacer teshuváh (arrepentimiento) y se volviera a Yehováh.

Entonces, Pesaj nos provee la oportunidad de hacer memoria, no solo de la liberación de nuestros padres de la esclavitud en Egipto, sino también de hacer memoria de nuestra propia liberación porque al igual que ellos, también éramos esclavos en el mundo. Entonces, aunque no podamos identificar con certeza el día de nuestra propia liberación y adopción, sí podemos identificar el día en que tal cosa se hizo posible.

Eso es Pesaj; un día muy, pero muy especial, en el que narramos lo que sucedió en aquella época cuando Yehováh sacó a su pueblo con Su mano poderosa y en el que también podemos compartir con otros, cómo Él nos liberó con su mano poderosa de nuestra propia esclavitud.