La tragedia de vender la Verdad

Bilam (Balaam) nos recuerda a aquellas personas que conociendo cuál es la verdad y qué es lo correcto, insisten en preguntar si de pronto hay una excepción, para ellas hacer lo que en realidad desean.

La historia de Bilam (Balaam) es más que un relato pintoresco sobre un profeta pagano y un asno que habla. Es un profundo estudio sobre la ambición, el autoengaño y las consecuencias de torcer la voluntad de Dios. En esta porción, Yehováh nos revela cómo incluso personas dotadas de habilidades espirituales —como Bilam, que hablaba con Elohim— pueden corromperse si su corazón se vende a intereses personales.

El poder de las palabras: bendición o maldición

Bilam sabía que las palabras tienen poder. Y hoy, como entonces, vivimos en una sociedad donde las palabras siguen moldeando destinos. En redes sociales, medios y gobiernos, se lanzan bendiciones o maldiciones culturales que forman identidades y decisiones.

Proverbios 18:21 dice:

“La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”

La bendición de Yehováh es irrevocable:

“No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Yehováh su Elohim está con él…”Números 23:21

Sin embargo, Bilam intentó maldecir por interés económico, aún sabiendo que no podía cambiar el decreto divino. ¿Cuántos hoy hacen lo mismo, vendiendo su influencia —espiritual o política— a cambio de honor, poder o dinero?

Preguntar lo que ya fue revelado: un camino peligroso

Bilam sabía que Yehováh no quería que fuera con los mensajeros de Balak, pero volvió a preguntar. Muchos hoy caen en el mismo error: en lugar de obedecer lo ya revelado en la Torá, buscan reinterpretarlo para justificar sus deseos. Pero la voluntad de Yehováh no está sujeta a consulta.

Yehováh no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Habla y no cumple?”
Números 23:19

Esta actitud recuerda a quienes, conociendo los mandamientos sobre moralidad, Shabbat, justicia o idolatría, preguntan: “¿Realmente esto es necesario hoy?” Buscan una “nueva revelación” que les permita transgredir sin sentirse culpables. Así fue el camino de Bilam… y terminó en muerte (Números 31:8).

Casos contemporáneos: Profetas por conveniencia

Hoy en día vemos muchos “profetas modernos” que, como Bilam, profetizan conforme al viento del momento. Promueven doctrinas atractivas pero torcidas, que complacen al pueblo y a sus patrocinadores, no a Yehováh.

Un caso claro: ministros que, para no incomodar, aprueban la ideología de género o el matrimonio entre personas del mismo sexo, ignorando la clara instrucción de las Escrituras (Levítico 18:22, Romanos 1:26-27).

También están quienes comercializan “bendiciones” o “palabras proféticas” por dinero, manipulando a los ingenuos para obtener ganancias. El N.T. habla de ellos:

“Por codicia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.”
2 Pedro 2:3

Yeshúa fue contundente:

“No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre.”
Mateo 7:21

El Shabbat como ejemplo de un decreto eterno

Muchos argumentan que el Shabbat fue abolido o que es irrelevante en nuestros días. Pero fue establecido desde el principio (Génesis 2:2-3) y será observado en el Reino (Isaías 66:23). Preguntar si aún está vigente es como cuestionar si el sol sigue saliendo. Yeshúa mismo lo respetó (Lucas 4:16), y nunca enseñó su abolición.

“No penséis que vine a anular la Ley o los Profetas; no vine a abolir, sino a dar cumplimiento.”Mateo 5:17

¿Acaso no es claro? ¿Qué parte de esto necesita interpretación?

Aplicación práctica: ¿A quién servimos realmente?

En tiempos de confusión, el llamado es a tomar postura. ¿Seguiremos como Bilam, aparentando obediencia mientras anhelamos lo que el mundo ofrece? ¿O actuaremos como Pinjás, que con celo santo defendió la santidad de Yehováh?

“No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Mateo 6:24

Esta época no es para ser neutrales ni cobardes. Estamos rodeados de corrupción moral, espiritual y cultural. ¿Guardaremos silencio mientras marchan los desfiles del orgullo, los falsos profetas se enriquecen y los valores bíblicos se pisotean?

Volvamos a la obediencia radical

Bilam fue un hombre dotado de dones, pero terminó en desgracia porque su corazón no fue íntegro ante Yehováh. Que no nos ocurra lo mismo. La obediencia no se negocia. Volvamos a los caminos antiguos, a la Toráh, y escuchemos al verdadero Mesías: Yeshúa, el Hijo obediente.

“Así dice Yehováh: paraos en los caminos y mirad, preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.”
Jeremías 6:16

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