Criticando

Este mensaje le caería muy bien a…

Lo que dice la Toráh, es para cada uno de nosotros. No es “para los judíos” solamente, sino para quienes hemos decidido poner nuestra fe en el Mesías Judío: Yeshúa.

Deuteronomio 11:26 inicia con la palabra: MIRA! y es curioso que aunque el mensaje está dirigido a todo el pueblo de Yisrael, no habla en plural: Miren: sino en singular: Mira… ¿es esto importante?

​Por supuesto que sí. Todos los detalles por pequeños que parezcan son importantes en la Toráh. La razón es simple. Nosotros tendemos a pensar que las leyes, instrucciones, advertencias, exhortaciones y demás, están bien para los demás, mas no para nosotros mismos.​

De alguna manera hemos crecido pensando que somos la excepción a todas esas cosas y que nosotros podemos actuar como mejor nos parezca. Por ejemplo, nos cuesta trabajo respetar las filas, ceder el turno cuando conducimos nuestro auto o aceptar que a otra persona la traten mejor que a nosotros.

​Por eso Yehováh nuestro Padre, nos habla a cada uno y nos dice: “Mira! Tú; sí; es contigo que hablo, no con el que está a tu lado; el mensaje es para ti…”

​La relación con nuestro Padre Yehováh es algo enteramente individual. Si bien sus promesas extienden Su protección sobre los miembros de nuestra familia en momentos de prueba, eso no significa que de manera automática tales miembros  hayan entrado en una relación personal con Él. Recuerda que Yehováh no tiene nietos, ni sobrinos, ni primos, sino solo hijos! Por tanto cada uno de nosotros deberá, en algún momento de la vida, hacer un alto y enfrentarse a esa decisión crucial.

Entonces lo que dice la Toráh, es para cada uno de nosotros. No es “para los judíos” solamente, sino para quienes hemos decidido poner nuestra fe en el Mesías Judío: Yeshúa.​

Yehováh declara de manera inequívoca que aquellos a quienes Él considera su pueblo, tienen una identidad que se evidencia en varias cosas:

  1. Guardan el Shabbat: “Santificad mis shabbatot, para que sean señal recíproca, para que se sepa que Yo Soy Yehováh vuestro Dios. Ezequiel 20.20
  2. Obedecen su Toráh: “…pondréis éstas mis palabras sobre vuestro corazón y sobre vuestra alma, y las ataréis por señal sobre vuestra mano, y vendrán a ser como frontales entre vuestros ojos”. Deuteronomio 11:18. “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama…”  Juan 14.21
  3. Invocan el Nombre de Yehováh: “…todo el que invoque el nombre de Yehováh, escapará, porque en el monte Sión y en Yerushalayim quedará un remanente, conforme ha dicho Yehováh, y entre los supervivientes estarán los que Yehováh llamó. Joel 2.32

​En conclusión, necesitamos dejar de crear argumentos para no obedecer lo que nuestro Padre Yehováh nos ha dicho de manera clara y sencilla que debemos hacer.

Sí. El mensaje es para cada uno de nosotros y somos responsables individualmente de la manera que conducimos nuestra vida; porque un día cercano estaremos delante del Juez de toda la Tierra, para dar cuenta de lo que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 

Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Yeshúa, el Mesías. Si sobre el Fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la mostrará, pues por el fuego será revelada, y el fuego probará la clase de obra de cada uno. Si la obra de alguno que sobreedificó, permanece, recibirá recompensa. Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; si bien él mismo será salvo, aunque así como por medio de fuego. ¿No sabéis que sois santuario de Yehováh, y el Espíritu de Yehováh mora en vosotros? 1 Corintios 3:11-16

Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Yeshúa, el Mesías, para que cada uno recoja lo que practicó estando en el cuerpo, sea bueno o malo. 2 Corintios 5:10

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La importancia de seguir Sus Instrucciones

Tenemos la responsabilidad de elegir llevar una vida de acuerdo a esos mismos estatutos y decretos, modelados por Yeshúa, y re-confirmados por él.

Un aspecto sobre el cual necesitamos reflexionar es que Yehováh le plantea a Yisrael, que una vez hayan entrado en la tierra, TODOS  los mandamientos que han recibido serán vigentes:

Pondréis cuidado pues en observar todos los estatutos y decretos que yo pongo hoy delante de vosotros.
Deuteronomio 11:32

Encontramos en esto una sombra de lo que es nuestra vida una vez que hemos sido rescatados por Yeshúa: Antes vivíamos en el mundo (Mitsrayim-Egipto) sin Dios y sin Toráh. Yeshúa llegó a nosotros nos rescató de la esclavitud del pecado (de los deseos, las pasiones, la culpa, el temor, etc.) y en cierto sentido “cruzamos el Jordán” es decir hicimos una tevilá (inmersión o bautismo), y declaramos públicamente que hemos entrado en una nueva vida.

Pero de la misma manera que la nación de Yisrael una vez establecida en la tierra prometida tenía la responsabilidad de elegir vivir de acuerdo a los estatutos y decretos entregados por Yehováh, nosotros, tenemos la responsabilidad de elegir llevar una vida de acuerdo a esos mismos estatutos y decretos, modelados por Yeshúa, y re-confirmados por él.

En otras palabras, si afirmamos que estamos en Yeshúa, nuestra vida ha de ser regida por sus Instrucciones – Toráh, porque como él claramente proclamó:

No penséis que he venido a abrogar (anular) la Toráh o los Profetas; no vine a abrogar, sino a dar cumplimiento.
Mateo 5:17

Declaración confirmada por Yojanán (Juan) en su primera carta:

En esto sabemos que le hemos conocido: si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en él…  
1 Juan 2:3-6

Razón de la obediencia

Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Yehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre.
Deuteronomio 12:28

Si observas cuidadosamente, te darás cuenta de que en ningún pasaje donde se invita a la obediencia, Yehováh dice que al hacerlo alcanzaremos la vida eterna! No! la obediencia es para que podamos establecer familias sanas, relaciones interpersonales adecuadas, negocios justos y una sociedad equilibrada que sea ejemplo para las demás naciones de la tierra. La salvación siempre fue planeada por misericordia mediante el sacrificio de Yeshúa, el cual fue anunciado desde Génesis 3:15.

En otras palabras Yehováh nunca tuvo la intención de que los seres humanos fueran salvos por el cumplimiento de la Ley – Toráh. Esta no fue dada con ese propósito. En cambio, sí encontramos vez tras vez que seguir sus Estatutos lo mejor que podamos, nos dará como resultado una vida de libertad, abundancia y comodidad en esta tierra.


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¿Acaso es mejor el cristianismo?


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IA y Espiritualidad

Cortesía del Club de Patrocinadores

la IA desafía la creencia de que solo Dios puede crear seres conscientes y racionales.

La inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo en una parte integral de nuestras vidas, transformando la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Pero, ¿qué impacto tiene la IA en nuestra vida espiritual y en nuestra conexión con Yehováh? Conforme avanza la tecnología, surge la pregunta de cómo la IA influirá en la espiritualidad y si puede coexistir con nuestras creencias más profundas.

La creación de sistemas de IA avanzados cuestiona la naturaleza misma de la conciencia y la espiritualidad. ¿Acaso una máquina podría entender algo como «una experiencia espiritual»? Al no poder hacerlo puesto que carece de alma (intelecto, voluntad y sentimientos), ¿cómo podría relacionarse con los seres humanos que poseen esa dimensión más allá de lo puramente medible o científico y que además se halla arraigada en nosotros por generaciones y hasta está presente en nuestro ADN? Estos interrogantes nos empujan a explorar las conexiones entre los seres humanos y la inteligencia artificial, y cómo pueden coexistir.

La IA desafía la creencia de que solo Dios puede crear seres conscientes y racionales. A medida que los humanos diseñan algoritmos y sistemas capaces de tomar decisiones (?) y de aprender, surge la pregunta de si esta puede ser considerada una forma de creación. ¿Es la IA una manifestación moderna de la creación humana, o es simplemente una herramienta para explorar y comprender mejor la creación divina?

No podemos olvidar que cuando Yehováh nos creó, lo hizo a Su imagen y semejanza. Pero sabemos que no se refería a una semejanza corporal porque Él es espíritu. Así que lo que Él hizo, fue darnos facultades similares a las suyas: una mente -con conciencia, capacidad de raciocinio, de reflexión, de investigación, de creación-; una dimensión sentimental: capacidad de amar, odiar, tener misericordia, perdonar, etc., y la parte más maravillosa e inigualable: nos dotó con una voluntad, es decir la capacidad de tomar decisiones. De manera que a diferencia de la IA que solo se basa en información codificada, – el equivalente a nuestra mente- nosotros combinamos todos esos atributos para hacer decisiones y eso es algo que una máquina nunca podrá hacer.

Sí; quizás una máquina pueda acumular mucha más información que nuestro cerebro, pero nunca poseerá la parte subjetiva que proviene de sentir, de percibir, de intuir, porque esas facultades residen en el alma, esa parte invisible que es el halo del Creador en nosotros.

Las máquinas siempre carecerán de la capacidad de «sentir» la cual reside en el alma


Según sus «creadores», la IA se programa con el propósito de la toma de decisiones éticas y teniendo en cuenta los valores culturales. Sin embargo aquí surge otra gran pregunta: ¿Con referencia a qué, se codifican esos principios éticos? ¿Tal programación refleja los valores morales-espirituales provistos por Yehováh? ¿cuál es su marco? Es decir, ¿está la IA, siendo programada para respetar la dignidad humana y promover la justicia según lo enseñado en la Toráh de Yehováh?

Otros problemas serios tienen que ver con la privacidad y la autonomía. Yehováh nos concedió el derecho a una vida privada y a ejercer lo que conocemos como libre albedrío. Pero… ¿podrá la IA ser programada para entender lo que significa tanto el derecho a la privacidad, como el respeto que nos fue otorgado por nuestro Creador para tomar decisiones aunque estas sean erróneas?

En última instancia, el efecto de la inteligencia artificial en la vida espiritual del hombre es un tema que requiere cuidadosa reflexión. La IA puede ofrecer oportunidades para explorar mucha información al respecto, pero también cuestiona la esencia misma de lo espiritual y la relación del hombre con lo divino.

Quienes avanzamos por el Camino de la Verdad, somos responsables de «vigilar» atentamente las sutilezas de las que el Oponente puede echar mano, porque la advertencia de Yeshúa sigue en pie:

…aparecerán falsos Mesías y falsos profetas que harán grandes milagros -¡cosas asombrosas!- para engañar, si es posible, incluso a los elegidos.

Mateo 24:24

Si hoy apareciera un profeta tal como lo concebimos, probablemente no tendría credibilidad alguna. Pero si surge un científico, una mente brillante, capaz de seducir con sus argumentos las mentes de la gente que están acostumbradas a rendir culto a la ciencia, entonces tal individuo podría conducir a las multitudes por la senda que desee; y muy probablemente una de sus herramientas, sea la IA. Piensa en esto y reflexiona seriamente.

Llorando sin causa

¿Vale la pena llorar por eso?

El llanto, cuando nace de la desesperanza y no de la fe, puede ser rechazado por el cielo.

Y llorasteis delante de Yehováh, pero Él no escuchó vuestra voz, ni os prestó oído.

Devarim / Deuteronomio 1:45

Llorar no siempre mueve el corazón del Creador. Sí, leíste bien.

El llanto, cuando nace de la desesperanza y no de la fe, puede ser rechazado por el cielo. Así ocurrió con nuestros antepasados en el desierto. Lloraron amargamente… pero no fue un llanto santo, fue un llanto de incredulidad. No fue de arrepentimiento, sino de autocompasión. No de humildad, sino de rebelión disfrazada de dolor.

El contexto es claro: Yehováh les había prometido una tierra buena, amplia, bendecida. Pero al escuchar el informe de los espías, el pueblo no elevó su mirada al Cielo, sino que bajó los ojos al suelo, temblando ante los gigantes. Lloraron. Y Yehováh selló aquel día como uno de llanto para las generaciones venideras.

Ese día fue el 9 de Av.

Desde entonces, el 9 de Av (día 9 del quinto mes hebreo), se ha convertido en una fecha marcada por tragedias: la destrucción del Primer y Segundo Templo, la expulsión de los judíos de España, la persecución durante las Cruzadas y mucho más. ¿Casualidad? ¡No! Fue Yehováh mismo quien dijo: “Si lloran sin causa, les daré razón para llorar en esta fecha” (según el Talmud, Ta’anit 29a).

Esto no es venganza. Es una lección espiritual.

¿Qué nos enseña esto hoy?

Muchos creyentes siguen llorando por lo que no tienen, en lugar de agradecer por lo que ya se les ha prometido. Se quejan de la dificultad del camino, en vez de celebrar que van rumbo a la herencia eterna. Y así, ¡repiten la historia!

Y tú… ¿estás llorando por miedo o por falta de confianza? ¿Te paraliza el “no puedo” más que te impulsa el Yehováh puede”?

Hay un tipo de llanto que penetra en los cielos: el llanto de arrepentimiento (como el de David, como el de Pedro). Pero hay otro que los cierra: el llanto de incredulidad o de amargura.

Tres tipos de llanto: ¿cuál es el tuyo?

  1. Lágrimas de arrepentimiento:

    Nacen de un corazón quebrantado. Son como incienso delante del trono.

    “Los sacrificios de Elohim son el espíritu quebrantado…” (Salmo 51:17)

  2. Lágrimas de dolor con esperanza:

    Son legítimas. El sufrimiento duele. Pero si están bañadas en fe, traen consuelo.

    “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán” (Salmo 126:5)

  3. Lágrimas de queja y temor:

    Estas no tocan el corazón de Yehováh; más bien, revelan una actitud de incrdulidad a Su Palabra.

    “Llorasteis… pero Él no escuchó vuestra voz.” (Devarim 1:45)

¿Qué podemos hacer hoy?

Examina tu corazón: ¿Tus lágrimas vienen del quebranto o de la frustración?

Confiesa tu incredulidad: Si te has quejado en vez de confiar, arrepiéntete.

Ora con intención: No basta con llorar. Llora con propósito. Llora por ti. Llora por Israel. Llora por los que no conocen a Yehováh. Y si vas a llorar… que sea por algo que valga la pena:

Llora por las almas perdidas; llora por los que se apartaron; llora por tu pecado; llora por la restauración de Israel, pero no llores porque el camino es difícil. Eso solo prolonga la travesía.

No repitas el error de nuestros padres. Levántate. Cree. Y si lloras… que tus lágrimas sean contadas en los cuencos del Cielo.


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¡Tú necesitas hacer votos y promesas!

Los votos y promesas nos hacen esforzados para superar debilidades, moldear nuestro carácter y mejorar nuestras relaciones familiares o sociales. Mas si evadimos hacerlos, nos convertiremos en personas mediocres, que viven al ir y venir de las conveniencias o de las circunstancias.

Un voto es un compromiso solemne y voluntario que una persona hace con Yehováh o en presencia de Él. Implica una obligación sagrada de cumplir lo que se ha dicho, y muchas veces está asociado con un acto religioso o espiritual.

  • En hebreo, el término es “néder” (נֶדֶר).

  • Puede ser condicional (“Señor: si Tú haces esto… yo prometo…”) o pueder ser incondicional.

  • Un voto puede incluir acciones, abstenciones, entregas materiales, o dedicación personal.

Si un hombre hace un voto a Yehováh o hace un juramento que impone una obligación sobre sí, no debe faltar a la promesa; debe cumplir todo lo que ha salido de su boca.  Números 30:2

Aquí se habla de votos a Yehováh.  Aclaremos un poco más; diríamos entonces que los votos son algo que hacemos para superar nuestras debilidades, mejorar nuestro testimonio, nuestras relaciones, crecer más espiritualmente, honrar más a nuestro Padre y Creador, etc.  Son cosas como: ‘Antes de desayunar voy a leer 15 minutos las Escrituras’; ó: ‘dedicaré dos horas a la semana para discipular a alguien’, etc.; cosas todas que deben quedar entre tú y tu Padre y que no necesitan ser publicadas para que “todo el mundo se entere”.

En el capítulo 30 de Números, es notable que en caso de que una mujer haga un voto, este puede ser anulado o confirmado por el varón que está en línea de autoridad sobre ella: Su padre ó su esposo. No es el pastor ni el líder.  Recuerda cómo es la organización que Yehováh estableció para el hogar:

Beneficios de hacer votos

Mas si no hay nadie en autoridad sobre la mujer, porque es viuda o divorciada o quizás soltera independiente, ella es directamente responsable ante Yehováh por sus votos.

No debemos temer hacer votos. Ellos nos permiten resolver de antemano situaciones que habremos de enfrentar, pues ya habremos definido nuestra posición frente a asuntos que pueden aparecer sorpresivamente, y que usualmente nos presionan a tomar decisiones erradas. Así, los votos nos hacen esforzados para superar debilidades, moldear nuestro carácter, mejorar nuestras relaciones familiares o sociales, etc. Mas si evadimos hacerlos, nos convertiremos en personas mediocres, que viven al ir y venir de las conveniencias o de las circunstancias.

¿Qué es una promesa y en qué se diferencia de un Voto?

Una promesa es un compromiso verbal o escrito de hacer o no hacer algo. Puede hacerse entre personas o ante Dios, pero no siempre con el mismo nivel de solemnidad o consecuencias espirituales que un voto.

  • En hebreo, el término más común es “havtajah” (הַבְטָחָה).

  • Es más general y puede implicar una intención firme, pero no necesariamente está sujeta a una consagración espiritual.

Ejemplo: “Prometo ayudarte con tu mudanza mañana.”

Esto no es un voto, aunque podría tener valor moral o ético.

Diferencias Clave

Característica

Voto

Promesa

Solemnidad

Alta, normalmente ante Dios

Menor, puede ser entre humanos

Implicación espiritual

Sagrada y con consecuencias si se incumple

No necesariamente espiritual

Formalidad

Tiene una estructura definida

Puede ser informal

Condiciones

Puede ser condicional o incondicional

Similar, pero sin consagración

Ejemplo bíblico

Ana y su voto por Samuel (1 Sam. 1:11)

Jacob promete volver a Betel (Gén. 28)

Una seria advertencia

Cuando a Dios haces voto, no tardes en cumplirlo; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Es mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
Eclesiastés 5:4-5

Esfuérzate y comprométete en dar pasos para ser mejor y serle fiel a Yehováh y a quienes te rodean. No dudes en hacer votos y promesas porque cuando tomes en serio éste tipo de decisiones, habrás resuelto tu comportamiento ante muchas tentaciones; habrás determinado tus prioridades y habrás dado a tu Padre y a Su Palabra el lugar que les corresponde en tu vida.

Yehováh nos ha dado espíritu de amor, poder y dominio propio para que hagamos la parte que nos corresponde, y Él entonces hará la suya.


Sacrifiicios para Sukot 2

Sukot: 70 Toros por 70 Naciones

Israel, al presentar sacrificios durante Sukkot, actuaba en el rol sacerdotal original que le había sido originalmente asignado (Éxodo 19:6), aunque este fue limitado tras la rebelión en el monte Sinaí y la adoración del becerro de oro.

¿Ha tenido Yehováh interés solamente por Israel? ¿O acaso Su plan también incluye al resto de las naciones?

En Números 29 encontramos una descripción detallada de los sacrificios que Israel debía presentar durante la Fiesta de Sukot. Estos no eran simples rituales: muchos sabios han entendido que se ofrecían también en representación de las naciones. Israel, al presentar estos sacrificios, actuaba en el rol sacerdotal original que le fue asignado (Éxodo 19:6), aunque este fue limitado tras la rebelión en el monte Sinaí y la adoración del becerro de oro.

Aun así, el propósito de Yehováh de alcanzar a todas las familias de la tierra seguía en pie, y se manifestaba proféticamente en estas instrucciones de sacrificios.

Durante los siete días de la Fiesta de Sukot (los Tabernáculos), las tribus de Israel debían presentar ante Yehováh una impresionante cantidad de ofrendas, conforme a un orden divinamente establecido. En Números 29 se enumeran minuciosamente los sacrificios que debían ser presentados cada día, comenzando con 13 novillos el primer día, y disminuyendo en uno cada jornada, hasta llegar a 7 el séptimo día, sumando 70 novillos en total.

¿Por qué Yehováh ordenó exactamente 70 novillos? ¿Simple coincidencia? Las Escrituras y la tradición hebrea nos dan una pista profunda.

El número 70: Un símbolo de las naciones

En Génesis 10, se enumeran 70 descendientes de Noé, conocidos tradicionalmente como las 70 naciones. Esta cifra se ha mantenido como símbolo representativo del mundo gentil. A la luz de esto, muchos sabios y estudiosos del judaísmo han interpretado que los 70 toros ofrecidos durante Sukot no eran solo por Israel, sino por las naciones del mundo.

Esto nos revela algo sorprendente: Israel, el pueblo escogido, intercedía delante de Yehováh también por el bienestar y redención de las naciones. Aun en tiempos antiguos, los sacrificios no eran una acción egoísta o tribal; eran parte de un plan mayor.

Una sombra profética

El apóstol Shaúl (Pablo) escribió que las Fiestas de Yehováh son “sombra de las cosas por venir” (Colosenses 2:17); así, Sukot apunta proféticamente al Reino Milenial del Mesías, cuando las naciones vendrán a Jerusalén para rendir homenaje al Rey.

Y acontecerá que todos los que sobrevivan de las naciones que vinieron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, al Señor de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de los tabernáculos. Zacarías 14:16

En ese futuro glorioso, todas las naciones serán llamadas a reconocer a Yehováh y participar de esta Fiesta, no como forasteros, sino como adoradores del Dios verdadero.

Sukot hoy: Recordando nuestra misión

Aunque el templo ya no está en pie y no hay sacrificios animales hoy, el mensaje de Sukot sigue vivo:

🔹 Yehováh no se ha olvidado de las naciones.

🔹 Israel fue llamado a ser luz para ellas.

🔹 La redención final incluirá a los de todas las lenguas y pueblos que se vuelvan al Creador.

Reflexión final

Durante esta Festividad, no solo recordamos la fidelidad de Yehováh al proteger a Israel en el desierto, sino también Su plan universal de restauración. Cada día de Sukot es una invitación a orar por las naciones, a interceder por su regreso al Creador, y a prepararnos para el Reino venidero bajo la autoridad de Yeshúa el Mesías.


Fineas

Silencio ante la inmoralidad: ¿complicidad o cobardía?

¿Qué hay de orgullo en pervertir el orden de la Creación? ¿acaso hemos visto algo en los desfiles LGBT+, algo que sea digno de admiración o imitación?

Después de leer y reflexionar sobre el evento de Números (Bemidbar) 25, cuando Pinjas (Finees), en su celo por la santidad del campamento de Yisrael, dio muerte a la pareja que osó entrar públicamente a fornicar en medio del pueblo, justo cuando todos se lamentaban por el juicio de Yehováh, no podemos menos que detenernos y preguntarnos:

¿Y nosotros… cómo reaccionamos hoy frente a la inmoralidad sexual que nos rodea y se nos impone cada día?

La Escritura relata que por causa de la fornicación y el desenfreno con las hijas de Moab y la idolatría a Baal Peor, la ira de Yehováh se encendió contra Yisrael y 24,000 personas murieron por aquella plaga (Números 25:9). Fue el celo de Pinjas lo que detuvo el juicio de Elohim y trajo expiación al pueblo. Su acción no fue simple violencia: fue un acto de justicia dentro de un contexto de rebelión abierta y corrupción moral que amenazaba la identidad y el pacto del pueblo de Yehováh.

Ahora bien, no se trata de que nosotros hoy salgamos a ejecutar juicio físico. Eso no nos corresponde en este tiempo ni bajo estas circunstancias. Pero sí debemos preguntarnos:

¿Nos mostramos indiferentes ante la creciente inmoralidad? ¿Nos callamos por miedo al rechazo? ¿Estamos cediendo terreno, permitiendo que se normalice lo que la Torah condena claramente?

En el presente, vemos cómo los valores bíblicos son ridiculizados y considerados como instigadores del odio, mientras la perversión es exaltada como virtud. Las marchas del “orgullo” LGBT+, financiadas y promovidas incluso por gobiernos y grandes empresas, no solo buscan visibilidad: buscan imponer una ideología que trastoca el orden divino establecido desde la Creación, donde Yehováh creó “varón y hembra” (B’reshit / Génesis 1:27), y santificó el matrimonio como unión entre hombre y mujer (B’reshit / Génesis 2:24).

Lejos de ser manifestaciones de respeto o igualdad, muchas de estas marchas se han convertido en escenarios de desnudez pública, actos sexuales simulados, y burlas descaradas hacia la fe y la moral tradicional. En algunas ciudades año tras año, los niños son llevados a presenciar estos “espectáculos” como parte de una supuesta “educación inclusiva”, cuando en realidad son formas de adoctrinamiento moral y perversión. ¿Dónde están los padres que alzarán la voz? ¿Dónde está el pueblo santo que no puede tolerar que se profane lo sagrado?

La Torah nos llama a ser un pueblo apartado (Vayikrá / Levítico 20:26), no conformados a los caminos de este mundo (Romanos 12:2), sino obedientes en todo. No basta con enseñar a nuestros hijos a “ser buenos”; debemos formar en ellos un temor reverente a Yehováh, enseñarles a discernir entre lo santo (kadosh) y lo profano, entre lo puro y lo impuro (Levítico 10:10).

Porque si no lo hacemos nosotros, el mundo los formará a su imagen. Y no será la imagen del Mesías.

Nuestros hogares deben ser baluartes de verdad, donde se viva, se enseñe y se defienda la Torah sin vergüenza ni tibieza. Como dice el Shemá:

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos… y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.”
Devarim – Deuteronomio 6:6-7

La única protección real que nuestros hijos tendrán es aprender de nosotros la obediencia sin condiciones a la Torah de Yehováh. ¡No hay nada más!

Y tú…

¿Qué legado estás dejando? ¿Estás dispuesto a ser como Pinjas, celoso por la santidad del campamento? ¿O te conformas con mirar desde lejos mientras se desintegra todo lo que es bueno y justo?


Messy - Clean home

Cuando todo está en su lugar… la vida mejora

El desorden no es inocente ni inofensivo; está ligado a la procrastinación, que no es otra cosa que postergar decisiones necesarias. A menudo se une a la desidia, al descuido, o a la distracción constante que generan las modas y tendencias.

La Toráh nos revela a un Dios que es Creador y fuente de orden. Desde el primer capítulo del Génesis, Yehováh establece ritmos precisos: “Y fue la tarde y la mañana, un día” (Bereshit/Génesis 1:5). Todo fue hecho en su tiempo: la luz, los cielos, la tierra, las estaciones. Gracias a esa organización divina, podemos vivir con confianza: el sol saldrá cada mañana, el día tendrá 24 horas, y las estaciones se sucederán con fidelidad.

Sin embargo, paradójicamente, muchos luchamos hoy por mantener vidas ordenadas. Tal vez te consideras una persona organizada… pero, ¿cuándo fue la última vez que limpiaste tu bandeja de correo? ¿Tienes tus documentos en orden? ¿Y qué de tu vehículo? ¿refleja ese orden? Son preguntas simples, pero reveladoras.

El desorden no es inocente ni inofensivo

Está ligado a la procrastinación, que no es otra cosa que postergar decisiones necesarias. A menudo se une a la desidia, al descuido, o a la distracción constante que generan las modas y tendencias. Todo esto conforma el cóctel perfecto para una vida sin rumbo, que se va llenando de estrés y agotamiento emocional.

Pon tu casa en orden, porque morirás y no vivirás.

(Yeshayahu/Isaías 38:1)

Esta palabra dada al rey Ezequías no solo era literal, sino también profundamente espiritual. El desorden es señal de desconexión, de desbalance interno.

El desorden empobrece el alma y enferma el cuerpo

Estudios demuestran que una habitación caótica afecta nuestra mente. El desorden visual agota nuestra capacidad de procesar información, y nos hace más propensos a tomar malas decisiones, como elegir comida chatarra o postergar tareas importantes.

Un estudio de Princeton University concluyó que el desorden afecta nuestra capacidad de concentración. Además, la Universidad de California encontró que las mujeres con hogares muy desordenados tenían niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés.

Y no menos importante: el desorden afecta nuestra vida espiritual. Una mesa llena de papeles, pantallas, y ruido nos aleja de la Palabra de Yehováh. Es difícil meditar en lo eterno cuando lo inmediato nos grita en la cara.

“Hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40)

Aunque este pasaje habla de la congregación, el principio aplica a toda nuestra vida.


¿Qué puedes hacer?

En lo material:

  1. Comienza por lo pequeño. No intentes ordenar todo en un día. Comienza con un cajón, un rincón, un archivo.
  2. Clasifica con propósitos. Usa cajas o bolsas con etiquetas: desechar, donar, guardar, reciclar.
  3. Establece horarios. Por ejemplo, 15 minutos diarios o una hora los fines de semana. Poco a poco verás tu progreso.
  4. Fija una fecha límite. Si tienes cosas que no usaste en un año, probablemente no las necesitas.
  5. Asigna un lugar a cada cosa, y asegúrate de que todos en casa lo sepan.

“El secreto de tu futuro está escondido en tu rutina diaria.” — Mike Murdock

En lo espiritual:

  • Pon a Yehováh en primer lugar. Él debe ser tu prioridad, no tu última opción cuando te quede tiempo.

  • Ora con confianza. Él conoce tus límites y está dispuesto a ayudarte.

  • Haz de Su Palabra tu guía. No hay mejor manual de orden y propósito.

  • Guarda el Shabbat. Un día apartado para restaurar tu cuerpo, alma y vida en general, es clave.

  • Imita a Yeshúa. Su vida fue equilibrada, enfocada, con tiempos para enseñar, servir y descansar.

“No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Yehováh.” (Devarim/Deuteronomio 8:3)


Piénsalo:

El desorden no se elimina solo; requiere decisión y acción. Pero cada espacio que limpias, cada hábito que ajustas, cada prioridad que corriges… te acerca a una vida más plena y más alineada con el Creador.

La paz interior no se encuentra acumulando cosas, sino liberándote del peso innecesario.

“Para todo hay un tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1)

Que Yehováh guíe tus pasos en este proceso de restauración, desde lo visible hasta lo invisible.