Dedicación del templo

Janucá – חֲנֻכָּה

Janucá se encuentra en la Toráh. ¿En serio?, dirán algunos. Si los Macabeos lucharon contra los griegos más de un milenio después de Moisés. Cierto, pero mucho antes de que los macabeos entraran en la historia o incluso de que el imperio griego existiese, el concepto de Janucá, de dedicación, ya existía.

La primera vez que esta palabra aparece en las Escrituras Hebreas es en Números 7:10 en donde se nos habla de la dedicación del altar (janukat haMizbéaj) en el tabernáculo en el desierto.

En el Segundo libro de Crónicas 7:9 se comenta sobre lo mismo pero ya estando en la tierra de Israel, cuando Salomón construyó el Templo:

Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar (janukat haMizbéaj) en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.

Estos siete días de dedicación, más el octavo día, hacen referencia a la Fiesta de Sucot, el tiempo en que el rey Salomón dedicó el Templo, tal como se registra en el libro de Reyes. El origen de los ocho días de Janucá está basado en el tiempo que se requiere para dedicar un altar; durante siete días se ofrecen sacrificios, y el octavo es un nuevo comienzo.

A los lectores seguramente les interesará saber que el séptimo desde Adam, Enoc, tenía por nombre Janoj (חנוך), que esta relacionado con la raíz de la palabra Janucá. Su nombre significa “dedicado”. Vemos que no es casualidad que su vida terminó cuando “Dios se lo llevó”, y desapareció.

Bíblicamente, es de suma importancia el tema de Janucá, de la dedicación. No solamente de un altar en un Templo construido por manos de hombres, sino la dedicación de nuestro templo personal que es nuestro cuerpo y por extensión, nuestras vidas. Y para exponer esta idea veamos cómo lo entendió Shaúl (Pablo) en Romanos 12:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a YHVH, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de YHVH, agradable y perfecta.

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Nombres Bíblicos: Benjamín – בִּנְיָמִין

Por Tzvi ben Daniel -

Cada nombre en hebreo tiene un significado. En Israel, hasta el día de hoy una persona nombra a su hijo o hija de acuerdo al significado del nombre, dándole así un propósito profético a su vida desde el momento de su nacimiento. Esta costumbre es contrastada en nuestra cultura por elegir nombres de acuerdo a como suenan o porque alguna celebridad tenía ese mismo nombre. La mayoría de la gente hoy en día no conoce ni siquiera el significado de su propio nombre.

Biniamino Benjamín, tal como es transliterado en español, tiene un significado muy especial. Cada uno de los 12 hijos de Ya’akov fue nombrado por sus madres, pero con Biniamin sucedió una historia muy peculiar. La familia iba de viaje desde el desierto del Negev hacia el norte, y Raquel estaba embarazada. Pasando por Efrat, justo al sur de Jerusalén, que es hoy en día Belén, Raquel necesitó dar a luz. En esos tiempos obviamente no había hospitales y un viaje tan largo podía ser demandante para la salud.

Raquel logró dar a luz, pero esto le costó su vida, y con su último aliento dio el nombre a su hijo: “el se llamará Ben Oní”, que significa “hijo de mi aflicción”. Ya’akov se estremeció al ver morir a su mujer delante de sus ojos. Pero luego decidió llamar a su hijo Biniamínque significa, “hijo de la diestra”. La diestra significa la mano derecha, y esta mano representa nuestro poder y autoridad, tal como el salmista dice “si te olvido Jerusalén, olvida mi diestra”. Sin nuestra diestra, perdemos nuestro poder y habilidad. Ya’akov no quiso que su hijo recuerde la “aflicción” de su madre moribunda cada vez que alguien lo llame. El decidió cambiar el destino profético de su hijo más pequeño, empoderándolo con el nombre Biniamín.

(Esta historia se encuentra en Génesis 35).

 

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(תֵבָה) Tevá – El arca

Por: Tzvi ben Daniel - 

 

¿Qué se le viene a la mente cuando le digo la palabra “arca” en español? En un contexto bíblico, puede que se imagine el arca de Noaj (Noé), o tal vez el arca del pacto. A menudo los traductores de la Biblia, así como cualquier otro traductor, debe escoger determinadas palabras para traducir una idea. Sin embargo, estas decisiones, a pesar de ser muy estudiadas por individuos capacitados, son subjetivas. A veces hay palabras hebreas que pueden significar 4 o 5 cosas distintas en español, así como también a veces sucede que hay 4 o 5 palabras diferentes en hebreo, para un solo concepto o palabra en español.

En este caso, la palabra tevá (תֵבָה) aparece por primera vez en Genesis 6:14, cuando el Todopoderoso le ordena a Noaj construir el arca para salvarse él y su familia del diluvio.
De aquí aprendemos que la palabra tevá está relacionada con una especie de bote o construcción acuática que brinda protección a los tripulantes.

Teniendo esto en cuenta, no es sorpresa que encontremos en las Escrituras que el “arca” del pacto no era una tevá. De hecho, la palabra aquí no está relacionada para nada con la palabra tevá. Es arón habrit (“arca” del pacto).

Por el otro lado, en donde sí tenemos otra tevá, es en Egipto, en los tiempos del bebé Moshéh (Moisés), cuando su madre construyó “una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea” (Éxodo 2:3). En este caso el traductor escogió la palabra “arquilla” en lugar de “arca”, para diferenciarla de aquel arca gigante construida por Noaj, a pesar de que ambas palabras en hebreo son tevá. Y podemos apreciar aquí también la conexión del significado esencial de la palabra; la tevá es utilizada en las aguas y está diseñada para preservar vidas.

Personajes Bíblicos

נֹחַ (Nóaj) – Noé

Por: Tzvi ben Daniel

Uno de los personajes más emblemáticos en las Escrituras Hebreas es el hombre que nació en la décima generación desde Adam; Nóaj, Noé. La palabra nóaj significa descanso. De esta raíz proviene el nombre del profeta Najum (Nahum) y el nombre del pueblo Kfar Najum (Capernaum), que conjugados de esta manera se relacionan con la palabra “consuelo”. El verbo menajem significa “consolar”. A pesar de que el “descanso” es físico, vemos cómo, cuando asociamos esta palabra con otras en las Escrituras, se aplica también a un descanso más allá de lo físico.

En Éxodo 20:11 se nos dice que Elohim descansó (va’inaj – וַיָּנַח) en el Shabat y en Genesis 8:4 se nos dice que el arca “descansó” (va’tanaj – וַתָּנַח) en el séptimo mes sobre las montañas de Ararat.

En Genesis 5:29 dice que Lamej (Lamec) el padre de Nóaj, nombro así a su hijo con la esperanza de que él “nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos”. De las palabras nos aliviará (ienajmenu – יְנַחֲמֵנוּ) es que proviene originalmente el nombre Nóaj.

Hay un hermoso versículo en hebreo en Genesis 6:8, en donde se nos dice que “Nóaj halló gracia ante los ojos de Yehováh”. La palabra para “gracia” es jen (חן), que son las mismas dos letras de la palabra Nóaj, pero al revés. Tan solo una de las perlas de esta hermosa y divinamente inspirada lengua hebrea.

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נָחָשׁ (Najash) – La Serpiente

[fusion_text]Por Tzvi ben Daniel –

La palabra Najash aparece en el tercer capítulo del libro del Génesis para designar al animal “más astuto” de los que fueron creados por Yehováh. Este animal, es conocido en español como la serpiente. Fue la serpiente quien engañó a Javá (Eva) para que comiese del fruto prohibido y posteriormente fue castigada por el Creador.

Desde una perspectiva biblica, la serpiente en sí, no es vista como un elemento inherentemente malo, o satánico. De hecho, si nos trasladamos algunos milenios en el futuro desde este episodio del Jardín del Edén, veremos que la serpiente-Najash aparece como un símbolo de poder en las manos de Moshéh, cuando retorna a Mitsráyim (Egipto) y confronta al Faraón (Éxodo 4:3; 7:15).

Más adelante, la Najash se convierte en el símbolo de sanación para el pueblo de Israel cuando Moshéh hace una serpiente de bronce (najash nejóshet) y la pone arriba de un asta, para que aquellos del pueblo que habían sido mordidos por las serpientes ardientes, la miraran y fuesen sanados (Números 21:9).

Por último, esta misma imagen de sanación fue la que utilizó Yeshúa cuando dijo que “como Moshéh levantó la serpiente (Najash) en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”.[/fusion_text]

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דַעַת (da’at) – Conocimiento

La primera vez que vemos esta palabra es en Génesis 2:9 en donde dice:

Y Yehováh Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia (da’at) del bien y del mal.
 
Daat no significa lo que se conoce hoy como ciencia, sino mas bien el “conocimiento experimental de algo o alguien”. La palabra da’at proviene del verbo hebreo yadá (ידע) que significa “conocer”, pero no en un sentido superficial o intelectual, sino en un sentido profundo e incluso íntimo en ciertas ocasiones, como vemos en Génesis 4:1
conoció (yadá) Adám a su mujer Hava.
 
Lo que llamamos conocimiento hoy en día, está relacionado con el aprendizaje intelectual y repetición memorizada de un tema específico. En la mente hebraica, el da’at tiene más que ver con la aplicación práctica de ese aprendizaje.
El profeta Oshe’a (Oseas) nos habla del peligro de no tener este tipo de conocimiento:
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (da’at). Por cuanto desechaste el conocimiento (da’at), yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley (Toráh) de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6
Estas duras palabras de exhortación del profeta, nos alientan a buscar aquel conocimiento que va más allá de lo intelectual. Cualquier persona puede aprender los Mandamientos o memorizar versos de las Escrituras, pero el verdadero conocimiento que evitará que seamos destruidos, proviene de vivir aquello que aprendimos como verdad.

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יֹום הַכִּפֻּרִים – Yom haKipurim 

Por: Tzvi ben Daniel

Probablemente haya notado en el título que se menciona Yom haKipurim, en plural, en lugar de  la manera más utilizada Yom Kipur, en singular. Esto es porque en Levítico 23:27, cuando dice que “el día de expiación”, en hebreo está en plural, y por eso sería mejor traducido como expiaciones, ya que había más de un pecado y más de un pecador entre los hijos de Israel (y entre nosotros hoy en día).
Pero lo más interesante es el significado de la palabra kipur en el hebreo. Si trazamos la raíz hasta la primera vez que esta palabra aparece, es en Genesis 6:14, donde Yehováh instruye a Noé acerca de cómo construir el arca:

Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás (kafar) con brea (kofer) por dentro y por fuera.

כָּפַר

El verbo kafar, de donde proviene la palabra kipur, es traducido como calafatear, que significa literalmente cubrir. Preste atención como el material con el que se realiza esta cobertura (brea en español) está también relacionado con la misma raíz.

Así es, Yom haKipurim (o Yom Kipur) sería mejor traducido como el “día de las coberturas”. ¿Y Qué es lo que se está cubriendo? Nuestros pecados. Nuestras transgresiones. ¿Cómo son cubiertas? De la única manera que fue provista en la Torá: con sangre. Ya que la vida está en la sangre y vida es lo que estamos perdiendo cuando pecamos, ya que el pecado trae muerte.

Y para compartirles la perfección de la lengua hebrea y del plan celestial… ¿Cuál era el lugar en donde se vertía la sangre del cabrito sacrificado en Yom Kipur? En el kodesh kodashim, el ‘santo de los santos’, o el lugar santísimo según Reina. El lugar donde el cohén gadol (sumo sacerdote) ingresaba sólo una vez al año. El lugar en donde se encontraba el Arca de la Alianza. Esta Arca tenía lo que se llama el propiciatorio. Sobre este se vertía la sangre del sacrificio (Levítico 16:14). Y la palabra hebrea para propiciatorio es:  kaporet.

כָּפֹּרֶת

Esta palabra está también relacionada con kipur y el concepto de cubrir. Este kaporet cubría el arca del pacto, y también era un instrumento por medio del cual el Todopoderoso cubría nuestras transgresiones en el día más santo del calendario hebreo.

Shabat

שַׁבַּת – Shabat

Por: Tzvi ben Daniel  –

El Shabat es el primero de los tiempos señalados que se menciona en Levítico 23, antes que cualquier otra Fiesta. Su importancia es primordial ya que sucede más que cualquier otro tiempo señalado: una vez cada siete días, más de cincuenta veces al año.

Como sabemos, el Shabat no fue dado en el Monte Sinaí, sino que viene desde la creación misma. Yehováh lo estableció como un patrón a seguir y lo ejemplificó en el séptimo día cuando terminó su obra.

Gen 2:2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.

Presta atención a las siguientes conexiones en el hebreo:

  • Para comenzar, la palabra Shabat está relacionada con la palabra “séptimo” (shvi’í).
  • La palabra “reposar” (va’ishbot) es una conjugación de la palabra Shabat. Es por eso que llamamos al Shabat el día de reposo.
  • Por último, y más importante, la palabra Shabat, viene de la raíz hebrea shav que significa retornar

Con este entendimiento, podemos concluir que el Shabat es una contraparte de los días de la creación; en el proceso creativo, Yehováh se expresa y produce una fuerza activa de expansión. Y en el Shabat, Él pausa, y todo retorna a Él.
Es por eso que el reinado milenial del Mesías es entendido como un tiempo de restauración, un Shabat para el mundo. Un período en el que todo retornará a Él.

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זֶרַע – La semilla

Una semilla en suelo fértil y la descendencia de un hombre. Ambas expresiones tienen una raíz común en el hebreo: la palabra zera (זֶרַע).

Zera significa semilla y aparece por primera vez en las escrituras en Genesis 1:11:

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla (zera); árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 

La semilla es el componente esencial de las plantas para poder reproducirse. Tiene toda la información genética necesaria para poder producir una planta o un árbol, que a su vez, cuando madure y produzca fruto, producirá una planta o árbol exactamente igual a sus antecesores.

Es por eso que, bíblicamente hablando, cada hombre posee zera dentro de sí. Este es el mecanismo por el cual el ser humano, tal como las plantas y los animales, se reproduce.

Es por esto que la descendencia de un hombre es llamada también zera.

Génesis 15:5: (Yehováh) lo llevó fuera (a Abraham), y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu zera (tu descendencia).

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El Alfarero y la Vasija


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