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La sutil trampa de la Apostasía

El “activismo ministerial” nos permite llevar una vida de tolerancia al pecado y de conveniencia social para no parecer fanáticos legalistas…

Quienes afirmamos ser seguidores de Yeshúa, en algún momento hicimos una decisión libre y voluntaria. Nadie nos la impuso. Pero tal decisión, también llevaba implícito un compromiso de seguir Sus caminos, es decir de obedecer sus instrucciones. Esto es lo que significa “someter nuestras vidas a Él como Señor”. Por tal razón, Yeshúa pregunta:

 ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?
Lucas 6.46
 

Comparemos este verso con Deuteronomio 26:17:

(Israel), hoy has declarado solemnemente que Yehováh es tu Elohim, y que andarás en sus caminos, y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos para obedecer su voz.

Israel, había tomado una decisión similar a la nuestra: Declarar que Yehováh sería su Señor y su Elohim (Dios), y que por tanto seguiría sin vacilación alguna los mandamientos y demás instrucciones dadas por Él. Como bien lo sabemos, el pueblo de Israel no cumplió. ¿Por qué no pudo hacerlo? ¿Nos sigue sucediendo lo mismo que a nuestros ancestros?

La sutilidad de la apostasía

A la apostasía no se llega de golpe. Es un proceso lento y sutil por el que somos arrastrados, haciendo uso de nuestro razonamiento para justificar la desobediencia. Por supuesto que la teología cristiana tradicional que nos han enseñado, es una gran aliada en este proceso cuando nos dice: “Jesús, abolió la Ley”; “obedecer los mandamientos es legalismo”; “el Antiguo Testamento no está vigente”, etc. Mentiras todas, tan bien articuladas que las aceptamos sin reparo, porque estamos convencidos de que los teólogos son los que saben y por otro lado nos da pereza investigar.

Así, nuestros ojos son cegados poco a poco al igual que nuestros oídos son ensordecidos tal como advirtió Yeshúa:

Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. Mateo 13:13

Mientras tanto jugamos a la religión yendo a la iglesia sin falta, sirviendo en ella incluso frenéticamente, diezmando y quizás hasta evangelizando! Tanto que no nos queda tiempo para escudriñar la Palabra y cuestionar lo que no está de acuerdo con ella.

El “activismo ministerial” nos permite llevar una vida de tolerancia al pecado y de conveniencia social para no parecer fanáticos legalistas; porque la otra mentira que se nos enseñó es que: obedecer los Mandamientos es renunciar a la obra salvadora del Mesías!  ¡Habrase visto…! Corrijamos de una vez por todas esa falsedad y el engaño de esa mentira observando lo que Moshé le dice a Yisrael:

 …hasta el día de hoy Yehováh no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Deuteronomio 29:4

El verso pareciera hacer responsable a Yehováh de la dureza de corazón de nuestros padres israelitas, mas no es así. El pueblo había tenido suficientes evidencias (vs: 5-7) para concluir cuál es el carácter de su Elohim Protector y Benefactor; pero a causa de su estilo de vida pagano y alejado de Él, tan arraigado, habían blindado su corazón, siendo insensibles de manera que no podían ni entender que Yehováh actuaba a su favor, ni podían ver su mano poderosa día tras día y mucho menos oír su voz dirigiendo sus vidas.

El camino de la apostasía es nublado y facilita la confusión

Pero lo que realmente hace Moshé es motivarles a buscar esa revelación de Yehováh para ellos. Y es lo mismo que puede suceder en nuestras vidas: Las circunstancias pueden parecernos bajo control, la vida puede parecer que se desarrolla de forma plácida y tranquila; o por lo contrario, puede parecer fuera de control, llena de altibajos, de pruebas desgarradoras y difíciles; pero si no buscamos diligentemente a Yehováh por medio de Yeshúa para que nos de un corazón entendido, ojos para ver y oídos para oír, estaremos siempre considerándonos víctimas de nuestro entorno, o de las personas que nos rodean, perdiendo así de vista el propósito que nuestro Padre Eterno tiene con nosotros.

A esto hace alusión Yeshúa cuando expresa:

Porque a todo el que tiene le será dado y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.  Mateo 25:29 

A una persona que se acerca a la Palabra buscando obedecer, más le será mostrado; el Ruaj (Espíritu) de Yehováh le dará más. Pero aquél que teniendo la oportunidad de crecer se limita por lo que ya conoce debido a la comodidad de permanecer en sus deleites, vicios y pecados ocultos, aún la poca luz que tiene le será quitada!

Un claro ejemplo de esto es el de Faraón en el tiempo del Éxodo: Ante los prodigios y señales evidentes, razonó y no aceptó el poder manifiesto de Yehováh; como resultado, su corazón se endureció; en otras palabras la luz que fluía de esas señales, en vez de iluminarlo más, lo cegó sumiéndolo en una profunda oscuridad, hasta llevarlo a la destrucción de su pueblo, de su ejército y de sí mismo en el mar.

Así mismo, quienes nos acercamos deseosos de conocer más, de mejorar nuestra obediencia y nuestro carácter agradando a nuestro Padre, recibimos como respuesta Suya más entendimiento, más luz, más discernimiento, y estas cosas son las que contarán en estos tiempos finales.


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Las Fiestas de Yehováh para el Otoño

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Cuando comienzas a practicar estas celebraciones, recibes una luz mayor para comprender las Escrituras y puedes así mismo descubrir con más claridad el rol que nuestro Padre espera que tú juegues en estos tiempos finales.

Este época del año, es una de las más relevantes, por cuanto estamos en los días previos a los Moedim (tiempos señalados) para el otoño, entregados por Yehováh, para que Su pueblo se acerque a Él. Por esta razón te recomiendo leer atenta y repetidamente el capítulo 23 del libro de Levítico, orando que Yehováh te dé entendimiento al respecto.

Cuando comienzas a practicar estas celebraciones, recibes una luz mayor para comprender las Escrituras y puedes así mismo descubrir con más claridad el rol que nuestro Padre espera que tú juegues en estos tiempos finales. He aquí las Fiestas mencionadas en éste capítulo:

A. El Sábado ó SHABBATH

B.  LAS CELEBRACIONES DE PRIMAVERA

1. Pascua – Pesaj
2. Panes sin Levadura – Jag HaMatzot 
3. Primeros Frutos – Bikkurim
4. Pentecostés ó Semanas – Shavuot

C. LAS CELEBRACIONES DE OTOÑO

 5. Trompetas – Yom Zikaron Teru’ah
 6. Día de la Expiación – Yom Kippur
 7. Tabernáculos ó Enramadas- Sukot

En particular las Celebraciones de Otoño son un balance entre ayuno y reuniones con comidas. Por ejemplo, Yom Kippur es un día de ayuno total, mientras que Sukot, cinco días después es una Fiesta de regocijo por la cosecha, cuya celebración se lleva a cabo con comida abundante.

La palabra hebrea para festival es JAG, que tiene la misma raíz que JUG, cuyo significado es círculo. Esto nos recuerda no sólo los Festivales que se repiten cada año, sino la naturaleza cíclica de la vida misma. En otras palabras no solo los MOEDIM (tiempos designados por Yehováh) se repiten una y otra vez sino también las situaciones de dolor y alegría de la vida; casos en que pasamos de etapas de oscuridad a la luz, u otros en los que vamos de la tragedia a la felicidad. Todas ellas bajo el control absoluto de nuestro Padre quien las utiliza para llevar a cabo su plan perfecto por medio de nosotros.

Cada una de estas celebraciones representa un “ensayo” que la nación de Yisrael debería realizar cada año a manera de preparación para la llegada del Mesías. Así todas las Celebraciones de Primavera (las cinco primeras), dejaron de ser ensayo y fueron “puestas en escena” cuando llegó Yeshúa quien cumplió con exactitud asombrosa todos los detalles de tales ensayos.

Las tres últimas Fiestas, conocidas como las Celebraciones de Otoño apuntan a la Segunda Venida del Mesías. Por esto, cuando  las observamos o practicamos, estamos “ensayando” lo que sucederá cuando Yeshúa regrese.

Siempre se puede mejorar

Lamentablemente, la iglesia ha desechado estas celebraciones debido a una teología torcida y antisemítica desarrollada y enseñada por generaciones. Sin embargo el plan perfecto de Yehováh apunta a que tanto los judíos como el resto de Yisrael (parte del cual se halla dentro de la iglesia sin ser consciente de su identidad), volverán a ser una sola nación que obedece la Toráh y que practica sus Festivales por la eternidad.

Yehováh es muy claro en establecer que quienes nos consideramos Su pueblo, debemos practicar estas celebraciones, porque ellas constituyen una prueba de que lo reconocemos a Él como nuestro Dios-Creador y Padre, y a la vez de que Él nos reconoce como sus hijos.

¿Y tú, qué harás al respecto? 

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Lo valioso de la Soledad

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La soledad es un elemento vital para poder conocer de manera más íntima a nuestro Padre Eterno

La vida de Ya`akov (Jacob) constituye un modelo de experiencias variadas de las cuales podemos aprender muchas lecciones.

Conocemos la historia de este hombre, quien desde que estaba en el vientre de su madre Rivka (Rebeca) empezó a tener conflictos, pues lo compartía con su hermano mellizo Esav (Esaú) y reñían desde entonces.

Su vida estuvo llena de aventuras, de encuentros inesperados, de visiones y sueños sobrenaturales, de actividad física, sentimental y aún sexual, pues tuvo dos esposas y dos concubinas!

Sin embargo en medio de todo esto, llegó un momento crucial en su vida en el que tuvo que aislarse de todo eso, incluida su familia, para: “cruzar el arroyo” y estar en soledad.

 Así que los presentes cruzaron delante de él, y él mismo se quedó esa noche en el campamento. Esa noche se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y vadeó el Yabok. Los tomó y los envió al otro lado del arroyo, y luego envió sus posesiones al otro lado; y Ya’akov se quedó solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. Génesis 32:22-25

Sí. Los momentos de soledad son de suma importancia. Son aquellos en los que debemos separarnos de todo lo que nos rodea, aún de nuestros seres queridos, para buscar un contacto mucho más personal con Yehováh nuestro Padre. El relato nos informa que hubo una “lucha” cuerpo a cuerpo con un hombre, a quien podemos identificar como el Angel de Yehováh.

Ahora, resulta difícil especular y tampoco me atrevo a inferir qué clase de lucha fue esta. Lo único cierto es que fue un contacto más cercano de lo usual, y del cual resultaron varias cosas:

  • Ya’akov, recibe una confirmación del Plan Supremo de Yehováh para su vida y su descendencia.

  • Su nombre fue cambiado a Yisrael (Israel), poniendo en evidencia que ahora era una persona totalmente renovada.

  • Su cuerpo físico quedó con una marca de tal encuentro, que lo hizo inolvidable.

Toda esta situación nos conduce a ponderar la soledad como un elemento vital para poder conocer de manera más íntima a nuestro Padre Eterno. 

Somos seres sociales por naturaleza, y por esa misma razón sufrimos constantemente la influencia de quienes nos rodean, sea para bien o para mal. ¿Quién no ha tenido la experiencia de querer desarrollar una nueva idea o un proyecto novedoso, y que al ser comunicado a aquellos que están en su entorno, recibe generalmente un alud de comentarios de desánimo? 

Yehováh conduce a sus hijos por caminos fuera de las normas convencionales de la sociedad en que vivimos; Él no es predecible y nunca podremos encasillarlo diciendo que esta o aquella es su manera de obrar. Yehováh es enteramente soberano y siempre hace cosas nuevas.

En el caso de Ya’akov, ¿era recomendable aislarse? ¿no era mejor, desde el punto de vista humano, enviar a conseguir refuerzos para enfrentar a su hermano? ¿le funcionaría su estratagema de los regalos enviados por delante a Esau?

Afortunadamente, Ya’akov descubrió que la manera de superar este obstáculo sería yendo en busca de Yehováh, a solas. Había aprendido a ser diferente y a no dejarse influenciar por su entorno. Cuando vivió al lado de Labán, no aprendió sus costumbres, mas se mantuvo fiel a los principios que seguramente había aprendido de su padre Yitzjak y de su abuelo Avraham.

Tengamos en cuenta que la soledad nos permite conocernos a nosotros mismos al estar fuera del alcance de las críticas o adulaciones de quienes nos rodean. En la soledad solo está la voz de nuestra conciencia y la de Yehováh; desde luego no dejará de manifestarse la voz de perturbador; pero el discernimiento que nos da la presencia de Yehováh lo pondrá de manifiesto.

No temamos nadar en contra de la corriente; hoy más que nunca es imperioso aprender a hacerlo y mantener al firmeza y el valor que corresponde a los hijos de Yehováh, como discípulos de Yeshúa el Mesías, quien es nuestro mejor modelo.


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Las pruebas no son una opción para los hijos de Avraham

Young woman with raised arms in the water. Black and white.

¿Es lo mismo el bautismo que la t’vilá?

Si bien el bautismo cristiano y la tevilá hebrea son rituales que involucran la inmersión en agua, tienen diferencias significativas en términos de su origen, propósito y simbolismo.

No se puede afirmar que el bautismo cristiano y la t’vilá judía sean iguales. Si bien ambos rituales involucran la inmersión en agua, tienen diferencias significativas en términos de su origen, propósito y simbolismo.

El Bautismo Cristiano

Pastores bautizando a un varón en una piscina.

Según el cristianismo, el bautismo tal y como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en las enseñanzas y prácticas de Jesús (Yeshúa) y los primeros seguidores del cristianismo. Con la institucionalización de la iglesia, el bautismo llegó a ser considerado un sacramento que simboliza la fe en Jesús como el Mesías, el perdón de los pecados y la entrada en la comunidad de creyentes. El bautismo cristiano se basa en el mandato de Jesús a sus discípulos de

“…hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu

Mateo 28:19

La T’vilá Hebrea (Judía)

Por su lado, la t’vilá judía es un ritual que se remonta a las prácticas de purificación prescritas en la Toráh desde los tiempos de Moisés. La t’vilá se realiza como parte de la observancia de la ley y se lleva a cabo en una mikvé, piscina o lugar con aguas corrientes. Tiene como propósito la purificación ritual y es una figura o sombra de transformación espiritual; se realiza en varias situaciones, como antes de ciertos rituales religiosos o después de ciertos estados de impureza.

Una “Mikvé” (lugar para hacer un baño ritual en hebreo) utilizado por hombres y mujeres por separado para purificarse del pecado y la impureza

Mientras que el cristianismo considera el bautismo como un sacramento esencial para la salvación y una expresión externa de fe interna, el judaísmo actual considera la T’vilá como un ritual de obediencia a las leyes y mandamientos de las Escrituras, con el propósito de mantener la pureza ritual y de prepararse para prácticas religiosas específicas.

Un poco de historia

Hasta hace unos años, el cristianismo enseñaba que una persona solo debería ser bautizada una vez en su vida. Así que quienes nacieron o nacen dentro del Catolicismo, fueron y son bautizados al poco tiempo de haber nacido, para asegurar la eliminación del pecado original y evitar que el bebé fuera a parar al limbo en caso de que muriera y adicionalmente el bautismo era la forma oficial de ponerle el nombre a la criatura.

Con el surgimiento de las iglesias cristianas, a raíz de la Reforma protestante, surgieron los grupos Anabautistas (los que se bautizan de nuevo), quienes abogaban por un bautismo en la edad adulta, como resultado de la toma de conciencia del compromiso del individuo con Jesús. Era obvio que al bautizarse como adultos, estaban desconociendo su bautismo de niños, y estaban renunciando a someterse a la iglesia romana, lo cual desató su persecución por parte de las autoridades de la Iglesia Católica.

El ritual ha ido cambiando su significado poco a poco. En la actualidad a la gente se le demanda que se bautice cuando llega a una iglesia nueva, no importa que ya haya dado ese paso en otra iglesia o denominación. El bautismo se ha convertido en la puerta de entrada oficial a la congregación, que una vez cruzada, obliga al miembro a entregar sus diezmos y a asumir responsabilidades de diferentes clases.

Sin embargo quienes hemos dado el paso de redescubrir nuestras Raíces Escriturales, hemos entendido que la inmersión en agua, era lo que Yohanan (Juan) el bautista llamaba a la gente a hacer y tienen una connotación de compromiso con nuestro Yehováh nuestro Padre y con Yeshúa nuestro Mesías.

Y acudía a él Jerusalén y toda Judea, y toda la región en torno al Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando públicamente sus pecados

Mateo 3:5-6

En esencia significa que dejamos atrás nuestra forma de vida y que deseamos conducirnos por las leyes del Reino: La Toráh.

Así mismo, creemos que es no solo válido, sino necesario que a lo largo de nuestro caminar, realicemos tantas inmersiones como sean convenientes o necesarias, ya sea porque deseamos “actualizar” o “renovar” nuestro compromiso de obediencia y lealtad con nuestro Señor, o porque deseamos marcar etapas nuevas en nuestra vida cuando ya hemos superado debilidades que nos aquejan, o bien cuando nos comprometemos a luchar para superarlas.

En resumen: Si bien tanto el bautismo como la t’vilá involucran la inmersión en agua y conllevan un significado espiritual, difieren en sus orígenes históricos, interpretaciones teológicas y contextos culturales. Comprender los contrastes entre estas prácticas puede profundizar nuestra apreciación por las diversas tradiciones dentro del amplio panorama espiritual y ayudarnos a superar nuestra diferencias.

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Hebreñol… ¿una nueva lengua?

Hablar mezclando palabras hebreas y españolas, muchas veces impresiona a los oyentes, aunque los deja desconcertados y confundidos. 

¿Se es más espiritual por usar palabras hebreas?

Pareciera que haber hallado nuestra identidad como Casa de Israel ha conducido al desarrollo de una nueva lengua que bien pudiéramos llamar: HEBRAÑOL; porque no es ni hebreo ni español, sino una mezcla de las dos.

Y no vamos a juzgar la motivación de quienes hablan de esta manera, dejando muchas veces a sus oyentes desconcertados, aunque impresionados por el uso de los nuevos términos. 

Lo primero que es necesario aclarar, es que utilizar palabras hebreas, no nos hace más espirituales. De hecho hay delincuentes que hablan hebreo y gente recta a los ojos de Yehováh, que no lo hace. Sin embargo hay que reconocer que ciertas palabras en nuestra lengua española (castellana es el nombre real), no alcanzan a representar adecuadamente el contenido o la fuerza de algunos términos hebreos. Pero en general podríamos aceptar que la mayoría de palabras hebreas de uso común, tienen un apropiado equivalente en nuestra lengua.

Veamos algunos casos en que se justifica el uso de términos hebreos porque su traducción es pobre o distorsionada:

Los nombres propios tanto de personas como de lugares. Cuando estos se traducen, lo cual es una violación de las normas internacionales de traducción, despojan a sus poseedores de las características propias de su entorno. Por ejemplo la imagen que se forma en la mente de alguien que escucha el nombre Juan, es muy diferente a la que se haría si escucha el nombre Yohanán. En el primer caso, es muy posible que tenga amigos o vecinos con ese nombre, lo que le hace pensar en una persona culturalmente cercana. En el segundo caso cuando escucha Yohanán, quizás surjan en su mente preguntas como: ¿Usará el cabello largo? ¿Cómo viste? ¿Será rudo? ¿Qué come? etc. y algo similar puede suceder con los nombres de lugares: Mitsráyim, en lugar de Egipto, Kfar-Nahum en lugar de Capernaum, etc.

Palabras cuyo significado es impreciso en nuestra lengua

ESPÍRITU: En nuestra lengua puede referirse a un ser invisible, incorpóreo, incluyendo un espanto o un fantasma igualmente. Pero en hebreo la palabra ַרוּח pronunciada: Ruaj, significa: aliento, viento, ráfaga y ha sido traducida también como explosión, aire, y coraje según lo requiera el contexto, entre otras cosas. Entonces es más preciso hablar del Ruaj HaKodesh (esta última palabra la veremos enseguida), que simplemente decir espíritu, puesto que esta palabra incluye aquellos otros significados.

SANTO: Santidad. En general para la mente latina, lo santo “huele” a religioso; nos trae a la mente una persona con los ojos volteados hacia el cielo, que “no rompe un plato”; es decir alguien cuyo comportamiento es delicado y casi perfecto! Pero eso no es lo que significa realmente. Santo en hebreo es שׁדֶקֹ que se pronuncia: kodesh y significa: apartado, consagrado, dedicado, etc, según el contexto lo requiera. Así cuando decimos que algo es declarado “santo” por Yehováh es más preciso usar la palabra kodesh, porque nos comunica con más claridad la idea original.

SÁBADO: no es la traducción de Shabbat. La palabra sábado está ligada a Saturno porque ese día fue dedicado a tal planeta, de lo cual da testimonio con claridad la designación en el inglés para ese día: Satur-day (Saturn-day – Día de Saturno)
.
Shabbat (ַבָּתשׁ). Es el nombre que Yehováh le dio al Séptimo Día cuando terminó la Creación y desde entonces lo apartó para Él. Significa: reposo; pero no hay palabra en nuestra lengua que lo designe como tal. Por eso los traductores en lugar de hacer una transliteración, que era lo correcto, prefirieron reemplazar la palabra Shabbat, con la expresión: “día de reposo” lo cual dificulta su comprensión. Gracias a esto, el cristianismo se tomó la libertad de cambiarlo para el primer día de la semana: el domingo. El problema lo resolvemos cuando usamos la palabra hebrea y nos referimos a este día como Shabbat.

Ley: Para cualquier persona, esta palabra significa regla o norma obligatoria. Sin embargo la Toráh es mucho más que leyes. La palabra hebrea se escribe ַבָּתשׁ y se pronuncia torá. Su significado primario es “instrucción” o “enseñanza”. Tal instrucción abarca leyes, pero también ordenanzas, decretos, mandamientos, testimonios, etc. Por eso usar solamente la palabra ley para referirnos a la Toráh resulta insuficiente y errado.

Antiguo Testamento: Esta designación ha causado mucho daño al conducirnos a pensar que solo los escritos del Nuevo Testamento son importantes. En su lugar podemos usar la palabra hebrea TaNaK (תנ׳׳ך) que es la “sigla” para:

Toráh (los cinco primeros libros),
Nevi’im (profetas) y
Ketuvim (escritos).

Al usar la palabra Tanak, estamos describiendo de manera precisa y clara el contenido de esa parte de las Escrituras, cosa que no sucede con la expresión tradicional: Antiguo Testamento que le confiere la categoría de algo en desuso o “pasado de moda”.

Hemos mencionado algunos ejemplos que justificarían el uso de palabras hebreas para expresar más claramente lo que deseamos decir, y es posible que haya algunas más; pero en general no necesitamos alardear o causar impresión en los oyentes usando un vocabulario que en vez de ilustrarlos, les dejarían más que confundidos, asustados y renuentes a escuchar. Es lo que puede suceder cuando escuchamos a alguien impresionando al decir algo como:

Todos los talmidin deben venir a la kehilá, vestidos de manera que no parezcan prushim. Toda rabá.

¿Cómo? ¿Que dijo? Traducción: “Todos los discípulos deben venir a la congregación vestidos de manera que no parezcan fariseos! Muchas gracias.”

En casos como este, podemos ver que no hay ninguna necesidad de usar palabras hebreas. ¿Para qué hacerlo entonces?

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La Salud bajo ataque

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Cuando ingerimos alimentos vivos, estamos introduciendo energía de vida a nuestras células. En su estado natural, contienen todas las vitaminas, minerales y fibra que requiere nuestro organismo.

Necesitamos abrir los ojos a la realidad de que nuestra salud está bajo ataque. ¿Y quién si no nosotros mismos somos responsables por ella?

¡No! No son los médicos, ni los hospitales, ni el sistema de salud del país, porque cada quien tiene sus intereses particulares. Así que con la amenaza de salud que estamos afrontando, es muy importante poner mucha atención a lo que consumimos para alimentarnos.

Hasta hace un par de generaciones, la comida se recogía directamente de la tierra, de arbustos o de árboles, o se obtenía de animales que vivían en plena libertad y pasaba directamente a nuestra mesa. Pero en la actualidad la ciencia del manejo de alimentos, los ha sometido a procesos diversos pretendiendo «mejorarlos», y los ha  clasificado en tres categorías a saber:

  • Alimentos naturales
  • Alimentos procesados y
  • Alimentos ultraprocesados.

Hablemos primero de los alimentos naturales. Son aquellos a los que no se les añade ningún componente y llegan a nuestra mesa en el mismo estado que fueron producidos por la naturaleza. Solo podemos almacenarlos por un breve tiempo, y en pocos días observamos que van cambiando su aspecto porque se deterioran rápidamente; y si bien muchos de ellos se pueden consumir en su estado natural, otros requieren de preparación para consumirlos. En este grupo tenemos: las verduras frescas, los tubérculos, las frutas, las semillas, las legumbres, los frutos secos, las carnes y los huevos, entre otros.

¿Qué de los alimentos procesados? Bueno, son aquellos cuya naturaleza original e

s modificada. En el proceso se les añaden grasas, sal, azúcar o endulzantes artificiales, saborizantes, colorantes y otras sustancias para preservarlos por mucho tie

mpo. Estos alimentos, tras haber sido sometidos a procesos industriales sofisticados y diversos, han disminuido sensiblemente su calidad nutricional, si es que no la han perdido totalmente.

Algunos de estos son las verduras y frutas enlatadas, preparaciones congeladas, las carnes ahumadas, las carnes y los quesos curados, algunas clases de encurtidos, las aguas saborizadas y las bebidas alcohólicas, etc.. Aclaro que estas listas no son exhaustivas.

Pero los más peligrosos, son los alimentos ultraprocesados. En esta categoría entra todo lo que es fabricado en laboratorios con ingredientes industriales. Normalmente, suelen contener muy poca cantidad de alimentos naturales, los cuales a veces son irreconocibles en el artículo. En este grupo se incluyen: las papas fritas y los snacks de bolsa, las sopas en lata o deshidratadas, bollería industrial, chocolates, salchichas o embutidos, barritas de pescado y papillas, bebidas energizantes, cereales para el desayuno, margarinas, mermeladas, pizzas y muchos otros más.

Obviamente no pretendo agotar el tema en este corta publicación, sino motivarte a considerar de qué te estás alimentando. Pregúntate: ¿Qué estás poniendo dentro de tu cuerpo? ¿Será que tu condición de salud actual tiene que ver con lo consumes?

Consideremos las palabras de Yehováh nuestro Creador, por medio del profeta Jeremías:

“Deteneos en medio de los caminos y mirad; y preguntad por los senderos antiguos, y dónde está el camino bueno y andad por él, y hallad descanso para vuestras almas”. Jeremías 6:16

Y yo añadiría: y para vuestros cuerpos también.

Los alimentos naturales, son alimentos vivos por lo cual, cuando los ingerimos estamos introduciendo energía de vida a nuestras células. En su estado natural, contienen todas las vitaminas, minerales y fibra que requiere nuestro organismo. Los alimentos naturales aunque necesiten un poco de tiempo y esfuerzo para ser preparados, bien merecen la inversión que se hace en el proceso, por los beneficios que nos aportan. Este tipo de alimentos, gracias a sus potentes sustancias nutritivas, mantienen las enfermedades lejos de nosotros.

Un pensamiento final: La base para que puedas disfrutar de una buena salud, está en que cambies tus hábitos de la alimentación diaria. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. Yehováh nos dio la naturaleza como fuente para vida física y necesitamos alimentarnos de ella.

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La iglesia anti-Yeshúa

Mantener una posición antijudía o antisemita, no solo es inconsistente con la profesión de fe en Yeshúa, sino que rechaza totalmente la identidad que Yehováh el Padre quiere darle a sus hijos

La iglesia, desde sus inicios en el siglo IV se definió como una entidad antisemita. Esto significa que asumió una posición agresiva, intolerante e injusta contra el pueblo judío, acusándolo de ser el responsable de la muerte de Jesús. Por supuesto, tal planteamiento condujo a la eliminación de todo contacto con las raíces hebreas de la fe que estaba comenzando a promover; lo que dio como resultado un sistema religioso humano, limitado en su proclamación de la Verdad.

Al presente aún es evidente tal posición antijudía en la mayoría de los que se identifican como “seguidores de Jesús, el Cristo“, siendo este un personaje que está totalmente desconectado de su identidad hebrea, porque ha sido occidentalizado para satisfacer los requisitos doctrinales y teológicos que “la iglesia” desarrolló a su conveniencia.

Mantener una posición antijudía o antisemita, no solo es inconsistente con la profesión de fe en Yeshúa, sino que rechaza totalmente la identidad que Yehováh, el Padre quiere darle a sus hijos, puesto que Su plan es injertar en Israel a todo aquél que toma la decisión de aceptar la obra redentora de su Hijo Yeshúa. En otras palabras, Yehováh nunca planeó que existiera una organización que se llamara “iglesia“, y mucho menos envió a Yeshúa a fundarla como algo aparte de su pueblo Israel o peor aún, en reemplazo de este. Yehováh hizo un pacto con Abraham, Isaac y Jacob y declaró:

Así dice Yehováh: Si los cielos pudieran ser medidos arriba, o se exploraran los cimientos de la tierra abajo, entonces también Yo desecharía a la descendencia de Yisrael por todo lo que hicieron, dice Yehováh. Jeremías 31:37

Así dice Yehováh: Como es cierto que he creado el día y la noche, y he establecido los cielos y la tierra, también es cierto que no desecharé el linaje de Jacob y de David mi siervo, dejando de tomar de su descendencia quien sea señor sobre el linaje de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque cambio su suerte y les tengo compasión. Jeremías 33:25-26

Fue en 1492, el mismo año en el que Cristobal Colón partió en su búsqueda de una ruta nueva para llegar a las Indias, que la expulsión de los judíos de España fue ordenada por los Reyes Católicos Fernando e Isabel, mediante el Edicto de Granada, con la finalidad de impedir que siguieran influyendo en los cristianos nuevos para que éstos se convirtieran al judaísmo. La decisión de expulsar a los judíos – o de prohibir el judaísmo – estuvo relacionada con la instauración de la Santa Inquisición catorce años antes en la Corona de Castilla y nueve en la Corona de Aragón, porque precisamente, esta fue creada para perseguir a los judeoconversos que seguían practicando su antigua fe.

Cuando Colón llegó a América, muchos judíos vieron la oportunidad de huir de Europa para establecerse en el Nuevo Mundo y así lo hicieron, aunque la iglesia católica quiso extender su influencia y también aprovechó para expandir sus falsas doctrinas y dicho sea de paso también su persecusión antisemita, que llegó como la Santa Inquisición al Nuevo Mundo.

El cristianismo actual, sigue siendo hijo de Roma; porque cuando se efectuó la Reforma, tan solo se dio un pequeñito paso al lado; pero la nueva iglesia continuó enseñando casi la misma teología, además de mantenerse observando el mismo calendario con sus fiestas de origen pagano y manteniendo su actitud antisemita como lo demuestra la historia.

Por eso no es sorprender que hasta el día de hoy, el cristianismo sea renuente a seguir al Yeshúa hebreo: el judío, el que observó el Shabbat, el que guardó la Toráh de Yehováh, el que celebró las Fiestas de Yehováh, el que modeló la obediencia, el que enfrentó el sistema religioso oficial de la época, y prefiera en cambio, seguir a Jesucristo, una copia occidentalizada del verdadero Mesías.

Ahora le corresponde a esta generación, cuestionarse, investigar, estudiar la Palabra para verificar lo que ha heredado, examinándolo a la luz de la revelación entregada por Yehováh a Su pueblo y una vez más deberá tomar la decisión crucial: ¿Continuará participando del juego de la religión oficialmente establecida y heredada? ¿O reconocerá a Yeshúa el Mesías, el judío, como el enviado por el Padre a instaurar Su Reino?

¿Tú qué camino tomarás?

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El Calendario que deberíamos seguir

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Deberíamos ordenar nuestras vidas por el calendario Lunar-Solar

Quienes vivimos en Occidente, estamos familiarizados con el calendario Gregoriano, que es exclusivamente solar, aunque ni siquiera conozcamos su origen. Simplemente cumplimos nuestras rutinas de trabajo, estudio, vacaciones, cumpleaños y demás, siguiendo la manera de contar el tiempo que nos fue impuesta por la Iglesia Católica, cuando su dirigente Gregorio III determinó hacer ajustes al calendario romano.

Sin embargo debemos tener en cuenta que el libro de Bershit (Génesis) nos dice:

Y dijo ’Elohim: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para diferenciar entre el día y la noche, y sirvan por señales, y para solemnidades, y para días y años, y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la Tierra. Y fue así. Génesis 1.4

Es claro que el propósito original del sol y de la luna, las dos lumbreras, era:

  • Diferenciar el día de la noche
  • Que sirvan para señales
  • Que marquen las Solemnidades o Festivales de Yehováh
  • Que sirvan para contar el tiempo: los días y los años.

Es decir que deberíamos ordenar nuestras vidas por el calendario Lunar-Solar; al hacerlo, estamos obligados a depender de Yehováh, porque para dar inicio a cada mes debemos esperar a que la luna sea avistada en el cielo, después de las noches de su ausencia.

Yehováh, administra su Creación y el desarrollo de la historia, de acuerdo a Su calendario, y no de acuerdo al que sigue el mundo.

Por ejemplo, al comienzo del invierno el mundo celebra la navidad, el año nuevo y las fiesta de los reyes magos; pero ninguna de estas cuenta con respaldo de las Escrituras y son más bien un pretexto comercial para mejorar los balances contables de finales del año fiscal. Por todo esto, quienes seguimos las Leyes del Reino – La Toráh, no estamos obligados a participar en tales cosas, y aunque sintamos la presión social y familiar para participar en ellas, sabemos que pertenecemos a una familia cuyos parámetros de vida son enteramente diferentes lo cual ¡nos hace libres!

El calendario Bíblico Restaurado, está disponible para ser consultado mes tras mes en esta página; basta que vayas al menú: Fiestas Bíblicas: El Calendario Bíblico, y allí podrás descargar una copia del mes correspondiente.

Shalom!

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