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Tatuajes y otras marcas

No haréis sajaduras en vuestra carne a causa de un muerto, ni os haréis marcas de tatuaje en vosotros. Yo, Yehováh.
Levítico 19.28

Hijos sois de Yehováh vuestro Dios. No os sajaréis ni os rasuraréis entre los ojos por causa de un muerto. 
Deuteronomio 14.1

Si bien los pasajes anteriores hablan de tatuajes o marcas (sajaduras o heridas en la piel) por causa de los muertos, es decir como una forma de honrarlos o de hacer luto por ellos, también podemos inferir el pensamiento de Yehováh respecto a tales marcas por otros motivos.

Tengamos presente que somos “hechura suya” y que fuimos “creados a imagen y semejanza de Yehováh”, cosas que nos debieran conducir a reflexionar en el respeto con que debemos tratar nuestros propios cuerpos. Adicionalmente el apóstol Shaúl (Pablo) nos recuerda que fuimos comprados por precio y ahora nuestros cuerpos le pertenecen a Yehováh.

¿No sabéis que vuestro cuerpo es Santuario del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque fuisteis comprados por precio. Honrad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. 1 Corintios 6:19-20

En otras palabras, somos suyos dos veces: Una por creación y otra por redención.

A propósito de los tatuajes, cada día hay más “cristianos” haciéndose tatuajes y marcas en sus cuerpos, por diferentes razones que consideran válidas según su propio criterio. Pero… ¿es lícito tatuarse? La Escritura afirma que esa es una costumbre de origen pagano practicada por la gente en memoria de los muertos; ¿significa esto que podemos tatuarnos por razones diferentes?  Imaginemos un diálogo de Yeshúa al respecto: 

Acercándose uno de sus discípulos le dijo: Señor: ¿Es lícito tatuarse y deformar nuestros cuerpos? Yeshúa respondió:
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No os hagáis ninguna clase de tatuaje ni heridas en el cuerpo por un muerto… Pero yo os digo: Tatuaos y deformaos por otras razones: por amor, por fanatismo, por pasión, etc. etc.

¿Que mal suena eso verdad?  Yehováh nos proveyó de sentido común, para que descubriendo Su Carácter, podamos deducir por extensión lo que es correcto. Si planeas hacer alguna marca en tu cuerpo, te sugiero que primero le preguntes a tu Padre Celestial qué piensa Él; seguramente te dará una clara respuesta. Y antes de hacerte un tatuaje o marca en tu cuerpo te invito a reflexionar en lo siguiente:

    • ¿Quienes comenzaron a hacer populares los tatuajes?
    • ¿Cuáles eran y son los motivos o figuras que usualmente éstas personas se gravan en sus cuerpos?
    • ¿Que clase de mensajes son los más populares?
    • ¿Con quien o quienes te quieres identificar?
    • ¿Sientes libertad de hacerlo sabiendo que fuiste comprado por precio, y que ahora tu cuerpo no es tuyo sino que le pertenece a Yeshúa el Mesías?
    • Hacerse un tatuaje, es hacer grafiti en el Templo del Ruaj Kodesh, porque tú eres una de sus ‘piedras’, si es que realmente estás habitado por él.

Otras cosa muy diferente es haberse tatuado antes de ser rescatado por Yeshúa; tales personas son perdonadas por su pasado, pero tienen la responsabilidad de comenzar una nueva vida conforme a los parámetros de Yehováh.

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Es muy importante considerarnos apartados

Por: Miguel Forero R. -

No seguiréis las costumbres de las naciones que Yo arrojo de delante de vosotros, porque ellos han hecho tales cosas y fueron detestables para mí… Yo soy Yehováh vuestro Dios, que os he apartado de entre los pueblos!  Levítico 20.23-24

A lo largo de cada año hay celebraciones culturales inquistadas en nuestras y que nos presionan y arrastran a practicar yo a participar en cosas que Yehováh nos ha advertido que debemos evitar.

Yisrael, es una nación “apartada” y ahora nosotros, que hemos sido injertados en ella, ¡somos igualmente apartados!

¿Apartados de qué? Del mundo y sus sistemas. ¿Te has dado cuenta que todos ellos: el sistema educativo, el político, el económico, el social y aún el sistema religioso son todos ellos ateos? Así es; porque están organizados con base en el humanismo y no en los parámetros eternos de Yehováh; y lo más grave es que han desarrollado la estrategia de educar a las generaciones nuevas para asegurarse de que en poco tiempo, sus enseñanzas hayan desplazado la Verdad que hemos heredado a precio de sangre.

De la misma manera que Yehováh necesitaba que Yisrael se mantuviera sin contaminación para poder enviar al Mesías a través de su linaje, ahora que estamos al final de los tiempos, Yehováh requiere que haya hijos suyos capaces de mantenerseapartados y sin contaminación‘; hijos que adoptan como su estándar de vida, el mismo que está establecido en su Reino, es decir su Toráh revelada, con el propósito de llevar a cabo su plan para el establecimiento de lo que realmente será “Un Nuevo Orden Mundial”, es decir Su Reino en la Tierra.

Nosotros hemos de juzgar a los ángeles. Pero no podremos hacerlo si mantenemos una actitud de indiferencia, de descuido, o de rebeldía y desobediencia a sus instrucciones. Ningún argumento cuenta: si hemos de ser útiles en Su plan, hemos de vivir sin reparos en obediencia a Su Palabra, aunque eso signifique soledad, crítica y rechazo de quienes nos rodean.

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La tragedia de vender la Verdad

Bilam (Balaam) nos recuerda a aquellas personas que conociendo cuál es la verdad y qué es lo correcto, insisten en preguntar si de pronto hay una excepción, para ellas hacer lo que en realidad desean.

La historia de Bilam (Balaam) es más que un relato pintoresco sobre un profeta pagano y un asno que habla. Es un profundo estudio sobre la ambición, el autoengaño y las consecuencias de torcer la voluntad de Dios. En esta porción, Yehováh nos revela cómo incluso personas dotadas de habilidades espirituales —como Bilam, que hablaba con Elohim— pueden corromperse si su corazón se vende a intereses personales.

El poder de las palabras: bendición o maldición

Bilam sabía que las palabras tienen poder. Y hoy, como entonces, vivimos en una sociedad donde las palabras siguen moldeando destinos. En redes sociales, medios y gobiernos, se lanzan bendiciones o maldiciones culturales que forman identidades y decisiones.

Proverbios 18:21 dice:

“La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”

La bendición de Yehováh es irrevocable:

“No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Yehováh su Elohim está con él…”Números 23:21

Sin embargo, Bilam intentó maldecir por interés económico, aún sabiendo que no podía cambiar el decreto divino. ¿Cuántos hoy hacen lo mismo, vendiendo su influencia —espiritual o política— a cambio de honor, poder o dinero?

Preguntar lo que ya fue revelado: un camino peligroso

Bilam sabía que Yehováh no quería que fuera con los mensajeros de Balak, pero volvió a preguntar. Muchos hoy caen en el mismo error: en lugar de obedecer lo ya revelado en la Torá, buscan reinterpretarlo para justificar sus deseos. Pero la voluntad de Yehováh no está sujeta a consulta.

Yehováh no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Habla y no cumple?”
Números 23:19

Esta actitud recuerda a quienes, conociendo los mandamientos sobre moralidad, Shabbat, justicia o idolatría, preguntan: “¿Realmente esto es necesario hoy?” Buscan una “nueva revelación” que les permita transgredir sin sentirse culpables. Así fue el camino de Bilam… y terminó en muerte (Números 31:8).

Casos contemporáneos: Profetas por conveniencia

Hoy en día vemos muchos “profetas modernos” que, como Bilam, profetizan conforme al viento del momento. Promueven doctrinas atractivas pero torcidas, que complacen al pueblo y a sus patrocinadores, no a Yehováh.

Un caso claro: ministros que, para no incomodar, aprueban la ideología de género o el matrimonio entre personas del mismo sexo, ignorando la clara instrucción de las Escrituras (Levítico 18:22, Romanos 1:26-27).

También están quienes comercializan “bendiciones” o “palabras proféticas” por dinero, manipulando a los ingenuos para obtener ganancias. El N.T. habla de ellos:

“Por codicia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.”
2 Pedro 2:3

Yeshúa fue contundente:

“No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre.”
Mateo 7:21

El Shabbat como ejemplo de un decreto eterno

Muchos argumentan que el Shabbat fue abolido o que es irrelevante en nuestros días. Pero fue establecido desde el principio (Génesis 2:2-3) y será observado en el Reino (Isaías 66:23). Preguntar si aún está vigente es como cuestionar si el sol sigue saliendo. Yeshúa mismo lo respetó (Lucas 4:16), y nunca enseñó su abolición.

“No penséis que vine a anular la Ley o los Profetas; no vine a abolir, sino a dar cumplimiento.”Mateo 5:17

¿Acaso no es claro? ¿Qué parte de esto necesita interpretación?

Aplicación práctica: ¿A quién servimos realmente?

En tiempos de confusión, el llamado es a tomar postura. ¿Seguiremos como Bilam, aparentando obediencia mientras anhelamos lo que el mundo ofrece? ¿O actuaremos como Pinjás, que con celo santo defendió la santidad de Yehováh?

“No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Mateo 6:24

Esta época no es para ser neutrales ni cobardes. Estamos rodeados de corrupción moral, espiritual y cultural. ¿Guardaremos silencio mientras marchan los desfiles del orgullo, los falsos profetas se enriquecen y los valores bíblicos se pisotean?

Volvamos a la obediencia radical

Bilam fue un hombre dotado de dones, pero terminó en desgracia porque su corazón no fue íntegro ante Yehováh. Que no nos ocurra lo mismo. La obediencia no se negocia. Volvamos a los caminos antiguos, a la Toráh, y escuchemos al verdadero Mesías: Yeshúa, el Hijo obediente.

“Así dice Yehováh: paraos en los caminos y mirad, preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.”
Jeremías 6:16