La decadencia moral de Sodoma y Gomorra

En Sodoma, no había vergüenza, ni respeto por lo sagrado. Esa misma mentalidad de relativismo moral, domina nuestro tiempo.

Sodoma ayer… y hoy

En tiempos de Abraham, las ciudades de Sodoma y Gomorra florecían en el fértil valle del Jordán. Había riqueza, abundancia y movimiento. Pero detrás de esa prosperidad, había un corazón lejos del Creador. La comodidad alimentó el orgullo, y el orgullo los hundió en corrupción.

Miles de años después, el mundo parece recorrer el mismo camino: tenemos más información, pero menos sabiduría; más comodidades, pero menos paz; más libertades, pero menos verdad.

Cuando Yehováh vio la maldad de Sodoma, declaró:

“El clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo”

Génesis 18:20

Ese clamor vuelve a oírse hoy, levantado desde una humanidad que ha olvidado los caminos del Creador.

En Sodoma, cada uno hacía lo que bien le parecía. No había vergüenza, ni respeto por lo sagrado. Esa misma mentalidad domina nuestro tiempo: el relativismo moral. Lo que antes era pecado, hoy se celebra; lo que antes era pureza, hoy se ridiculiza.

Pero el Altísimo no cambia. Su Palabra sigue distinguiendo lo santo de lo profano. Cuando el hombre borra los límites que Dios estableció, se convierte en esclavo de sus propios deseos. Sodoma no fue destruida solo por sus actos, sino por su falta de arrepentimiento.

Lot: cerca, pero no firme

Lot no era perverso, pero eligió vivir cerca del pecado. La Escritura dice que “puso sus tiendas hasta Sodoma”. Poco a poco, lo que estaba lejos llegó hasta su casa. Hoy ocurre lo mismo con muchos creyentes: no participan del mal, pero lo toleran; no lo aprueban, pero callan.

Yehováh tuvo misericordia de Lot, pero su historia nos advierte: no se puede convivir con el pecado sin ser afectado. Su esposa miró atrás… y su familia sufrió las consecuencias de amar lo que Dios aborrece.

Abraham: el corazón que intercede

Mientras el juicio se acercaba, Abraham no pidió la destrucción de Sodoma, sino misericordia:

“¿Destruirás también al justo con el impío?”

Génesis 18:23

Ese es el corazón que Dios busca: no el que condena, sino el que intercede. Hoy necesitamos menos dedos acusadores y más rodillas dobladas; menos críticas y más clamor por salvación. El justo no se alegra del castigo, sino que suplica por los perdidos.

La ruina de Sodoma comenzó por dentro

Sodoma no cayó solo por fuego del cielo; cayó primero desde el corazón. Una sociedad empieza a morir cuando llama “bueno” a lo que Dios llama “malo”.

El profeta Isaías advirtió:

“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!”

Isaías 5:20

Hoy vemos familias fragmentadas, confusión moral y una generación incapaz de distinguir entre verdad y mentira. Pero el Creador siempre guarda un remanente: hombres y mujeres que permanecen firmes, enseñan a sus hijos la verdad y caminan en santidad.

Aún cuando el juicio estaba cerca, Yehováh envió ángeles para rescatar a Lot. Así también hoy, el Creador sigue dando advertencias, oportunidades y tiempo para volver a Él:

“Salid de ella, pueblo mío.”

Apocalipsis 18:4

Su misericordia no ha terminado. No desea destruir, sino salvar. Pero el tiempo de gracia no será eterno. Ahora es el momento de arrepentirse.

Reflexión: Ser luz en medio de Sodoma

El mensaje sigue vivo: la pureza, la justicia y la verdad siguen siendo el camino de vida.

Yeshúa dijo:

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres.”

Mateo 5:16

Aunque el mundo se oscurezca, la luz del justo no se apaga. No miremos atrás como la esposa de Lot. Miremos adelante, hacia el propósito que el Altísimo tiene para quienes le obedecen.

Sodoma fue destruida… pero Abraham siguió caminando con Yehováh. Esa es la invitación para nosotros hoy: caminar en fe, vivir en santidad y ser luz en medio de la confusión.

¡Shalom!

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