Disciplina

¿Debo ser amigo? o… Padre de mis hijos

Deuteronomio 21:18-21

Hoy los padres evitan disciplinar a sus hijos porque sienten que podrían perder su afecto al contrariarles y prefieren “ser amigos” de ellos. Pero ese no es el mandamiento de nuestro Creador y Señor. Los padres más que amigos, son modelos y representan la autoridad de Yehováh en la vida de los hijos; su responsabilidad es guiarlos, educarlos, amonestarlos, disciplinarlos y equiparlos para enfrentar un mundo cruel, decadente y corrupto, lo cual no se puede lograr simplemente  siendo “amigo” de sus hijos.

La responsabilidad respecto a la formación de los hijos era tal, que si el hijo, luego de haber sido disciplinado y reconvenido varias veces, insistía en mantenerse siendo glotón, borracho y rebelde, debería ser denunciado  por sus propios padres antes las autoridades para que le fuera aplicada ¡la pena capital!  ¡Terrible! Sin embargo, no aparece en la Biblia historia alguna donde esto haya tenido que llevarse a cabo, y si fue así, debió ser una gran prueba de obediencia a Yehováh. Lo cierto es que el riesgo de que eso sucediera, muy seguramente alertaba a los hijos para que respetaran y obedecieran a sus padres, como era lo debido.

Hoy sigue siendo una responsabilidad indelegable, formar a nuestros hijos, lo cual sucede en el hogar. Es una tarea que muchos han delegado a las escuelas u organizaciones culturales o deportivas. Pero el carácter se forma con el ejemplo y con una disciplina firme que solo los padres pueden aplicar.

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זֶרַע – La semilla

Una semilla en suelo fértil y la descendencia de un hombre. Ambas expresiones tienen una raíz común en el hebreo: la palabra zera (זֶרַע).

Zera significa semilla y aparece por primera vez en las escrituras en Genesis 1:11:

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla (zera); árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 

La semilla es el componente esencial de las plantas para poder reproducirse. Tiene toda la información genética necesaria para poder producir una planta o un árbol, que a su vez, cuando madure y produzca fruto, producirá una planta o árbol exactamente igual a sus antecesores.

Es por eso que, bíblicamente hablando, cada hombre posee zera dentro de sí. Este es el mecanismo por el cual el ser humano, tal como las plantas y los animales, se reproduce.

Es por esto que la descendencia de un hombre es llamada también zera.

Génesis 15:5: (Yehováh) lo llevó fuera (a Abraham), y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu zera (tu descendencia).

Mujer con flujo

Si solamente tocare su manto…

20 de Agosto, Semana 27

Mt :10-23; Mr 5:24-34; Lc 8:42-48

Por: Harold Calvo  -  

En esta semana nos encontramos en la Cronología de los Evangelios con el relato de la mujer enferma de flujo de sangre.  Este evento es muy conocido debido a la fe que esta mujer tuvo, al punto que el mismo Yeshúa le dijo “tu fe te ha sanado” (Mt 9:22). Sin embargo, uno de los aspectos más interesantes acerca de este relato es ¿cómo sabía esta mujer que “si tocare solamente el manto de Yeshúa” ella sería sana? (Mt 9:28).

El profeta Malaquías había exclamado una profecía mesiánica que era conocida por Israel aún en el primer siglo. Echemos un vistazo al contenido de dicha profecía:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación. Malaquías 4:2b.

El “Sol de justicia” es una referencia al Mesías y sus “alas” o kanaph -en hebreo- una referencia a los tzitziot, los cuales eran unos flecos que los hijos de Israel debían de vestir en sus atuendos de acuerdo al mandamiento dado por Yehováh en Números 15:38:

Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.

Esto no significa que el tzitzit contenga un poder especial de sanación ni nada por el estilo. Lo que significaba esta profecía era que el Mesías iba a traer sanidad en sus tzitziot y esta mujer con flujo de sangre lo sabía, por lo cual creyó y recibió su sanidad.

La buena noticia es que el poder sanador que el Padre manifestó en los tiempos de Yeshúa, continúa vigente en la actualidad y mi oración es que usted reciba su sanidad ¡hoy mismo!

Shalom!