No mañana, hoy: renueva tu compromiso
Deuteronomio 29:10 30:20
Parashá Nitzavim

La porción Nitzavim nos muestra a todo Israel reunido —líderes, ancianos, hombres, mujeres, niños y extranjeros— para renovar el pacto con Yehováh. Moshé recalca que este pacto no es solo con los presentes, sino también con quienes aún no habían nacido, dejando claro que el llamado es generacional. Advierte con firmeza que quien se aparte para seguir otros dioses traerá sobre sí maldición, exilio y destrucción, pero también anuncia una esperanza gloriosa: si el pueblo recapacita, vuelve a Yehováh y guarda Sus mandamientos, Él los recogerá de todas las naciones, los restaurará, multiplicará y circuncidará su corazón para que puedan amarle plenamente. Este mandamiento no es imposible ni inaccesible, está cerca, en nuestra boca y en nuestro corazón para que lo cumplamos. Finalmente, Moshé presenta la gran elección: vida o muerte, bendición o maldición. El mensaje es urgente: “Escoge la vida”, ama a Yehováh, escucha Su voz y aférrate a Él, para que vivas tú y tu descendencia.
El Texto de la Biblia RVAH
Encuentra aquí las lecturas completas de la Torá, la Haftará (Profetas) y los Evangelios correspondientes a esta parashá, en la versión Reina-Valera-Hebraica, actualizada con los nombres de Yehováh y Yeshúa.
TORAH | Deuteronomio 29:10 - 30:20
29:10
Vosotros todos estáis hoy en presencia de Yehováh vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel; 11vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; 12para que entres en el pacto de Yehováh tu Dios, y en su juramento, que Yehováh tu Dios concierta hoy contigo, 13para confirmarte hoy como su pueblo, y para que Él te sea a ti por Dios, de la manera que Él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Yitsjak y Ya'akov. 14Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, 15sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Yehováh nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.
16Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Mitsrayim (Egipto), y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado; 17y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. 18No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Yehováh nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, 19y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. 20No querrá Yehováh perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Yehováh y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Yehováh borrará su nombre de debajo del cielo; 21y lo apartará Yehováh de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley. 22Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Yehováh la habrá hecho enfermar 23(azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Yehováh destruyó en su furor y en su ira); 24más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Yehováh a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? 25Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Yehováh el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Mitsrayim, 26y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. 27Por tanto, se encendió la ira de Yehováh contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro; 28y Yehováh los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.
29Las cosas secretas pertenecen a Yehováh nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta Torá.
30
1Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Yehováh tu Dios, 2y te convirtieres a Yehováh tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3entonces Yehováh hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Yehováh tu Dios. 4Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Yehováh tu Dios, y de allá te tomará; 5y te hará volver Yehováh tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. 6Y circuncidará Yehováh tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Yehováh tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. 7Y pondrá Yehováh tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. 8Y tú volverás, y oirás la voz de Yehováh, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 9Y te hará Yehováh tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Yehováh volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10cuando obedecieres a la voz de Yehováh tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la Torá; cuando te convirtieres a Yehováh tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
11Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? 13Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? 14Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
15Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16porque yo te mando hoy que ames a Yehováh tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Yehováh tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. 17Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, 18yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. 19A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20amando a Yehováh tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a Él; porque Él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Yehováh a tus padres, Abraham, Yitsjak y Ya'akov, que les había de dar.
PROFETAS | Isaías 61:10-63:9
61:10
10En gran manera me gozaré en Yehováh, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. 11Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Adonai Yehováh hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.
62
1Por amor de Sion no callaré, y por amor de Yerushalayim no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. 2Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Yehováh nombrará. 3Y serás corona de gloria en la mano de Yehováh, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. 4Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá (mi deleite está en ella), y tu tierra, Beula (desposada); porque el amor de Yehováh estará en ti, y tu tierra será desposada. 5Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
6Sobre tus muros, oh Yerushalayim, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Yehováh, no reposéis, 7ni le deis tregua, hasta que restablezca a Yerushalayim, y la ponga por alabanza en la tierra. 8Juró Yehováh por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; 9sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Yehováh; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi Santuario.
10Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11He aquí que Yehováh hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con Él, y delante de Él su obra. 12Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Yehováh; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.
63
1¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. 2¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He pisado Yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. 5Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. 6Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.
7De las misericordias de Yehováh haré memoria, de las alabanzas de Yehováh, conforme a todo lo que Yehováh nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la Casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. 8Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9En toda angustia de ellos Él fue angustiado, y el Ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.
Evangelios | Romanos 9:30 - 10:13
Romanos 9:30
¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, tropezaron pues en la piedra de tropiezo, 33como está escrito:
He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;
y el que creyere en él, no será avergonzado.
10
1Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Yehováh por Israel, es para salvación. 2Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Yehováh, pero no conforme a ciencia. 3Porque ignorando la justicia de Yehováh, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Yehováh; 4porque el objetivo de la Torá es el Mesías, para justicia a todo aquel que cree.
5Porque de la justicia que es por la Torá, Moisés escribe así: "El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas." 6Pero la justicia que es por la fe dice así: "No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?" (esto es, para traer abajo al Mesías); 7o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir al Mesías de entre los muertos). 8Mas ¿qué dice? "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón". Esta es la palabra de fe que predicamos: 9que si confesares con tu boca que Yeshúa es El Señor, y creyeres en tu corazón que Yehováh le levantó de los muertos, serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11Pues la Escritura dice: Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado. 12Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13porque todo aquel que invocare el nombre de Yehováh, será salvo.
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