Los Disfraces del Ocultismo

Lo que la Toráh llama abominación, hoy millones de jóvenes lo siguen en TikTok como una moda inofensiva.

Acaso has notado cuántas series, películas y videojuegos giran alrededor de vampiros, zombis, brujería y “gobernadores de las tinieblas”? Incluso muchos superhéroes —antes modelos de virtud— hoy libran batallas “místicas” que romantizan poderes de oscuridad. El ocultismo ya no se presenta como peligro, sino con ropajes intelectuales y elegantes: “energías”, “poderes psíquicos”, “fenómenos paranormales”. Lo que la Escritura llama acciones de huestes espirituales de maldad, nuestra cultura lo empaqueta como entretenimiento o “ciencia alternativa”. Nada de esto es nuevo: estas fuerzas han existido desde antes de que el primer hombre pisara la tierra.

Una contradicción absurda

Mientras la ciencia y la tecnología alcanzan hitos impensados, crece el interés por lo esotérico. Datos recientes muestran que 3 de cada 10 adultos en EE. UU. consultan al menos una vez al año la astrología, el tarot o a los adivinos, y alrededor de 27% cree en la astrología (Pew Research, mayo 21, 2025).  Esto no es un fenómeno marginal ni exclusivo de “no religiosos”; ya en 2018 Pew había reportado que 6 de cada 10 estadounidenses aceptaban al menos una creencia de “Nueva Era” (psíquicos, energía en objetos, reencarnación o astrología). 

Exposición desde la niñez

Desde tierna edad hemos sido expuestos a horóscopos, a “juegos inocentes” de magia, a la adivinación, a la lectura del cigarrillo o de la mano. Hoy, caricaturas, historietas y películas familiares normalizan la hechicería y otros contenidos contrarios a las Escrituras, presentándolos como una diversión inofensiva.

En este contexto surge también “WitchTok”, una tendencia dentro de la red social TikTok que reúne miles de millones de visualizaciones en videos de hechizos, tarot, astrología, cristales mágicos y rituales. Lo que antes estaba escondido en libros de ocultismo hoy se presenta como diversión juvenil o estilo de vida alternativo, y de esta manera muchos adolescentes y jóvenes consumen tales contenidos como entretenimiento sin notar que son puertas abiertas a las esferas oscuras del engaño espiritual y una preparación cultural para aceptar lo que la Escritura llama abominación.

Ceremonias públicas y controversias recientes

No se trata solo de pantallas. Eventos masivos han incorporado simbología que muchos perciben como abiertamente blasfema u “ocultista”. En 2024, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París incluyó un escenario que evocó La Última Cena, lo que provocó críticas del Vaticano y sectores cristianos; los organizadores discretamente se disculparon por la ofensa causada. 

Otro ejemplo contundente fue la inauguración del túnel de San Gotardo en Suiza (2016). Con más de 600 actores, la ceremonia incluyó escenas grotescas, figuras semidesnudas, máscaras demoníacas y la aparición de un “hombre-cabra”, símbolo asociado a Bafomet. Aunque los organizadores lo justificaron como “arte cultural” inspirado en mitos alpinos y en el sacrificio humano durante la construcción, la connotación satánica era evidente a los ojos de millones de espectadores. Con el tiempo, este espectáculo se difundió en redes atribuyéndolo erróneamente a la inauguración del CERN, lo cual es falso. No obstante, el hecho real confirma hasta qué punto el ocultismo ha dejado de ser clandestino para mostrarse con beneplácito oficial bajo el disfraz de entretenimiento.

¿Qué está pasando en el corazón?

C. S. Lewis advirtió que hay “dos errores iguales y opuestos respecto a los demonios: negar su existencia o interesarse en ellos de modo insano” (Cartas del diablo a su sobrino).  Nuestra generación hace ambas cosas a la vez: racionaliza lo espiritual cuando conviene y, al mismo tiempo, se sumerge en prácticas que abren puertas a la esclavitud.

La voz de la Toráh

“No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o su hija por el fuego, ni quien practique adivinación ni hechicería, ni sortílego, ni encantador, ni médium, ni evocador de muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable a Yehováh…”
Devarim/Deuteronomio 18:10-12

La instrucción es clara. La curiosidad por “lo oculto” conlleva el riesgo real del engaño y, con él, cadenas difíciles de romper.

Consecuencias en la vida real

No hablamos solo de teoría. Muchos hogares se han fracturado cuando, por celos o inseguridades, uno de los cónyuges consultó adivinos o trajo “amuletos de buena suerte” a casa. Esos objetos y rituales abren puertas espirituales: se deteriora la comunicación, crecen los celos, la agresión verbal y, muchas veces, la violencia, pero la gente no relaciona estas situaciones con algo que empezó de forma aparentemente inofensiva, curiosa o divertida.

El llamado hoy

  1. Discierne y apártate. No sigas la moda que el mundo aplaude. Si la Escritura lo llama abominación, no lo maquilles de “ciencia”,  “bienestar” o “autoayuda”.

  2. Cierra puertas. Si hay objetos consagrados, prácticas (tarot, limpias, amuletos, invocaciones, rezos, astrología) o “juegos” en tu vida o en tu casa, córtalos y deséchalos. (Hch 19:19 es un buen referente).

  3. Llena el vacío con la Palabra de Yehováh. La obediencia trae luz. La memorización de la Palabra, la oración, el ayuno y la comunión restauran el orden en el hogar.

  4. Protege a los niños. Supervisa los contenidos de lo que ellos están mirando, habla claro sobre lo que la Toráh enseña y modela una fe que no negocia con la oscuridad.

El mundo está normalizando lo oculto, pero el pueblo de Yehováh camina en luz. No te dejes arrastrar por la tendencia; elige la santidad, incluso si eso te hace “ir contra la corriente”.


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