Cuando lo Sobrenatural se Manifiesta

Números 22:2 – 25:9
Parashá Balak

La vaca roja fue designada como sacrificio para purificación

Entre Bendiciones y Trampas

Balak, rey de Moav, teme a Israel y contrata al adivino Bilam para maldecir al pueblo. Aunque Bilam intenta cumplir el encargo, Yehováh le impide maldecirlos y, en cambio, pronuncia bendiciones. En una de sus profecías declara: “¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Israel!”. A pesar de no poder maldecirlos, Bilam aconseja inducir a Israel al pecado con mujeres moabitas y madianitas, lo que provoca una plaga. Pinjás, con celo por Yehováh, detiene la ira divina al ejecutar juicio justo, salvando a Israel del castigo total.

El Texto de la Biblia RVAH

Encuentra aquí las lecturas completas de la Torá, la Haftará (Profetas) y los Evangelios correspondientes a esta parashá, en la versión Reina-Valera-Hebraica, actualizada con los nombres de Yehováh y Yeshúa.

2Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo. 3Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel. 4Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab. 5Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí. 6Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

7Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac. 8El les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según Yehováh me hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. 9Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo? 10Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 11He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo. 12Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es. 13Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros. 14Y los príncipes de Moab se levantaron, y vinieron a Balac y dijeron: Balaam no quiso venir con nosotros.

15Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los otros; 16los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí; 17porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo. 18Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande. 19Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Yehováh. 20Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.

21Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. 22Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Yehováh se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. 23Y el asna vio al ángel de Yehováh, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. 24Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. 25Y viendo el asna al ángel de Yehováh, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla. 26Y el ángel de Yehováh pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda. 27Y viendo el asna al ángel de Yehováh, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. 28Entonces Yehováh abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? 29Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! 30Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No.

31Entonces Yehováh abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Yehováh que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. 32Y el ángel de Yehováh le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. 33El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva. 34Entonces Balaam dijo al ángel de Yehováh: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. 35Y el ángel de Yehováh dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.

36Oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, que está al extremo de su territorio. 37Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte? 38Balaam respondió a Balac: He aquí yo he venido a ti; mas ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré. 39Y fue Balaam con Balac, y vinieron a Quiriat-huzot. 40Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes que estaban con él.

41El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.

23

1Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 2Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. 3Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto. 4Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. 5Y Yehováh puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 6Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. 7Y él tomó su parábola, y dijo:

De Aram me trajo Balac,
rey de Moab, de los montes del oriente;
ven, maldíceme a Ya'akov,
y ven, execra a Israel.
8¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
9Porque de la cumbre de las peñas lo veré,
y desde los collados lo miraré;
he aquí un pueblo que habitará confiado,
y no será contado entre las naciones.
10¿Quién contará el polvo de Ya'akov,
o el número de la cuarta parte de Israel?
Muera yo la muerte de los rectos,
y mi postrimería sea como la suya.

11Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. 12El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?

13Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. 14Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 15Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. 16Y Yehováh salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 17Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Yehováh? 18Entonces él tomó su parábola, y dijo:

Balac, levántate y oye;
escucha mis palabras, hijo de Zipor:
19Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará? habló, ¿y no lo ejecutará?
20He aquí, he recibido orden de bendecir;
el dio bendición, y no podré revocarla.
21No ha notado iniquidad en Jacob,
ni ha visto perversidad en Israel.
Yehováh su Dios está con él,
y júbilo de rey en él.
22Dios los ha sacado de Egipto;
tiene fuerzas como de búfalo.
23Porque contra Jacob no hay agüero,
ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
24He aquí el pueblo que como león se levantará,
y como león se erguirá;
no se echará hasta que devore la presa,
y beba la sangre de los muertos.

25Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. 26Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Yehováh me diga, eso tengo que hacer? 27Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas. 28Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. 29Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 30Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

24

1Cuando vio Balaam que parecía bien a Yehováh que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto; 2y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. 3Entonces tomó su parábola, y dijo:

Dijo Balaam hijo de Beor,
y dijo el varón de ojos abiertos;
4dijo el que oyó los dichos de Dios,
el que vio la visión del Omnipotente;
caído, pero abiertos los ojos:
5¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Ya'akov,
tus habitaciones, oh Israel!
6Como arroyos están extendidas,
como huertos junto al río,
como áloes plantados por Yehováh,
como cedros junto a las aguas.
7De sus manos destilarán aguas,
y su descendencia será en muchas aguas;
enaltecerá su rey más que Agag,
y su reino será engrandecido.
8Dios lo sacó de Egipto;
tiene fuerzas como de búfalo.
Devorará a las naciones enemigas,
desmenuzará sus huesos,
y las traspasará con sus saetas.
9Se encorvará para echarse como león,
y como leona; ¿quién lo despertará?
Benditos los que te bendijeren,
y malditos los que te maldijeren.

10Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces. 11Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Yehováh te ha privado de honra. 12Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo: 13Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Yehováh, eso diré yo? 14He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días. 15Y tomó su parábola, y dijo:

Dijo Balaam hijo de Beor,
dijo el varón de ojos abiertos;
16dijo el que oyó los dichos de Yehováh,
y el que sabe la ciencia del Altísimo,
el que vio la visión del Omnipotente;
caído, pero abiertos los ojos:
17Lo veré, mas no ahora;
lo miraré, mas no de cerca;
saldrá ESTRELLA de Ya'akov,
y se levantará cetro de Israel,
y herirá las sienes de Moab,
y destruirá a todos los hijos de Set.
18Será tomada Edom,
será también tomada Seir por sus enemigos,
e Israel se portará varonilmente.
19De Ya'akov saldrá el dominador,
y destruirá lo que quedare de la ciudad.
20Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo:
Amalec, cabeza de naciones;
mas al fin perecerá para siempre.
21Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo:
Fuerte es tu habitación;
pon en la peña tu nido;
22porque el ceneo será echado,
cuando Asiria te llevará cautivo.
23Tomó su parábola otra vez, y dijo:
¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas?
24Vendrán naves de la costa de Quitim,
y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber;
mas él también perecerá para siempre.

25Entonces se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino.

25

1Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, 2las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. 3Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. 4Y Yehováh dijo a Moshé: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Yehováh delante del sol, y el ardor de la ira de Yehováh se apartará de Israel. 5Entonces Moshé dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor.

6Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moshé y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del Tabernáculo de reunión. 7Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano; 8y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. 9Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.

7El remanente de Ya'akov será en medio de muchos pueblos como el rocío de Yehováh, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres. 8Asimismo el remanente de Ya'akov será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape. 9Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos.

10Acontecerá en aquel día, dice Yehováh, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros. 11Haré también destruir las ciudades de tu tierra, y arruinaré todas tus fortalezas. 12Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros. 13Y haré destruir tus esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te inclinarás a la obra de tus manos. 14Arrancaré tus imágenes de Asera de en medio de ti, y destruiré tus ciudades; 15y con ira y con furor haré venganza en las naciones que no obedecieron.

6

1Oíd ahora lo que dice Yehováh: Levántate, contiende contra los montes, y oigan los collados tu voz. 2Oíd, montes, y fuertes cimientos de la tierra, el pleito de Yehováh; porque Yehováh tiene pleito con su pueblo, y altercará con Israel.

3Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí. 4Porque Yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moshé, a Aarón y a Miriam. 5Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Yehováh.

6¿Con qué me presentaré ante Yehováh, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7¿Se agradará Yehováh de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Yehováh de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

21

1Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Yeshúa envió dos discípulos, 2diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 3Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. 4Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

5Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu Rey viene a ti,
manso, y sentado sobre una asna,
sobre un pollino, hijo de animal de carga.

6Y los discípulos fueron, e hicieron como Yeshúa les mandó; 7y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. 8Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. 9Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! 10Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? 11Y la gente decía: Este es Yeshúa el profeta, de Nazaret de Galilea.

Podcast Balak - Balac

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