Así como el mundo físico fue ordenado por la palabra divina, la nueva creación —la restauración del hombre— comienza también con esa misma palabra encarnada en acción y verdad.
El primer capítulo de la Torá no es un relato poético del origen del cosmos, sino una <strong>revelación del orden divino</strong>. Todo comienza con una sola palabra: <em>Bereshit</em> — “en el principio”. Esta palabra abre la historia de la creación, donde Elohim habla y el mundo cobra forma. Cada versículo es un acto de comunicación, un mandato que establece límites, funciones y propósito.
Bereshit: el principio del orden
El primer versículo — “En el principio creó Elohim los cielos y la tierra” — no explica el “cómo”, sino el “quién” y el “por qué”. En el caos inicial (tohu va-bohu) no había estructura ni dirección, hasta que la voz del Creador rompió el silencio: “Y dijo Elohim: Sea la luz.” Desde ese momento, cada cosa existe porque fue hablada.
Las diez declaraciones de Elohim
En Génesis capítulo 1, la expresión “Y dijo Elohim” (וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים) aparece exactamente diez veces. Cada declaración produce un acto creativo distinto. Estas son las “Aseret Ma’amarot” — las diez declaraciones con las cuales el mundo fue establecido:
# | Versículo | Texto hebreo | Resumen |
---|---|---|---|
1 | Génesis 1:3 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים יְהִי אוֹר | “Sea la luz.” |
2 | Génesis 1:6 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים יְהִי רָקִיעַ | “Haya expansión entre las aguas.” |
3 | Génesis 1:9 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים יִקָּווּ הַמַּיִם | “Reúnanse las aguas y aparezca lo seco.” |
4 | Génesis 1:11 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים תַּדְשֵׁא הָאָרֶץ | “Produzca la tierra vegetación.” |
5 | Génesis 1:14 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים יְהִי מְאֹרוֹת | “Sean lumbreras en el cielo.” |
6 | Génesis 1:20 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים יִשְׁרְצוּ הַמַּיִם | “Produzcan las aguas seres vivientes.” |
7 | Génesis 1:24 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים תּוֹצֵא הָאָרֶץ | “Produzca la tierra seres vivientes.” |
8 | Génesis 1:26 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים נַעֲשֶׂה אָדָם | “Hagamos al hombre.” |
9 | Génesis 1:28 | וַיֹּאמֶר לָהֶם אֱלֹהִים | “Y les dijo Elohim (bendición al hombre).” |
10 | Génesis 1:29 | וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים הִנֵּה נָתַתִּי לָכֶם | “He aquí, os he dado toda planta.” |
Diez declaraciones para fundar el mundo físico — diez devarim (palabras) para establecer el mundo moral. No es coincidencia que los Diez Mandamientos también se llamen en hebreo Aseret haDevarim — las “Diez Palabras”. La Torá repite el patrón: la creación del mundo y la creación del pacto están ambas basadas en la palabra divina.
“Por la palabra de Yehováh fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de Su boca.” — Salmo 33:6
Los dos tríos de días
El relato de la creación también revela una estructura de dos grupos de tres días, seguidos por el séptimo día de reposo. Los primeros tres días establecen estructuras y los segundos tres días las llenan. El orden precede a la función.
Días 1–3 | Días 4–6 |
---|---|
Día 1: Luz y oscuridad — separación del día y la noche. | Día 4: Lumbreras que gobiernan el día y la noche. |
Día 2: Separación de las aguas superiores e inferiores. | Día 5: Peces y aves que llenan las aguas y los cielos. |
Día 3: Tierra firme y vegetación. | Día 6: Animales y humanidad que habitan la tierra. |
Este paralelismo muestra que el Creador no sólo produce materia, sino que asigna propósito. La creación no es caótica; es pedagógica. Cada día tiene correspondencia, y todo se orienta hacia el séptimo día, donde el Creador descansa y contempla Su obra.
La Vav que une toda la Creación
Casi cada versículo de Génesis 1 comienza con la letra ו (Vav) — “y”. En hebreo, esta conjunción une cada acción a la anterior, mostrando continuidad: “Y dijo… y vio… y separó… y bendijo…”. El universo entero se presenta como una frase continua, una secuencia perfecta sostenida por la palabra de Elohim.
El mensaje es claro: la creación es un discurso, no una serie de eventos desconectados. Todo está unido por esa Vav — el hilo invisible de la voz divina.
“En el principio era la Palabra” — el eco de Génesis en el Evangelio de Juan
Siglos después, el apóstol Juan comenzó su evangelio con una reflexión que suena como un eco directo de Bereshit:
“En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Elohim, y la Palabra era Elohim. Ella estaba en el principio con Elohim. Todas las cosas por ella fueron hechas, y sin ella nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” — Juan 1:1–4
Juan no está escribiendo filosofía griega. Está haciendo un midrash hebreo sobre Génesis 1. Donde Moisés escribió: “Y dijo Elohim: Sea la luz”, Juan interpreta: “La Palabra de Elohim es la luz”. El Mesías es presentado como la davar viviente, la manifestación activa de la voz creadora que habló al principio. La misma luz que brilló en el primer día es ahora la luz que ilumina al ser humano y lo restaura del caos.
Así como el mundo físico fue ordenado por la palabra divina, la nueva creación —la restauración del hombre— comienza también con esa misma palabra encarnada en acción y verdad. En Bereshit, la palabra trajo existencia; en el evangelio, la palabra trae vida. Ambos comienzan con la misma frase: “En el principio”, recordándonos que la historia del Creador con Su creación es una sola historia, escrita con la misma voz.
Reflexión final
Bereshit no describe sólo el comienzo del mundo, sino el modelo de toda existencia: hablar con propósito, ordenar el caos y descansar en el cumplimiento. Elohim crea hablando, separando y bendiciendo. Su palabra sigue sosteniendo todo lo que existe.
Así como el universo fue formado por diez declaraciones, también nuestras vidas se transforman cuando respondemos a las palabras de Su instrucción. La creación fue el primer acto de obediencia: la materia escuchó y obedeció la voz del Creador.