De Babel a Roma

De Babel a Roma: Cómo las Fiestas Paganas se Infiltraron en la Iglesia

El culto a Tammuz no fue solo una leyenda antigua; era tan real que llegó a corromper al mismo pueblo de Israel, de lo cual dio testimonio profeta Ezequiel cuando dijo:

“Y me llevó a la entrada de la puerta de la Casa de Yehováh… y he aquí mujeres que lloraban a Tammuz.”

Génesis 11:1-9 nos narra el juicio en Babel, a causa de la arrogancia y rebeldía de Nimrod, quien, según fuentes extrabíblicas, fue muerto por Sem, el hijo mayor de Noaj.

Después de su muerte, Semíramis, esposa de Nimrod, lo declaró como el dios sol y afirmó que sus rayos la habían embarazado. De ese supuesto embarazo nació Tammuz, con quien más tarde se casó, alegando que él (su propio hijo), era la reencarnación de Nimrod.

Tammuz murió a los cuarenta años tras ser embestido por un jabalí (cerdo salvaje), y tiempo después también murió Semíramis.

Aunque las Escrituras describen a Nimrod como “poderoso cazador delante de Yehováh (Génesis 10:8–9), los detalles sobre Semíramis y Tammuz provienen de antiguas tradiciones mesopotámicas y relatos extrabíblicos, recogidos siglos después en textos históricos. Autores como Eusebio, Justino y, más recientemente, Alejandro Hislop* en su obra Las Dos Babilonias, documentaron la conexión entre los cultos de Babel y las festividades religiosas posteriores, especialmente las adoptadas por Roma.

De Astarté a Easter

Los seguidores de Semíramis afirmaron que ella regresó a la tierra dentro de un huevo gigante que cayó a orillas del río Éufrates, transformada en la diosa de la fertilidad, representada por una mujer con múltiples pechos desnudos.

Desde entonces recibió el nombre de Astarté, conocida en Mesopotamia como Ishtar, en Canaán como Ashtoret, y más tarde en el mundo occidental como Easter. Este último nombre se usa en referencia a la Pascua y es causa demucha confusión en el mundo de habla inglesa.

Todas estas versiones representan lo mismo: el culto a la fertilidad, la sexualidad y la naturaleza, en abierta oposición al mandato del Creador. Según la tradición, al salir del huevo, Ishtar convirtió un ave en un conejo que ponía huevos; de allí proviene la costumbre de esconder huevos decorados durante la celebración de Easter (Pascua) en primavera.

Hoy, muchas iglesias —sin comprender el trasfondo de esta práctica— invitan a los niños a buscar y pintar huevos de colores, sin saber que representan antiguos símbolos de fertilidad pagana.

El ayuno a Tammuz y la falsa “vigilia”

Por su parte, los seguidores de Tammuz observaban un ayuno parcial de cuarenta días (la cuaresma), antes de la celebración de Easter, absteniéndose de ciertos alimentos para que Tammuz los disfrutara en el más allá.

Al finalizar la cuaresma comían jamón de cerdo en memoria del animal que causó su muerte.

De esta costumbre pagana pudo haber surgido la práctica impuesta por la Iglesia Católica, que ordena a sus fieles abstenerse de carne roja los viernes de cuaresma y consumir solo pescado, llamando erróneamente a esto “vigilia”.

Sin embargo, en las Escrituras el término vigilia no se refiere a abstenerse de carne, sino a períodos nocturnos de oración y guardia (Éxodo 14:24; Lucas 2:8). Por tanto, el uso religioso que se le da hoy es ajeno al contexto bíblico original.

Tammuz en la Biblia

El culto a Tammuz no fue solo una leyenda antigua; llegó a corromper al mismo pueblo de Israel.

El profeta Ezequiel fue testigo de ello:

Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Yehováh… y he aquí mujeres que lloraban a Tammuz.

Ezequiel 8:14

Este texto revela que la idolatría babilónica penetró hasta el corazón del templo, provocando la ira divina.

Así comenzó un ciclo de contaminación espiritual que se repetiría una y otra vez en la historia del pueblo de Dios.

De Babel a Roma: la raíz común de las religiones paganas

Muchas religiones paganas tienen su origen en Babilonia (Babel).

Tras el juicio de Yehováh y la confusión de las lenguas, los cultos de Nimrod y Semíramis se dispersaron por todo el mundo, cruzando fronteras de tiempo y cultura.

Por eso hallamos civilizaciones tan diversas como los incas, aztecas, chibchas, celtas o japoneses, rindiendo culto al sol bajo diferentes nombres y formas.

Este mismo espíritu babilónico alcanzó a la iglesia romana, que conservó muchas de esas celebraciones, pero mezcladas con el culto cristiano, de modo que pasaran desapercibidas.

Así, sus fieles las practican ingenuamente, pensando que honran a Yeshúa el Mesías, cuando en realidad repiten costumbres que Él mismo prohibió:

No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, adonde Yo os estoy conduciendo. No seguiréis sus costumbres.

Levítico 18:3

El llamado profético a salir de Babilonia

Ignorando este mandamiento, incluso muchas iglesias cristianas modernas, que se jactan de haber retornado a la verdad tras la Reforma del siglo XVI, mantienen tradiciones de origen babilónico sin percatarse de su efecto contaminante y degradante.

Yehováh, sin embargo, sigue haciendo el mismo llamado que en tiempos de Avraham:

¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos!

Isaías 48:20

Salgamos, pues, a Él fuera del campamento, llevando su oprobio.

Hebreos 13:13

No es un simple llamado a cambiar de iglesia o doctrina, sino una invitación a salir del sistema de Babilonia —un sistema espiritual que abarca  tanto a la religión organizada, como a las tradiciones humanas, costumbres culturales, y aun los lazos familiares, cuando se oponen a la verdad.

Tal como lo fue para Avraham, obedecer esta voz cuesta, pero el resultado es caminar con el Creador en pureza y verdad.

Aplicación actual

Hoy, Babilonia ya no es una ciudad, sino un sistema espiritual global que combina lo sagrado con lo profano, lo santo con lo común.

El libro de Apocalipsis advierte que esta Babilonia moderna embriagaría a las naciones con su idolatría (Apocalipsis 17–18), y que el pueblo del Altísimo debe apartarse de ella antes del juicio final.

El mensaje sigue siendo claro y urgente:

Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas.

Apocalipsis 18:4

Este llamado no es de fanatismo ni de temor, sino de restauración: regresar al diseño original del Creador, donde Su pueblo vive separado de la contaminación espiritual y celebra únicamente lo que Él ordenó.

El camino no es fácil, pues somos llamados a dejar atrás todo lo que impide nuestra fidelidad a Yehováh.

Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.

Hebreos 13:14


* NOTA IMPORTANTE * La obra de Alexander Hislop es una fuente histórica temprana que alertó sobre sincretismo, pero sus afirmaciones han sido objeto de revisión crítica. Por ello, usamos sus conclusiones como punto de reflexión, no como evidencia final.


Como en los dias de Noe

Cómo caminar hoy con Yehováh

Yehováh sigue buscando personas como Noaj: hombres y mujeres que decidan caminar con fe, sin dejarse arrastrar por la corriente del mundo.

Cuando el libro de Génesis menciona los días antes del diluvio, describe una escena oscura: “…la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal (Génesis 6:5). Aquella generación había llegado a un punto en que el bien era despreciado y el mal era celebrado. El Todopoderoso vio la violencia, el engaño y la falta de compasión entre los hombres, y decidió poner fin a una humanidad que había olvidado a su Creador.

Sin embargo, entre toda esa corrupción, se menciona un nombre que brilla: Noaj (Noé). Dice el texto: “Pero Noaj halló gracia ante los ojos de Yehováh.” (Génesis 6:8). En medio de una sociedad perdida, un solo hombre decidió caminar en rectitud. Noaj no fue perfecto, pero vivía con integridad y fe, obedeciendo la voz del Altísimo aunque todos a su alrededor lo consideraran loco.

Hoy vivimos tiempos parecidos. La violencia crece, la mentira se disfraza de verdad, y muchos han perdido el respeto por la vida y por el Creador. Lo que antes era vergonzoso ahora se celebra, y lo que es justo y puro es rechazado. Como dijo el profeta Isaías: …a los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz…”  (Isaías 5:20). Parece que la humanidad ha regresado a los días de Noaj, cuando los valores estaban invertidos y la corrupción llenaba la tierra.

Pero en medio de todo esto, Yehováh sigue buscando personas como Noaj: hombres y mujeres que decidan caminar con fe, sin dejarse arrastrar por la corriente del mundo. Yeshúa mismo advirtió que “Mas como en los días de Noaj, así será la venida del Hijo del Hombre”. (Mateo 24:37). En esos días, la gente comía, bebía, se casaba y vivía como si nada fuera a pasar. No estaban preparados para el juicio que vendría. Hoy vemos la misma indiferencia: muchos viven sin pensar en el propósito eterno ni en el llamado del Todopoderoso a vivir en santidad.

El apóstol Shaúl -Pablo- también habló de estos tiempos difíciles. Escribió: “… en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos…” (2 Timoteo 3:1–2). Estas palabras parecen describir exactamente nuestra generación. Sin embargo, la respuesta sigue siendo la misma: mantenernos firmes, guardando la fe y caminando en justicia delante del Creador.

Noaj no cambió el mundo entero, pero cambió su destino y el de su familia. Fue un ejemplo de obediencia en un tiempo donde casi nadie escuchaba la voz de Yehováh. Su vida nos enseña que incluso si somos pocos, podemos marcar la diferencia. Podemos ser luz en medio de la oscuridad, esperanza en medio del caos.

El Todopoderoso no ha cambiado. Él sigue observando a la humanidad, buscando corazones dispuestos a vivir con pureza y verdad. En un mundo que se deteriora moralmente, el llamado es claro: caminar con Yehováh. No es a seguir modas, ni la aprobación de los hombres, sino a seguir la voz del Padre.

Así como el arca fue el refugio en los días de Noé, hoy nuestro refugio es Yehováh (Salmo 91:2), quien nos llama a permanecer fieles, porque los tiempos finales se acercan. Seamos como Noaj: obedientes, íntegros y llenos de fe, para que cuando Yehováh mire la tierra (Salmo 33:13-14), encuentre en nosotros a hombres y mujeres que teman a Él y caminen en rectitud y justicia.

¡Shalom!


Simjat Torah 2025 1

La Historia de Simjat Torá – Gozo de la Torá

Aunque no es una celebración ordenada en la Torá escrita, es una tradición desarrollada por el pueblo judío con el fin de celebrar la centralidad de la Palabra en la vida espiritual de Israel.

¿Qué es Simjat Torá?

Simjat Torá (שמחת תורה) significa literalmente “gozo de la Torá”. Esta fecha marca el cierre y reinicio del ciclo anual de lectura de la Torá, un momento de celebración comunitaria por el privilegio de recibir la Instrucción de Yehováh. Aunque no es una celebración ordenada en la Torá escrita, es una tradición desarrollada por el pueblo judío con el fin de celebrar la centralidad de la Palabra en la vida espiritual de Israel.

¿Cuándo se celebra?

En el calendario hebreo, Simjat Torá ocurre inmediatamente después de Sheminí Atzeret, el “octavo día de asamblea” mencionado en Levítico 23:36.

  • En Israel: Sheminí Atzeret y Simjat Torá se celebran el mismo día (22 de Tishrei).

  • En la diáspora: Simjat Torá se celebra el 23 del Séptimo mes (Tishrei), al día siguiente de Sheminí Atzeret.

Fundamento Espiritual: El Gozo por la Torá

Aunque Simjat Torá no se menciona en la Torá, el principio de regocijarse en la Instrucción de Yehováh está profundamente arraigado en las Escrituras:

Deleitarse en la Torá

¡Oh, cuánto amo yo tu Torá! Todo el día es ella mi meditación.
Salmos 119:97

Sino que en la Torá de Yehováh está su delicia, y en Su Torá medita de día y de noche. Salmos 1:2

Los mandamientos de Yehováh son rectos, que alegran el corazón.
Salmos 19:8

Estas palabras no describen una obligación vacía, sino una relación íntima entre el creyente y la Instrucción divina: amor, deleite, gozo.

El ciclo de la lectura anual

Cada año, la Torá (los cinco libros de Moisés) se dividen en 54 porciones semanales llamadas parashot (cada una se llama parashá – en singular), que se leen públicamente en las sinagogas y comunidades.

El último Shabat de Sucot, se lee:

  • Devarim (Deuteronomio) 34 — la muerte de Moshe.

  • Bereshit (Génesis) 1 — el inicio de la Creación.

Este acto representa que nunca se termina de estudiar la Torá, y que nuestro andar con Yehováh es un caminar continuo, circular, sin interrupción.

¿Cómo se celebra?

Durante Simjat Torá es costumbre en la Sinagogas:

  • Sacar todos los rollos de la Torá del arca.

  • Realizar siete procesiones de canto, danza y celebración con la Torá.

  • Honrar a miembros de la comunidad con lecturas especiales:

    • Jatán Torá (el que lee el final).

    • Jatán Bereshit (el que lee el comienzo).

  • Incluir a los niños con banderas, cantos y dulces.

  • Celebrar con alegría y comunidad, destacando el valor eterno de la Palabra.

¿Y qué de quienes seguimos a Yeshúa, el Mesías?

Para quienes seguimos al Mesías Yeshúa, Simjat Torá adquiere un sentido aún más profundo. Yeshúa es la Torá viviente, la Palabra hecha carne:

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros… Yojanán (Juan) 1:14

No penséis que he venido para abrogar la Torá o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Mateo 5:17

Yeshúa no anuló la Torá, la confirmó, la vivió y la enseñó con fidelidad. Por tanto, celebrar la Torá es celebrar al Mesías, quien nos enseñó a andar conforme a la voluntad de Su Padre.

Versículos clave que llaman a leer y vivir la Torá continuamente

Aquí algunos textos fundamentales que muestran el llamado a volver constantemente a la Torá, como fundamento de vida:

Estas palabras que Yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón… las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino… Devarim 6:6-7

Cuando se siente sobre el trono de su reino, escribirá para sí en un libro una copia de esta Torá… y la leerá todos los días de su vida. Devarim 17:18-19

No se apartará de tu boca este libro de la Torá, sino que meditarás en él día y noche… Josué 1:8

Reunirás al pueblo… y leerás esta Torá delante de todo Israel, para que oigan y aprendan. Devarim 31:10-12

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Elohim y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre. Eclesiastés 12:13

Reflexión Final

En un mundo que desprecia la verdad y celebra la confusión, el regocijo en la Torá es un acto de resistencia espiritual. Simjat Torá nos invita a volver a las raíces, a la Palabra dada en Sinaí, y a comprometernos —una vez más— con vivirla, enseñarla y deleitarnos en ella.

Nuestro Padre Yehováh no nos pide lo imposible. Nos pide fidelidad. Nos da Su Palabra, y nos invita a caminar con ella.


Caminante perdido 2

Descarriados, mas nunca abandonados

¿Te lo habías preguntado alguna vez?  ¿Quién determinó las fronteras de cada nación y su tamaño? Nuestra mente responde: el hombre con sus guerras de independencia y ambición de conquista. Pero no fue así. Yehováh, nuestro Padre lo hizo! Él actúa como autoridad suprema y absoluta, distribuyendo los pueblos según su plan perfecto.

Como siempre sucede, las palabras de alguien que está por partir tienen una trascendencia especial porque representan el legado de toda una vida; y si había alguien que pasó por experiencias únicas, ese fue Moshé. Entonces vale la pena leer esta porción detenidamente y en dependencia del Ruaj HaKodesh para poder descubrir ese legado que nos ha de enriquecer para lo que resta de nuestras vidas.

Tan importante es éste cántico que en el verso 19 del capítulo anterior, Moshé le dice a Yahoshúa (Josué):

“Escribid este cántico para vosotros, y tú, enséñalo a los hijos de Yisrael. Ponlo en su boca, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Yisrael”. 

Así, el pueblo memorizó estas palabras, lo cual bien haríamos en hacer como descendientes que somos de Israel, además porque nuestra experiencia no difiere mucho de la de ellos.

Sólo me referiré a algunos de los versos que resaltan y enseñan grandes verdades. Pero seguramente Yehováh te guiará a otros tesoros, que por cierto agradecería los compartieras con otros lectores en la parte inferior de la página.

¡Atribuid la grandeza a nuestro ‘Elohim! Él es la Roca, cuya obra es perfecta, todos sus caminos son justos, Dios de fidelidad, sin injusticia, justo y recto es Él. La corrupción no es suya, de sus hijos es la mancha.  Deut. 32:3-5

Es fascinante mantener este concepto claro en nuestro corazón. Nuestro Padre es todo lo que dicen estos versos y más. Pero… ¿estamos convencidos de ello realmente? O… ¿nos mantenemos culpándole por situaciones que nosotros mismos hemos provocado, o que simplemente han llegado a nuestra vida y consideramos que es injusto que así sea? La corrupción NO ES SUYA! de sus hijos es la mancha. Cuando aprendamos a pensar de esta forma y asumamos la responsabilidad que corresponde a nuestro actuar, entonces y solo entonces, recibiremos la dirección, el soporte, el consuelo, el ánimo, la ayuda y demás que necesitemos de Sus manos.

LAS FRONTERAS DE LAS NACIONES

¿Te lo habías preguntado alguna vez?  ¿Quién determinó las fronteras de cada nación y su tamaño? Nuestra mente responde: el hombre con sus guerras de independencia y ambición de conquista. Pero no fue así. Yehováh, nuestro Padre lo hizo! El actúa como autoridad suprema y absoluta, distribuyendo los pueblos según su plan perfecto. Por ejemplo en Deut. 2:5, Yehováh declara que ha entregado cierta tierra a la descendencia de Esav (Esaú) (uno de los grupos árabes actuales) y en el 2:9 declara que otra tierra ha sido entregada a la descendencia de Lot.

A pesar de la bondad de Yehováh para con Israel, ilustrada en los versos 10 al 14, Yeshurún (nombre poético para Israel), una vez “que creció y se engordó”, es decir se creyó autosuficiente y poderoso, menospreció a la Roca de su salvación! de manera que desde allí hasta el verso 35, podemos leer de las consecuencias terribles de ese desatino. Toda suerte de males nos sobrevendrían, pero nunca seríamos totalmente abandonados.

¿ES AHORA DIFERENTE?

¿Somos nosotros mejores que ellos? ¿No nos ha sucedido que cuando las cosas prosperan y “nos engordamos”, nuestro corazón se ensoberbece y la relación con nuestro Padre se torna vacilante, obligatoria, fría, rutinaria y tediosa? Entonces ni nos damos cuenta que le hemos volteado la espalda y aunque sigamos jugando a la religión (con entrega de diezmos, sericio socail y todo lo demás), caemos en un abismo de materialismo que nos impide percibirle y mucho menos obedecerle.

En otras palabras nos comportamos tal y como lo hicieron nuestros padres. Por esa razón, todas las declaraciones de Moshé se cumplen también en nosotros, porque somos descendientes de Israel.

La teología cristiana tradicional afirma que Yehováh reemplazó a Israel con la Iglesia, lo cual constituye un craso error! Nunca en la mente de Yehováh hubo la idea de rechazar a Israel; de desecharlo o abandonarlo para reemplazarlo por un supuesto “Israel espiritual” como muchos pretenden. Yehováh restaurará finalmente a Israel y es lo que vemos a partir del verso 36.

Tan cierto es esto, que a quienes somos rescatados por Yeshúa se nos concede la ciudadanía de Israel (hablo de parte de Yehováh y no del gobierno terrenal actual). Somos vinculados a esa nación y a partir de allí todo lo que se ha prometido a Israel, es verdad para nosotros.

Poco antes de morir, Moshé enfatizó la importancia de

“poner en nuestro corazón todas estas palabras y poner por obra las palabras de esta Toráh, porque no es palabra vana sino Palabra de Vida”.

No debió ser sencillo para Moshé conocer que el pueblo que él había liderado iba finalmente a comportarse de tal forma y en consecuencia habría de pasar por semejantes adversidades por haberse rebelado contra las instrucciones de Yehováh; pero seguramente para ese momento ya Moshé sabía que el Todopoderoso Yehováh no se equivoca en sus propósitos y saca partido aún de las situaciones más adversas.

Podemos deducir que Yehováh es quien determinó las fronteras de Colombia, de USA, de México, de Canadá, etc. Obviamente eso sucedió a trvés de las históricas batallas que nos enseña la historia; pero no fueron solamente las conquistas de los revolucionarios! Y observa con qué criterio Yehováh hizo esa ditribución:

Cuando ‘Elyon daba a cada pueblo su heredad, y distribuía a los hijos del hombre, trazando las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Israel… Deut 32:8

¿Qué nos sugiere esto? Pues ahora entendemos que los hijos de Israel estarían esparcidos por todas las naciones y nosotros somos parte de ellos. De manera que no es locura inferir que  Yehováh, de alguna manera incompresible para nosotros, llevó a cabo la tarea de distribuir la tierra teniendo en cuenta a los descendientes de Israel que llegarían a esas tierras. utilizando los medios que registra nuestra historia.


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El Peligro de Olvidarnos de Yehováh en la Abundancia

Los seres humanos solemos buscar desesperadamente al Todopoderoso en tiempos de crisis, pero cuando todo marcha bien, nos enorgullecemos y se nos olvida quién nos dio la bendición.

En Deuteronomio 31 hay unos versos que son muy preocupantes. Yehováh le dice a Moisés:

“Este pueblo se levantará y se prostituirá tras los dioses ajenos… me dejará y quebrantará mi pacto. Entonces mi furor se encenderá contra él” .
Deuteronomio 31:16-17

Suena fuerte, ¿cierto? Pero el mensaje fue muy claro para ellos y lo sigue siendo para nosotros hoy:

cuando Israel entre en la tierra y disfrute de paz, comida y prosperidad, correrá el riesgo de olvidarse del Creador.

Miremos nuestra realidad. Vivimos en una sociedad llena de comodidades. Tenemos tecnología, comida al alcance de la mano, entretenimiento por todas partes. Y aunque todo esto parece una bendición, también acarrea un peligro: que nuestros corazones sean seducidos y nos enfriemos. Entonces Yehováh pasa a un segundo plano porque sentimos que ya no lo necesitamos.

Esto mismo sucedió en tiempos antiguos. El profeta Oseas lo dijo claramente:

Cuando tuvieron pastos se saciaron; y al saciarse se enorgulleció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí. Oseas 13:6

¿No es exactamente lo que vivimos hoy?

Los seres humanos solemos buscar desesperadamente al Todopoderoso en tiempos de crisis, pero cuando todo marcha bien, nos enorgullecemos y se nos olvida quién nos dio la bendición. Moisés lo advirtió en Deuteronomio 8:

“Cuídate de no olvidarte de Yehováh tu Dios… no sea que digas en tu corazón: mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”.

Yeshúa también habló de esto en la parábola del sembrador. La semilla que cayó entre espinos representa a los que escuchan la Palabra, pero las riquezas y las preocupaciones de la vida la ahogan (Mateo 13:22). La abundancia no es el problema; el problema está en olvidar al Dador de esa abundancia.

La historia nos da ejemplos claros. Salomón, con toda su sabiduría y riquezas, terminó desviando su corazón porque dejó que lo material lo apartara de Yehováh (1 Reyes 11:4). En cambio, Job, que también tenía mucho, nunca olvidó al Creador. Cuando perdió todo, declaró:

“Yehováh dio, Yehováh quitó; sea bendito el nombre de Yehováh”. Job 1:21

Hoy el reto es el mismo: no permitir que el confort o la prosperidad nos hagan olvidar de quién dependemos realmente. Yehováh es la fuente de toda provisión, y sin Él, incluso la mayor riqueza se convierte en vacío.

El apóstol Pablo lo resumió muy bien:

He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación… todo lo puedo en el Mesías que me fortalece.  Filipenses 4:11-13

La verdadera seguridad no está en lo que tenemos, sino en caminar cerca de Yehováh nuestro Padre.

No dejemos nunca que las bendiciones de Yehováh nos aparten de Él. Más bien, hagamos de cada bendición un recordatorio de su amor y fidelidad. Porque, al final, la abundancia sin Yehováh se puede convertir en una trampa para nosotros.
¡Shalom!

Ayunando en Yom Kippur

“Cerrando la puerta” en Yom Kippur

Para los seguidores de Yeshúa, el Camino, Yom Kippur es una gran oportunidad para hacer un autoevaluación o auditoría seria y concienzuda y para ver como ha sido nuestro caminar.

El Séptimo mes del calendario de Yehováh – inicia con la celebración de Yom Truá, – Día de Trompetas (o de aclamación) y diez días después llegamos a Yom Kippurim – día de las Expiaciones.

La creencia del judaísmo

El nombre más común para este período de diez días, es Aseret Yemei Teshuváh ó Diez Días de Arrepentimiento. La tradición judía considera que Yom Truá es un día de juicio cuando Dios abre Su libro, examina las obras o acciones de su pueblo, y decide quién vivirá y quién morirá; o quién tendrá una buena vida, y quién la tendrá llena de problemas en el año siguiente. Si bien el judaísmo considera que Dios hace tal decreto sobre la vida de cada quién ese primer día del Séptimo mes, tal decreto no es sellado o confirmado en el Libro de la Vida hasta Yom Kippur.

El día de Yom Kippur, tienen un servicio religioso de cierre que se llama Nillah, lo cual significa “el cierre de la puerta”.

La tradición judía sostiene que hasta este último momento, es posible arrepentirse y orar por la misericordia de Yehováh para que el decreto, de ser desfavorable, sea cambiado. De hecho, se dice que el acceso a través de esta puerta nunca es más fácil que en las horas previas a Yom Kippur. Según sus creencias, este es un tiempo cuando los cielos están abiertos de par en par. Pero al llegar el crepúsculo y finalizar el ayuno de Yom Kippur, la puerta se cierra y el juicio (el decreto) se sella y ya no puede ser cambiado.

Vale la pena afirmar que todo lo anterior no se encuentra de manera explícita en la Torá o en el Tanaj (Antiguo Testamento) y tampoco Yeshúa o sus discípulos hicieron referencia a tal cosa.

Qué nos dice el Brit Jadasháh (Nuevo Testamento)

Yeshúa declaró que Él es la puerta de entrada de Sus ovejas. Esa Puerta está abierta durante todo el año para aquellos que quieran entrar a través de Él para tener acceso al Padre.

“Yo soy la puerta; todo el que entra por mí, será salvo” (Juan 10: 9)

Para entender lo que Yeshúa quiso decir con esto, reflexionemos sobre el propósito de las puertas: Ellas nos dan acceso a lugares distintos del que nos encontramos; para llegar al otro espacio, cruzamos por la puerta. De manera similar, es a través de Yeshúa, que obtenemos acceso desde este lado de la vida, al otro lado donde habita nuestro Padre Eterno Yehováh:

‘Yo soy el camino, la verdad y la Vida; nadie puede venir al Padre, sino por mí.
Juan 14:6

Una puerta también proporciona un camino a través de una barrera. Nuestras injusticias  nos hacen merecedores de una separación (muerte) eterna de nuestro Padre; pero a través de Yeshúa, tanto judíos como gentiles tenemos acceso a Él. Por eso Yeshúa declaró:

Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, de ningún modo morirá eternamente. Juan 11.25-26

Por todo lo anterior, quienes hemos tenido un encuentro genuino con Yeshúa, poseemos la certeza incontrovertible, de que nuestras injusticias, o pecados, o errores o fracasos, han sido perdonados y no tenemos que esperar a ver si Dios nos extiende otro año de vida en Yom Kippur.

Para nosotros, los seguidores de Yeshúa, el Camino, ese día es una gran oportunidad para hacer una autoevaluación o auditoría seria y concienzuda; para ver como ha sido nuestro caminar. Es un tiempo que nos regala nuestro Padre para hacer un alto en nuestra carrera por la vida, detenernos y revisar nuestro comportamiento a la luz de Su Palabra (Torá).

Como resultado deberá haber reparación de las relaciones que hayamos roto o deteriorado; deberá haber restitución de lo que hayamos defraudado: Piensa ¿a quién le debes honra? ¿a quién hay que devolverle algo material? ¿a quien le debes demostraciones de afecto o amor? ¿a quién le quedaste debiendo unas: “gracias” o favor y está esperando por tu respuesta?

De eso se trata Yom Kippur. Ciertamente (como diría Pablo), ese día es un gran regalo que debemos aprovecharlo para buscar una intimidad mayor con nuestro Padre y con nuestro Señor Yeshúa, para exponernos a su luz de manera que hasta los rincones más ocultos de nuestra vida, y que no conocemos, sean alumbrados para limpiarlos y sacar todo lo que no debe estar allí.

Deseo que tengas un Yom Kippur diferente este año. Shalom

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Yom Truá – La Coronación del Rey

Hay que poner atención al hecho de que la palabra tru’á no significa “trompeta” ni “shofar”, y sería mejor traducida como “estruendo”; un fuerte ruido.

El sonido del shofar es la característica principal que se relaciona con Yom Truá, el primer día del séptimo mes. En el judaísmo moderno así como también a través de la historia, miles de judíos que normalmente no asisten a la sinagoga hacen la excepción en este día, para poder escuchar el sonido del shofar. Tradicionalmente se asocia este sonido con un llamado a despertarse del letargo y retornar al Creador. Mencionado en la literatura judía también como Yom haDin, o Día del Juicio, da inicio también a una serie de 10 días “terribles” hasta YomKipur, el Día de la Expiación, en lo que es un período de introspección y evaluación personal y comunal.

Hay que poner atención al hecho de que la palabra tru’á no significa “trompeta” ni “shofar”, y sería mejor traducida como “estruendo”; un fuerte ruido. En consecuencia, encontramos en las Escrituras distintas instancias en las que un “tru’á” representa gritos fuertes de la gente, y en otras instancias puede ser una trompeta o shofar, o una combinación de todo esto, como cuando cayeron las murallas de Jericó. Otra manera de expresarlo podría ser que un sonido de shofar es siempre tru’á“, pero un “tru’áno siempre es sonido de shofar.

La Coronación del Rey

Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, y montad a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a Gihón; 34 y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta (shofar), diciendo: ¡Viva el rey Salomón!

1 Reyes 1:33-34

Es una larga tradición de Israel el sonar el shofar cuando se coronaba a un rey. Esta costumbre permaneció con ciertos pueblos europeos, aclamando a sus reyes con sonidos de trompeta.

Hay dos momentos históricos cuando el Rey del Universo se manifiesta como el Todopoderoso y Dios de Israel de manera masiva, uno en el pasado y otro por venir.

La primera instancia, que cambió el curso de la historia de la humanidad, sucedió hace alrededor de 3400 años en el Monte Sinaí, cuando sonó un gran shofar y en medio de truenos y estruendos (tru’á), Él se dio a conocer a todo Israel entregando la Torá (Ley Universal) por mano de Moshé.

La siguiente instancia será, creemos con nuestra fe, al final de la Era, cuando Él se dará a conocer a toda la humanidad y todos lo reconocerán, finalmente, como el Rey.

Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, Delante del rey Yehová.

Salmo 98:6

En este versículo vemos como David, rey de Israel, reconoce al Todopoderoso como Rey del Universo, y hace referencia a su aclamación a través del sonido del shofar.

Conclusión

Cualquier similitud con “la última trompeta” de la cual habla Pablo, o las trompetas del libro de Apocalipsis, sin dudas no es una coincidencia.

A través del sonido del shofar (u otro sonido fuerte) en Yom tru’á debemos despertarnos del sueño y caer en conciencia de que “el Rey se aproxima”. No en un futuro distante o un año especulativo formulado por teólogos, sino AQUÍ y AHORA, ya que Él es Rey del Universo desde y hasta la Eternidad.


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¡Basta de procastinar! Es tiempo de renovar el Pacto

Audioblog

Nuestro Padre es atemporal y vive en un eterno presente. De manera que, para Él, ese día que habló fue su “hoy” tanto como lo es éste en el que estamos leyendo estos pasajes.

¿Qué es Procastinar?

Es un término contemporáneo que significa diferir o aplazar o posponer.

Una manera elegante de decir: No

Antes de existir los supermercados, en las tiendas de barrio era usual que las familias vecinas abrieran cuentas para comprar sus alimentos fiados, con el propósito de pagarlos el fin de semana cuando recibieran su paga. Sin embargo, cuando los clientes comenzaron a fallar su compromiso, los tenderos cerraron los créditos; y de manera coloquial y humorística, colocaron letreros que decían: “hoy no fío; mañana, sí”; así procastinaban, aplazaban, su servicio, y quedaban bien con sus clientes, pero ese día nunca llegaría.

Un “hoy” que siempre es presente

En Deuteronomio 29:10-15 nos hallamos con el caso contrario cuando Yehováh usa la palabra hoy, con el propósito de enfatizar la vigencia permanente del Pacto que había realizado con su pueblo Yisrael. Cinco de las ocho veces que aparece la palabra en este capítulo, están relacionadas directamente con dicho Pacto. Tales declaraciones fueron pronunciadas hace miles de años; pero cuando las leemos hoy, nos encontramos que todo su contenido es aplicable a nosotros hoy y nos afecta profundamente. Veamos esos versos:

Hoy todos vosotros estáis ante la presencia de Yehováh vuestro Dios: vuestros jefes, vuestras tribus, vuestros ancianos, vuestros oficiales, todos los hombres de Yisrael, vuestros pequeños, vuestras mujeres, y el extranjero que está dentro de tus campamentos, desde el leñador hasta el que saca tu agua, para que entres en el Pacto con  tu Dios, y en su juramento que Yehováh  tu Dios hace hoy contigo, para confirmarte hoy como pueblo suyo, y que Él sea tu Dios, tal como te ha hablado y como juró a tus padres Avraham, Yitzhak y Ya’akov. No con vosotros solos hago este Pacto y este juramento; ciertamente es con los que están hoy aquí con nosotros en presencia de Yehováh nuestro Dios y también con los que no están hoy aquí con nosotros.

Nuestro Padre es atemporal y vive en un eterno presente. De manera que, para Él, ese día que habló fue su “hoy” tanto como lo es éste en el que estamos leyendo estos pasajes.

Cuando lo entendemos de esta manera, nos damos cuenta de que estamos incluidos en esa multitud que estuvo presente aquel día. Por si quedaran dudas, mira de nuevo con atención el verso 15:

ciertamente es con los que están hoy aquí con nosotros en presencia de Yehováh nuestro Dios y también con los que no están hoy aquí con nosotros.

¡Esto nos incluye a ti y a mí! No estábamos físicamente presentes en aquél “hoy”, pero lo estamos en el de este día: hoy. Y siendo que Yehováh no cambia, podemos estar seguros de que somos parte de ese pacto si realmente entendemos y aceptamos que hemos sido injertados en Israel mediante la obra de nuestro Mesías Yeshúa.

Como podemos concluir, Yehováh está expectante de que nosotros en nuestro presente, nuestro hoy, entremos en el Pacto que hizo con nuestros padres en el pasado. Desea que seamos Su pueblo y que le reconozcamos a Él como nuestro Dios. El asunto es que esto no es algo que se hace solo con una oración de fe; requiere de una forma de vida alineada con la Torá porque de eso trata el Pacto en el que hemos entrado. (Ver tema: ¿La oración de fe nos salva?)

No procastinemos (pospongamos), no aplacemos. Hoy, tenemos la oportunidad de decir Sí a nuestro Padre, y cada día deberá ser de la misma manera, puesto que no solo la Torá mantiene su vigencia por generaciones, sino que su obediencia es también la credencial que identifica al auténtico pueblo de Yehováh hoy y siempre.

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