Resumen Profético de las Fiestas de Otoño
En esta oportunidad, vamos a hacer un repaso de las Fiestas de Yehováh correspondientes al Otoño desde una perspectiva profética. Es importante tener presente que Yeshúa vino la primera vez como un siervo sufriente y cumplió las Fiestas de la primavera:
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:7.
Ahora él volverá, en esta ocasión a cumplir las Fiestas del Otoño como Rey Supremo, a establecer un reino justo por encima de todos los reinos de la tierra:
Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Yehováh será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos. Miqueas 4:1,3.
Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Isaías 11:1,3-5.
Día de Trompetas
El Día de Trompetas toma lugar el primer día del séptimo mes. Un evento del cual “nadie conoce el día ni la hora, sino que solo el Padre” (Mt 24:36). Pablo nos brinda una palabra de esperanza acerca de los que durmieron en el Señor, previo al día de Trompetas:
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en el Mesías resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Tesalonicenses 4:16-17.
Todo esto sucederá después de la gran tribulación de aquellos días, donde seremos reunidos y llevados delante del trono de Dios:
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Estos son los que han salido de la gran tribulación… Apocalipsis 7:9-10,14.
Yom Kipur
Una vez que somos reunidos y llevados delante del trono de Yehováh, Yohanan (Juan) amplia ese momento y describe el escenario; nos habla acerca del mar de vidrio mezclado con fuego, y es aquí donde se da inicio a “los diez días temibles” previos al Día de Expiación:
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
Apocalipsis 15:2.
Este será un tiempo de introspección, donde nuestras obras serán pasadas por fuego:
“…la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” 2 Corintios 3:13.
Al mismo tiempo la ira de Yehováh está siendo derramada sobre la tierra:
“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios” Apocalipsis 15:1.
Sucot
Después de que el juicio y las copas de la ira de Yehováh sean derramadas sobre la tierra, la Novia entonces se prepara para las Bodas del Cordero, las cuales dan inicio a la Fiesta de Tabernáculos:
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Apocalipsis 19:7-8.
Posteriormente, Yeshúa y sus santos se preparan para la batalla contra los reinos de este mundo y los vencerán, estableciendo así el Reino milenial de Dios sobre la tierra.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Apocalipsis 19:15.
Después de mil años, Satanás será liberado de sus cadenas y hará guerra contra el Santo de Israel, pero Yeshúa lo vencerá, y Satanás será echado junto al falso profeta, al lago de fuego.
Finalmente, el juicio del Gran Trono Blanco, el día del juicio final habrá llegado. Los libros se abrirán, “y el que no se halló inscrito en el libro de la vida será lanzado al lago de fuego” Apocalipsis 20:15.
Es aquí donde Yohanan vio un cielo Nuevo y una tierra nueva, la nueva Yerushaláyim descender del cielo… y viviremos un eterno Sucot con nuestro amado Yeshúa!
haSatán – שָׂטָן – El propósito de la Adversidad
Si usted creció dentro de la fe cristiana, seguramente estará familiarizado con el concepto de cielo e infiero, así como también “Dios versus el Diablo”. Esto forma parte de un paradigma que se aprende desde pequeño, ya sea por medio de la educación en casa, la escuela, la iglesia, y hasta los programas y películas de televisión.
Lo interesante es que desde una perspectiva netamente hebrea y escritural, podemos llegar a conclusiones totalmente diferentes. O al menos un poco más amplias. Muchos creen que Satanás es el “archienemigo” de Dios, que trata de arruinar los planes del Todopoderoso para llevar al mundo al caos y la destrucción. Una nube de suspenso envuelve el desenlace de la historia y escatología bíblica… ¿Quién ‘ ganará’ la batalla final?
Como creyentes en el Creador, tendemos a creer que solamente la “luz”, lo “bueno” y lo “santo” provienen del creador, mientras que las “tinieblas”, lo “malo” y lo “profano” provienen del enemigo; de Satanás. Pero veamos como era la concepción de lo bueno y lo malo en tiempos de Isaías el profeta:
Yo soy Yehováh, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Yehováh, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Yehováh soy el que hago todo esto. (Is 45:5-7)
Para muchos, este pasaje de Isaías es recibido con gran sorpresa y hasta un poco de decepción. ¿Porqué el Creador del universo, de quién proviene todo lo que es bueno, ha creado tinieblas y adversidad?
Espero que al final de este artículo, tenga una mejor idea acerca de esto.
Tal vez la mayor diferencia entre el “Satanás del cristianismo” y el concepto del satán hebreo, es que el satán hebreo no precisa escribirse con mayúscula. En otras palabras, hasatán (el satán) no es una persona. Es un principio que puede ser aplicado a cualquier persona o cosa, así como también es un verbo que hasta puede conjugarse.
En las escrituras, existe lo que llamamos la “regla del primer uso”. Esto significa que cuando encontramos una palabra que aparece por primera vez, el significado de la misma de acuerdo al contexto, nos dará la pauta de qué es lo que esta palabra nos quiere decir. Veamos la primera instancia en donde encontramos la palabra שָׂטָן (satán).
Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Yehováh se puso en el camino por adversario (satán) suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. (Números 22:21-22)
Podemos ver claramente en este episodio de Balaam, que el mismísimo angel de Yehováh es quien es llamado “satán”. Y esto no es debido a que este sea quien es conocido en el cristianismo como “Satanás”, sino a la función que este angel estaba cumpliendo. Este angel se puso en el camino para obstruir el paso de Balaam y su asna. Es por eso que esta palabra fue traducida simplemente como “adversario”.
En el siguiente versículo dice:
Y el ángel de Yehováh le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí.
Las palabras “para resistirte” en el hebreo son literalmente “como satán”. “Yo he salido como satán”. Como un obstáculo, como un adversario.
En el primer libro de Samuel 29:4, los filisteos temen llevar a David a la batalla porque creen que el se puede convertir en un satán (traducido “enemigo”) contra ellos. En el segundo libro de Samuel 19:22, David llama a los hijos de Sarvia “satán”, en este caso traducido como “adversarios”.
En el primer libro de los Reyes 11:14, Yehováh mismo prepara un “satán”, un adversario, contra el rey Salomón.
Podemos observar en todos estos ejemplos un común denominador, que está relacionado con un principio negativo. Y no me refiero a negativo en el sentido de inherentemente malo, sino en el sentido de lo opuesto al principio positivo. La polaridad opuesta. Imagínese cómo funciona la electricidad, o una simple batería; la energía positiva no fluye a menos que haya una negativa.
Imagínese otro escenario: cuando uno levanta pesas, es la misma resistencia, aquello que nos “tira para abajo”, precisamente lo que nos hace mas fuertes. Si el Creador creó este principio negativo denominado satán, no es para que suframos sin razón, sino para fortalecernos en la adversidad.
Todos queremos vivir una vida sin adversidad y sin problemas, pensando que ese tipo de vida es justamente la que nos trae complacencia. Sin embargo, es cuando nos encontramos en la adversidad que nos arrodillamos ante el Creador y sacamos coraje y valentía para sobreponernos a todo obstáculo. Y esto, al fin y al cabo, es lo que nos llevará a convertirnos en la persona que fuimos designados a ser.