Sed Separados

Yehováh nos llama a ser apartados (santos)

La lectura de hoy inicia con una clara demanda de Yehováh para su pueblo debido a la relación que ellos comenzaron y esperaban mantener con Él.

“Habló Yehováh a Moshé diciendo:  Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel y diles: SED SANTOS, PORQUE YO, YEHOVÁH VUESTRO ELOHIM, SOY SANTO”

Antes de seguir adelante, detente por un momento en la lectura y piensa: ¿Qué es ser santo?

Tradicionalmente hemos entendido que la santidad tiene que ver con ser impecables, es decir con mantenernos perfectos y sin cometer pecado alguno. Sin embargo las Escrituras nos enseñan otra cosa.

En hebreo la palabra kedushah (de la raíz kadosh), significa ser apartado. El término kadosh nos conecta con la esfera o la dimensión de lo sagrado; es decir, de lo que es radicalmente separado de todo lo que es pecaminoso y profano. En otras palabras, lo santo es todo lo que es alto y excelso (Isaías 57:15), es algo más allá de toda comparación y exclusivo (Isaías 40:25); por eso la santidad es un sinónimo del mismo Yehováh Elohim!

La idea de santidad (separación) implica diferenciación: la dimensión de lo que es apartado está enteramente separada de lo que es común, de lo habitual, de lo profano. Lo apartado es singular, es único, inspira respeto (o temor) y aún llega a ser terrible o espantoso, porque su presencia pone de manifiesto lo imperfecto. Como el Apartado, Yehováh es distinto, sagrado, separado como el único de Su clase; por tanto El es merecedor de la adoración y del culto porque es sin igual, sin rival y permanece como Dueño, Creador y Suprema Autoridad en relación con el mundo y sus criaturas.

Así las cosas, entonces ser apartados significa que nosotros debemos separarnos de todo lo que es mundano, banal, común o malo. En otras palabras, ser apartado significa absoluta bondad moral y perfección. Es imposible que Yehováh condone el pecado o la injusticia de cualquier clase y nivel, porque al hacerlo negaría la distinción entre lo apartado y lo profano y por tanto minaría la naturaleza de la santidad misma. Lo apartado – santo- es lo opuesto a lo profano. Es lo mismo que la naturaleza de la luz, la cual disipa las tinieblas y no da lugar a ellas. No pueden coexistir de ninguna manera ni en ninguna proporción.

Diversos

Toráh y Sexxxo

La sociedad está revaluando la moralidad. A pesar de que los valores morales son absolutos porque están determinados por la Toráh, el espíritu de iniquidad (léase: de rechazo a la Toráh), está contaminando toda la Creación sabiendo que le queda muy poco tiempo.

 Yehováh habló a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Yisrael y diles:  Yo soy Yehováh vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Mitsráyim en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de Canaán adonde Yo os estoy conduciendo.  No seguiréis sus costumbres. Cumpliréis mis decretos y observaréis mis estatutos para andar en ellos. Yo soy Yehováh vuestro Dios.  Observaréis mis estatutos y mis decretos, pues el hombre que los haga, vivirá por ellos.  Yo Yehováh. Levítico 18: 1-5

Acto seguido, Yehováh describe una variedad de comportamientos prohibidos en relación a la sexualidad y que por razones obvias – o de sentido común- son catalogadas como abominaciones que terminan contaminando no solo a quienes las practican sino también la tierra en la que habitan.

Es claro que el comportamiento de los hijos de Yehováh, no puede ser acorde con el de la gente en el mundo. No importa que la mayoría piense de otra manera, revalúe, redefina, apruebe, promueva, publique y celebre, comportamientos que la Toráh describe como abominaciones. Ante Yehováh, nuestro Padre siguen siendo eso: ¡abominaciones!

LA TORAH Y LA SEXUALIDAD

Algunas traducciones usan la expresión: “No descubrirás la desnudez de…” y menciona a algún pariente cercano, lo cual no simplemente se refiere a mirar a la persona desnuda, sino a deshonrar a ese familiar ya sea teniendo relaciones sexuales con esa persona o con alguien muy allegado(a) a el ó a ella. Por ejemplo:

No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre.  Es pariente próxima de tu padre.  Levítico 18:12

Claramente se trata de no mantener ninguna relación sexual con una tía, porque es la hermana de su padre. Algunas versiones más modernas como la Nueva Traducción Viviente, traduce el mismo verso así:

No tengas relaciones sexuales con tu tía, la hermana de tu padre, pues es una pariente cercana de tu padre.  Levítico 18:12

Y de manera similar sucede con el resto del capítulo, por lo cual es recomendable leerlo en diferentes versiones.

Claramente Yehováh da mandamientos, entre otras cosas, acerca del adulterio, del bestialismo (relaciones sexuales con animales) y de la homosexualidad, esta última claramente condenada y considerada abominación:

No te acostarás con varón como si fuera mujer.  Es abominación. Levítico 18:22

Ahora bien, el mandamiento es para todo aquél que se identifique con Yisrael, como es el caso de todos quienes afirman ser seguidores de Yeshúa (vs 26). Yehováh advierte que ese tipo de comportamiento trajo el juicio sobre las naciones que habitaban la tierra que los Yisraelitas estaban a punto de heredar.

No nos extrañe pues, que un juicio severo de parte del Creador se acerque a esta generación perversa que pretende cambiar la definición del matrimonio, que está dando niños huérfanos en adopción a parejas homosexuales, que promueve todo tipo de aberraciones y desviaciones sexuales como si fueran simplemente preferencias sexuales permitidas.

Los hijos de Yehováh no podemos aceptar por ningún motivo que tales comportamientos sean correctos.

Cuenta del Omer

¿Cuándo empieza la Cuenta del Omer?

La Cuenta del Omer y se realiza al caer el sol cada día a partir del siguiente día al Shabbat semanal que haya habido durante el Festival de Matzot

Las Fiestas de Yehováh se hallan interconectadas y nos aportan detalles de los Planes Eternos de nuestro Elohim. Si bien  Matzot (Panes sin Levadura), Shavuot (Pentecostés) y Sukkot (Cabañas o Tabernáculos) requieren de la presencia de los varones de Yisrael en Jerusalén para celebrarlas, cabalmente, quienes nos hallamos en la dispersión y ante la imposibilidad de viajar para cumplir el mandamiento, podemos “practicarlas” expresando de esa manera nuestro anhelo de observarlas u obedecerlas conforme al mandato de la Toráh.

Ahora hagamos una distinción: Las Fiestas de Primavera, son: Matzot, y Shavuot. Junto a éstas hay dos “celebraciones” que las complementan: Pesaj (Pascua) y Primeros Frutos (llamada también Bikkurim) la cual se celebra el día siguiente al Shabbath semanal que haya en esa semana.

Ahora vayamos en orden: La celebración de Pesaj, da inicio a la semana de Matzot (Panes sin Levadura), y deberemos poner atención al Shabbat semanal que hay en esa semana, porque Bikkurim o la presentación de los Primeros Frutos, será el siguiente a ese día, es decir, siempre será un domingo, y es entonces cuando cuando se da inicio a la Cuenta del Omer.

Una vez presentada la Ofrenda de Primeros Frutos, la Toráh nos instruye a iniciar la cuenta de los cincuenta días hasta llegar a Shavuot (Pentecostés  de pente = 50):

Desde el día siguiente al Shabbat (semanal) desde el día en que hayáis hecho llevar la gavilla de la ofrenda mecida, contaréis siete semanas completas. Hasta el día siguiente al décimo Shabbat contaréis cincuenta días. Levítico 23:15-16

Esta acción se denomina: La Cuenta del Omer y el primer día se cuenta durante la mañana, luego del tiempo en que se ofrecía la gavilla mecida delante de Yehováh, lo cual se supone que ocurría en las horas de la mañana, cuando se realizaban los sacrificios y ofrendas matutinos.

Ese mismo día (domingo) en la noche al caer el sol se cuenta el día dos, por cuanto en las Escrituras el día comienza al anochecer; y a partir de allí, al inicio de cada día (al caer el sol) seguimos contando día por día, semana por semana, hasta llegar al día cincuenta. Si bien no hay una instrucción específica en la Toráh sobre cómo contar los días y las semanas, se sugiere algo como esto:

“Hoy es el primer (segundo, tercer…) día de la primera (segunda, tercera…) semana de siete semanas. Hoy es el día primero (segundo, tercero…) de la cuenta de cincuenta días desde el día en que fue mecida la gavilla en la mañana después del Shabbat”.

De esta manera estaremos contando tanto las semanas, como los días, dando así cumplimiento al mandamiento. Al llegar a la noche número 50 es cuando inicia la Fiesta de Shavuot (Pentecostés).

Shavuot conmemora dos eventos formidables:

  1. La entrega de la Toráh en el Monte Sinay, y
  2. La entrega, o descenso del Ruaj HaKodesh (Espíritu de Santidad) enviado por el Padre en cumplimiento de su promesa de Lucas 24:49

De esto nos ocuparemos cuando el Festival se aproxime.


Matza

En Matzot – Se nos ordena comer Panes sin Levadura

El día quince de ese mes es la Fiesta solemne de los Panes sin Levadura para Yehováh. El primer día tendréis santa convocación y no haréis ningún trabajo de servidumbre. Durante siete días haréis acercar ante Yehováh ofrenda ígnea. El séptimo día habrá una santa convocación. No haréis ningún trabajo de servidumbre.
Levítico 23:1,2,5-8

De acuerdo al pasaje anterior, Yehováh nos ordena comer pan sin levadura (matzá) durante siete días, a partir de la celebración de la Pascua. El propósito no es simplemente hacer una dieta de harinas, cosa muy saludable por cierto, o evitar comer pan o harinas durante esa semana. No! La orden es que comamos panes sin levadura (matzot – plural de matzá). Su significado es mucho más profundo.

El pan sin levadura es llamado también: pan de aflicción (Deuteronomio 16:3) porque de hecho es un pan insípido que al carecer de levadura tiende a ser más duro que el normal. El propósito al tener que comerlo durante siete días, es que no olvidemos la condición dura e insípida de nuestras vidas cuando aún no habíamos conocido a Yeshúa.

¿Por qué panes sin levadura? La levadura no es estática. Tan pronto se adiciona a la harina, empieza su efecto fermentador. Este no sucede de forma repentina; pero cuando se lleva a cabo el proceso, es total e irreversible; es un proceso lento y progresivo que finalmente afecta la totalidad de la masa, inflándola y haciéndola aparecer de mayor tamaño.

Por esas cualidades, la levadura es una figura del pecado que mora en nosotros. Este tampoco es estático. Cuando lo toleramos en nuestra vida, comienza su efecto degradando (fermentando) nuestros valores, principios, metas, relaciones y demás. De la misma forma que la levadura infla la masa, el pecado inflama nuestros egos; nos da una apariencia que no corresponde con la realidad y lo peor de todo es que nosotros mismos somos engañados con esa mentira; de ahí la advertencia que nos hace Shaúl (Pablo):

Ordeno pues, por la gracia que me fue dada, a cada cual que está entre vosotros, que no piense más altamente de lo que debe pensar, sino que piense con sobriedad, según la medida de fe que Dios dio a cada uno. Romanos 12:3

Preparémonos para tener esta experiencia sin perder de vista su propósito; y no caigamos en la trampa de consumir pan sin levadura “mejorado” con cubiertas de chocolate u otras cosas, no porque este prohibido hacerlo, sino porque al hacerlo opacaríamos la razón de la celebración; recuerda que es pan de aflicción, para que no olvidemos cómo eran nuestras vidas.

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Por qué tú, debieras celebrar Pesaj

Por: Miguel Forero

¿Acaso alguien puede precisar con certeza, cuál fue el día que Yehováh lo rescató y le dio nueva vida? Si bien eso sucedió en algún instante de nuestra existencia tras haber reconocido que vivíamos sin Él y entonces nos volvimos en su búsqueda, ¿no fue con el paso de los días que nos dimos cuenta que algo grandioso, sobrenatural había sucedido en nuestra vida? Fue cuando la gente alrededor nuestro nos dijo cosas como: “has cambiado mucho últimamente”, o: “te estás comportando de forma diferente” etc. y en efecto algo había sucedido que nos llevó a percibir la vida desde una perspectiva distinta y nuestras prioridades cambiaron, nuestras relaciones interpersonales fueron transformadas, y lo más grande de todo: ¡Comenzamos una relación real con Yehováh nuestro Padre, por medio de Yeshúa!

Pues bien, te preguntarás qué tiene que ver esto con Pesaj; y la respuesta es: ¡mucho! veamos:

Al igual que nuestros ancestros Hebreos en Mitsráyim (Egipto), tú y yo éramos esclavos del temor, la culpa, la ira, los complejos, los celos, etc. llevando una vida sin sentido alejados de Yehováh; pero el día que Yeshúa entregó Su vida, lo hizo por todos nosotros a la vez y nos dio la posibilidad de elegir ser libres. El día que eso sucedió, lo podemos identificar sin problemas, porque fue precisamente la fecha de Pesaj; ese día se firmó la salida de la esclavitud para todo ser humano que en el futuro decidiera hacer teshuváh (arrepentimiento) y se volviera a Yehováh.

Entonces, Pesaj nos provee la oportunidad de hacer memoria, no solo de la liberación de nuestros padres de la esclavitud en Mitsráyim, sino también de hacer memoria de nuestra propia liberación porque al igual que ellos, también fuimos esclavos en el mundo. Entonces, aunque no podamos identificar el día de nuestra adopción, sí podemos identificar el día en que tal cosa se hizo posible. Eso es Pesaj; un día muy, pero muy especial, en el que narramos lo que sucedió en aquella época cuando Yehováh sacó a su pueblo con mano poderosa y en el que también podemos compartir con otros cómo Él nos liberó con su mano poderosa de nuestra propia esclavitud.

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Necesitamos tiempos a solas…

La parashá Tazría discute las intrincadas leyes de la enfermedad de tzaraat, pero esta enfermedad no es simplemente “lepra” como todo el mundo piensa equivocadamente, o como algunas ediciones lo traducen. La lepra era considerada una enfermedad altamente contagiosa en ese entonces y podía ser tan solo una de las condiciones por las que una persona podía ser declarada en estado tamé (inmunda o impura).

Hasta el presente, nuestros hermanos de Yahudáh (judíos) consideran que la raíz espiritual de la enfermedad de tzaraat está ligada principalmente a los pecados de la lengua, que en general se agrupan bajo el término hebreo: lashón jará, el cual incluye chismes, crítica, mentiras, murmuración, adulación, etc. Un caso evidente es el de Miriam la hermana de Moshé cuando junto con su hermano Aharón, cometieron lashón jará al criticarlo por haber tomado mujer de los hijos de Cus (Números 12). Aunque la mayoría de traducciones usan la palabra lepra, para referirse a la afección que padeció Miriam, lo que sea que haya tenido, cubrió su cuerpo y era una de tantas enfermedades de la piel que caen dentro de la categoría tzaraat.

Miriam fue aislada un tiempo hasta que fue restaurada totalmente; y muy seguramente ese tiempo de soledad le sirvió para reflexionar acerca de muchos aspectos de su vida y sus relaciones interpersonales.

De manera similar, nosotros necesitamos aislarnos algunas veces, para escuchar la voz de nuestro Padre y así reenfocar el propósito de nuestra existencia. Pero no esperemos a que nos aparezca “tzaraat” u otra circunstancia que nos obligue a hacerlo.

Esta búsqueda de soledad no significa que debamos convertirnos en ermitaños, aislándonos permanentemente de quienes nos rodean, porque:

El hombre esquivo anda en pos de sus caprichos, y se encoleriza contra todo buen consejo. Proverbios 18:1

Estamos diseñados por Yehováh para ser interdependientes y vivir en comunidad. Son las relaciones con otras personas las que nos ayudan a moldear nuestro carácter, además de que nos permiten desarrollar aspectos del carácter de nuestro Padre como el perdón, la misericordia, la generosidad, etc. Pero aún así, es imperioso tener tiempos a solas con Yehováh, porque así nos daremos cuenta que no somos mejores que otros a quienes la“tzaraat” de sus vidas les tiene cautivos. Es por eso que las Escrituras afirman claramente que:

TODOS nosotros somos como cosa impura, y nuestra justicia como trapo de menstruo. Todos nosotros nos marchitamos como hojas, y la mano de nuestras iniquidades nos arrastra como el viento. Isaías 64.6

Pero la buena noticia es que Yehováh hizo una provisión para obtener sanidad y limpieza total por medio de Yeshúa, de manera que podemos acudir a Él para decirle: Señor: si quieres, puedes limpiarme.  Y Él extenderá su mano, y nos tocará diciendo: QUIERO, SE LIMPIO!

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¡Qué difícil es Obedecer!

Por: Miguel Forero   -

Nadab y Abiú hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y después de poner en ellos fuego y echar incienso sobre él, ofrecieron en presencia de Yehováh fuego extraño que Él nunca les mandó. Y de la presencia de Yehováh salió un fuego que los consumió y murieron en presencia de Yehováh.
Levítico 10:1-2

La Porción de la Toráh, esta semana nos enseña acerca de la enorme responsabilidad de ser representantes de Yehováh ante el mundo.

Aharón y sus hijos hicieron un pacto con Yehováh y durante siete días estuvieron recluidos en la Tienda de Reunión aprendiendo sus responsabilidades. Se trataba nada más que de obedecer cuidadosamente las Instrucciones (Toráh) de Yehováh.

Pero los razonamientos de Nadab y Abiú fueron más poderosos, llevándolos a ofrecer algo que Yehováh no había instruido hacer, pagando este desatino con sus vidas.

Y precisamente esto es lo que ha estado ocurriendo durante siglos y es lo que actualmente practica la iglesia cristiana, “ofreciendo fuego extraño” al “celebrar fiestas” no ordenadas por Yehováh y al enseñar doctrinas que contradicen su Palabra. Algunos ejemplos de esto son la observancia del domingo en lugar del Shabbat, la celebración de la Pascua (Easter en Inglés) siguiendo costumbres de claro origen pagano y en fechas erradas;  ignorando las demás Fiestas de Yehováh como  Sukkot, etc.

De manera similar a Nadab y Abiú, la iglesia cree que ha sido investida “con poder de lo alto”, y está autorizada a ofrecer caprichosamente lo que se le antoja o juzga conveniente ante la Presencia de Yehováh.

Con razonamientos como: “En vista de que somos real sacerdocio, y lo que estamos haciendo no es inmoral y además a la mayoría de la gente le agrada, lo acepta y lo respalda, entonces Dios debe estar contento con nuestras iniciativas!”

Nada más alejado de la verdad! Despierta y sal de la Babilonia espiritual que se ha dejado contaminar del “vino de las fornicaciones” de la Gran Ramera, como lo afirma el libro del Apocalipsis. Vuélvete a Yehováh mientras puede ser hallado, porque los tiempos son cortos y el espíritu de engaño está más activo que nunca antes. Esfuérzate por escudriñar por ti mismo la Palabra y por obedecerla sin reparo; entonces alcanzarás las promesas que Yehováh ha hecho para sus hijos obedientes.

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El Propósito de los Sacrificios

Por: Miha'el   -

La porción de la Toráh de esta semana, nos introduce en el tema de los sacrificios. Los seres humanos tendemos a adormecernos, a volvernos rutinarios y a bajar nuestros estándares morales y espirituales. Nuestros padres, los yisraelitas no estaban exentos de estos riesgos por lo cual Yehováh estableció mecanismos que habrían de ayudarles a tomar conciencia de ese problema. Así cuando un yisraelita había caído por negligencia y se había acomodado a un mundo de fantasías que le permitía vivir mediocremente, necesitaba despertar.

La Toráh tiene ese propósito. Mediante la práctica de los sacrificios busca despertarlo. Le exige llevar una becerro al Templo de Yerushaláyim, donde él deberá degollar, cortar y observar cómo queman lo queman hasta que quedan sólo sus cenizas. De esta forma, el oferente obtendrá una imagen clara y nítida de la fragilidad de la vida. Y quizás esta experiencia logre sacudirlo de su apatía inmoral. Si Yehováh se lo permite, logrará entender que la vida es corta, que hay mucho que hacer en este mundo, y que no puede permitirse vivir para siempre en un estado de letargo.

Shaúl en Romanos 12 nos instruye a presentar nuestros cuerpos como  “un sacrificio” que nos ha de evitar caer en la mediocridad y apatía espiritual:

Así que, hermanos, os exhorto por la gran misericordia de Elohim a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a YHVH, que es vuestro culto racional. No os adaptéis al mundo, sino sed transformados por la renovación de la mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Elohim: Lo bueno, lo aceptable y lo perfecto.  Romanos 12:1-2

Las ofrendas no fueron designadas para compensar a Yehováh de manera alguna, ni para hacer reparación por pecados cometidos intencionalmente.

Entender esto es de suma importancia porque nos demuestra que la Toráh no fue dada para alcanzar salvación; la evidencia de esto, es que no hay provisión (sacrificio) para los pecados  que se cometen deliberadamente.

La idea de que Yehováh no se complace en las ofrendas, tanto como en la obediencia, es evidente cuando Shemuel reprende a Shaúl a causa de su desobediencia diciéndole:

Se complace YHVH tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las Palabra de YHVH?  Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.  1 Samuel 15:22

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Yehováh nos da la oportunidad de construir Su Templo

Por: Miha’el   –

En la porción de Exodo 35.1-38.20, hallamos que al pueblo de Yisrael le fue ordenado:

“tomar una ofrenda (Terumah) para Yehováh, de todo aquél que tenga corazón generoso”.

Esto nos permite pensar que hay personas mezquinas que prefieren retenerlo todo para sí mismas. Por eso, Yehováh dio al pueblo la opción de dar generosamente, pues quería solo lo que procediera de corazones agradecidos, de personas que valoraban lo que Él había hecho por ellas, fuera utilizado para el fabuloso proyecto de construir el Tabernáculo.

YHVH podría haber provisto milagrosamente todo lo que se requería; pero Él quiso dar participación a Su pueblo, logrando de esta manera que todos desarrollaran una identidad particular con el Tabernáculo y todo lo que había allí. La respuesta del pueblo fue tan generosa que más tarde, Moshé tuvo que enviar un mensajero (pregón) por todo el campamento diciendo:

¡Ni hombre ni mujer prepare más material para las ofrendas del santuario! así se impidió al pueblo, ofrecer más.  Exodo 36:6

Shaúl en las Escrituras Mesiánicas (Nuevo Testamento), se refiere también a la manera en que los seguidores de Yeshúa debemos dar igualmente:

Pero esto digo: El que siembra escasamente, cosechará escasamente; y el que siembra abundantemente, cosechará abundantemente.
Cada uno dé, como propuso en su corazón; no por tristeza o por obligación, porque Yehováh ama al dador alegre.
Y poderoso es Yehováh para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que teniendo en todo tiempo siempre todo lo necesario en todo, abundéis para toda buena obra.  2 Corintios 9:6-8

De la manera que se construyó el Tabernáculo con el aporte del pueblo, hoy Yehováh sigue dando oportunidad a sus hijos de aportar para construir “Su Templo”, es decir Su Kehilá, su congregación. Aquí no hablamos de edificios sofisticados con los mejores avances de tecnología y capacidad para albergar a miles, no. Cuando hablamos del Templo, hablamos de personas; de las piedras vivas que lo componen. Y es que mientras estemos en este mundo, aunque no seamos de él, son necesarios recursos financieros para hacer posible alcanzar, enseñar y ayudar a otros a caminar por la senda estrecha de la obediencia a la Toráh. Los hijos de Yehováh tenemos la oportunidad y la responsabilidad de aportar con corazón generoso y alegre, para que Su Palabra se extienda y alcance a aquellos que Él ha determinado que serán los herederos de la Salvación provista por Yeshúa.

 

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Tradiciones vs. Sentimientos

Por: Miguel Forero

Esta época nos da la oportunidad de plantearnos la siguiente pregunta: ¿Son malas las tradiciones? No todas, sería la respuesta correcta. Sin embargo los seguidores de Yeshúa el Mesías, tenemos la responsabilidad de evaluar cuidadosamente, tanto las enseñanzas que hemos recibido en el pasado, como las tradiciones que las acompañan y que hemos heredado. No en vano, el profeta Jeremías declara:

Oh! Yehováh, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en tiempo de adversidad, a ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra y dirán: “nuestros padres heredaron engaños, cosas que son inútiles y sin valor”
Jeremías 16:19

Seguir a Yeshúa implica movimiento; ir de un lugar a otro porque Él no es estático. Yeshúa no es una imagen fría asentada en un pedestal o colgada en una cruz. Yeshúa vive y nos llama a ir en pos de Él, camino a Yehováh quien es nuestro destino final. Vivir como Él anduvo, significa renunciar, desacomodarse, cambiar, violentarse a sí mismo para ser transformado y convertirse en un portador de la Luz que deshace las tinieblas y que evidentemente es diferente en su manera de vivir, porque percibe el mundo de la forma que Yehováh lo hace.

Sin embargo, la fuerza de la costumbre, manifestada en los sentimientos que traen los recuerdos, muchas veces puede más que la razón que nos dicta lo que es correcto hacer. Fue el caso de nuestros ancestros cuando habiendo salido de Egipto, se consideraron abandonados por Moshé cuando se tardó en el Monte Sinay, y decidieron seguir su tradición aprendida en Egipto haciendo un becerro en representación de Yehováh para adorarlo.

Pudo más la fuerza de los recuerdos y de los sentimientos, que el mandamiento recientemente entregado. Ganó la tradición sobre el conocimiento; ganaron de nuevo los sentidos sobre la obediencia, tal como en el caso de Eva en el Edén. Querían “ver, palpar, oler, saborear, escuchar” un “dios” que se acomodara a sus caprichos.

Quienes afirman que ahora somos mejores que nuestros ancestros, están en un grave error. Han evolucionado el conocimiento, la ciencia y la tecnología; pero la moralidad sigue su camino hacia atrás. ¿Acaso no son estos mismos argumentos los que presentamos hoy para desechar el conocimiento que nos ha dado Yehováh, con el fin de hacernos libres de las tradiciones que hemos heredado?

Y sigue siendo así, porque nos puede más la fuerza de la costumbre y los tiernos recuerdos de la niñez, que la Verdad revelada, probando así que en nada hemos evolucionado para ser mejores que aquellos que perdieron su vida en el desierto a causa del becerro de oro.

¡Yehováh quiere que seamos libres! La posibilidad de dejar atrás todo aquello que nos esclaviza está ante cada uno de nosotros. Pero nadie puede decidir en nuestro lugar. Es una decisión personal que cada uno debe tomar: Salir de Egipto (Mitsráyim) dejando atrás todo lo que conocemos y heredamos, o permanecer allí pensando que es más seguro seguir en esclavitud y satisfacer los sentidos. ¿Vas a correr el riesgo de una vida de libertad en dependencia de Yehováh?

Sea este el momento para evaluar tus tradiciones y tus argumentos. Estarás ante dos caminos: Continuar abrazado a la tradición, o renunciar a ella y experimentar el significado de la obediencia a las Instrucciones (Toráh) de Yehováh.

…habéis invalidado la Palabra de Yehováh por vuestra tradición.
Mateo 15:6