Para los seguidores de Yeshúa, el Camino, Yom Kippur es una gran oportunidad para hacer un autoevaluación o auditoría seria y concienzuda y para ver como ha sido nuestro caminar.
El Séptimo mes del calendario de Yehováh – inicia con la celebración de Yom Truá, – Día de Trompetas (o de aclamación) y diez días después llegamos a Yom Kippurim – día de las Expiaciones.
La creencia del judaísmo
El nombre más común para este período de diez días, es Aseret Yemei Teshuváh ó Diez Días de Arrepentimiento. La tradición judía considera que Yom Truá es un día de juicio cuando Dios abre Su libro, examina las obras o acciones de su pueblo, y decide quién vivirá y quién morirá; o quién tendrá una buena vida, y quién la tendrá llena de problemas en el año siguiente. Si bien el judaísmo considera que Dios hace tal decreto sobre la vida de cada quién ese primer día del Séptimo mes, tal decreto no es sellado o confirmado en el Libro de la Vida hasta Yom Kippur.
El día de Yom Kippur, tienen un servicio religioso de cierre que se llama Nillah, lo cual significa “el cierre de la puerta”.
La tradición judía sostiene que hasta este último momento, es posible arrepentirse y orar por la misericordia de Yehováh para que el decreto, de ser desfavorable, sea cambiado. De hecho, se dice que el acceso a través de esta puerta nunca es más fácil que en las horas previas a Yom Kippur. Según sus creencias, este es un tiempo cuando los cielos están abiertos de par en par. Pero al llegar el crepúsculo y finalizar el ayuno de Yom Kippur, la puerta se cierra y el juicio (el decreto) se sella y ya no puede ser cambiado.
Vale la pena afirmar que todo lo anterior no se encuentra de manera explícita en la Torá o en el Tanaj (Antiguo Testamento) y tampoco Yeshúa o sus discípulos hicieron referencia a tal cosa.
Qué nos dice el Brit Jadasháh (Nuevo Testamento)
Yeshúa declaró que Él es la puerta de entrada de Sus ovejas. Esa Puerta está abierta durante todo el año para aquellos que quieran entrar a través de Él para tener acceso al Padre.
“Yo soy la puerta; todo el que entra por mí, será salvo” (Juan 10: 9)
Para entender lo que Yeshúa quiso decir con esto, reflexionemos sobre el propósito de las puertas: Ellas nos dan acceso a lugares distintos del que nos encontramos; para llegar al otro espacio, cruzamos por la puerta. De manera similar, es a través de Yeshúa, que obtenemos acceso desde este lado de la vida, al otro lado donde habita nuestro Padre Eterno Yehováh:
‘Yo soy el camino, la verdad y la Vida; nadie puede venir al Padre, sino por mí.
Juan 14:6
Una puerta también proporciona un camino a través de una barrera. Nuestras injusticias nos hacen merecedores de una separación (muerte) eterna de nuestro Padre; pero a través de Yeshúa, tanto judíos como gentiles tenemos acceso a Él. Por eso Yeshúa declaró:
Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, de ningún modo morirá eternamente. Juan 11.25-26
Por todo lo anterior, quienes hemos tenido un encuentro genuino con Yeshúa, poseemos la certeza incontrovertible, de que nuestras injusticias, o pecados, o errores o fracasos, han sido perdonados y no tenemos que esperar a ver si Dios nos extiende otro año de vida en Yom Kippur.
Para nosotros, los seguidores de Yeshúa, el Camino, ese día es una gran oportunidad para hacer una autoevaluación o auditoría seria y concienzuda; para ver como ha sido nuestro caminar. Es un tiempo que nos regala nuestro Padre para hacer un alto en nuestra carrera por la vida, detenernos y revisar nuestro comportamiento a la luz de Su Palabra (Torá).
Como resultado deberá haber reparación de las relaciones que hayamos roto o deteriorado; deberá haber restitución de lo que hayamos defraudado: Piensa ¿a quién le debes honra? ¿a quién hay que devolverle algo material? ¿a quien le debes demostraciones de afecto o amor? ¿a quién le quedaste debiendo unas: “gracias” o favor y está esperando por tu respuesta?
De eso se trata Yom Kippur. Ciertamente (como diría Pablo), ese día es un gran regalo que debemos aprovecharlo para buscar una intimidad mayor con nuestro Padre y con nuestro Señor Yeshúa, para exponernos a su luz de manera que hasta los rincones más ocultos de nuestra vida, y que no conocemos, sean alumbrados para limpiarlos y sacar todo lo que no debe estar allí.
Deseo que tengas un Yom Kippur diferente este año. Shalom.