Cuando la Vista reemplazó a la fe

Números 13:1 – 15:41
Parashá Shelaj Leja

A su regreso, los 12 espías dan su reporte a Moisés

Rebeldes sin causa y sin tierra

Yehováh ordena a Moshé enviar espías a explorar Canaán. Al regresar, diez de ellos desaniman al pueblo con un informe negativo, provocando temor y rebelión. Sólo Caleb y Yehoshúa confían en la promesa divina. Como castigo por la incredulidad, Israel vagará cuarenta años por el desierto. El pueblo intenta luego conquistar la tierra por su cuenta, sin éxito. Yehováh establece leyes sobre sacrificios, el tzitzit como recordatorio de los mandamientos, y castiga a un transgresor del Shabat, reafirmando la necesidad de obedecer.

El Texto de la Biblia RVAH

Encuentra aquí las lecturas completas de la Torá, la Haftará (Profetas) y los Evangelios correspondientes a esta parashá, en la versión Reina-Valera-Hebraica, actualizada con los nombres de Yehováh y Yeshúa.

13

1Y Yehováh habló a Moshé, diciendo: 2Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. 3Y Moshé los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Yehováh; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. 4Estos son sus nombres: De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur. 5De la tribu de Simeón, Safat hijo de Horí. 6De la tribu de Y'hudah, Caleb hijo de Jefone. 7De la tribu de Isacar, Igal hijo de Yosef. 8De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun. 9De la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú. 10De la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi. 11De la tribu de Yosef: de la tribu de Manasés, Gadi hijo de Susi. 12De la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali. 13De la tribu de Asher, Setur hijo de Mikjael. 14De la tribu de Naftalí, Nahbi hijo de Vapsi. 15De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui. 16Estos son los nombres de los varones que Moshé envió a reconocer la tierra; y a Oseas hijo de Nun le puso Moshé el nombre de Y'hoshua.

17Los envió, pues, Moshé a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, 18y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; 19cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; 20y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.

21Y ellos subieron, y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat. 22Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. 23Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos. 24Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.

25Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. 26Y anduvieron y vinieron a Moshé y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. 27Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. 28Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.

30Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moshé, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. 31Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

14

1Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. 2Y se quejaron contra Moshé y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! 3¿Y por qué nos trae Yehováh a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?

4Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto. 5Entonces Moshé y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. 6Y Y'hosua hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, 7y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. 8Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9Por tanto, no seáis rebeldes contra Yehováh, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Yehováh; no los temáis. 10Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.

Pero la gloria de Yehováh se mostró en el Tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel, 11y Yehováh dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos? 12Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos.

13Pero Moshé respondió a Yehováh: Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; 14y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Yehováh, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Yehováh, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego; 15y que has hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo: 16Por cuanto no pudo Yehováh meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el desierto. 17Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo: 18Yehováh, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos. 19Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.

20Entonces Yehováh dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. 21Mas tan ciertamente como vivo Yo, y mi gloria llena toda la tierra, 22todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, 23no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá. 24Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión. 25Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto, camino del Mar Rojo.

26Y Yehováh habló a Moshé y a Aarón, diciendo: 27¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan? 28Diles: Vivo yo, dice Yehováh, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. 30Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Y'hoshua hijo de Nun. 31Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis. 32En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. 33Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. 34Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo. 35Yo Yehováh he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán.

36Y los varones que Moshé envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país, 37aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Yehováh. 38Pero Y'hoshua hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra.

39Y Moshé dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho. 40Y se levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Yehováh; porque hemos pecado. 41Y dijo Moshé: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Yehováh? Esto tampoco os saldrá bien. 42No subáis, porque Yehováh no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos. 43Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a seguir a Yehováh, por eso no estará Yehováh con vosotros. 44Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Yehováh, y Moshé, no se apartaron de en medio del campamento. 45Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma.

15

Yehováh habló a Moshé, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy, 3y hagáis ofrenda encendida a Yehováh, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Yehováh, de vacas o de ovejas; 4entonces el que presente su ofrenda a Yehováh traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con la cuarta parte de un hin de aceite. 5De vino para la libación ofrecerás la cuarta parte de un hin, además del holocausto o del sacrificio, por cada cordero. 6Por cada carnero harás ofrenda de dos décimas de flor de harina, amasada con la tercera parte de un hin de aceite; 7y de vino para la libación ofrecerás la tercera parte de un hin, en olor grato a Yehováh. 8Cuando ofrecieres novillo en holocausto o sacrificio, por especial voto, o de paz a Yehováh, 9ofrecerás con el novillo una ofrenda de tres décimas de flor de harina, amasada con la mitad de un hin de aceite; 10y de vino para la libación ofrecerás la mitad de un hin, en ofrenda encendida de olor grato a Yehováh.

11Así se hará con cada buey, o carnero, o cordero de las ovejas, o cabrito. 12Conforme al número así haréis con cada uno, según el número de ellos. 13Todo natural hará estas cosas así, para ofrecer ofrenda encendida de olor grato a Yehováh. 14Y cuando habitare con vosotros extranjero, o cualquiera que estuviere entre vosotros por vuestras generaciones, si hiciere ofrenda encendida de olor grato a Yehováh, como vosotros hiciereis, así hará él. 15Un mismo estatuto tendréis vosotros de la congregación y el extranjero que con vosotros mora; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros, así será el extranjero delante de Yehováh. 16Una misma ley y un mismo decreto tendréis, vosotros y el extranjero que con vosotros mora.

17También habló Yehováh a Moshé, diciendo: 18Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra a la cual Yo os llevo, 19cuando comencéis a comer del pan de la tierra, ofreceréis ofrenda a Yehováh. 20De lo primero que amaséis, ofreceréis una torta en ofrenda; como la ofrenda de la era, así la ofreceréis. 21De las primicias de vuestra masa daréis a Yehováh ofrenda por vuestras generaciones. 22Y cuando errareis, y no hiciereis todos estos mandamientos que Yehováh ha dicho a Moisés, 23todas las cosas que Yehováh os ha mandado por medio de Moshé, desde el día que Yehováh lo mandó, y en adelante por vuestras edades, 24si el pecado fue hecho por yerro con ignorancia de la congregación, toda la congregación ofrecerá un novillo por holocausto en olor grato a Yehováh, con su ofrenda y su libación conforme a la ley, y un macho cabrío en expiación. 25Y el sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel; y les será perdonado, porque yerro es; y ellos traerán sus ofrendas, ofrenda encendida a Yehováh, y sus expiaciones delante de Yehováh por sus yerros. 26Y será perdonado a toda la congregación de los hijos de Israel, y al extranjero que mora entre ellos, por cuanto es yerro de todo el pueblo.

27Si una persona pecare por yerro, ofrecerá una cabra de un año para expiación. 28Y el sacerdote hará expiación por la persona que haya pecado por yerro; cuando pecare por yerro delante de Yehováh, la reconciliará, y le será perdonado. 29El nacido entre los hijos de Israel, y el extranjero que habitare entre ellos, una misma ley tendréis para el que hiciere algo por yerro. 30Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Yehováh; esa persona será cortada de en medio de su pueblo. 31Por cuanto tuvo en poco la palabra de Yehováh, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella.

32Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en Shabbat. 33Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moshé y a Aarón, y a toda la congregación; 34y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. 35Y Yehováh dijo a Moshé: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. 36Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Yehováh mandó a Moshé.

37Y Yehováh habló a Moshé, diciendo: 38Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. 39Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Yehováh, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. 40Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. 41Yo Yehováh vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Yehováh vuestro Dios.

2

1Y'hoshua hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Yerijó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rajab, y posaron allí. 2Y fue dado aviso al rey de Yerijó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. 3Entonces el rey de Yerijó envió a decir a Rajab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. 4Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. 5Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. 6Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. 7Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Yarden (Jordán), hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.

8Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: 9Sé que Yehováh os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. 10Porque hemos oído que Yehováh hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Yarden (Jordán), a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. 11Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Yehováh vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12Os ruego pues, ahora, que me juréis por Yehováh, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; 13y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. 14Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Yehováh nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.

15Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. 16Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. 17Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. 18He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. 20Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. 21Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.

22Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Y'hoshua hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. 24Y dijeron a Y'hoshua: Yehováh ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

10

1Entonces Yeshúa, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Shim'on, llamado Kefa, y Andrés su hermano; Ya'akov Ben-Zavdai, y Yojanan su hermano; 3Felipe, Bar-Talmai, T'oma, Mattityahu el publicano, Ya'akov Bar-Halfai, Lebeo, por sobrenombre Taddai, 4Shim'on el zelote, y Y'hudah de K'riot, el que también le entregó.

5A estos doce envió Yeshúa, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Y yendo, predicad, diciendo: El Reino de los Cielos se ha acercado. 8Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; 10ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. 11Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. 12Y al entrar en la casa, saludadla. 13Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. 14Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

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