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La Septuaginta – La Primera Traducción de la Torá

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Videoblog

La Palabra Septuaginta (abreviada simplemente LXX) se refiere a la cantidad de traductores involucrados en traducir la Torá al griego (redondeado a 70, aunque en realidad fueron 72). 

Hoy en día la Biblia hebrea, la Torá, existe publicada en cientos de lenguas y dialectos alrededor del mundo. Pero hubo un tiempo cuando la Torá existía solamente en hebreo. Y no sólo eso, las autoridades religiosas judías hubieran considerado una aberración traducir la Torá a cualquier otro idioma, ya que hay innumerables palabras y expresiones hebreas que no pueden traducirse o entenderse fuera del contexto lingüístico y cultural del medio oriente antiguo.

Hay un pasaje en el Talmud que cuenta la historia del evento cuando la Torá fue traducida por primera vez, lo cual sucedió en el siglo 3 AEC (Antes de la Era Común), catalogándolo como “un día tan siniestro para Israel como aquel en el que se hizo el becerro de oro, ya que la Torá no se pudo traducir con precisión”. Esta historia tiene un paralelo en la famosa Carta de Aristeas que veremos más adelante.

Del Tratado de Sofrim, capitulo 1:

Sucedió que el rey Tolomeo reunió a setenta y dos ancianos y los colocó en setenta y dos habitaciones [separadas] sin decirles la razón por la que los había reunido. Luego fue a cada uno de ellos y le dijo: “Escribe para mí [una traducción de] la Torá de Moisés tu maestro”. El Omnipresente los inspiró y la mente de todos era idéntica, de modo que cada uno por su cuenta escribió la [misma traducción de la] Torá, introduciendo [las mismas] trece alteraciones de la siguiente manera […]

Esta, por supuesto, es la postura según la tradición judía. Pero es un hecho verificable que sí hay diferencias entre la Torá hebrea y la traducción griega.

Muchas de estas discrepancias pueden apreciarse también en los escritos del Nuevo Testamento, lo cual llevó a muchos académicos a concluir que los apóstoles se basaron en la traducción griega de la Septuaginta cuando escribieron los Evangelios.

Contexto histórico

La influencia del imperio griego y la Elenización del pueblo judío y el Mediterráneo es bien conocida. Además, había un gran porcentaje de judíos que vivía en Egipto, particularmente en la ciudad griega de Alejandría. A pesar de que no existen registros de censos en el período griego, es un hecho establecido que durante el período romano más del 30% de la ciudad era judía.

Todos estos judíos hablaban griego y lo utilizaban como una lengua primaria en esa cultura. La biblioteca de Alejandría (más tarde quemada por los Romanos), poseía cientos de miles de copias de manuscritos con toda la sabiduría del mundo conocido en la antigüedad. Muchos de los grandes pensadores judíos de esa época fueron instruidos en Alejandría, incluidos Flavio Josefo, Filón y Ben Sirá (autor del libro de Eclesiástico – Escuchar programa aquí).

Entre todas esas obras que contenían el conocimiento del mundo, existía una que no había sido traducida hasta el momento, pero era muy popular dentro de la cultura judía; La Torá. Y este es el contexto en el que se genera la famosa Carta de Aristeas.

La Carta de Aristeas

Esta carta, a pesar de que sus manuscritos más antiguos datan del siglo XI, es citada en gran parte en las obras de Josefo y Filón, además de tener un paralelo con la historia talmúdica citada al comienzo de este artículo. Fue escrita supuestamente por Aristeas, un funcionario de la corte de Tolomeo II (285-246 a. C.) y fue dirigida a su hermano Filócrates. 

De acuerdo con la carta, Tolomeo, deseando tener una versión griega de las leyes judías para la Biblioteca de Alejandría, pidió al sumo sacerdote de Jerusalén que le enviara expertos reconocidos para realizar la traducción. Este le respondió enviándole 72 eruditos.

De acuerdo a la carta, cuando los traductores llegaron a Alejandría, el rey lloró de alegría y durante siete días les planteó preguntas filosóficas, cuyas sabias respuestas se relatan en su totalidad en la carta. Los 72 traductores completaron su tarea en exactamente 72 días y los judíos de Alejandría, al oír leer la Ley en griego, solicitaron copias y maldijeron a cualquiera que cambiara la traducción. Luego, el rey recompensó generosamente a los traductores y los envió de regreso a casa.

Conclusión

A pesar de los relatos extraordinarios narrados en la Carta de Aristeas y en el Talmud y las disputas académicas al respecto, no cabe duda de que la Septuaginta es una de las traducciones más relevantes en la historia de las Escrituras, ya que fue la primera, y tuvo un increíble impacto cultural, no sólo en aquella época para toda la comunidad judía, sino también para el mundo gentil desde entonces, influenciando no sólo la manera en que el mensaje de Yeshúa se expandió por el mundo antiguo, sino también facilitando el conocimiento de la Torá y las Escrituras hebreas en el mundo actual.

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Se Necesita la Valentía de los Macabeos Para Luchar Contra el Sistema

Estamos tan desconectados de nuestras raíces, que no sabemos de dónde venimos, ni si tiene sentido la religión que nuestros padres nos enseñaron…

La historia de Janucá ya es conocida, y tenemos varios artículos y programas de radio que cuentan los detalles en materia histórica. Personalmente, siempre me gusta considerar cómo una historia bíblica, o en este caso, del pueblo judío, se puede trasponer a mi propia vida.

Sabemos que Los Macabeos fueron una familia de valientes guerreros que se levantaron frente a los opresores griegos, quienes querían privarlos de conmemorar las tradiciones ancestrales del pueblo de Israel. Muchos judíos cedieron ante la presión del gobierno imperial, y muchos más fueron seducidos por la modernidad y la tecnología helenística.

Hoy recordamos ese pasado remoto como una historia legendaria que permitió la supervivencia del pueblo judío y fue fundamental para el Israel previo a la llegada de Yeshúa. Pero, ¿que podemos aprender de estos valientes personajes de leyenda, para que podamos relacionarlo con nuestras vidas actuales y circunstancias temporales?

Hay que tomar en cuenta, y poner en claro, que los griegos tuvieron control de Israel desde los tiempos de Alejandro Magno, alrededor del 330 AC, ¡150 años antes de la rebelión de Los Macabeos! La diferencia fue que Alejandro les permitió a los judíos continuar con sus prácticas y servicios en el templo sin impedimentos; de hecho, el tenía buena relación con el liderazgo judío y respetaba la religión y libertad de culto. Los judíos en aquella época no consideraron que era necesario rebelarse en ningún momento. Los Macabeos comenzaron con el gran levantamiento solo cuando fueron forzados a dejar de celebrar sus tradiciones y el servicio del Templo se vio afectado.

Pasemos a nosotros y los tiempos actuales. Nacimos dentro de una época, una cultura, un sistema económico y un gobierno que no elegimos. Estamos tan desconectados de nuestras raíces, que no sabemos de dónde venimos, ni si tiene sentido la religión que nuestros padres nos enseñaron, o si son verdad las cosas que nos enseñan en la escuela, o las que nos dice un médico. Gobernadores y presidentes continúan expandiendo su poder a través de órdenes ejecutivas, mientras el pueblo oprimido sufre en su impotencia. ¿Si Los Macabeos viviesen hoy en día, se hubieran levantado ya?

Algunos dirán: “Tal vez está bien que los gobiernos controles todas esas cosas“; “todavía tenemos nuestras libertades religiosas”. Pero el problema es que no es seguro que todavía las tengamos. Obviamente, las leyes cambian de país en país, pero en la mayoría de los países en Latinoamérica por ejemplo, uno tiene que vacunar a sus hijos para enviarlos a la escuela. Uno puede argumentar que la vacunación va en contra de nuestros principios religiosos, ya que tiene ingredientes que son tóxicos al organismo (que es nuestro Templo) y muchas de ellas tienen ingredientes cuyo consumo se opone a las leyes dietéticas de la Torá, como pueden ser las células del tejido de los riñones de un mono o del tejido celular de un bebé abortado.

Pero en la mayoría de los países, las leyes decretadas por el Estado tienen precedencia sobre nuestras creencias religiosas. “Al que no le guste“, dirán, “que no envíe sus hijos a la escuela“. El problema es que luego encontramos leyes que prohiben educar a nuestros hijos en casa también. El asunto es de no acabar…

Estos últimos años, con la “pandemia“, les permitimos a nuestros gobiernos encerrarnos en nuestras casas, decirnos qué días podíamos salir y por cuanto tiempo, y con cuántas personas nos podíamos encontrar. Ordenaron que incluso las iglesias y sinagogas cerrasen. No importó si tenemos que celebrar Pésaj o Sucot (y estoy hablando ahora, con el gobierno de ISRAEL en mente, ya que hicieron exactamente eso para las Fiestas). Podemos tal vez, ¿considerar eso como un atentado a nuestras libertades religiosas?, ¿o todavía no?

¡¡¡Pues claro que sí!!!

Por la razón que fuere, en algún momento de la historia, el poder político tomó precedencia sobre las convicciones religiosas, y el problema es que no hubo ningún valiente que se levantara en contra de las normas ‘políticamente correctas’ de entonces. ¡Pero nunca es demasiado tarde!. Es nuestra responsabilidad en cada generación, educar a nuestros hijos y dar el ejemplo de integridad. Hemos puesto a la religión en una pequeña caja y no nos hemos dado cuenta de que los principios contenidos en las Escrituras que tanto veneramos no son palabras muertas que se leen en la congregación una vez por semana, sino  que son leyes morales por medio de las cuales debemos regir cada aspecto de nuestras vidas; son el Pacto Eterno que debemos estar dispuestos a defender con nuestras vidas.

En este momento puede que no exista una milicia organizada como la de Los Macabeos, para luchar contra la injusticia y opresión religiosa a nuestro alrededor, pero es nuestra responsabilidad luchar contra la injusticia y opresión religiosa en nuestra propia vida, y la de nuestras familias.

Los Macabeos no esperaron a que el Mesías llegase de los cielos para salvarlos, a pesar de que oraban y pedían al Todopoderoso por fuerzas antes de cada batalla. Ellos tomaron acción frente a la injusticia. De la misma manera, debemos juntar valor y tener la tenacidad para luchar contra las fuerzas opresoras tanto espirituales, como físicas de nuestros días.

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La Verdadera Razón de la Celebración de Sucot

A duras penas los creyentes de hoy en día pueden “sobrevivir” el pasar unos días en una Sucá (tienda o enramada)

La Fiesta de Sucot es una Fiesta del Creador en la que nos se nos ordena regocijarnos. Pero nos es dada una razón en particular, por la cual debemos celebrarla:

En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, 43 para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto.

Levítico 23:42

El modo de celebración de esta Fiesta está dedicado a evocar el tiempo en que el pueblo de Israel moró en el desierto por espacio de 40 años… ¿Qué nos quiere enseñar el Creador a través de esto? ¿Cuáles son las temáticas que caracterizaron este período de tiempo en la historia de nuestro pueblo?

Los Viajes por el Desierto

A duras penas los creyentes de hoy en día pueden “sobrevivir” el pasar unos días en una Sucá (tienda o enramada), ¿pueden imaginarse cómo habríamos de reaccionar si debiésemos pasar si quiera un mes en el desierto (o incluso cualquier otro clima), con provisiones limitadas y sin saber con certeza cuál es nuestro rumbo ni cuánto tiempo falta hasta nuestro arribo?

Seguramente no fue fácil para aquellos israelitas de la antigüedad transitar aquellas peripecias tampoco. De hecho, sabemos que nuestros ancestros pasaron muchísimas pruebas y tribulaciones durante ese período. Incluso toda esa generación murió en el intento (salvo Josué y Caleb). Pero resulta interesante la razón específica que se nos da, respecto al porqué este lapso en el desierto; el ínterin entre la liberación de la esclavitud y la llegada a la Tierra, fue necesario, desde el punto de vista del Creador:

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Yehováh tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientosY te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Yehováh vivirá el hombre.

Deut 8:2-3

Así es. Lo que nosotros juzgamos como algo negativo es considerado no sólo como algo positivo por el Creador, sino como algo necesario. Debemos recordar que este período en la historia de nuestro pueblo no fue sólo un evento histórico. Fue un proceso por el cuál el Todopoderoso fortaleció la fe de Israel y se hizo manifiesto a través de las pruebas y obstáculos. Y si nos es ordenado conmemorarlo no es sólamente por sus características históricas, sino porque tiene una relevancia para nosotros hoy en día.

¿Cómo actuaríamos y nos comportaríamos si tuviésemos presente que cada prueba y obstáculo con que nos enfrentamos es enviado por nuestro Creador para hacernos más humildes y fomentar el crecimiento de nuestra fe?

La Sucá de los Salmos

El tiempo en el desierto es también una representación simbólica de lo que consideramos el tiempo de la tribulación. Notemos que el Rey David utilizó la simbología de la sucá para representar un lugar de protección divina en tiempos de tribulación.

Porque él me esconderá en su tabernáculo (sucá) en el día del mal (tribulación);

Me ocultará en lo reservado de su morada;

Salmo 27:5

Mientras meditamos en estos días acerca del significado más profundo de esta Fiesta, tengamos presente que no importa a través de cuáles tribulaciones estemos pasando ahora, o qué tan grandes sean aquellos problemas que han de venir, tendremos la protección divina de Su Sucá, Su Tabernáculo, hasta llegar a la redención en Su Tierra prometida.

¡Jag Sameaj!

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T’shuvá – Los 40 días de ‘retorno’ al Creador

Audioblog

T’shuvá (תְשוּבָּה) es la palabra hebrea para “arrepentimiento”. 

Hay un período de 40 días entre el primer día del sexto mes bíblico y el décimo día del séptimo mes. Estos 40 días son llamados los “días de arrepentimiento” en la tradición judía.

El 40, es un número emblemático en las Escrituras:

  • 40 días de lluvia en el diluvio en tiempos de Noé,
  • 40 años en el desierto luego de salir de Egipto,
  • 40 días que Moisés envía a los espías a la Tierra de Canaán,
  • 40 días de arrepentimiento en Nínive, en tiempos de Jonás,
  • 40 días de la tentación de Yeshúa en el desierto, y
  • 40 días de ayuno en los que Moisés estuvo en la cima del Monte Sinaí.

De hecho, Moisés ascendió repetidas veces al Monte Sinaí, dos de ellas por un período de 40 días, sin comida ni bebida. De acuerdo a la tradición (y encaja bastante bien con la secuencia temporal bíblica), la última vez que el ascendió, hubiese sido en los 40 días previos a Yom Kipur, justamente para expiar por el gran pecado de Israel con el becerro de oro.

Estos son los llamados “días de arrepentimiento”. No constituye un mandamiento bíblico, pero tienen sentido. Yom Kipur es un día solemne. El día más santo del año. El único día del año en que el sumo sacerdote ingresaba en el Lugar Santísimo. ¿Cómo crees que era su preparación para ese día? ¿Cómo deberíamos prepararnos nosotros para ese día?

Yeshúa enseñó a orar diciendo “perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. En otra ocasión Yeshúa exhortó a la gente a “arreglarse con su hermano, antes de traer la ofrenda”.

Tal vez comiences ahora a entender hacia dónde me dirijo con todo esto. A menudo, 30 minutos antes de Yom Kipur no es el mejor momento para ponerse a pensar en: a quién ofendimos y con quien debemos “saldar cuentas” antes de reunirnos con el Padre. Necesitamos un tiempo de preparación. Es muy importante ser conscientes de que el tiempo se acerca. Esta es la única razón por la cual existe el calendario bíblico. Para ser conscientes del transcurso del tiempo y poder entrar en sincronía con los ciclos del Creador.

Volviendo a la palabra t’shuvá (תְשוּבָה), que dijimos que significa “arrepentimiento”, este no es su único significado. La palabra proviene de la raíz shuv (שוּב), que significa retornar ¡Esto nos ayuda a poner las cosas en perspectiva! ¿Qué significa arrepentirse? ¡Significa “retornar”! De hecho, incluso la palabra utilizada en el Nuevo Testamento para “convertirse” (a “la fe”), el llamado al arrepentimiento de Yojanán (Juan) el bautista, estaba asociado con la palabra t’shuvá.

La imagen del hijo pródigo me viene a la mente… arrepentimiento Y retorno al padre. De la misma manera, podemos utilizar estos días de t’shuvá previos a Yom Kipur, para nosotros también, retornar a nuestro Creador.

Yom T’ruá, el primer día del séptimo mes, es considerado también como el Día del Juicio, y los llamados 10 días temibles hasta Yom Kipur que es el día en que el juicio es ejecutado, o “sellado” para el año por venir. Este es el tiempo en que nuestras acciones son pesadas en la balanza por así decirlo. Un día que marca el final de un ciclo y el comienzo de otro. ¿Qué cosas debemos examinar en nuestra propia vida? ¿Qué cosas están causando que nos alejemos de Dios? ¿Qué cosas podemos cambiar para mejorar aspectos de nuestras vidas? ¿A quién le debemos pedir disculpas? ¿A quién debemos abrir nuestro corazón y perdonar?

Esa es la tarea de cada creyente en estos días, la cual no debe verse como una obligación ni un mandamiento, sino como una oportunidad de mejorarnos y crecer, más cerca de nuestro Creador.

Todos los profetas de Israel exhortaron al pueblo a hacer T’shuvá, a retornar al Creador. El mismo Evangelio del Reino predicado por Yeshúa y sus discípulos se basaba en esta misma premisa, de arrepentirse, de retornar.

 El profeta Ezequiel declaró que nuestro Dios no encuentra satisfacción en la destrucción del malvado. Es Su deseo que cada hijo pródigo se arrepienta de su maldad y retorne a Él. Está escrito:

si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá; no morirá. No le serán recordadas todas sus transgresiones que cometió; por la justicia que hizo vivirá.

Ezequiel 18:21-22
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¿Es la Tierra de Israel para los judíos?

¿Es el gobierno de Israel “santo”?

¡Por supuesto que no! ¿Cuál gobierno lo es?!

Mi experiencia en la tierra

Regresé de una visita a la Tierra de Israel hace tan sólo un par de días. Mi experiencia no es la de un turista, ya que viví en la Tierra por casi 10 años. Me crié como judío y estudié hebreo desde pequeño, aunque mi trasfondo haya sido mayormente secular. Habiendo llegado a la Tierra por primera vez en el 2005, no tenía sentimiento “sionista” (políticamente hablando) y hasta simpatizaba con la llamada “causa palestina”.

Viví en el 2007 por casi todo un año en la parte Este (palestina) de Jerusalén, hospedado en la casa de Ibrahim, un viejo musulmán sufí en el Monte de los Olivos. Interactuaba con la población árabe local hablando en hebreo sin temor alguno, en un lugar en donde la familia de la única casa judía en el poblado subía y bajaba de la montaña con seguridad armada.

Más tarde viví en Sderot, en donde mi tercer hijo nació. Un lugar en donde uno tiene sólo 15 segundos para encontrar refugio contra los misiles que son lanzados desde Gaza por Yihadistas radicales, una vez que comienzan a sonar el “tzeva adom” (alerta roja) por los altoparlantes públicos.

La política que divide siempre en dos, es una manera muy simplista en la que la gran mayoría de la población mundial busca comprender un problema que tiene muchas más matices, incluyendo históricas y espirituales.

La conexión del pueblo judío con la tierra

Dios puso al hombre que había creado para trabajar y cuidar de la Tierra. La conexión del hombre con la tierra va mucho más allá de cercanía e interacción. El hombre mismo proviene de la tierra (adam/adamá).

Abraham fue llamado y le fue otorgada la tierra, ahora más específica, de Canán. Después de varias generaciones y un exilio en Egipto, el pueblo de Israel se establecería en esta tierra en el período de la conquista, con Josué, hace más de 3400 años. Había allí otros pueblos, sí, y de acuerdo a la narrativa bíblica, el pueblo de Israel estaba ejecutando un castigo contra esas naciones malvadas.

Israel vivió a través de dos exilios: El Asirio, alrededor del 720 AEC, cuando las tribus del norte serían extraviadas de la historia de Israel, y el Babilónico, que incluyó la destrucción del Templo de Jerusalén en el 586 AEC, exilio que incluyó al ya denominado pueblo judío (mayoría de Judá), y se extendería por 70 años.

Luego de la reconstrucción del Segundo Templo y sobreviviendo al imperio griego helenístico, el pueblo judío sería exiliado de Jerusalén y el Templo destruido en el año 70 EC. Este es el famoso exilio de 2000 años que el pueblo judío sufrió como consecuencia.

Pero a pesar de serles prohibida la entrada a la ciudad por el Emperador Adriano en el segundo siglo y de sufrir grandes derrotas a rebeliones armadas en tiempos de Bar Kojba, el pueblo judío permaneció en la Tierra por varios siglos más, y de hecho, hay varios registros que demuestran que siempre permaneció un remanente en la Tierra, a través de todos los siglos.

Gran parte de la gente confunde la Tierra de Israel con el Estado judío fundado en 1948, sin embargo ya existían judíos retornando a la Tierra desde Europa a partir de la Edad Media. No sólo las víctimas de las famosas expulsiones de España y Portugal a fines del siglo XV, sino desde 500 años antes, con expulsiones de Mainz y la zona del Río Rin en el período de las persecuciones de las Cruzadas.

¿Qué hay del pueblo palestino?

El pueblo palestino moderno no tiene una identidad comunitaria ya que no posee una homogeneidad étnica ni una historia compartida, salvo la de enfrentarse con el movimiento sionista moderno desde comienzos del siglo XX. Los palestinos en la zona de Gaza son étnicamente egipcios, mientras que los de Cisjordania se relacionan más con los jordanos y  con tribus de Arabia. Esto no quiere decir, en mi opinión, que no tengan derecho de vivir en paz con sus familias en esa tierra, tal como lo han hecho por generaciones, especialmente cuando no están haciéndole daño a nadie.

Pero hay que entender que el término palestino es una palabra que proviene de Filistia, la antigua tierra en la zona mediterránea de Israel que alojaba a los filisteos, el pueblo archienemigo de Israel en tiempos antiguos. Es por esto que los romanos “re-bautizaron” a la Tierra con ese nombre durante el tiempo de las persecuciones de Adriano.

Habiendo estudiado la historia y dialogado con palestinos puedo decir que simpatizo con ellos, al mismo tiempo que creo con certeza que esa Tierra fue la entregada al pueblo de Israel con un propósito especial. Tal como lo es en las discusiones rabínicas; estas dos cosas no tienen que contradecirse mutuamente, sino que ambas pueden ser ciertas.

¿Qué sucederá en el futuro?

Lejos de intentar especular sobre profecías crípticas, prefiero enfocarme en el verdadero propósito de la existencia de Israel como nación. No sólo que cualquier judío tiene el derecho de retornar a la Tierra de Israel y contar con protecciones legales, sino que cualquier turista puede visitar y ver por sí mismo la historia pasada como cumplimientos proféticos presentes, al mismo tiempo que goza de un grado de seguridad y comfort, provisto por la infraestructura establecida por el Estado de Israel.

¿Es el gobierno de Israel “santo”? ¡Por supuesto que no! ¿Cuál gobierno lo es? Y aún más; el gobierno de Israel no fue “santo” desde el PRIMER gobernante (Saúl), ¿porqué debería esperar que se volvieran santos ahora? Desafortunadamente, ni siquiera la totalidad de los judíos en la Tierra creen en Dios y en Su Torá, pero una cosa sí es cierta; el pueblo judío vive en ese minúsculo pedacito de Tierra en particular, sólo porque fue otorgado a nuestros patriarcas de antaño, con el propósito de ser un pueblo apartado, una luz para las naciones, y que todo el mundo conozca al Creador del mundo. Puede que este sea un paso en la dirección del cumplimiento de las palabras de nuestros antiguos profetas. Y personalmente, un gran sentimiento de pertenencia y fortalecimiento de mi fe.