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Todo papá puede ser ¡un influencer!

Resulta alarmante que en la actualidad personas desconocidas, ajenas al entorno familiar, estén modelando el carácter, las prioridades, los valores y otros aspectos de nuestros hijos.

Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichosos los que llenan su aljaba con esta clase de flechas. No serán avergonzados por sus enemigos cuando litiguen con ellos en los tribunales.  Salmos 127:4-5

En la sociedad actual, nos enfrentamos a diversos desafíos relacionados con la identidad de género, la igualdad de sexos y el papel que Yehováh, el Creador, ha definido para los hombres en el hogar. Es crucial que dediquemos un momento a reflexionar sobre estos aspectos y tomar acciones al respecto.

La familia, diseñada inteligentemente por Dios, tiene la función de proporcionar un entorno propicio para el desarrollo integral de sus miembros, quienes deben alcanzar la madurez física, emocional, espiritual y social para enfrentar los desafíos de la vida en un mundo cada vez más hostil.

Hoy en día, se habla mucho acerca de la figura del influencer. Esta persona tiene la capacidad de influir en la opinión, comportamiento o decisiones de los demás, gracias a su reconocida autoridad en las redes sociales u otros medios de comunicación. Para lograr su propósito, el influencer debe construir una relación, aunque virtual, con sus seguidores y mantener su confianza.

Enfoquémonos ahora en la figura paterna como el principal influencer en el hogar. La gran mayoría de nosotros somos el resultado de las acciones, actitudes y modelos que presenciamos en nuestros padres durante nuestra infancia. Algunos de esos modelos fueron buenos, mientras que otros no tanto, pero todos nos influenciaron de alguna manera.

Resulta alarmante que en la actualidad personas desconocidas, ajenas al entorno familiar, estén modelando el carácter, las prioridades, los valores y otros aspectos de nuestros hijos. Esto es especialmente preocupante porque, aunque los influencers usen expresiones cariñosas como “mi gente”, “les amo”, “besitos”, etc., estas son simplemente palabras vacías que reflejan el anhelo de afecto de sus seguidores.

Solo aquellos que conviven diariamente con sus hijos pueden conocer realmente sus necesidades, debilidades, fortalezas, temores, sueños, y demás aspectos. La vulnerabilidad de los hijos en un entorno marcado por la tecnología, los medios de comunicación y las presiones sociales destaca la necesidad de que los padres asuman un papel más activo en el desarrollo y protección de sus hijos, brindándoles un amor genuino e incondicional y la orientación necesaria para enfrentar un mundo lleno de desafíos.

Erróneamente, hemos pensado que la responsabilidad de modelar el carácter y valores de nuestros hijos recae en los maestros de la escuela o los líderes de la iglesia (si asisten a alguna). Sin embargo, al entregar dispositivos electrónicos a nuestros hijos desde una edad temprana, estamos, de hecho, entregándolos en manos de influencers desconocidos presentes en las redes sociales, comerciales, programas de televisión y videos de YouTube.

No estamos llamados a ser simplemente amigos de nuestros hijos; tenemos una autoridad dada por el Creador como sus progenitores para dirigir e influenciar significativamente sus vidas. Esto va más allá de proporcionar dinero para satisfacer sus necesidades o caprichos; se trata de estar presentes física y emocionalmente, escuchando activamente sus necesidades y brindando el apoyo necesario en el momento oportuno.

El tiempo es un factor crucial en el desempeño del papel del padre como un poderoso influencer en el hogar. Cuando los hijos expresan una necesidad, no pueden esperar indefinidamente a que los padres estén disponibles para atenderles.

Aunque esto pueda no ser del agrado de muchos, si hemos asumido la noble tarea de formar vidas, es fundamental que estemos dispuestos a sacrificar nuestro tiempo y nuestros intereses personales para estar presentes y disponibles cuando nuestros hijos requieran nuestro afecto, apoyo y orientación. Este compromiso activo y constante es esencial para fomentar un entorno familiar saludable y seguro.

En resumen, más allá de proveer y proteger, el papel del padre es convertirse en el mayor influencer del hogar, creando constantemente contenido nuevo, compartiendo con sus seguidores y mostrando un genuino interés en el bienestar y desarrollo de sus hijos. Esta tarea demanda una entrega incondicional y un compromiso firme para guiar a los hijos basándose en las verdades expresadas en la Palabra de Yehováh, proporcionándoles así un crecimiento y desarrollo saludables, porque los hijos no esperan.


Cómo influir positivamente a nuestros hijos

Hemos entregados nuestros hijos a los influencer que hay en las redes sociales y demás medios de comunicación. ¿Pero acaso es eso correcto? Los padres son quienes tienen la responsabilidad primaria de influir en sus hijos. Conviértete en un papá influencer y equipa a tu familia para enfrentar el futuro que se avecina.


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Parashá Bejukotai – La obediencia, clave de la abundancia
Levítico 26:3-27:34

Esta última porción de Levítico, se ocupa de la bendiciones que resultan de la obediencia así como de las maldiciones que conlleva la desobediencia.

Yehováh nuestro Padre, tiene el derecho legal y total de exigir a sus criaturas el cumplimiento de los mandamientos que Él establece, por múltiples razones:

    • Es el Creador del Universo.
    • Es el Sustentador de la vida.
    • Es Quien rescató a Yisrael de la esclavitud (incluídos nosotros), con grandes señales.
    • Es Quien hizo un pacto con Yisrael, cuando ya le había dado libertad.

A pesar de todo lo anterior, nuestro Padre Yehováh no obliga a su pueblo a obedecer Su Toráh (instrucciones o mandamientos), sino que nos deja en plena libertad de hacerlo, por cuanto Él espera que el acto de obedecer sea una demostración de amor y gratitud, más que simplemente un acto de sometimiento.

Prestemos atención a la conveniencia de obedecer, porque hay bendiciones que se desprenden de hacerlo; así está diseñada Su Creación. Él no es un policía que está al acecho pendiente de quién comete una infracción para “caerle” encima con una maldición. NO! simplemente nuestras decisiones tienen consecuencias “naturales” que se desencadenarán de acuerdo a las acciones que realizamos.

El tema de los votos nos resulta complejo, por cuanto estaban directamente relacionados con la existencia de la Casa de Yehováh (Templo) y con los cohanim (sacerdotes). Una persona podía haber hecho un voto en un momento de dificultad, pero luego encontrar que le era difícil cumplirlo. Entonces existía la posibilidad de que ella misma o alguien más, pagara un monto determinado, para en cierto sentido “deshacer” tal voto, y por eso estaba establecido un valor dependiendo de la condición de la persona y de su edad.

Cabe la pregunta: ¿en el presente podemos hacer votos? No de esa clase que se hacían en los tiempos cuando la Casa de Yehováh estaba en pie. Pero podríamos comprometernos a hacer o dejar de hacer algo con miras a honrar a nuestro Padre y para mejorar nuestra condición como seres humanos. Solo que al hacerlo, tengamos presente lo que nos dice la misma Escritura:

Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Eclesiastés 5:4-6 RVR

Parashá Kadoshim [cabecera]

Parashá Kedoshim – Apartados
Levítico 19:1-20:27

La idea de santidad (separación), implica diferenciación: la dimensión de lo que es apartado está enteramente separada de lo que es común, de lo habitual, de lo profano. Lo apartado es singular, es único, inspira respeto (o temor) y aún llega a ser terrible o espantoso, porque su presencia pone de manifiesto lo imperfecto. Como El Apartado, Yehováh es distinto, sagrado, separado como el único de Su clase; por tanto Él es merecedor de la adoración y del culto porque es sin igual, sin rival y permanece como Dueño, Creador y Suprema Autoridad en relación con el mundo y sus criaturas.

Así las cosas, entonces ser apartados significa que nosotros debemos separarnos de todo lo que es mundano, banal, común o malo. En otras palabras, ser apartado significa absoluta bondad y perfección moral. Es imposible que Yehováh condone el pecado o la injusticia de cualquier clase y nivel, porque al hacerlo negaría la distinción entre lo kadosh (santo) y lo profano y por tanto minaría la naturaleza de la santidad misma. Lo apartado – kadosh- es lo opuesto a lo profano. Es lo mismo que la naturaleza de la luz disipa las tinieblas y no da lugar a ellas. No pueden coexistir de ninguna manera ni en ninguna proporción.

Al terminar la Creación, Yehováh apartó el día séptimo; no porque este tuviera algo de valor intrínseco en sí mismo que lo hiciera diferente de los demás días de la semana. No. Yehováh lo designó como el día de reposo, de descanso y lo apartó de los demás. ¿Se lo merecía el Shabbath? Desde luego que no. Fue en virtud de la decisión de su Creador que adquirió esa característica.

De manera similar, cuando nosotros somos “elegidos” por Yehováh, su propósito es que seamos apartados. Pero a diferencia del Shabbat que no tenía voluntad propia para aceptar o rechazar tal elección, nosotros sí la tenemos; y es nuestra decisión iniciar por ese camino o mantenernos como éramos antes.

2 Padre orando por su hijo

El arte de bendecir a nuestros hijos

Muchos no desean tener hijos. Y quienes los tienen, a menudo no saben qué hacer con ellos o cómo criarlos, por lo cual terminan en manos de desconocidos o de los sistemas educativo y social.

En Génesis 48:15-16, encontramos la bendición que Jacob pronunció sobre José y sus hijos:

“Bendijo a José, diciendo:
‘El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde que existo hasta hoy, el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Que mi nombre y el nombre de mis padres Abraham e Isaac permanezcan en ellos, y que crezcan y se multipliquen abundantemente en medio de la tierra’.”

La paternidad es un privilegio y una enorme responsabilidad que nos da Yehováh, brindándonos la oportunidad de moldear las vidas de nuestros hijos. Al igual que en todos los aspectos de la vida, Él hace su parte y nosotros la nuestra; al relacionarnos con nuestros hijos, podemos comprender cómo nuestro Padre Eterno se relaciona con nosotros.

Desafortunadamente, en la actualidad, muchos no desean tener hijos, como indican las estadísticas demográficas. Y aquellos que los tienen, a menudo no saben qué hacer con ellos o cómo criarlos, lo que resulta en que los hijos terminen en manos de desconocidos o simplemente de los sistemas educativo y social.

Sin embargo, las Escrituras nos enseñan cómo ser padres, proporcionándonos modelos a seguir. Una de estas prácticas es bendecir a nuestros hijos de manera explícita, inteligente y consistente. No me refiero al simple estribillo recitado inconscientemente a diario al despedirlos, “Dios te bendiga”, el cual pierde su significado con el tiempo.

Hablo de una bendición inspirada por el Espíritu de Yehováh, para que cuando la pronunciemos sobre nuestros hijos, sea algo serio e impactante que quede grabada en sus mentes y corazones de manera indeleble. Si aún no lo has hecho, ¿qué estás esperando para empezar?

En Números 6 encontramos la bendición que Yehováh ordenó a los sacerdotes para que la pusieran sobre su pueblo. Dado que uno de los roles del padre de familia es actuar como “sacerdote”, intercediendo por sus hijos ante Yehováh, ¿por qué no orar por nuestros hijos, siguiendo el modelo que nos proveen las Escrituras?

“Yehováh te bendiga y te guarde; Yehováh haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Yehováh alce sobre ti su rostro y te dé paz”.  Números 6:24-26

¿Que efecto puede tener esto en la vida de nuestros hijos? En primer lugar ellos tendrán conciencia de que han sido encomendado al Todopoderoso Creador para su guía y protección; a lo largo de la vida nos enfrentamos con múltiples situaciones de peligro no solo físico, sino de toda índole. Cuando los hijos saben que pueden contar con tal protección los hace seguros y formes en sus decisiones.

En segundo lugar, cuando invocamos a Yehováh para que “haga resplandecer su rostro” sobre nuestros hijos, estamos orando por discernimiento para ellos; Dios se manifiesta continuamente en sus vidas, pero si ellos no lo disciernen, terminarán atribuyendo a la suerte, ya sea buena o mala, lo que les ocurre. Para que esto suceda la misericordia de Yehováh tiene que entrar en juego. Nadie se merece que Él haga resplandecer su rostro sobre él o ella; si sucede es porque en un derroche de su bondad Dios se deja percibir y eso transforma la vida de las personas.

Por último cuando declaramos que Yehováh alce su rostro sobre ti y te de paz, estamos pidiendo que Él, se fije en nuestro hijo en particular, es como pedirle que dentro de la multitud de gentes, Él identifique a nuestro hijo por su nombre y una vez encontrado, le dé la certeza de que todo está bajo su control, porque solamente así se puede tener paz; la paz que sobrepasa todo entendimiento y que hace a la persona mantenerse sobria, ser prudente, tener claridad para evaluar las circunstancias, y ser agradecido aun en medio de las mas grandes dificultades.

Esta es una invitación para que cuando ores, lo hagas de manera consciente e inteligente; las repeticiones vacías no son útiles y son abominables ante Yehováh; pero una oración sincera y espontánea, pronunciada con el corazón, tiene muchas posibilidades de llegar al trono de nuestro Padre y obtener respuesta.

Yehováh te dé sabiduría y dirección para orar y bendecir adecuadamente a tus hijos.

Yeshúa - con Primeros frutos

Yeshúa presenta los Primeros Frutos

Cortesía del Club de Patrocinadores

Cuando Yeshúa murió, las tumbas fueron abiertas (marcadas); mas los cuerpos de los santos que estaban allí no salieron inmediatamente…

Tradicionalmente ponemos mucha atención a la celebración de Pesaj – Pascua; y nos emociona hacer memoria de la salida de nuestros padres de Egipto, lo cual es muy bueno, porque así obedecemos unos de los mandamientos de Yehováh. Sin embargo prestamos poca atención a la Celebración de Bikkurim – Primeros Frutos, la cual nos muestra la resurrección de los primeros santos que fueron presentados por Yeshúa ante Yehováh en el día correspondiente.

Leamos con atención Mateo 27:50-53:

Entonces Yeshúa (Jesús), clamando otra vez a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí el velo del Santuario fue rasgado en dos, de arriba abajo, y la tierra fue sacudida, y las rocas fueron partidas, y los sepulcros fueron abiertos, y muchos cuerpos de los santos que habían dormido fueron resucitados, y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de Él, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos.

Si realmente consideramos que nada en las Escrituras se añade por capricho, aquí tenemos un problema para resolver; porque nadie se ha detenido a explicar la razón o el significado de los detalles descritos aquí, los cuales son pasados por alto.

Observa con atención que cuando Yeshúa murió, las tumbas fueron abiertas (marcadas); mas los cuerpos de los santos que estaban allí no salieron inmediatamente, sino hasta después la resurrección de Yeshúa, suceso que tuvo lugar el Shabbat (Sábado) de la aquella semana, dando cumplimiento a la profecía anunciada por él mismo como la única señal que le sería dada a aquella generación de dirigentes incrédulos:

Una generación malvada y adúltera está buscando una señal milagrosa, pero no le será dada otra señal que la señal del profeta Jonás; porque exactamente como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Mateo 12:39-40

De manera que exactamente tres días y tres noches después de entregar su vida el miércoles hacia la misma hora, Yeshúa resucitó y enseguida, después de él, resucitaron aquellos santos cuyos sepulcros habían sido abiertos en el momento de su muerte, y fue entonces cuando tales santos resucitados…

“entraron en la santa ciudad y aparecieron a muchos.” Mateo 27:53

Al siguiente día, primer día de la semana (domingo): …estando aún oscuro, Miriam de Magdala, llega temprano al sepulcro y ve removida la piedra de la entrada al sepulcro. Yohanán (Juan) 20:1 Momentos más tarde, Yeshúa se aparece a Miriam y luego de un corto diálogo, le dice:

No me retengas, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Juan 20:17

En esos momentos, Yeshúa estaba a tiempo para partir a presentar ante el Padre la ofrenda de Primeros Frutos – Bikurim: Los primeros resucitados que habían sido levantados la tarde del Sábado luego de haber resucitado Él. Así, mientras el sumo sacerdote presentaba la gavilla cortada la noche anterior y la minjá u ofrenda de alimento que habían preparado durante la noche (Levítico 23:10-11), Yeshúa presentaba ante Yehováh los Primeros Frutos resucitados.

Hay quienes afirman que Yeshúa, él solo, es las primicias; pero si así fuera, entonces tendríamos otro problema, porque la Toráh da una instrucción muy clara en: Éxodo 23:15

No os presentéis ante mí vacíos (con las manos vacías).

Entonces, puesto que Yeshúa tenía que cumplir la Toráh perfectamente, ¡no podía presentarse esa mañana ante el Padre con las manos vacías! Tenía que llevar algo para presentar ante su Padre, porque precisamente ese era el día de Bikkurim – el Día de las Primicias. ¿Acaso podía Yeshúa entrar al Santuario Celestial diciendo: “Aquí estoy yo; yo soy las primicias?” No tiene sentido; Yeshúa debía llevar algo consigo como ofrenda de Primicias al padre; y esta es la única explicación posible para la resurrección de aquellos santos a los que se refiere Mateo 27:50-53: Ellos fueron los Primeros Frutos que Yeshúa presentó como su ofrenda de Bikkurim ante Yehováh nuestro Padre.

Quizás nos estemos preguntando: ¿Quienes fueron aquellos que resucitaron? Lamentablemente el relato no nos dice nada al respecto; pero tenemos registrado en el Tanaj – Antiguo Testamento, que muchos profetas y reyes justos fueron sepultados en Jerusalén y sus alrededores; por lo cual podemos inferir que algunos de ellos, a quienes Yehováh seleccionó, fueron resucitados y desde entonces están en los cielos con Yeshúa y con Yehováh. ¿Serán ellos los 24 ancianos a los que hace referencia el libro del Apocalipsis? Es probable; porque lo cierto es que el resto de quienes han dormido, están esperando el día del retorno del Mesías para ser resucitados.

Gocémonos pues, porque cuando hay primicias, significa que luego hay una cosecha; y de la manera que aquellos santos fueron resucitados, nosotros también lo seremos, si es que antes no viene el Mesías.


Parashá Tazria [cabecera]

Parashá Tazria – Impurezas
Levítico 12:1 – 13:59

El nombre de la porción: TAZRIA, está relacionada con la raíz hebrea ZARAH que significa “semilla“; entonces una traducción alterna de: “Cuando una mujer conciba” podría ser:  “CUANDO UNA MUJER CARGUE UNA SEMILLA“.

Yehováh nuestro Padre, conoce muy bien la obra de Sus Manos y por eso da instrucciones que, aunque no sean del todo comprensibles, tienen su razón de ser, son convenientes y deben ser obedecidas. El cuidado del Creador por sus criaturas, de nuevo se hace evidente al proveer estos mandamientos, para que aquellas madres que decidan poner atención a ésta ordenanza hallen una gran bendición para si y para sus hijos.

Sin embargo es curioso que en este pasaje se den instrucciones diferentes para cuando la mujer da a luz un varón o una hembra. Trataremos de responder algunas preguntas comunes al respecto. 

El término tzara’at abarca diversos desórdenes de la piel, tales como: eczema, psoriasis y tiña (esta última producida por diferentes bacterias en la piel del cráneo, ocasionando úlceras, costras, picazón etc., y son las causantes de la caída del cabello). El propósito del aislamiento, además de proveer a la persona un tiempo de reflexión, era también que tuviera reposo por una parte y por la otra evitar la contaminación de quienes estuvieran en contacto con ella cuando la enfermedad era contagiosa.

La tzara’at es una representación del pecado que mora en nosotros. A pesar de que hayamos sometido nuestra vida a Yeshúa, tendremos que dar una batalla durante el resto de la vida, contra las tendencias, apetitos, inclinaciones, costumbres y pasiones de la “carne”, es decir de la naturaleza de pecado que nos habita, la cual, si nos descuidamos, nos tomará por sorpresa y nos conducirá a romper el compañerismo con nuestro Padre Yehováh.

Hoy sabemos que muchas de las enfermedades de la piel, tienen un componente de origen nervioso, por lo cual hay una gran necesidad de reposo. El sacerdote examinaba al enfermo después de 7 días, y si estaba sano, le era permitido incorporarse a la comunidad. Podemos suponer que la persona enferma, al hallarse desvinculada de todas sus responsabilidades y demás quehaceres, contaba con un tiempo para profundas reflexiones que le llevarían a hacer propósitos de corregir sus errores y de alinearse con la Toráh – Instrucciones de Yehováh.

Eclipse solar

Señales en los cielos


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Parashá Vaykra [cabecera]

Parashá Vaykrá – Adoración y Servicio a Yehováh
Levítico 1:1 – 6:7

Vaykrá, significa: Y Él llamó. El libro comienza con la letra vav, una conjunción que nos da la idea de continuidad con el relato del Éxodo. Para comprender este libro es importante entender el problema que se está tratando de resolver. La palabra hebrea para Ofrenda es korbán, cuya raíz es la palabra hebrea karav, que significa: acercarse. Es decir que una persona trae un korbán con el propósito de acercarse a Yehováh.

Tan solo imaginar el escenario donde se llevaban a cabo todos los sacrificios que vamos a estudiar, nos produce un rechazo inconsciente; pensar en los sacerdotes cortando la yugular del animal para recoger su sangre y luego abriéndolo para retirar sus órganos, y realizando todos los demás procedimientos, nos hace desear ir al Nuevo Testamento donde apreciamos que Yeshúa haya terminado con el sistema de sacrificios.

Si embargo, es muy importante descubrir que el propósito de Yehováh no era simplemente ordenar sacrificios para percibir el olor de la carne quemada, sino que por tal medio Él estaba mostrando al pueblo de Israel la necesidad de un Mesías que haría expiación por todos nosotros. Entonces comenzamos a entender que “el olor fragante”, era en cierto sentido una sombra del significado que la obra de Yeshúa representaría para el Padre, porque en él estaba reconciliando a su pueblo y rescatando lo que se había perdido.

No perdamos de vista, mientras iniciamos nuestra jornada a través de este libro, que independientemente de nuestras preferencias personales, lo que vamos a hallar son los procedimientos ordenados por Yehováh para relacionarnos con Él. Como podemos verificarlo desde los albores de la humanidad, Yehováh instruyó al ser humano para que le presentara ofrendas, tal y como lo vemos registrado en la historia de Caín y Abel. Posteriormente vemos que esta práctica se extendió conforme la humanidad se fue dispersando y generando civilizaciones y culturas que practicaron el ofrecimiento de sacrificios a sus deidades. Hoy no es posible presentar sacrificios de ninguna clase por cuanto no existe la Casa de Yehováh, y ni judíos ni cristianos pueden efectuarlos porque tal práctica resulta en una violación de la Toráh.

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La ‘levadura’ se infiltra sutilmente en nuestras vidas

La levadura nos engaña, porque hace que los panes luzcan enormes respecto a su tamaño original. 

¡No me digas que el pan de este encabezado no es apetitoso! Por supuesto que sí; está elaborado con una gran cantidad de ingredientes, para darle el volumen, la textura, los colores, los sabores, etc. Diríamos que es un pan que “entra por los ojos”.

Ahora veamos un pan sin levadura:

¡Diferente! ¿no es cierto? Quizás a esto ni siquiera lo llamaríamos “pan”, y por cierto no resulta para nada codiciable o deseable.

La levadura es el elemento clave en la preparación del pan, porque lo hace aparecer más grande de lo que realmente es. En otras palabras: si a la masa no se le añadiera levadura, el pan quedaría comprimido, apretado y sería difícil de comer.

Para decirlo claramente, la levadura nos engaña, porque hace que los panes luzcan enormes respecto a su tamaño original. 

Con razón, Yeshúa hizo mención de la levadura y la comparó con las enseñanzas de los maestros de la época, la mayoría de los cuales habían abrazado una “Toráh leudada”. Sí. La Palabra de Yehováh había sido sustancialmente modificada dando lugar a una religión humana, que en ese caso se llamó: El Judaísmo.

Pero años más tarde, cuando los seguidores de Yeshúa, que habían entendido claramente el celo de su maestro, y predicaban el mensaje del Reino invitando a arrepentirse, es decir a volverse a los parámetros del Reino de los Cielos (la Toráh), también fueron “infectados por la levadura”, pero esta vez la de los padres de la iglesia quienes eran de procedencia griega, y llegaron con sus propias adiciones y argumentos para invalidar una vez más la Toráh de Yehováh y dar lugar a lo que se conoció como: El Cristianismo, otra religión humana.

Siempre habrá levadura en nuestro camino

Cuando dejamos la lectura y la meditación en la Palabra de Yehováh, y cuando la vida de Yeshúa se convierte solo en una razón para celebrar la navidad, o en una historia trágica para recordar en la semana santa, es cuando seguramente estamos siguiendo a los hombres con sus tradiciones, enseñanzas, formas, protocolos y demás. Nos hemos tragado la levadura de turno y esto se evidencia porque entonces surgen las pasiones, el fanatismo, la religiosidad que mata, que divide, que menosprecia la Verdad revelada y que justifica cualquier atropello.

Necesitamos aprender a discernir la presencia de “la levadura que leuda (afecta) toda la masa”.

¿Sabías que para que una porción de masa se leude, no necesitas añadirle levadura? Cuando la usamos es porque deseamos resultados más rápidos. Pero aún si mojamos la harina con agua y la dejamos en reposo, ¡ella misma comienza a formar levadura! Lógicamente, este proceso requiere de más tiempo. Pero… ¿qué nos enseña esto?

Una lección sencilla: que aún cuando no nos expongamos a las “levaduras” de moda, es decir a las enseñanzas de diferentes líderes o maestros que pudieran estar contaminadas, nosotros mismos podemos llegar a generar creencias erróneas, doctrinas equivocadas, disciplinas crueles, fanatismo, pasiones y demás, cosas que surgen cuando nos volvemos pasivos y no nos acercamos diligente y celosamente a la Toráh sin añadiduras, para obedecerla y honrar así tanto a Yehováh nuestro Padre, como a Yeshúa. Piénsalo…

Tengamos en cuenta que de la misma forma que la levadura inflama el pan, las enseñanzas con “levadura” inflaman nuestro ego, haciéndonos creer mejores de lo que realmente somos. ¿Puedes identificar algunas de tales enseñanzas? Son todas aquellas que nos conducen a considerar a los demás como inferiores a nosotros en cualquier área de la vida, ya esta económica, intelectual, “espiritual”, física o cualquiera otra.

Cómo protegernos de la levadura

Yeshúa nos da instrucciones claras: Tened cuidado de la levadura de los escribas (maestros) y de los fariseos (líderes religiosos); por su parte  Shaúl (Pablo) le advirtió a Timoteo: Cuídate de ti mismo y de la doctrina…

Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” 1 Timoteo 4:13–16

Sí. Es indispensable mantenernos en guardia, más en estos tiempos cuando estamos sometidos a mensajes que apelando a todos nuestros sentidos, confunden nuestros pensamientos. Por tal razón, necesitamos detenernos en la carrera de la vida de cuando en cuando, para detectar el camino que puede estar usando la levadura para entrar en nuestro caminar, y deshacernos de ella.