Young woman with raised arms in the water. Black and white.

¿Es lo mismo el bautismo que la t’vilá?

Si bien el bautismo cristiano y la tevilá hebrea son rituales que involucran la inmersión en agua, tienen diferencias significativas en términos de su origen, propósito y simbolismo.

No se puede afirmar que el bautismo cristiano y la t’vilá judía sean iguales. Si bien ambos rituales involucran la inmersión en agua, tienen diferencias significativas en términos de su origen, propósito y simbolismo.

El Bautismo Cristiano

Pastores bautizando a un varón en una piscina.

Según el cristianismo, el bautismo tal y como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en las enseñanzas y prácticas de Jesús (Yeshúa) y los primeros seguidores del cristianismo. Con la institucionalización de la iglesia, el bautismo llegó a ser considerado un sacramento que simboliza la fe en Jesús como el Mesías, el perdón de los pecados y la entrada en la comunidad de creyentes. El bautismo cristiano se basa en el mandato de Jesús a sus discípulos de

“…hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu

Mateo 28:19

La T’vilá Hebrea (Judía)

Por su lado, la t’vilá judía es un ritual que se remonta a las prácticas de purificación prescritas en la Toráh desde los tiempos de Moisés. La t’vilá se realiza como parte de la observancia de la ley y se lleva a cabo en una mikvé, piscina o lugar con aguas corrientes. Tiene como propósito la purificación ritual y es una figura o sombra de transformación espiritual; se realiza en varias situaciones, como antes de ciertos rituales religiosos o después de ciertos estados de impureza.

Una “Mikvé” (lugar para hacer un baño ritual en hebreo) utilizado por hombres y mujeres por separado para purificarse del pecado y la impureza

Mientras que el cristianismo considera el bautismo como un sacramento esencial para la salvación y una expresión externa de fe interna, el judaísmo actual considera la T’vilá como un ritual de obediencia a las leyes y mandamientos de las Escrituras, con el propósito de mantener la pureza ritual y de prepararse para prácticas religiosas específicas.

Un poco de historia

Hasta hace unos años, el cristianismo enseñaba que una persona solo debería ser bautizada una vez en su vida. Así que quienes nacieron o nacen dentro del Catolicismo, fueron y son bautizados al poco tiempo de haber nacido, para asegurar la eliminación del pecado original y evitar que el bebé fuera a parar al limbo en caso de que muriera y adicionalmente el bautismo era la forma oficial de ponerle el nombre a la criatura.

Con el surgimiento de las iglesias cristianas, a raíz de la Reforma protestante, surgieron los grupos Anabautistas (los que se bautizan de nuevo), quienes abogaban por un bautismo en la edad adulta, como resultado de la toma de conciencia del compromiso del individuo con Jesús. Era obvio que al bautizarse como adultos, estaban desconociendo su bautismo de niños, y estaban renunciando a someterse a la iglesia romana, lo cual desató su persecución por parte de las autoridades de la Iglesia Católica.

El ritual ha ido cambiando su significado poco a poco. En la actualidad a la gente se le demanda que se bautice cuando llega a una iglesia nueva, no importa que ya haya dado ese paso en otra iglesia o denominación. El bautismo se ha convertido en la puerta de entrada oficial a la congregación, que una vez cruzada, obliga al miembro a entregar sus diezmos y a asumir responsabilidades de diferentes clases.

Sin embargo quienes hemos dado el paso de redescubrir nuestras Raíces Escriturales, hemos entendido que la inmersión en agua, era lo que Yohanan (Juan) el bautista llamaba a la gente a hacer y tienen una connotación de compromiso con nuestro Yehováh nuestro Padre y con Yeshúa nuestro Mesías.

Y acudía a él Jerusalén y toda Judea, y toda la región en torno al Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando públicamente sus pecados

Mateo 3:5-6

En esencia significa que dejamos atrás nuestra forma de vida y que deseamos conducirnos por las leyes del Reino: La Toráh.

Así mismo, creemos que es no solo válido, sino necesario que a lo largo de nuestro caminar, realicemos tantas inmersiones como sean convenientes o necesarias, ya sea porque deseamos “actualizar” o “renovar” nuestro compromiso de obediencia y lealtad con nuestro Señor, o porque deseamos marcar etapas nuevas en nuestra vida cuando ya hemos superado debilidades que nos aquejan, o bien cuando nos comprometemos a luchar para superarlas.

En resumen: Si bien tanto el bautismo como la t’vilá involucran la inmersión en agua y conllevan un significado espiritual, difieren en sus orígenes históricos, interpretaciones teológicas y contextos culturales. Comprender los contrastes entre estas prácticas puede profundizar nuestra apreciación por las diversas tradiciones dentro del amplio panorama espiritual y ayudarnos a superar nuestra diferencias.

El poder de Dios

El (אֶל) – El Poder de Dios

Cortesía del Club de Patocinadores

La palabra hebrea EL es utilizada tanto para referirse al Dios de Israel como a otros dioses.

Títulos de Dios

A pesar de que Dios tiene sólo un nombre propio, Yehováh, existe una multiplicidad de títulos por los cuales el Creador es referido en las Escrituras. La mayoría de estos son títulos que nos revelan distintas características acerca de Dios y también acerca de cómo él era percibido en la sociedad del Medio Oriente en tiempos bíblicos.

En esta ocasión analizaremos el título: EL, en las Escrituras hebreas.

La palabra EL (אֶל) es la palabra que se traduce al español simplemente como “Dios”, al igual que Elohim. Note como EL son las primeras dos letras de Elohim; siendo El  la forma singular, y Elohim el plural mayestático. También existe Eloah, una forma aramea singular femenina de la misma raíz. Existe también el plural elim, que siempre se refiere a dioses paganos. Por el contrario, Elohim puede ser utilizado tanto para referirse al Creador, como a dioses (en plural) de otras naciones.

La palabra EL es también utilizada en conjunción con otros sustantivos para formar un término compuesto en referencia exclusiva al Dios de Israel. Ejemplos de esto serían EL Elión (Dios Supremo) y EL Shadai (traducido como Dios Todopoderoso, pero con un significado más profundo que analizaremos en un futuro artículo).

EL, no es una palabra exclusivamente hebrea

EL, también era el nombre de la deidad suprema de los cananeos. Pero esto no hace que la palabra “se vuelva pagana” de ninguna manera. Mas bien, debemos ahondar en el origen lingüístico de esta palabra que poseía un significado en la lengua cananea y que estaba ligado con la lengua hebrea. Muchas lenguas semíticas de la región estaban relacionadas y hasta tenían los mismos sistemas de escritura, lo cual permitía la comunicación entre las naciones vecinas, incluyendo a los hebreos, los cananeos, los fenicios y los moabitas.

Significado de la palabra EL

La manera más simple de entender el significado de esta palabra, tanto en el hebreo bíblico como en la lengua de Canaán / Fenicia, es comprender el significado pictográfico de las dos letras que componen esta palabra.

Aclaración: en los últimos años ha habido una gran cantidad de “maestros” mesiánicos que han desarrollado un sistema de interpretación del hebreo bíblico basándose en los significados primitivos de los caracteres. Como hebreo parlante y como alguien que ha enseñado hebreo bíblico por varios años, puedo decirle que la mayoría de estas interpretaciones son bastante ‘forzadas’, generalmente para hacer caber su propia teología dentro del hebreo y de la Biblia. Además, la mayoría de estas personas ni siquiera pueden leer hebreo de manera fluida. Yo no endoso tales “maestros” ni dicho tipo de interpretación. 

Habiendo hecho esta breve aclaración, permítame confirmarle que es cierto que cada letra en el alfabeto hebreo tiene un significado, y si lo analizamos de manera contextual con las escrituras y la teología hebrea y con integridad moral, podemos obtener una clara y simple revelación tal como la que veremos a continuación.

(EL) אֶל   

Dos letras hebreas son las que forman esta palabra. En la foto de arriba, dentro del recuadro se encuentra la palabra EL en la escritura paleo hebrea o proto cananea. La primera letra, álef (a mano derecha), representa la cabeza de un toro. De hecho, más allá de la escritura, la palabra álef tiene también ese significado de toro. De aquí se deriva la conexión con la fuerza y el liderazgo.

La segunda letra, la lamed, es la representación de un bastón de un pastor de rebaño, y el verbo lamad está relacionado con “enseñar”. En otras palabras, tanto el pastor del rebaño como aquel que enseña, están actuando a manera de guía. Alguien a quien debemos seguir.

Poniéndolo todo junto, EL, vendría a ser “un fuerte líder a quien seguir”. De aquí que los cananeos utilizaban la misma terminología, a pesar de que no seguían al mismo dios de los hebreos.

De aquí podemos comprender la lógica del pueblo de Israel construyendo un becerro (un pequeño toro) en la base del Monte Sinaí. Un líder visible a quien podrían seguir en la ausencia de Moisés.

Conclusión

La palabra hebrea EL es utilizada tanto para referirse al Dios de Israel como a otros dioses. Es pertinente comprender el significado hebreo, que se relaciona con la “fuerza” y el “liderazgo”. Cuando aplicamos estos conceptos al EL (Dios) de Israel, podemos entender la función crucial que Él cumple en nuestras vidas y caminar diario.

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El lado oscuro del Rey Salomón


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hebrañol

Hebreñol… ¿una nueva lengua?

Hablar mezclando palabras hebreas y españolas, muchas veces impresiona a los oyentes, aunque los deja desconcertados y confundidos. 

¿Se es más espiritual por usar palabras hebreas?

Pareciera que haber hallado nuestra identidad como Casa de Israel ha conducido al desarrollo de una nueva lengua que bien pudiéramos llamar: HEBRAÑOL; porque no es ni hebreo ni español, sino una mezcla de las dos.

Y no vamos a juzgar la motivación de quienes hablan de esta manera, dejando muchas veces a sus oyentes desconcertados, aunque impresionados por el uso de los nuevos términos. 

Lo primero que es necesario aclarar, es que utilizar palabras hebreas, no nos hace más espirituales. De hecho hay delincuentes que hablan hebreo y gente recta a los ojos de Yehováh, que no lo hace. Sin embargo hay que reconocer que ciertas palabras en nuestra lengua española (castellana es el nombre real), no alcanzan a representar adecuadamente el contenido o la fuerza de algunos términos hebreos. Pero en general podríamos aceptar que la mayoría de palabras hebreas de uso común, tienen un apropiado equivalente en nuestra lengua.

Veamos algunos casos en que se justifica el uso de términos hebreos porque su traducción es pobre o distorsionada:

Los nombres propios tanto de personas como de lugares. Cuando estos se traducen, lo cual es una violación de las normas internacionales de traducción, despojan a sus poseedores de las características propias de su entorno. Por ejemplo la imagen que se forma en la mente de alguien que escucha el nombre Juan, es muy diferente a la que se haría si escucha el nombre Yohanán. En el primer caso, es muy posible que tenga amigos o vecinos con ese nombre, lo que le hace pensar en una persona culturalmente cercana. En el segundo caso cuando escucha Yohanán, quizás surjan en su mente preguntas como: ¿Usará el cabello largo? ¿Cómo viste? ¿Será rudo? ¿Qué come? etc. y algo similar puede suceder con los nombres de lugares: Mitsráyim, en lugar de Egipto, Kfar-Nahum en lugar de Capernaum, etc.

Palabras cuyo significado es impreciso en nuestra lengua

ESPÍRITU: En nuestra lengua puede referirse a un ser invisible, incorpóreo, incluyendo un espanto o un fantasma igualmente. Pero en hebreo la palabra ַרוּח pronunciada: Ruaj, significa: aliento, viento, ráfaga y ha sido traducida también como explosión, aire, y coraje según lo requiera el contexto, entre otras cosas. Entonces es más preciso hablar del Ruaj HaKodesh (esta última palabra la veremos enseguida), que simplemente decir espíritu, puesto que esta palabra incluye aquellos otros significados.

SANTO: Santidad. En general para la mente latina, lo santo “huele” a religioso; nos trae a la mente una persona con los ojos volteados hacia el cielo, que “no rompe un plato”; es decir alguien cuyo comportamiento es delicado y casi perfecto! Pero eso no es lo que significa realmente. Santo en hebreo es שׁדֶקֹ que se pronuncia: kodesh y significa: apartado, consagrado, dedicado, etc, según el contexto lo requiera. Así cuando decimos que algo es declarado “santo” por Yehováh es más preciso usar la palabra kodesh, porque nos comunica con más claridad la idea original.

SÁBADO: no es la traducción de Shabbat. La palabra sábado está ligada a Saturno porque ese día fue dedicado a tal planeta, de lo cual da testimonio con claridad la designación en el inglés para ese día: Satur-day (Saturn-day – Día de Saturno)
.
Shabbat (ַבָּתשׁ). Es el nombre que Yehováh le dio al Séptimo Día cuando terminó la Creación y desde entonces lo apartó para Él. Significa: reposo; pero no hay palabra en nuestra lengua que lo designe como tal. Por eso los traductores en lugar de hacer una transliteración, que era lo correcto, prefirieron reemplazar la palabra Shabbat, con la expresión: “día de reposo” lo cual dificulta su comprensión. Gracias a esto, el cristianismo se tomó la libertad de cambiarlo para el primer día de la semana: el domingo. El problema lo resolvemos cuando usamos la palabra hebrea y nos referimos a este día como Shabbat.

Ley: Para cualquier persona, esta palabra significa regla o norma obligatoria. Sin embargo la Toráh es mucho más que leyes. La palabra hebrea se escribe ַבָּתשׁ y se pronuncia torá. Su significado primario es “instrucción” o “enseñanza”. Tal instrucción abarca leyes, pero también ordenanzas, decretos, mandamientos, testimonios, etc. Por eso usar solamente la palabra ley para referirnos a la Toráh resulta insuficiente y errado.

Antiguo Testamento: Esta designación ha causado mucho daño al conducirnos a pensar que solo los escritos del Nuevo Testamento son importantes. En su lugar podemos usar la palabra hebrea TaNaK (תנ׳׳ך) que es la “sigla” para:

Toráh (los cinco primeros libros),
Nevi’im (profetas) y
Ketuvim (escritos).

Al usar la palabra Tanak, estamos describiendo de manera precisa y clara el contenido de esa parte de las Escrituras, cosa que no sucede con la expresión tradicional: Antiguo Testamento que le confiere la categoría de algo en desuso o “pasado de moda”.

Hemos mencionado algunos ejemplos que justificarían el uso de palabras hebreas para expresar más claramente lo que deseamos decir, y es posible que haya algunas más; pero en general no necesitamos alardear o causar impresión en los oyentes usando un vocabulario que en vez de ilustrarlos, les dejarían más que confundidos, asustados y renuentes a escuchar. Es lo que puede suceder cuando escuchamos a alguien impresionando al decir algo como:

Todos los talmidin deben venir a la kehilá, vestidos de manera que no parezcan prushim. Toda rabá.

¿Cómo? ¿Que dijo? Traducción: “Todos los discípulos deben venir a la congregación vestidos de manera que no parezcan fariseos! Muchas gracias.”

En casos como este, podemos ver que no hay ninguna necesidad de usar palabras hebreas. ¿Para qué hacerlo entonces?