Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo

Las Fiestas de Otoño de Yehováh nos recuerdan que, así como la lluvia cae en su tiempo para dar vida a la tierra, también Su Palabra trae bendición y abundancia a quienes le obedecen.

Estamos a las puertas de las Fiestas de Otoño de Yehováh, un tiempo de refrigerio espiritual en el que recordamos la promesa del Padre de enviar la lluvia en su debido momento, siempre que su pueblo guarde sus mandamientos:

“Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Yehováh vuestro Dios y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” Deuteronomio 11:13-14

La fidelidad a sus instrucciones trae consigo bendiciones que alcanzan todas las áreas de la vida:

“Bendito serás en la ciudad y en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, de tu tierra y de tu ganado… Bendito en tu entrar y bendito en tu salir. Yehováh derrotará a tus enemigos… Te abrirá su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda obra de tus manos… Te pondrá por cabeza y no por cola, si obedecieres los mandamientos de Yehováh tu Dios.” Deuteronomio 28:3-14

El profeta Joel, hablando de los últimos tiempos, relaciona directamente estas promesas con las Fiestas de Otoño. Después del toque de trompeta en Sión (Yom Teruá – Joel 2:1) y del arrepentimiento sincero con ayuno, llanto y lamento (Yom Kipur – Joel 2:12), vendrá un tiempo de gozo y abundancia en la presencia de nuestro Dios, porque Él hará descender la lluvia temprana y la tardía como al principio (Sucot – Joel 2:23).

Moisés mismo comparó la instrucción de Yehováh con esa lluvia vivificadora:

“Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como llovizna sobre la grama, y como gotas sobre la hierba.” Deuteronomio 32:2

Isaías explicó el propósito de esa lluvia celestial:

“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir… así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Isaías 55:10-11

Y finalmente, Habacuc anticipa el cumplimiento de todo esto:

“La tierra será llena del conocimiento de la gloria de Yehováh, como las aguas cubren el mar.” Habacuc 2:14

Seamos, pues, fieles a Yehováh, apartémonos de nuestros malos caminos y confiemos en que Él hará llover sobre nuestra tierra. Entonces todas las naciones sabrán que Yehováh está en medio de su pueblo, que Él es nuestro Dios y no hay otro. ¡Nunca más seremos avergonzados!

¡Feliz Fiesta de Tabernáculos!


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