Screen Shot 2020-07-02 at 10.46.40 AM

¿Vamos de nuevo camino a la esclavitud?

Audioblog

¿Nos estamos moviendo de vuelta a un sistema totalitario y esclavizante? Demos una mirada a la cruda realidad que estamos viviendo, y comencemos a hacer la diferencia, porque para eso fuimos puestos en la tierra.

El séptimo día es shabbat para Yehováh tu Dios. No harás labor alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu animal, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Éxodo 20:10

Este es uno de los múltiples versos de la Toráh que hacen alusión al respeto que se debe tener hacia los siervos. Si bien en los tiempos en que fue escrita la Toráh, era una práctica aceptable “adquirir” ó “vender” a una persona como siervo, Yehováh establece una perspectiva humanitaria al respecto. Tales expresiones hoy nos parecen repulsivas, por cuanto hablar de comprar o vender un ser humano no solo es detestable sino cruel e injusto. Pero esta situación sigue ocurriendo en nuestros días solo que sutilmente disfrazada y utilizando otros nombres. 

Tristemente, conforme avanza nuestra sociedad, cada vez los empleados se parecen más a los esclavos de la antigüedad. No es un secreto que existen patrones o dueños de compañías que se comportan como si también poseyeran las vidas de sus empleados o subalternos, manteniéndolos amedrentados bajo amenazas de despido, si es que no actúan conforme a sus caprichos, y les hacen sentir como personas sin valor al enfatizarles que son individuos prescindibles o en otras palabras, desechables y de fácil reemplazo, cuando ya no se ajusten a los deseos de sus jefes, gerentes, ejecutivos, supervisores o quien sea que ejerza autoridad sobre ellos.

Cuando a una persona se da trabajo pero sin darle días de descanso, o bien condicionándoselos a las necesidades de la empresa, cuando el salario no corresponde con el esfuerzo o la capacitación que exige tal empleo, cuando se establece una diferencia de pago según el sexo de la persona, entonces estamos ante condiciones de esclavitud, porque el empleador teniendo conocimiento de que hay decenas o cientos de potenciales empleados, se aprovecha de tal circunstancia para hacer demandas que calificamos de detestables, crueles e injustas, y usamos así las mismas palabras que describen lo que sentimos ante el concepto de la trata de personas mencionada anteriormente.

¿Estás en una posición de autoridad en tu trabajo?

Cualquiera que sea el nivel de autoridad que manejes en tu lugar de trabajo, tienes la responsabilidad (si es que eres un seguidor de Yeshúa), de actuar conforme a las instrucciones de Yehováh al respecto (Exodo 21:2-6; Efesios 6:9)

El propósito de nuestro Creador no es ampliar la cantidad de personas subyugadas, sino permitir que quienes están mejor capacitados ayuden a los menos favorecidos. Así es que, un patrón o jefe que teme a Yehováh y respeta Sus decretos u ordenanzas, respetará también a sus empleados o subalternos preocupándose diligentemente por el bienestar de ellos y de los suyos.

¿Eres subalterno?

En este caso tenemos en las cartas de Shaúl (Pablo)  principios de la Toráh que él provee en Efesios 6:5-8 y Colosenses 3:22-24, enseñado claramente que la actitud que debemos tener cuando realizamos un trabajo o hacemos un servicio, debiera ser la misma que si tal acción la estuviésemos haciendo para nuestro Padre. En eso consiste ser luz en un mundo de tinieblas.

Esta actitud no impide que anhelemos progresar en el trabajo o ascender, como se dice mas popularmente; es más bien un llamado a evitar la mediocridad, la irresponsabilidad y la falta de testimonio, cosas por las cuales el Nombre de Yehováh y de Yeshúa son menospreciados entre quienes conocen de nuestra identidad espiritual. Actuar con integridad en el trabajo abre las puertas para escalar a posiciones mejores porque realmente quien está detrás de todo, es Yehováh y quizás te está entrenando por medio de tales experiencias para que puedas ejercer cargos de mayor cuidado y responsabilidad cuando llegues a Su Reino.


CP_ 130 - Parashá 46 - Ekev -1920x1080 (2)

Parashá Ekev
Deuteronomio 7:12 – 11:25


PATROCINADORES EXCLUSIVOS

Para acceder a este contenido, debe ser miembro de Club de Patrocinadores o iniciar sesión.

mary-anoints-jesus

Un acreedor tenía dos deudores

AudioBlog

Semana 25 - agosto 6
Lucas 7:36-50

¿Cuántas veces nos ha pasado que juzgamos a otros creyendo que nuestra condición es “menos pecaminosa” y más justa delante de Yehováh?

En esta oportunidad, Yeshúa visita la casa de uno de los fariseos que lo invita a comer. Les acompaña una mujer de la ciudad, la cual era pecadora, quien trae consigo un frasco de alabastro de perfume. Se nos dice que, mientras ella lloraba, mojaba los pies del maestro “con sus lagrimas y los enjugaba con sus cabellos,  y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”. Lucas 7:38.

Por otro lado, el fariseo, criticando a Yeshúa en su corazón y menospreciando a la mujer pecadora, se decía dentro de sí “si este hombre en verdad fuera profeta, sabría que esta mujer es pecadora”. Conociendo Yeshúa el corazón de este hombre, le dijo: “Un acreedor tenía dos deudores…” uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta y ninguno de ellos tenía con que pagar la deuda. El acreedor perdonó a ambos.

¿Cuántas veces nos ha pasado que juzgamos a otros creyendo que nuestra condición es “menos pecaminosa” y más justa delante de Yehováh? No ignoremos las Escrituras que dicen “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” – Eclesiastés 7:20. Fuimos llamados a caminar de una manera justa y recta delante de los hombres y de Yehováh, guardando sus mandamientos, y siendo luz a la naciones. Pero no podemos dejar de lado que debemos caminar en humildad, con un corazón arrepentido y agradecido por lo que Él hizo con nosotros.

Quizás muchos sean como ese deudor que debía tan solo cincuenta denarios, pero si tú eres del grupo de los que debíamos quinientos denarios y te arrepientes, te tengo buenas noticias…

¡Aquel al que se le perdonó más, ama más a su Señor!

shutterstock_713004067

¿Es la Tierra de Israel para los judíos?

¿Es el gobierno de Israel “santo”?

¡Por supuesto que no! ¿Cuál gobierno lo es?!

Mi experiencia en la tierra

Regresé de una visita a la Tierra de Israel hace tan sólo un par de días. Mi experiencia no es la de un turista, ya que viví en la Tierra por casi 10 años. Me crié como judío y estudié hebreo desde pequeño, aunque mi trasfondo haya sido mayormente secular. Habiendo llegado a la Tierra por primera vez en el 2005, no tenía sentimiento “sionista” (políticamente hablando) y hasta simpatizaba con la llamada “causa palestina”.

Viví en el 2007 por casi todo un año en la parte Este (palestina) de Jerusalén, hospedado en la casa de Ibrahim, un viejo musulmán sufí en el Monte de los Olivos. Interactuaba con la población árabe local hablando en hebreo sin temor alguno, en un lugar en donde la familia de la única casa judía en el poblado subía y bajaba de la montaña con seguridad armada.

Más tarde viví en Sderot, en donde mi tercer hijo nació. Un lugar en donde uno tiene sólo 15 segundos para encontrar refugio contra los misiles que son lanzados desde Gaza por Yihadistas radicales, una vez que comienzan a sonar el “tzeva adom” (alerta roja) por los altoparlantes públicos.

La política que divide siempre en dos, es una manera muy simplista en la que la gran mayoría de la población mundial busca comprender un problema que tiene muchas más matices, incluyendo históricas y espirituales.

La conexión del pueblo judío con la tierra

Dios puso al hombre que había creado para trabajar y cuidar de la Tierra. La conexión del hombre con la tierra va mucho más allá de cercanía e interacción. El hombre mismo proviene de la tierra (adam/adamá).

Abraham fue llamado y le fue otorgada la tierra, ahora más específica, de Canán. Después de varias generaciones y un exilio en Egipto, el pueblo de Israel se establecería en esta tierra en el período de la conquista, con Josué, hace más de 3400 años. Había allí otros pueblos, sí, y de acuerdo a la narrativa bíblica, el pueblo de Israel estaba ejecutando un castigo contra esas naciones malvadas.

Israel vivió a través de dos exilios: El Asirio, alrededor del 720 AEC, cuando las tribus del norte serían extraviadas de la historia de Israel, y el Babilónico, que incluyó la destrucción del Templo de Jerusalén en el 586 AEC, exilio que incluyó al ya denominado pueblo judío (mayoría de Judá), y se extendería por 70 años.

Luego de la reconstrucción del Segundo Templo y sobreviviendo al imperio griego helenístico, el pueblo judío sería exiliado de Jerusalén y el Templo destruido en el año 70 EC. Este es el famoso exilio de 2000 años que el pueblo judío sufrió como consecuencia.

Pero a pesar de serles prohibida la entrada a la ciudad por el Emperador Adriano en el segundo siglo y de sufrir grandes derrotas a rebeliones armadas en tiempos de Bar Kojba, el pueblo judío permaneció en la Tierra por varios siglos más, y de hecho, hay varios registros que demuestran que siempre permaneció un remanente en la Tierra, a través de todos los siglos.

Gran parte de la gente confunde la Tierra de Israel con el Estado judío fundado en 1948, sin embargo ya existían judíos retornando a la Tierra desde Europa a partir de la Edad Media. No sólo las víctimas de las famosas expulsiones de España y Portugal a fines del siglo XV, sino desde 500 años antes, con expulsiones de Mainz y la zona del Río Rin en el período de las persecuciones de las Cruzadas.

¿Qué hay del pueblo palestino?

El pueblo palestino moderno no tiene una identidad comunitaria ya que no posee una homogeneidad étnica ni una historia compartida, salvo la de enfrentarse con el movimiento sionista moderno desde comienzos del siglo XX. Los palestinos en la zona de Gaza son étnicamente egipcios, mientras que los de Cisjordania se relacionan más con los jordanos y  con tribus de Arabia. Esto no quiere decir, en mi opinión, que no tengan derecho de vivir en paz con sus familias en esa tierra, tal como lo han hecho por generaciones, especialmente cuando no están haciéndole daño a nadie.

Pero hay que entender que el término palestino es una palabra que proviene de Filistia, la antigua tierra en la zona mediterránea de Israel que alojaba a los filisteos, el pueblo archienemigo de Israel en tiempos antiguos. Es por esto que los romanos “re-bautizaron” a la Tierra con ese nombre durante el tiempo de las persecuciones de Adriano.

Habiendo estudiado la historia y dialogado con palestinos puedo decir que simpatizo con ellos, al mismo tiempo que creo con certeza que esa Tierra fue la entregada al pueblo de Israel con un propósito especial. Tal como lo es en las discusiones rabínicas; estas dos cosas no tienen que contradecirse mutuamente, sino que ambas pueden ser ciertas.

¿Qué sucederá en el futuro?

Lejos de intentar especular sobre profecías crípticas, prefiero enfocarme en el verdadero propósito de la existencia de Israel como nación. No sólo que cualquier judío tiene el derecho de retornar a la Tierra de Israel y contar con protecciones legales, sino que cualquier turista puede visitar y ver por sí mismo la historia pasada como cumplimientos proféticos presentes, al mismo tiempo que goza de un grado de seguridad y comfort, provisto por la infraestructura establecida por el Estado de Israel.

¿Es el gobierno de Israel “santo”? ¡Por supuesto que no! ¿Cuál gobierno lo es? Y aún más; el gobierno de Israel no fue “santo” desde el PRIMER gobernante (Saúl), ¿porqué debería esperar que se volvieran santos ahora? Desafortunadamente, ni siquiera la totalidad de los judíos en la Tierra creen en Dios y en Su Torá, pero una cosa sí es cierta; el pueblo judío vive en ese minúsculo pedacito de Tierra en particular, sólo porque fue otorgado a nuestros patriarcas de antaño, con el propósito de ser un pueblo apartado, una luz para las naciones, y que todo el mundo conozca al Creador del mundo. Puede que este sea un paso en la dirección del cumplimiento de las palabras de nuestros antiguos profetas. Y personalmente, un gran sentimiento de pertenencia y fortalecimiento de mi fe.